No es un secreto que aquel River de tardes soleadas, paisajes soberbios y momentos sublimes, gracias a la magia negra de hechiceros mal nacidos, se convirtió en un pantano lúgubre y sombrío que alberga pocas esperanzas para nosotros, sus sufridos habitantes.
De un tiempo a esta parte pasaron por el pantano toda clase de alimañas y sabandijas sin rumbo ni razón. Fueron degradando aún mas el paisaje convirtiendo el pantano en un sitio cuya atmósfera se volvía irrespirable e insalubre.
Cuando exiliados y mesías eran consultados para regresar a la tierra madre y aportar soluciones, preferían dar un paso al costado alegando que las condiciones para volver no estaban dadas.
Será por eso que resultó extraño que alguien tuviera el coraje de gritar a los cuatro vientos que quería venir al pantano y jugarse a todo o nada por hacer realidad su deseo. Quien sino un Ogro podía tener la peregrina idea de triunfar en esta ciénaga en la que nos han convertido? Y allí fue. La emprendió contra todos y contra todo, incluso contra los deseos del hechicero Mario a quien nunca le cayó en gracia la llegada de la verde criatura ( será porque no había diezmos ni peajes que cobrar o repartir?). Agobiados por las circunstancias y movidos por la demagogia mas que por el convencimiento, los hechiceros,a regañadientes, decidieron albergar al Ogro en el pantano.
En tiempos de vacas flacas y alimañas sin alma, al Ogro le bastó con la palabra para ganarse a los habitantes del lugar. Rubricó con sus primeros gestos y con su entrega. Hasta contagió a las alimañas que por momentos parecen salir de su frío, mas bien helado, letargo.
Que alguien por si solo pueda contra tanta malaria, contra tanto desgano y desidia seguramente resulta una utopía. Pero al menos ahora hay alguien que lo intenta y no se contenta con lo puesto. Alguien que mas allá de tanta bronca y desilusión acumulada, y a pesar de los hechiceros, alimañas y sabandijas, arremete contra la resignación.
No se como vaya a terminar este cuento. Es probable que el final sea el mismo de siempre, ese que por repetido ya nos resulta familiar e insoportable… Pero al menos hay alguien que por su cualidad diferente al resto, mas desde el temple que desde la técnica, enciende una pequeña esperanza de al menos mitigar por un rato la maldición del dragón de 7 papadas.
Saludos