Familias o amigos, nada se salva de la polarización

Justo hoy salio este articulo de una periodista de nuestro diario chaqueño:

¿Hacia dónde vamos los argentinos?

                        Por: [Mila Dosso](http://www.diarionorte.com/columnista/82525/mila-dosso)


    La política concebida como un ejercicio bélico no reconoce la pluralidad ni la diversidad, por lo que la afirmación de unos supone la muerte de otros.

La sociedad argentina asiste a sucesivas manifestaciones de resentimiento que lastiman, degradan e irritan; una suerte de trama visceral de miedo, amor, odio y violencia de extrema afectividad y, en muchos casos, de suspensión del juicio crítico que media nuestra relación con la realidad y afecta, en consecuencia, la percepción de la misma.

En ese marco, sectores políticos de uno y otro lado, regidos cada vez más por el primitivismo y alimentados por ciertos y harto conocidos medios de comunicación e intereses corporativos y/o sectoriales, asumen y se hacen cómplices de una naturalización y banalización de la violencia en todas sus modalidades.

Esa naturalización produce crecientes y peligrosas expresiones; y una de esas expresiones se llama odio. Los argentinos, hace tiempo, hemos comenzado a odiar y a odiarnos en una espiral que se expande y amenaza con aniquilarnos a todos en una guerra sin cuartel.
Puro odio con olor a dólar, salvaje revanchismo irracional, ira desatada al estilo “matoneril”, que se funda en una sinergia de prejuicios y estereotipos políticos, sociales y culturales, manipulados por una construcción maniquea de la realidad: se es esto o se es lo otro.

No hay grises, no hay términos medios, no hay puntos de encuentro ni acercamiento posibles.
Sucesivos episodios se imponen y redoblan la apuesta como metodología de una oposición cuya única ideología es un desierto monumental de ideas y su ya proverbial y tramposa dialéctica fascistoide que derrama su furia y arrastra a una clase media cargada de fundamentalismos.

Basta ver la catarata de infamantes invocaciones a la muerte del otro, negadora de toda alteridad, que satura las redes sociales y hasta el discurso político (“Ojalá este gobierno caiga”), para tener una aproximación a la magnitud del modo pensar y el significado de los actos de sectores complacientes ante todas las formulaciones destituyentes y diarios bombardeos a la democracia .
Cotidianamente se escribe un diario del odio que se derrama sin contención, sedimentando un sustrato sobre el que se apoya una explosiva carga que puede tornarse incontrolada, incluso para quienes perversamente la alimentan.
Los cuestionamientos de sectores medios y opositores a ciertos rasgos que caracterizan ontológicamente al gobierno y sus errores o vicios - viejos y nuevos- no deberían justificar el odio (“Yo no voté a la Kretina”), un peligroso fenómeno que crecientemente impregna y condiciona toda la actividad política.

El gobierno, por su parte, en lugar de reconsiderar lo que hace, se encierra, desespera y acelera desentendiéndose de las consecuencias de sus actos, como si las ignorase, y omitiendo, como resultante, la rectificación de un rumbo que, en no pocos aspectos, debe ser revisado.

De los grandes grupos corporativos (el capitalismo rapaz que nuestra clase dirigente nos lega) no existen razones para esperar nada, pero del gobierno sí, porque nos pertenece, porque vivimos en democracia, porque es la soberanía popular la que debe prevalecer.

El clivaje político

Hay un concepto propio de la ciencia política y muy práctico para entender esto que estamos viviendo hace ya años en el país. Es el concepto de ’clivaje’. Esto es: una fractura irreconciliable dentro de la sociedad.
Clivaje significa escisión o fractura. Proviene, originariamente, del psicoanálisis. Con él, Lacan (y antes Freud, con su “complejo de Edipo”) describe el ’corte’ o separación que realiza el padre (o quien cumpla esa función) del individuo en la niñez sobre el deseo hacia la madre.

El clivaje político -la fisura social, el odio entre argentinos- olvida lo que nos une. Porque no hay unión posible con el “enemigo”.
Al “enemigo”, a ese que -como dice el filósofo político alemán Carl Schimtt- interpela con su estar ahí la esencia de mi propia existencia, sólo cabe eliminarlo, aunque sea simbólicamente en una discusión de café. Incluso si el que está enfrente es mi mejor amigo.

