El matador atendio al choborra y al frezeer

“El fútbol argentino nunca me vino a buscar…”

El Matador critica la organización de nuestro fútbol. Dice que la Selección no tiene equipo, que hay que convocar a los jugadores locales “porque tienen hambre” y cuestiona a Riquelme. Igual, le gustaría dirigir acá, “pero mendigar, ni loco”.

Digamos que se impuso la vocación, que menos mal que se impuso la vocación. Que, infalible, la labor se adelantó a la justa respuesta que cualquiera hubiera dado. Sinceramente incorrectos, la verdad —una vez más— nos domina: era para cortar la llamada. Para dejar hablándolo solo al enorme Matador. “Y acá ando, en la parrilla, esperando que salgan unas tiritas de asado. ¿Vos?”, saludó Mario Alberto Kempes, desde Bristol, Estados Unidos, donde trabaja para ESPN, y hasta la remató con un zurdazo demasiado suyo, criminal, para cadena perpetua: “¿Te pongo un plato?”. Radicado allá hace tres años, el campeón mundial cuenta que vive con su mujer, dos hijas, y que, pese a ser comentarista, “todavía quiero volver a dirigir. Eso jamás se me fue de la cabeza”.

—¿En la Argentina?

—Ojalá. Pero bueno, tampoco estoy desesperado. El fútbol argentino nunca me vino a buscar, así que…

—¿Nunca?

—Una sola vez, pero fue una charla informal, en el 95, con alguien de Huracán. “Bueno, ¿y usted qué ganó?”, me tiró el tipo. Me preguntaba por mi palmarés. “Pero si usted sabe que aún no dirigí”. Y listo, chau. Menos me van a llamar ahora, ¿no?

—¿Le asombra?

—¿Cómo le asombra?

—Si le asombra.

—¿Pero cómo que le asombra? Tuteame, macho.

—¿Te asombra?

Decime la verdad, ¿qué te puede asombrar del fútbol argentino? Además, fijate una cosa: los técnicos son siempre los mismos. Menos mal que se retiró Bilardo, ¿no? Es tremendo: al que más echan es el que más trabajo consigue, una cosa increíble.

—¿Lo decís por los técnicos que hacen campañas flojas y siguen ahí?

—Ya nada me asombra. Me gustaría trabajar allá, pero mendigar, no, no, ni loco.

—¿Y no estás acá por lo que muchos dicen: porque “yo no transo”?

—No, no sé. Sí es cierto que ahora hay mucha más presión. Hasta los barras tienen voto. Argentina siempre fue inexplicable.

—¿Qué fue de tu vida antes de ESPN?

—Estuve en Córdoba.

—¿Haciendo?

—Nada.

—¿Nada de nada?

—Bueno: jugando a las bochas, con mi viejo. No fue fácil, pero me la banqué.

—Bueno, vos dirigiste en Bolivia, Venezuela…

—Indonesia, Albania… Me fue bien. Con The Strongest salí campeón. En Albania me echó la Guerra Civil. Y en Indonesia, bueno, pasó de todo. Una vuelta, en los 70, fuimos con Central: nos dijeron que, por su religión, no podíamos tocarles la cabeza a los rivales, que era una falta de respeto. Imaginate el final.

—Dígalo usted.

—¡Tuteame! A las piñas, por supuesto. Che, pibe, se me quema el asado.

Algunas más, Mario, de la Selección.

¿Y qué querés que te diga? Yo pienso que hay que trabajar con los chicos que están en el país. Cuando se ganaron los mundiales, se ganaron con los locales.

—Pero Sosita y Lavezzi eran de acá, y ahora son de allá. ¿Entonces?

Entonces Argentina no gana nada, y los locales tienen hambre de gloria.

—¿Y los de afuera?

—No tanto.

¿Y en el juego qué ves?

Un equipo que no gana nada. Que sigue perdiendo con las potencias.

¿Igual te atrae?

No. Algunos jugadores sí, pero no el equipo. Muchos chicos son sólo buenos en sus clubes. Acá tenemos que aprender algo: vivimos hablando de Messi o Riquelme, y cuando hablamos del equipo, las cosas no andan. Nuestro problema son las comparaciones. Messi es Messi, Riquelme es Riquelme, y ninguno de los dos es Maradona. Siempre nos pasa que no disfrutamos a los buenos jugadores porque les pusimos el listón de Diego. Recién ahora, creo, Lionel puede cargarse al hombro a la Selección, aunque de enganche. Messi es el enganche perfecto.

¿Y Román?

No podés esperar a ver cómo se levanta un tipo. A nivel selección, no es figura. Che, perdoná, pero es en serio, tengo la costillita acá. “Comeme, comeme”, me dice. ¿La cortamos?

Un grande el Matador…

“El fútbol argentino nunca me vino a buscar…”

El Matador critica la organización de nuestro fútbol. Dice que la Selección no tiene equipo, que hay que convocar a los jugadores locales “porque tienen hambre” y cuestiona a Riquelme. Igual, le gustaría dirigir acá, “pero mendigar, ni loco”.

