Realmente pensé que estaba medio dormido cuando hoy temprano leí esto en La Nacion. La verdad quería compartirlo con todos, por que entre tanto basureo hacia nosotros por parte de los medios, decir que la gente de River estuvo bien y ayudo en el triunfo (algo que en ESTE partido realmente no me parecio je) pero buen… se los dejo
El torneo Clausura
Entre Fabbiani y el público, se encendió una luz de optimismo
Cuando River peor la pasaba, el ingreso del Ogro y el aliento de la gente fueron determinantes para el triunfo
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Lunes 23 de febrero de 2009 | Publicado en edición impresa
[](javascript:void(0))Fabbiani, otra vez importante, aguanta la pelota ante la marca de Raymonda; para la gente, ya es un ídolo Foto: Gerardo Horovitz
Por Nicolás Balinotti
De la Redacción de LA NACION
Estuvo astuto Néstor Gorosito cuando echó mano de lo que había en el banco de los suplentes. Recurrió a Cristian Fabbiani, con el simbolismo de buen ánimo que ello significa, justo cuando River la pasaba mal y Banfield golpeaba las puertas del empate. El ingreso del Ogro, a los 16 minutos del segundo tiempo, rescató al equipo de una desorientación peligrosa, en la que corrió peligro la exigua ventaja que había logrado a través de Matías Abelairas. La presencia del delantero fue como una bofetada que despertó a sus compañeros y que, además, encendió al público, que alentó con ímpetu a pesar de la falta de respuestas que se exhibía desde la cancha.
La comunión de Fabbiani y la gente es asombrosa. Desde su llegada a Núñez, el N° 23 apenas jugó 93 minutos, 64 en el torneo local y 29 en la Copa Libertadores. ¿Acaso alguna vez un jugador se había convertido en ídolo de River habiendo jugado tan poco? Seguramente, no. Tal vez la explicación sea que el hincha percibe en Fabbiani cómo se encarna la pasión por la camiseta riverplatense.
En la jornada de ayer, la gente y el Ogro encendieron una luz de optimismo que alumbró a River en los momentos más oscuros. Fueron los soportes de una victoria que requirió de elaboración y del esfuerzo de todos.
En la primera acción de la que participó Fabbiani, le quitó la pelota a Ariel Broggi y se animó a practicar un taco, un ribete decorativo que comienza a ser una marca registrada del delantero. También se cruzó con Santiago Raymonda, que intentó sacarle la pelota desde atrás.
Pero su participación no se limitó a ello. Colaboró en defensa, sobre todo en el juego aéreo, y fue el estratega en la jugada del segundo gol, marcado por Radamel Falcao después de una habilitación suya. Mientras tanto, le gente aplaudía con furor las acciones del Ogro.
El público le demostró su cariño a Fabbiani exhibiendo caretas verdes de un ogro, una imagen que amenaza con volverse una tradición en Núñez.
Otro lazo sentimental de la simbiosis es la retórica pícara y contestataria que ejerce Fabbiani. Le divierte entrar en juegos dialécticos con los rivales y jamás le teme al rídiculo. La semana que pasó, por ejemplo, inició una crispación permanente con Fabián Cubero por su frustrado pase a Vélez. A veces las intervenciones de Fabbiani se acercan a la pavada y ni siquiera son graciosas. De todos modos, algunos coincidirán en que se trata, simplemente, del folklore del fútbol.
Los hinchas de River volvieron a demostrar su fidelidad, como lo hicieron a lo largo de todo 2008, temporada en la que encabezaron el listado de entradas vendidas, con 360.198. Este año, estimulado por un arranque entusiasmador, el aliento se renueva, con la importancia que eso conlleva.
La noche del domingo fue testigo de una relación que cada vez es más armoniosa: Fabbiani y la gente. Estas fueron las dos partes que sostuvieron el triunfo de River. Jamás faltó aliento, y tampoco faltó el aporte del Ogro, el talismán riverplatense.
1 gol es el que le convirtió Fabbiani a Banfield. Fue con la camiseta de Newell´s, en la 14» fecha del Apertura 2008.