Los argentinos tenemos que reaprender que en democracia ni siquiera hay un ’otro’ (ese Gran Otro lacaniano): hay, simplemente, ’otros’. Los diferentes. Los que, con todo derecho, piensan y sienten distinto.
Pareciera que en la Argentina de los últimos años cayó un rayo y la fracturó en dos. Hay dos países: el país K y el país anti K. Irreconciliables, en guerra.

Nos dicen que no se puede estar tan polarizados, que hay matices, puntos intermedios. No es cierto. O sí: hay matices, pero en última instancia todos sabemos que hoy esos matices se reducen a uno solo: sos K o anti-K.

Prueba de que las filiaciones políticas tradicionales quedaron atrás es ver qué poco indicio nos dan acerca de dónde está parado cada quien. ¿De qué lado del gran cisma habrá quedado fulanito? ¿Será K o anti-K ese ex-compañero de trabajo? No importa si recordamos que ese tipo era progre, facho, radical o peronista; bueno generoso, solidario o egoísta, mezquino y miserable. Ahora solo tendrá entidad si podemos encasillarlo en una de las dos únicas categorías dominantes.

La resurrección de Hamlet

Hasta tal punto se ha radicalizado la pelea, que hoy sobre el ring todo se polariza. De un lado los buenos, del otro, los malos. Arteramente se ha vuelto a partir a la sociedad en bandos.

No se trata de una lucha netamente ideológica, ni de una defensa principista. Se está a favor o en contra, con o sin fundamentos, y esa sola alternativa define y determina.

El condicionamiento es total. No puede acordarse en lo económico y disentir en lo social. Entre blanco y negro hay un abismo de opciones relegadas que ni siquiera pueden ser contempladas.

Los términos medios se invalidan. Las razones se ausentan, las herencias se vacían
Aquello que unos odian, otros idolatran. Sólo hay vida en los extremos. Una letra de abecedario condena o redime. Es el “apartheid” contemporáneo, un rayo en el ala de Dédalo.

En ese contexto, la historia se reescribe antojadizamente. Es un imperativo: hay que definirse. No es tiempo para tibios. Surgen cada vez con más virulencia las proclamas y los slogan. La campaña ya no es únicamente de los políticos. Partidarios de uno y otro lado ni siquiera discuten sus diferencias. Los argumentos caen en saco roto, y el atropello es hoy lo que alguna vez fuera el convencimiento.

El Hamlet contemporáneo insta a tomar partido. El que no se juega es desterrado, pero nadie sabe del todo donde está parado. La pasión ciega y agota las ideas. Sin certeza de que haya amores, hay sin embargo odios declarados.
Ser o no ser K o Anti K…, esa es la cuestión.

En este hábitat de fundamentalismo los argentinos dirimen, más que una clasificación política, una concepción de vida.
Y este es apenas el camino de ida…

Por suerte en mi familia estamos más unidos que nunca jajajaja…

Hasta las elecciones de 2011 me ponia a discutir con todos y cada uno de mis familiares que osaban criticar, siempre estando a la defensiva. Pero despues de pelearte por 2 o 3 años por los mismos puntos y con las elecciones a cuestas, decidí no hacer comentarios a menos que me involucren. Me divierte escucharlos.

yo estoy pensando seriamente dejar mi trabajo porque estoy harto del gorilismo que hay en el. Pero no porque bardeen al gobierno, porque de hecho yo estoy en contra de muchisimas cosas, sino porque me di cuenta que el gorilismo, mas que una posicion politica, es una forma de ver y vivir la vida. Una forma de ver y vivir la vida que no me cabe y me asquea bastante.

No vale la pena, ignoralos nada más. Muchas veces ser gorila no es una elección, simplemente es producto de conceptos que les grabaron el la cabeza desde chiquitos en la casa y superarlos implica un esfuerzo intelectual que no muchos están dispuestos a hacer.

Vos provocas, pero te encaran en un mano a mano como little y te haces caca.

:smiley:

---------- Mensaje unificado a las 15:10 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 14:58 ----------

Hace poco hubo una reunion en casa, mi mujer invito a amigas a tomar un te. Yo me fui al cine con mi hijo y cuando volvemos, estaba el concherio a full, todos discutiendo politica, supongo, porque 11 mujeres hablando al mismo tiempo lo unico que escuche fue “cristina” “conchuda” “lo mejor que hay”. Pero me quede a oir y comer masitas y sanguchitos.
Pero hubo 2 kristinistas que, cada comentario que hacia mi mujer, era contestarle con sorna, burla y hasta un punto la forrearon.
Y no. Asi no, en mi casa no.
Recuerdo que les dije muy amablemente (?) “No me molesta que discutan de politica, tampoco que hablen mal de las que no estan, pero no voy a tolerar que VOS y VOS traten de boluda a mi mujer y menosprecien los comentarios de los demas en MI casa. Y ultima vez que se los digo, la proxima no entran mas”
Un capo, hice callar a 11 mujeres, no cualquiera, eh? Igual no paso nada. Hasta las amenace con un BAN y no entendieron…
Despues se ve que se calmaron y pidieron disculpas y que no me altere y bla bla bla.

