Hugo Chavez: Cátedra de payasada

Estando en plena intervención en la cumbre del Grupo de Río, recibe casualmente un informe de último momento con el supuesto testimonio de vida de un antiguo rehén de las FARC, que además lo exhibe en video. Hasta se puede sentir desde la distancia la sensación de alivio de los ahí presentes, mientras sigue hablando de su gesto de buena voluntad para liberar a los rehenes en contraste con el inoportuno ataque de Uribe a territorio ecuatoriano.

Sigue hablando de su gestión humanitaria y casualmente, otra vez, llegan a la sede de la cumbre la madre de Ingrid Betancourt e intermediarios del rescate humanitario, a quienes la seguridad no deja entrar. Intercede públicamente en favor de ellos y los hace sentar a su lado.

Luego se pone en monólogo con varios de los presidentes allí presentes, tratándolos cariñosamente por sus nombres, sin sus cargos ni apellidos, y les hace preguntas difíciles que otra vez él mismo las contesta, no antes sin dejarlos en situación de off said, que solo ayuda a incrementar su extraordinaria sapiencia, sagacidad y don de canchero. Goza de su propósito de hacer un corralito, entre todos a Uribe, y de presentarlo como el único sin-amigos de la reunión.

Por ejemplo, pregunta al presidente del cónclave, el presidente dominicano, sobre el autor de una canción de su país, y mientras el aludido se pone a pensar y buscar ayuda, el ilustrado orador se toma el tiempo de tararear y hasta le alcanza para dar una ayudita a toda la delegación dominicana que se pone en movimiento para identificar al autor nombrado.

Hace bromas con los presidentes de su bloque y los otros responden con carcajadas contenidas, se burla de las denuncias que existen sobre su intervención en otros países y cuenta extensas anécdotas, todas ellas para desacreditar al “enemigo único”. Juega con el micrófono para crear expectativas y se mueve en los pasillos atrayendo a las cámaras.

Finalmente disfruta de su obra de empujar la crisis al extremo, de romper relaciones diplomáticas y obligar a otros a hacer lo mismo; de movilizar sus fuerzas armadas hasta la frontera, y finalmente actuar en la cumbre como el Gran Conciliador y Paloma de la Paz del continente, promoviendo brazos y abrazos para que todo termine en la nada.

Gracias papá Hugo, gracias por manipular a los rehenes, a sus familiares, a los foros internacionales y a la opinión pública. ¡Quien no te conoce que te compre!

Estando en plena intervención en la cumbre del Grupo de Río, recibe casualmente un informe de último momento con el supuesto testimonio de vida de un antiguo rehén de las FARC, que además lo exhibe en video. Hasta se puede sentir desde la distancia la sensación de alivio de los ahí presentes, mientras sigue hablando de su gesto de buena voluntad para liberar a los rehenes en contraste con el inoportuno ataque de Uribe a territorio ecuatoriano.

Sigue hablando de su gestión humanitaria y casualmente, otra vez, llegan a la sede de la cumbre la madre de Ingrid Betancourt e intermediarios del rescate humanitario, a quienes la seguridad no deja entrar. Intercede públicamente en favor de ellos y los hace sentar a su lado.

Luego se pone en monólogo con varios de los presidentes allí presentes, tratándolos cariñosamente por sus nombres, sin sus cargos ni apellidos, y les hace preguntas difíciles que otra vez él mismo las contesta, no antes sin dejarlos en situación de off said, que solo ayuda a incrementar su extraordinaria sapiencia, sagacidad y don de canchero. Goza de su propósito de hacer un corralito, entre todos a Uribe, y de presentarlo como el único sin-amigos de la reunión.

Por ejemplo, pregunta al presidente del cónclave, el presidente dominicano, sobre el autor de una canción de su país, y mientras el aludido se pone a pensar y buscar ayuda, el ilustrado orador se toma el tiempo de tararear y hasta le alcanza para dar una ayudita a toda la delegación dominicana que se pone en movimiento para identificar al autor nombrado.

Hace bromas con los presidentes de su bloque y los otros responden con carcajadas contenidas, se burla de las denuncias que existen sobre su intervención en otros países y cuenta extensas anécdotas, todas ellas para desacreditar al “enemigo único”. Juega con el micrófono para crear expectativas y se mueve en los pasillos atrayendo a las cámaras.

Finalmente disfruta de su obra de empujar la crisis al extremo, de romper relaciones diplomáticas y obligar a otros a hacer lo mismo; de movilizar sus fuerzas armadas hasta la frontera, y finalmente actuar en la cumbre como el Gran Conciliador y Paloma de la Paz del continente, promoviendo brazos y abrazos para que todo termine en la nada.

Gracias papá Hugo, gracias por manipular a los rehenes, a sus familiares, a los foros internacionales y a la opinión pública. ¡Quien no te conoce que te compre!