El día que comenzó la pesadilla.

Para no olvidar el momento en que River comenzaría a transitar la peor época de su historia, nada mejor que remover un poco los orígenes. Se pueden sacar muchas conclusiones. Las negritas son mías.

Domingo 09 de diciembre de 2001

RIVER
La máquina

A los 39 años, José María Aguilar apabulló a Santilli y se convirtió en uno de los presidentes más jóvenes de la historia de River.

MARTIN BLOTTO Y JORGE LOPEZ

“Ay, ay, ay/ay ay ay/el presidente/es Aguilar”. A las 19.50, en los televisores del hall central del Monumental, aparecieron los primeros números del recuento de votos. Y la diferencia sorprendió. La elección pintaba reñida, pero ya en las primeras mesas escrutadas (eran 32 en total) quedó clara la tendencia. Al final, José María Aguilar le ganó por 15,5 puntos a Hugo Santilli y es el nuevo presidente de River. Fue la confirmación de lo que marcaba el boca de urna. Entonces sí llegó el desahogo, sonaron las cornetitas, los silbatos, voló el papel picado. “Y ya lo ve/ y ya lo ve/ se va Pintado/ viene José”.

Voto esperanza. En esta elección no hubo fetas de salame, fotos de Bin Laden ni la imagen de Clemente dentro de los sobres. Los socios de River se acercaron al club en masa, como no ocurría desde 1975. Con entusiasmo, depositaron en las urnas mucho más que una lista llena de nombres: el sueño de un futuro glorioso y sin desastres económicos. Así como en las elecciones legislativas del 14 de octubre se lo llamó “voto bronca”, al de ayer podría denominárselo el “voto esperanza”. Porque apostaron por un dirigente joven, con ideas renovadoras, con ímpetu y con una gran voluntad. “Fue una elección histórica, por la cantidad de gente que vino a votar en este momento tan complicado del país: casi nueve mil de un padrón de 27 mil. Espero no defraudar a los socios que confiaron en nuestro proyecto”, dijo, mesurado, el depositario de tanta confianza.

Aguilar será el presidente de River más joven de la era moderna. Tiene 39 años, se recibió de abogado a los 23 en la Universidad de Buenos Aires y es doctor en derecho administrativo. Está afiliado a la UCR y admira a Hipólito Irigoyen. Es socio (el número 13.228) desde el 1 de septiembre de 1971, fue secretario del club desde el 96 hasta enero del 2001 y asegura que sus mejores experiencias las vivió en el tablón, siguiendo a River por el Interior. En su campaña prometió, sobre todo, honestidad. Y la principal diferencia que marcó con su rival fue que apuntó al socio. En cambio, Santilli puso sus fichas en los hinchas. Aguilar recorrió filiales y golpeó puertas. Hugo desfiló en programas de televisión (desde Sábado Bus hasta Almorzando con Mirtha Legrand) y empapeló la ciudad. La eficiencia de un método y de otro, al cabo, se reflejó claramente en las urnas.

El plan de gobierno de la nueva CD prioriza la austeridad, la reducción de primas y la formación de un equipo competitivo, para lo cual apuesta al regreso de figuras surgidas en el club, como Gallardo y Almeyda. Claro que cumplir sus objetivos no será una tarea sencilla. Porque el flamante presidente (que tendrá a Julio Macchi y Domingo Díaz como vices, Mario Israel como secretario, y Hugo Slipak como tesorero) recibirá un club inmerso en una “situación económica-financiera insoportable”, como él mismo la define: un déficit mensual de más de 1,5 millón de pesos, deudas a pagar antes de agosto de 40 millones y sólo 15 asegurados en ingresos, y casi 700 empleados. “¿Qué querés? ¿Que renuncie hoy”, bromeó Aguilar cuando un periodista le recordó el oscuro panorama que encontrará el viernes 14, día de su asunción: “Nuestro principal objetivo es corregir este problema. Pero no va a ser ni para hoy, ni para mañana, ni para dentro de tres meses”.

Paso a paso. Aguilar siguió la misma cábala que Mostaza Merlo. Se levantó a las 7.45 y desayunó con su mujer, Claudia, porque sus dos hijas dormían. Mientras leía todos los diarios, tomó un par de mates y salió de su casa de Villa Urquiza hacia su búnker, en Quinteros y Figueroa Alcorta. Su primer contacto con los socios fue en la confitería del club, a las 8.55, cuando se tomó el primer café del día. A las 10 se cruzó con Santilli y se abrazaron. Recién a las 11.50 se puso en la cola de la mesa 13 y a las 12.15 pudo meter el sobre en la urna. “Un voto tengo seguro”, tiró, ante el aplauso generalizado.

Voto a voto. El segundo candidato en votar fue Carlos Lancioni. Aunque tuvo un problemita que retrasó el sufragio: como había pagado las últimas cuotas con tarjeta de débito, le faltaba el sello en el carnet. Una vez finalizado el trámite, votó junto con su padre. Santilli, en cambio, esperó un poco más y recién puso su sobre a las 13.35, en la mesa 10. El que madrugó fue David Pintado. Votó a las 10.30 y, rompiendo su perfil bajo, les pegó a las dos candidatos: “¿Santilli? Cuando asumimos, tuvimos que hacer una vaquita para pagar los servicios”; ¿Aguilar? No sé por qué se quiso separar, si participó activamente de nuestra gestión".