Le decían que se vivía comiendo buzones, y cosas por el estilo ?

Son tal para cual.

¿Qué sería una persona “gorila”? ¿Alguien que es antiobrero o alguien que es antiperonista?

rnr y fiebre…van de la mano los 2…

---------- Mensaje unificado a las 15:33 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 15:33 ----------

Alfonsín es uno de los tipos más sobrevalorados de la historia argentina…Mamadera,a mi parecer un tipo incapaz incapaz. Y por lo que se lo “ama” tanto es porque siempre fue un abanderado de los humildes…Y ahora resulta que también era un corrupta y tranza!

---------- Mensaje unificado a las 15:33 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 15:33 ----------

TIBIO!:mrgreen:

Antiperonista furioso, con un rechazo más allá de lo racional a todo lo que tenga relación con el peronismo.

No coincido para nada. Un gorila es alguien anti-obrero, anti-popular, por ejemplo CFK es una gorila de primera. Ser peronista no te deja afuera de poder ser gorila, por lo tanto, ser gorila no es ser anti peronista sino es quien está en contra de los trabajadores, de las luchas obreras y se paran del lado de los grandes capitalistas y empresarios.

Pensé que estabas preguntando, no que querías dar tu peculiar interpretación de un término ampliamente reconocido y utilizado en la concepción que te describí anteriormente.

Esfuerzo intelectual para no ser gorila!!! Me muero!!

Enviado utilizando la aplicación móvil de tuRiver

Para mi ser gorila es alguien que, en la cuestion que sea, se para siempre del lado vigilante de la vida. Es una actitud de gente miedosa, burguesa, amante de lo establecido y despectiva de lo que el cree no esta “a su nivel”.

Todos tenemos un poco de gorilas, en mayor o menor medida. Para mi el tema es ir identificandolo y tratar de despojarse, en la medida de lo posible, de todo eso.

---------- Mensaje unificado a las 20:08 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 20:05 ----------

Estas en lo cierto, aunque me gustaría agregar que también hay grandes gorilas en el partido que vos militas

A mí me pasa que todos mis amigos me dicen que soy kirchnerista y no se, se ponen a criticar al gobierno como si a mí me jodiera en algo… No se porque será, lógicametne son todos medio fachos y yo siempre critico a Macri o defiendo algunas políticas de inclusión entonces flashean cualquier cosa. Encima no entienden cuando les digo que no, ese es el principal problema que tienen. Los antikirchneristas son mucho más agresivos que el que defiende al kirchnerismo. Yo que ni siquiera soy afín al gobierno me los tengo que aguantar siempre no me quiero imaginar alguien que banque 100% a CFK lo que debe ser.
El otro día retwittee un chiste de Los Simpsons y un amigo saltó con que estaba defendiendo a Fariña como si me hubiera puesto un avatar de Hitler más o menos…

Es que no analizan medidas, analizan personas o personalidades. Seguro alguno te salta con la soberbia de la presidenta, como si uno la tuviera de amiga personal, o lo desubicados que pueden ponerse ocasionalmente personajes como Aníbal Fernández o Larroque.
Supongamos que alguien esté de acuerdo con la política social, económica y de derechos humanos del gobierno nacional. Automáticamente se lo supone a favor de los gobernadores Insfrán o Capitanich, a favor de la ley antiterrorista, de los contratos mineros, a favor de Moyano y en contra de Moyano por la misma razón, de todos los informes de 678 y de los twiteos de D’elía

El que se disfraza de king kong en el tren de la alegría, para otra definición preguntale a algún viejo choto cincuenton

---------- Mensaje unificado a las 19:58 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 19:55 ----------

En el grupo había uno kirchnerista pero como no lo invité más a ningún asado no hubo problemas(?)

Pd: no lo invité más por borracho y vago, quizás por eso era kirchnerista (?)

Entonces no soy gorila. Soy un recalcitrante antikirchirista (la puta madre que apellido de mierda para escribir).