EL SAPO DE ORO
En tiempos lejanos, cuando D’onofmoisés trajo al pueblo Riverplatense de vuelta de Madrid, dejó a su pueblo festejando en plena algarabia mientras él, como el dirigente más importante cumpliendo la voluntad de Dios, iba a ver como pagarle los premios a Ponzio Pilatos y sus amigos, campeones eternos.
Una de las ovejas rescatadas llamada Trillo, exigió hacer un Sapo de oro para conmemorar la gesta del 9-12-18 atribuyendole el triunfo a la estatua. Pidio colaboración a todo el pueblo Riverplatense quien a medida que aportaba para la estatua, se convertía en una foca
Es así que construyeron la estatua y Trillo erigió su aberrante Sapo deforme justamente al lado de la estatua del representante de Dios en la tierra, o sea, Ángel Amadeo Labruna.
Y con el nuevo ídolo, las focas se dedicaron a adorarlo, en las buenas y en las malas, las focas aplaudían una y otra vez olvidándose de sus valores, de su exigencia, de porqué River es el más grande, lejos
Es así que Dios se enojó y desquitó su ira a través del Masón D’onofmoises cuando vio como su pueblo había caído en el pecado, en la verguenza y la filosofia de la grandeza. Ordenó que el Rodo junte la guita de los premios y al regresar vio a la multitud de focas idolatrando al Sapo de oro, entonces lleno de ira pagó esos premios y condenó a las focas yéndose de su presidencia y desde ese momento las focas, como castigo Divino, tuvieron como presidente a Brito y su séquito de gandules. Y es así como el hincha de River se condenó a sufrir equipos horribles, con falopa como Paulo Diaz, Castaño, y Colidio, y perder en cada competición fracasando estrepitosamente mientras las focas se dedicaban a aplaudir a la estatua del batracio.