Digamos que se impuso la vocación, que menos mal que se impuso la vocación. Que, infalible, la labor se adelantó a la justa respuesta que cualquiera hubiera dado. Sinceramente incorrectos, la verdad —una vez más— nos domina: era para cortar la llamada. Para dejar hablándolo solo al enorme Matador. “Y acá ando, en la parrilla, esperando que salgan unas tiritas de asado. ¿Vos?”, saludó Mario Alberto Kempes, desde Bristol, Estados Unidos, donde trabaja para ESPN, y hasta la remató con un zurdazo demasiado suyo, criminal, para cadena perpetua: “¿Te pongo un plato?”. Radicado allá hace tres años, el campeón mundial cuenta que vive con su mujer, dos hijas, y que, pese a ser comentarista, “todavía quiero volver a dirigir. Eso jamás se me fue de la cabeza”.

—¿En la Argentina?

—Ojalá. Pero bueno, tampoco estoy desesperado. El fútbol argentino nunca me vino a buscar, así que…

—¿Nunca?

—Una sola vez, pero fue una charla informal, en el 95, con alguien de Huracán. “Bueno, ¿y usted qué ganó?”, me tiró el tipo. Me preguntaba por mi palmarés. “Pero si usted sabe que aún no dirigí”. Y listo, chau. Menos me van a llamar ahora, ¿no?

—¿Le asombra?

—¿Cómo le asombra?

—Si le asombra.

—¿Pero cómo que le asombra? Tuteame, macho.

—¿Te asombra?

Decime la verdad, ¿qué te puede asombrar del fútbol argentino? Además, fijate una cosa: los técnicos son siempre los mismos. Menos mal que se retiró Bilardo, ¿no? Es tremendo: al que más echan es el que más trabajo consigue, una cosa increíble.

—¿Lo decís por los técnicos que hacen campañas flojas y siguen ahí?

—Ya nada me asombra. Me gustaría trabajar allá, pero mendigar, no, no, ni loco.

—¿Y no estás acá por lo que muchos dicen: porque “yo no transo”?

—No, no sé. Sí es cierto que ahora hay mucha más presión. Hasta los barras tienen voto. Argentina siempre fue inexplicable.

—¿Qué fue de tu vida antes de ESPN?

—Estuve en Córdoba.

—¿Haciendo?

—Nada.

—¿Nada de nada?

—Bueno: jugando a las bochas, con mi viejo. No fue fácil, pero me la banqué.

—Bueno, vos dirigiste en Bolivia, Venezuela…

—Indonesia, Albania… Me fue bien. Con The Strongest salí campeón. En Albania me echó la Guerra Civil. Y en Indonesia, bueno, pasó de todo. Una vuelta, en los 70, fuimos con Central: nos dijeron que, por su religión, no podíamos tocarles la cabeza a los rivales, que era una falta de respeto. Imaginate el final.

—Dígalo usted.

—¡Tuteame! A las piñas, por supuesto. Che, pibe, se me quema el asado.

Algunas más, Mario, de la Selección.

¿Y qué querés que te diga? Yo pienso que hay que trabajar con los chicos que están en el país. Cuando se ganaron los mundiales, se ganaron con los locales.

—Pero Sosita y Lavezzi eran de acá, y ahora son de allá. ¿Entonces?

Entonces Argentina no gana nada, y los locales tienen hambre de gloria.

—¿Y los de afuera?

—No tanto.

¿Y en el juego qué ves?

Un equipo que no gana nada. Que sigue perdiendo con las potencias.

¿Igual te atrae?

No. Algunos jugadores sí, pero no el equipo. Muchos chicos son sólo buenos en sus clubes. Acá tenemos que aprender algo: vivimos hablando de Messi o Riquelme, y cuando hablamos del equipo, las cosas no andan. Nuestro problema son las comparaciones. Messi es Messi, Riquelme es Riquelme, y ninguno de los dos es Maradona. Siempre nos pasa que no disfrutamos a los buenos jugadores porque les pusimos el listón de Diego. Recién ahora, creo, Lionel puede cargarse al hombro a la Selección, aunque de enganche. Messi es el enganche perfecto.

¿Y Román?

No podés esperar a ver cómo se levanta un tipo. A nivel selección, no es figura. Che, perdoná, pero es en serio, tengo la costillita acá. “Comeme, comeme”, me dice. ¿La cortamos?

Un grande el Matador…

Toda la razón al Matador…

Un caso demasiado raro, creo que a nivel nacional (exceptuando los más viejos) fue el jugador menos reconocido en la relación logros-idolatría.

SIn ir más lejos, Batistuta no habiendo hecho nunca un gol importante es infinitamente mas reconocido que Kempes. Si hasta al freezer lo reconocen más que al Matador… una locura…

Cosas como estas no dejan de marcar la pauta de por qué nos va como nos va…

Me encantaria verlo como DT de River, cuando los escucho en los partidos que comenta, me parece que tiene conceptos interesantes.

cuando Riquelme dijo que dejaba la seleccion el año pasado me contaron que en el programa que tiene en ESPN (no me acuerdo como se llama) dijo que Riquelme arrugaba…

este año cuando lo llaman para la seleccion critico mucho el hecho de que le hayan sacado el puesto a otro jugador y lo hayan llevado a el, que si bien era un buen jugador eso no se hace, etc, etc…como siempre parece que Kempes es el unico que se anima a darle al freezer…UN GRANDE…