Vísteme despacioNi Gorosito ni los jugadores de River se marean por los dos triunfos al hilo del equipo. “Todavía no ganamos nada, apenas dos partidos”, coinciden. MARTIN BLOTTO | mblotto@ole.com.ar [](javascript:Popup(‘http://www.servicios.clarin.com/notas/jsp/ole/v5/galeria/galeria.jsp?notaId=1781178&mtmTipo=Imagen&mostrar=1040110’,‘fotos’,‘920’,‘650’,‘yes’,'yes’) 1 de 1
Pipo esquiva el exitismo y no se apura con Fabbiani ni con Gallardo.
Para regocijo del presidente JM Aguilar, hoy River se parece a Aruba. Hay paz, alegría, optimismo. En un puñado de días se detuvieron las tormentas y salió el sol, empujado por el carisma de Fabbiani y dos triunfos al hilo, algo que se había vuelto una utopía para River. Este placentero ambiente veraniego que se generó invita a una gran fiesta. Así lo sienten los hinchas que se abalanzaron sobre las ventanillas y arrasaron con las populares. Así lo exige el actual exitismo de la sociedad. Sin embargo, Gorosito y los jugadores no se dejan seducir por el cálido mar de Aruba, se pegan un baño de realidad y le tiran un balde de agua fría a los que ven un paraíso en este River de inicio de campeonato. “Ganamos dos partidos nada más, eh”, recuerdan y ¿advierten?.
Este equipo no es amigo de la presión, se sabe. Por eso, el mensaje apunta a tomarse el positivo presente con tranquilidad. “Todavía no ganamos nada. Estamos jugando bien, conseguimos dos triunfos importantes… Pero no hay que confiarse porque debemos seguir mejorando muchas cosas y esto recién empieza. Hay que ir despacio y con perfil bajo”, es la línea que baja Gorosito como conductor. Y en el plantel sintonizan la misma frecuencia. “Sólo ganamos dos partidos… Obviamente que los triunfos nos dieron confianza y el equipo se fortaleció. Pero hay que ser cautos y estar preparados porque todos los partidos son difíciles. Tenemos que seguir trabajando con la humildad de siempre, potenciando lo que se hace bien y corrigiendo lo que se hace mal”, comenta Abelairas, siempre coherente en sus apreciaciones.
Pipo no sólo habla, sino que actúa acorde a sus pensamientos. Así como evita contagiarse del excesivo optimismo, decide sin apuro, se viste despacio… Por ejemplo, mientras hasta las paredes del Monumental piden la titularidad de Fabbiani, el DT repite casi diariamente que “el Tanque debe bajar de peso” y lo mantiene sentado en el banco. Algo similar sucede con Gallardo: el Muñeco casi que rogaba volver a ponerse la 10 de River esta tarde frente a Banfield, aunque sea unos minutos, pero Gorosito le bajó un cambio.
Con este estilo, el técnico transmite tranquilidad y confianza. Quiere que el equipo juegue relajado y que sea optimista en cada pase. Ese, la rotación de la pelota, es el camino al triunfo que busca Pipo. Y los jugadores coinciden. “Lo mejor de estos primeros partidos no fueron sólo los resultados, sino que por momentos jugamos bien al fútbol, algo que nos estaba costando mucho”, dice Falcao. “No debemos confiarnos por haber ganado dos partidos. Lo que sí tenemos claro es que todavía podemos dar mucho más”, comenta Ferrari.
¿Por qué tanta cautela? ¿Es una manera de abrir el paraguas por si vuelven las tormentas? No, es simplemente una forma de no confundirse, de asumir que este equipo en racha aún está lejos de ser un River ganador acorde con la historia del club, de reconocer que el camino hacia la recuperación futbolística es largo. Augusto Fernández lo resume: “Queremos que los rivales nos respeten y tengan precaución. Eso se había perdido porque al equipo le estaba yendo mal y todos se agrandaban”. Por ahora, River no quiere agrandarse.