Muchachos, perdon que lo ponga aca, miren la columna insolita de ALEJANDRO BORENSZTEIN para CLARIN, aclaro es de Boca, pero por favor lean el ultimo parrafo.
INCREIBLE INCITACION A LA VIOLENCIA, POR FAVOR los chicos que pueden llegar a algun ambito, este tipo no puede escribir lo que escribio, la dejo aca.
[b]Sin ellos, no seríamos nosotros[/b]
24/06/11
Un hincha de Boca que no quiere que River descienda.
Por[EMAIL="Especial%20para%20Clar%C3%ADn"]Alejandro Borensztein[/EMAIL]
S[i]eñores yo soy de Boca desde la cuna”[/i] . Cualquiera podría decir que, como buen [i] bostero[/i] , deseo ver a River partiendo hacia la B [i]“para nunca, más nunca volver”[/i] . No crean que no lo he pensado, pero después de mucho meditar, prefiero que se salven.
No voy caer en la obviedad de que somos primos y que en el fondo, a los primos se los quiere y todas esas pavadas. Me encanta ganarles, merecida o inmerecidamente. Pocas cosas son tan lindas como una red inflándose por un pelotazo boquense en las espaldas de un arquero de River. Algunos de los mejores recuerdos de mi vida, tienen que ver con eso. Desde la simbólica vuelta olímpica que dí alrededor de mi casa el día que Boca salió campeón en el Monumental con los goles de Madurga, hasta las recientes lágrimas de mis hijos, cuando Palermo les hizo el último gol de su historia, semanas atrás. ¿Hay alguna manera de olvidar el emocionante debut de García Cambón haciéndole 4 goles a River en la primera fecha del 74? ¿O el pelotazo de Suñé en la histórica final del 76? Y mucho más cerca en el tiempo, la eterna media vuelta de Palermo para eliminarlos de la Libertadores en el 2000. O el silencio más ruidoso que jamás se escuchó en la historia del gallinero cuando los volvimos a eliminar en el 2004, sin ningún hincha de Boca en el estadio.
Estas y tantas otras inútiles alegrías se las debo a Boca. Pero también se las debo a River (cuyos hinchas también tendrán su lista de proezas).
Mi pregunta es: ¿Si perdiéramos la excitación de poder ganarles, no perderíamos una de las cosas más lindas que nos pasa a los xeneizes? Sin River, ¿seguiría Boca siendo Boca? Podría vivir sin esas emociones perfectamente. Pero las sigo eligiendo, tal vez porque es una de las tantas maneras de gambetear la idea de la muerte. Cada uno se las arregla con lo que tiene más a mano.
¿Cuántas cosas se justifican precisamente por la existencia de un adversario? Miren si no, lo que pasa en la política. Durante un largo tiempo, el Compañero Jefe enardeció a una parte de la sociedad, y bajo ese fastidio nació una oposición que creció, que se hizo fuerte y que finalmente lo derrotó en 2009. Cada una de sus apariciones alimentó, durante dos años, a un grupo de opositores que se peleaban por ver quién era el guapo que lo iba a derrotar en 2011, seguros de que inexorablemente, a alguno de ellos le iba a tocar. Pero una triste mañana, el Compañero Jefe se fue de la Primera A. Y en ese mismo instante, también se terminó la oposición. Desde entonces, ya nada fue igual. Intentan, se agrupan, se pelean, inventan cosas raras, esperan un milagro. La única realidad es que ya no existen más. Al menos, como se los conocía hasta aquel miércoles de octubre. La oposición sin el Compañero Jefe, ya no es lo mismo. Boca sin River, tampoco lo sería.
Por eso, quiero que se queden. Si es posible, sufriendo un poquito más. Pero que se queden. En el fondo, los necesito.
Quiero seguir escuchando ese bello, épico y anónimo poema de tantos domingos que dice: “como te voy a olvidar, gallina puta lo que te espera, como te voy a olvidar, vas a morir en la Bombonera”.
Por eso queridos primos, “el domingo, cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar ”.
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