El ánimo por el piso
Buonanotte fue insultado por algunos hinchas en su casa y se siente mal: “Yo me crié acá, es la tristeza más grande que tengo”, dijo.
¿Quién motorizó el escrache?
ENANO CAÍDO. “ME SENTÍA BIEN”, CONTÓ TRAS SALIR.
Con los ojos brillosos, apagado, mezclando fastidio y angustia, Diego Buonanotte dejó el Monumental como si se hubiera llevado una goleada. No estaba así por el irregular devenir de River ni porque Gorosito lo volvió a sacar en su mejor momento. Este malestar, por el contrario, cargaba razones más pesadas y condenables que su derrotero futbolístico: “El otro día, un grupo de hinchas vino a insultarme a casa. La verdad que me duele mucho por todo lo que viví en River”.
Tan mal estaba el Enano, que sus cortas declaraciones post partido estuvieron vinculadas al episodio que sufrió el viernes, pasadas las 23, en la puerta de su edificio, ubicado en Belgrano, sobre la calle Ciudad de la Paz. “Yo estaba durmiendo y me despertaron con bombos e insultos. Increíble”. Un poco de catarsis por aquí.
El piquete resultó confuso. No está claro quién lo motorizó. Lo concreto es que no fue un hecho espontáneo ni genuino. Este modus operandi no es habitual en el fútbol en general y en River en particular. El único jugador que resultó escrachado en su domicilio fue Ahumada, al cabo de su famosa máxima del silencio atroz. “Yo llevo 11 años, me crié acá y cuando entro dejo todo. Hace un año y medio que las cosas no me vienen saliendo del todo bien. Pero uno se mata por la camiseta”, continuó el Enano.
Ciertamente, el tema lo afectó. “Después de escuchar lo que escuché, llamé a mi viejo. Trató de tranquilizarme, pero ya no pude dormir”, confió Buonanotte. “Me faltaron el respeto. Es la tristeza más grande que tengo”. Lo curioso es que en la cancha nunca había recibido una condena popular. Como la mayoría de los chicos del club, dispone de un crédito mayor a la media. Ni siquiera se puede asociar este incidente a sus recientes declaraciones sobre una eventual salida del Monumental.
“Acá los responsables somos todos, los jugadores, los dirigentes, los técnicos. Pero a lo mejor los que entramos a la cancha somos los máximos culpables”. A pesar de todos sus pesares, el Enano trató de imponerse a la realidad. Le sobró explosión. Le faltó precisión. Tuvo el gol en su derecha, al cabo de un gran pase de Ortega, pero no pudo picarle bien la pelota a Pozo y la terminó salvando Garcé en la raya. Volvió a conectarse con el Burro en otro cambio de ritmo que, a instancias del línea, Favale cobró un offside inexistente. En fin, a esa altura Buonanotte estaba picante y con confianza para jugarle el pie a pie a Rivarola. Hasta que recibió otro escrache: Pipo lo sacó nuevamente, como en Rosario. “Yo me veía bien. El entrenador es el que decide”, contó, diplomático, en frío. Su ánimo, sin embargo, permanecía en lo más bajo de su 1,61 metro.
Muy sospechoso el tema… habrá pagado la mensualidad a los borrachos? o fue Hernan?:surprised::mrgreen: