River se hunde: El clientelismo de la ‘barrabrava’ bancando a Aguilar ¿qué quiere decir?
El grupo de delincuentes organizados en Los Borrachos del Tablón, el conjunto de simpatizantes riverplatenses tan vinculado a la Comisión Directiva que preside José María Aguilar, parece haber recibido precisas instrucciones: los responsables del descalabro de River Plate son los jugadores, no los integrantes del Consejo de Fútbol de la entidad, por ejemplo, responsable última de las malas decisiones del club.
| 11/05/2009 | 11:02
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CIUDAD DE BUENOS AIRES ([b]Urgente24[/b]). Es imprescindible desterrar de River Plate a los '[i]barrabravas'[/i], quienes siguen recibiendo apoyo de la Comisión Directiva del club a través de quien siempre fue el enlace entre José María Aguilar y los malvivientes: Luis Mazzulla.
El nexo es evidente en la política de ubicación de banderas y de entonación de cánticos y consignas, que en el caso del público clientelar, que reciben las prebendas de los dirigentes, nunca cuestiona a Aguilar ni a Mario Israel, responsables del Consejo de Fútbol que tantas malas decisiones ha tomado en los últimos 8 años.
Resulta insólito, además, que en River Plate provoque sorpresa la mala performanece del equipo durante el torneo Clausura 2009 cuando no había ningún motivo para suponer que resultaría exitosa después de haber ocupado el último lugar en la tabla del Apertura 2008.
En todo caso, debería haber sorprendido a los riverplatenses el éxito del Clausura 2008…
En el caso del presente del club, que irá a elecciones en diciembre para elegir al sucesor de José María Aguilar -cuya herencia será un pasivo importante, un descalabro institucional notable, sucesivos fracasos deportivos y la pérdida de prestigio a partir de una cantidad de causas judiciales que involucran a River Plate-, las banderas y consignas contra los jugadores de River ya estaban instaladas antes que comenzara el partido contra Lanús, el club escolta del líder Velez Sarfield.
Luego, cuando José Sand, goleador de Lanús gracias al despido humillante que sufrió en River Plate (otra de las decisiones del Consejo de Fútbol), empató el partido 1 a 1, los insultos crecieron pero siempre contra los jugadores, nunca contra los responsables de las malas contrataciones, de las irregularidades, de la política de saqueo de talento en las divisiones inferiores, del desprestigio de River Plate.
Además, patético lo de los malvivientes organizados porque entre sus cuestionamientos a los jugadores apareció la salida de Reynaldo Merlo como DT, cuando cualquiera en River sabe que fue una decisión de los directivos, quienes alentaron la rebelión de los jugadores para así contratar a Daniel Passarella, el supuesto simpatizante de Boca Juniors que ahora pretende candidatearse a presidente del club.
Pero los 'barrabravas’ no votan y sí lo harán los socios. En el caso de los socios, el enfoque es diferente: ellos sí cuestionana Aguilar y sus secuaces.
De todos modos, Aguilar no solamente se aseguró el apoyo de los ‘barrabravas’ sino también de los efectivos de la Policía Federal Argentina que contrató.
Un rol protagónico tuvo el comisario inspector Ricardo Pedace, habitual co-organizador de las fiestas del Círculo de la Policía Federal: llegó a ordenar que 2 mujeres fueron demoradas y esposadas por una muy fuerte discusión con él.
Interesante descripción de lo ocurrido, en una web riverplatense:
El empate de José Sand le puso fin a aquella amnistía que jugadores y cuerpo técnico habían pedido para este cruce frente a Lanús, ese rival al que prometieron ganarle para seguir con una mínima chance en el Clausura. Entonces, consumada la igualdad, la bronca de la gente no tardó en llegar: primero fue contra el plantel e inmediatamente después contra la dirigencia.
”Hay que saltar, porque esta noche se va Aguilar”, fue el grito que nació en la Sívori baja y contagió a todo el Monumental, a excepción del centro de la popular local. Ahí nomás, como si estuviera sincronizado, los parlantes taparon el canto de los hinchas a pura música de fiesta, como si en Núñez hubiera algo para festejar. Por eso, no llamó la atención que un grupo (de alrededor de 20 chicos de entre 17 y 20 años) se juntara en el hall central del club a seguir cantando contra el presidente.
Pero claro que para esa altura ya había todo un batallón de policías parapetados en la puerta de acceso al anillo del estadio. Eso sí, nada de cámaras ni periodistas, porque los controles de seguridad privada tenían la orden de no dejarlos llegar hasta el punto del reclamo. Entonces, atemorizados con que se juntara más gente, la Policía recibió la directiva de desalojar a ese grupo de hinchas.
“Se va acabar, la dictadura de Aguilar”, les respondieron ellos, negándose a irse. Eso, sumado al impresentable accionar del comisario a cargo del operativo, que ordenó la detención de socios de River por el sólo hecho de permanecer en el club, generó que un simple reclamo se convirtiera en un caos total. Infantería agredió a menores de edad y mujeres por igual, al mismo tiempo que increparon a todo aquél que fotografiaba su destacada labor.
Y no sólo eso, sino que también se abalanzaron contra integrantes de la Comisión Directiva que intentaban apaciguar la situación sin poder creer lo que ocurría. Sin embargo, la gota que rebasó el vaso llegó cuando Sand apareció caminando en medio del caos escoltado por directivos del club, en otra clara muestra de incapacidad y provocación hacia los socios. Socios que, pese a todo, encima terminaron detenidos o puertas afuera de un club que les es propio, por más que algunos intenten demostrarles lo contrario.