Imperturbable, la tierra, se agita ante la presencia majestuosa de aquel relámpago de nieve tibia.
Sinfonía de pasos, que al unísono desafían.
Grandes mares de suave arena juegan con el fino acero del destino
La razón, lejana ahora, parece perderse en el frenesí del néctar mas dulce
El tiempo ya no es tiempo y el rigor de sus agujas desaparece en el espacio
El sol fosforece con la furia de la tempestad
Silencio…silencio sepulcral
La parsimonia del ocaso abraza mis ojos con sal
A la distancia se escucha el rumor cristalino de la luna
Incandescentes astros, escriben en el firmamento su mejor oda
Son las llamas púrpura de la noche quienes arden en mi pecho
En medio de un gran claroscuro, me pregunto donde estas
Mi garganta rompe al grito de tu nombre
El monte yace inerte bajo el peso de mis pies de plomo
Eternos los palacios de muros plateados donde naufraga la ilusión
Y el viento, esbelto y sutil, juega al compás de tu pelo dorado
Imperturbable, la tierra, se agita ante la presencia majestuosa de aquel relámpago de nieve tibia.
Sinfonía de pasos, que al unísono desafían.
Grandes mares de suave arena juegan con el fino acero del destino
La razón, lejana ahora, parece perderse en el frenesí del néctar mas dulce
El tiempo ya no es tiempo y el rigor de sus agujas desaparece en el espacio
El sol fosforece con la furia de la tempestad
Silencio…silencio sepulcral
La parsimonia del ocaso abraza mis ojos con sal
A la distancia se escucha el rumor cristalino de la luna
Incandescentes astros, escriben en el firmamento su mejor oda
Son las llamas púrpura de la noche quienes arden en mi pecho
En medio de un gran claroscuro, me pregunto donde estas
Mi garganta rompe al grito de tu nombre
El monte yace inerte bajo el peso de mis pies de plomo
Eternos los palacios de muros plateados donde naufraga la ilusión
Y el viento, esbelto y sutil, juega al compás de tu pelo dorado