“Cuando llegué acá no me conocía nadie”
Luego de seis meses parado y “muy tristes”, Gerlo se fue en silencio a España y recuperó la felicidad en Real Unión: “Necesitaba jugar”.
Allá en España, su apodo es de lo más común. Aunque, claro, seguido por el apellido, dicho todo de corrido, cambia su significado si se lo compara con lo que sucede acá en la Argentina. Muchas cosas se han modificado en la vida de Paco Gerlo, o Pato Marlo si se tradujera de allí para aquí. Aun sin la necesidad de aprender un nuevo idioma, a Danilo todavía le cuesta la adaptación a una realidad totalmente opuesta a la que vivió durante sus cinco años en River. “Es todo muy diferente, como que acá no existe esa locura por el fútbol. A la cancha van cinco, quizá diez mil personas, y cuando venís de jugar en el Monumental con 50 mil hinchas, al principio te choca un poco”, explica el defensor que, a los 30 años, tuvo que volver a empezar. “Necesitaba jugar. Pasé seis meses muy tristes, pero ahora me siento feliz y estoy con el entusiasmo de siempre”, se sincera quien regresó a las canchas con la camiseta de Real Unión, un equipo vasco que ascendió para esta temporada en la que marcha penúltimo de la Segunda División española. Aunque, ojo, Paquito va invicto: disputó los 90’ del 0-0 con el Recreativo y los primeros 45’ del 2-1 al Albacete, hasta que lo frenó una microrrotura muscular en la pierna derecha.
-Fue como que de un día para el otro apareciste jugando en España…
-Es que me vine a las apuradas, solo. Ni siquiera me despedí: fui a mi pueblo, agarré las cosas y me vine. Desaparecí, je. Hace dos semanas llegó mi mujer, ya nos estamos instalando y, como recién ahora tengo teléfono, poco a poco iré hablando con la gente.
-¿Qué es lo que más te está costando en cuanto a lo futbolístico?
-Los entrenamientos… Es que todos los días practicamos sobre césped sintético y es difícil adaptarse a esa superficie: lo siento más que los seis meses que estuve sin jugar.
-¿Y en cuanto a lo otro?
-Uf, se extraña todo, hasta que te insulten, andar renegando… Se extrañan el vestuario, los amigos, la adrenalina. Pero pude volver a jugar. Firmé por cinco meses, que es cuando se vuelve a abrir el mercado.
-Supongo que te recibieron como a una estrella.
-¿¡Qué!? Si cuando llegué acá no me conocía nadie. Una noche, estando solo, salí a caminar por un pueblito y me crucé con un marplatense que me reconoció y me dijo: “¿Gerlo? ¿Qué hacés acá?”.
-¿Lo seguís a River o te da algo de nostalgia?
-Acá no pasan los partidos por televisión, pero sí los engancho por Internet. Sé todo, leo todo. Pero trato de no llamar a los muchachos porque están pasando por un momento difícil y no quiero molestar. Igual, les mando mis saludos a través de Olé y confío en que ellos van a poder sacar esto adelante. Lo deseo de todo corazón y, además, sé que hay buen material.