Un uruguayo que habría traído Abreu hizo distintos trabajitos en el vestuario de River antes del clásico con Racing. Desde ese día, no perdió.MARTIN BLOTTO | mblotto@ole.com.ar
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Creer o reventar, asegura el legendario dicho. Y a River, obviamente, le conviene creer. Por eso, cuando sus chances en el Apertura ya habían reventado en Tucumán (cuando cayó 3-1 con San Martín) y se acercaba la definición del cruce con Defensor por la Sudamericana, un señor uruguayo entró al vestuario Angel Amadeo Labruna para cambiar el presente de River. No era Abreu. Tampoco un jugador, ni integrante del cuerpo técnico, ni empleado del club. Era un brujo, un mago, un hechicero. En fin, más allá de las calificaciones posibles, un hombre supuestamente dotado por poderes esotéricos hizo un trabajito en el Monumental. Y desde ese momento, algo cambió: River no volvió a perder y avanzó sin problemas a los cuartos de final de la Copa. Ah, ¿el brujo tendrá algo que ver con el lío que hay en Boca?
El ritual se realizó el sábado 27 de septiembre, el día previo al clásico ante Racing en Núñez. Después del habitual entrenamiento matutino, los jugadores, Simeone y sus colaboradores subieron al primer piso del estadio para almorzar en la concentración. Ya cuando el vestuario estaba desalojado, el invitado llegó con un bolsito y se filtró sigilosamente. “La magia verdadera es una ciencia que, como tal, se desarrolla y perfecciona a través del tiempo. Estudia las energías desconocidas existentes en el ser humano y en el Cosmos. El mago (sacerdote de esa ciencia), es capaz de manejar esas energías, que para el común de la gente pasan inadvertidas”, cita una de las tantas páginas web que tratan el tema. Y el uruguayo, que según comentan en el anillo del Monumental habría sido acercado por su compatriota Abreu, trabajó sobre esas “energías”. Primero arrojó en varios rincones del vestuario una especie de poción y después se centró en algunas prendas: camisetas, pantalones, medias y hasta botines. Todo quedó ahí. No pisó la cancha.
La labor del brujo fue tan rápida y cuidada que muy pocos se enteraron. Los jugadores que lo saben no lo admiten porque son conscientes de que se trata de un tema tabú. En el cuerpo técnico también lo niegan. “No sé nada, no entro en eso”, dijo un colaborador del Cholo al ser consultado. De todas maneras, si bien Simeone no utiliza estas prácticas, tampoco se opone, ya que durante su gestión en Estudiantes el plantel acudía recurrentemente a un brujo (ver Por algo…). Y el día que River salió campeón ante Olimpo, aunque tal vez el DT nunca se enteró, detrás del arco que da a la cabecera Centenario, alguien arrojó una paloma muerta.
Por eso, estas creencias son familiares en el club. Hace unos años, cada tanto el Turco Claudio Husain acercaba una persona que se encargaba de hacer este tipo de trabajos. También, antes del superclásico que River ganó 3-1 con dos goles del Pipita Higuaín, debajo del banco de suplentes se colocó un muñeco llamado Calula: “Yo hice ganar a River. Me encargaron que hiciera un duende que diera protección, abundancia y suerte al equipo. Lo sabían cinco dirigentes y Passarella se enteró después”, contó la duendista Liliana Chelli.
En el plantel actual, además de confiar en este tipo de magias, hay varios que se aferran a la religión: Simeone lleva una virgen a todas las canchas, Abreu arma una especie de santuario donde se cambia y Falcao y Ríos, entre otros, son fieles de Jesús.
Es creer o reventar. Y a River le conviene creer…
Será verdad? Yo en mi puta vida creí en estas cosas ni tampoco creo que a alguien se le ocurra meter un brujo en el vestuario para tratar de hacer que a River le vaya bien, sobre todo porque no es un tema de suerte sino de mal desempeño de los jugadores que tenemos… En fin, podrían volver a llamar a la duendista para que nos de suerte en este superclásico también.