ENCUESTA= DE QUE OTRA MANERA SE PUEDE AYUDAR A RIVER A GANAR

Jueves 5 de abril de 2007

Noticias | Archivo | Jueves 5 de abril de 2007 | Deportiva | Nota

Suspicacias que se repiten alrededor de River

Martín Castilla
De la Redacción de LA NACION

Es tiempo de una reflexión, más que la puramente del momento, para poner sobre la mesa algunos aspectos que generalmente rodean a River cada vez que está en juego su continuidad en los torneos continentales que organiza la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). Cualquiera sea el resultado que esta noche obtenga el conjunto millonario, contará con un aditamento especial: la suspensión provisional y sorpresiva de cuatro jugadores de Caracas. Se trata de Iván Velázquez, Edder Pérez, Luis Vera y Jorge Rojas, que fueron informados el último sábado por el árbitro peruano Manuel Garay por un supuesto intento de agresión cuando intentaron reclamarle por el agónico penal que le dio la victoria a Colo Colo por 2-1, un día antes.

Más allá de lo subjetivo de opinar sobre la importancia de estos jugadores en Caracas, no se puede soslayar que los cuatro conforman la columna vertebral del equipo. Un rival que debió cambiar la localía porque la Conmebol inhabilitó el estadio Brígido Iriarte de la capital venezolana por no tener el mínimo de capacidad de espectadores requerido (20.000), lo que originó la mudanza a Cúcuta. Quienes conocen la intimidad del organismo que rige el fútbol en América del Sur reconocen que un influyente dirigente del club de Núñez presionó para que se tomara la decisión final.

¿Alguien podrá olvidar aquel controvertido partido entre River y Universidad de Chile, en junio de 1996, en el que Leo Rodríguez le gritó “ladrón” al juez ecuatoriano Alfredo Rojas en una noche en la que ignoró un penal de Burgos y los golpes de Almeyda y Escudero? ¿Quién no recordará el polémico arbitraje del paraguayo Carlos Torres, en River-Santos Laguna, al hacer repetir el remate de Daniel Montenegro después de que el arquero argentino de los visitantes, Christian Lucchetti, le contuvo el primer disparo del penal? ¿Por qué nadie tomó cartas en el asunto cuando distintos medios uruguayos se hicieron eco de los trascendidos acerca de un supuesto soborno de River al ex árbitro internacional Gustavo Méndez? ¿Quedó en el olvido el grueso error del colombiano Oscar Ruiz cuando convalidó como gol un cabezazo de Jonathan Santana que no llegó a ingresar en el arco en la victoria del equipo de Passarella frente a El Nacional, justo hace un año?

Podrían sucederse las preguntas, y todas tendrían la misma respuesta. Todo quedaría en la memoria como un síntoma preocupante de deshonestidad y maniobras insolitas por tratar de conseguir un exito de este equipo argentino.

Jueves 5 de abril de 2007

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Suspicacias que se repiten alrededor de River

Martín Castilla
De la Redacción de LA NACION

Es tiempo de una reflexión, más que la puramente del momento, para poner sobre la mesa algunos aspectos que generalmente rodean a River cada vez que está en juego su continuidad en los torneos continentales que organiza la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). Cualquiera sea el resultado que esta noche obtenga el conjunto millonario, contará con un aditamento especial: la suspensión provisional y sorpresiva de cuatro jugadores de Caracas. Se trata de Iván Velázquez, Edder Pérez, Luis Vera y Jorge Rojas, que fueron informados el último sábado por el árbitro peruano Manuel Garay por un supuesto intento de agresión cuando intentaron reclamarle por el agónico penal que le dio la victoria a Colo Colo por 2-1, un día antes.

Más allá de lo subjetivo de opinar sobre la importancia de estos jugadores en Caracas, no se puede soslayar que los cuatro conforman la columna vertebral del equipo. Un rival que debió cambiar la localía porque la Conmebol inhabilitó el estadio Brígido Iriarte de la capital venezolana por no tener el mínimo de capacidad de espectadores requerido (20.000), lo que originó la mudanza a Cúcuta. Quienes conocen la intimidad del organismo que rige el fútbol en América del Sur reconocen que un influyente dirigente del club de Núñez presionó para que se tomara la decisión final.

¿Alguien podrá olvidar aquel controvertido partido entre River y Universidad de Chile, en junio de 1996, en el que Leo Rodríguez le gritó “ladrón” al juez ecuatoriano Alfredo Rojas en una noche en la que ignoró un penal de Burgos y los golpes de Almeyda y Escudero? ¿Quién no recordará el polémico arbitraje del paraguayo Carlos Torres, en River-Santos Laguna, al hacer repetir el remate de Daniel Montenegro después de que el arquero argentino de los visitantes, Christian Lucchetti, le contuvo el primer disparo del penal? ¿Por qué nadie tomó cartas en el asunto cuando distintos medios uruguayos se hicieron eco de los trascendidos acerca de un supuesto soborno de River al ex árbitro internacional Gustavo Méndez? ¿Quedó en el olvido el grueso error del colombiano Oscar Ruiz cuando convalidó como gol un cabezazo de Jonathan Santana que no llegó a ingresar en el arco en la victoria del equipo de Passarella frente a El Nacional, justo hace un año?

Podrían sucederse las preguntas, y todas tendrían la misma respuesta. Todo quedaría en la memoria como un síntoma preocupante de deshonestidad y maniobras insolitas por tratar de conseguir un exito de este equipo argentino.