Golpe a golpe. Todo era color, alegría. El Teto Medina (colaboró con Santilli) recibía a la gente y le preguntaba si sabía en qué mesa votaba, un pibe trajeado ofrecía relojes a precio de oferta. Las únicas corridas eran para votar: hasta Carlos Avila, dueño de TyC y uno de los que paga sus cuotas por adelantado, hacía cola. Pero apareció la violencia y empañó la fiesta: seis patovicas de la filial Ramos Mejía se pelearon con integrantes de Los Borrachos del Tablón en la confitería. Volaron sillas y se rompieron vidrios, aunque no hubo detenidos.

Grito a grito. Pasadas las 20, los abrazos se multiplicaron. Todos querían saludar a Aguilar. Los nuevos (compañeros de fórmula), los viejos (Jorge Arias, actual vice segundo) y los perdedores (Alonso y Fito Cuiña). Santilli había desaparecido del club a las 18.20 pero luego, dijeron sus allegados, llamó al celular de Aguilar. El, de todas maneras, tenía una conversación pendiente. “Ahora lo voy a llamar a Macri”, se despidió Aguilar, feliz e irónico.

TRISTE.

Para no olvidar el momento en que River comenzaría a transitar la peor época de su historia, nada mejor que remover un poco los orígenes. Se pueden sacar muchas conclusiones. Las negritas son mías.

Domingo 09 de diciembre de 2001

RIVER
La máquina

A los 39 años, José María Aguilar apabulló a Santilli y se convirtió en uno de los presidentes más jóvenes de la historia de River.

MARTIN BLOTTO Y JORGE LOPEZ

“Ay, ay, ay/ay ay ay/el presidente/es Aguilar”. A las 19.50, en los televisores del hall central del Monumental, aparecieron los primeros números del recuento de votos. Y la diferencia sorprendió. La elección pintaba reñida, pero ya en las primeras mesas escrutadas (eran 32 en total) quedó clara la tendencia. Al final, José María Aguilar le ganó por 15,5 puntos a Hugo Santilli y es el nuevo presidente de River. Fue la confirmación de lo que marcaba el boca de urna. Entonces sí llegó el desahogo, sonaron las cornetitas, los silbatos, voló el papel picado. “Y ya lo ve/ y ya lo ve/ se va Pintado/ viene José”.

Voto esperanza. En esta elección no hubo fetas de salame, fotos de Bin Laden ni la imagen de Clemente dentro de los sobres. Los socios de River se acercaron al club en masa, como no ocurría desde 1975. Con entusiasmo, depositaron en las urnas mucho más que una lista llena de nombres: el sueño de un futuro glorioso y sin desastres económicos. Así como en las elecciones legislativas del 14 de octubre se lo llamó “voto bronca”, al de ayer podría denominárselo el “voto esperanza”. Porque apostaron por un dirigente joven, con ideas renovadoras, con ímpetu y con una gran voluntad. “Fue una elección histórica, por la cantidad de gente que vino a votar en este momento tan complicado del país: casi nueve mil de un padrón de 27 mil. Espero no defraudar a los socios que confiaron en nuestro proyecto”, dijo, mesurado, el depositario de tanta confianza.

Aguilar será el presidente de River más joven de la era moderna. Tiene 39 años, se recibió de abogado a los 23 en la Universidad de Buenos Aires y es doctor en derecho administrativo. Está afiliado a la UCR y admira a Hipólito Irigoyen. Es socio (el número 13.228) desde el 1 de septiembre de 1971, fue secretario del club desde el 96 hasta enero del 2001 y asegura que sus mejores experiencias las vivió en el tablón, siguiendo a River por el Interior. En su campaña prometió, sobre todo, honestidad. Y la principal diferencia que marcó con su rival fue que apuntó al socio. En cambio, Santilli puso sus fichas en los hinchas. Aguilar recorrió filiales y golpeó puertas. Hugo desfiló en programas de televisión (desde Sábado Bus hasta Almorzando con Mirtha Legrand) y empapeló la ciudad. La eficiencia de un método y de otro, al cabo, se reflejó claramente en las urnas.

El plan de gobierno de la nueva CD prioriza la austeridad, la reducción de primas y la formación de un equipo competitivo, para lo cual apuesta al regreso de figuras surgidas en el club, como Gallardo y Almeyda. Claro que cumplir sus objetivos no será una tarea sencilla. Porque el flamante presidente (que tendrá a Julio Macchi y Domingo Díaz como vices, Mario Israel como secretario, y Hugo Slipak como tesorero) recibirá un club inmerso en una “situación económica-financiera insoportable”, como él mismo la define: un déficit mensual de más de 1,5 millón de pesos, deudas a pagar antes de agosto de 40 millones y sólo 15 asegurados en ingresos, y casi 700 empleados. “¿Qué querés? ¿Que renuncie hoy”, bromeó Aguilar cuando un periodista le recordó el oscuro panorama que encontrará el viernes 14, día de su asunción: “Nuestro principal objetivo es corregir este problema. Pero no va a ser ni para hoy, ni para mañana, ni para dentro de tres meses”.

Paso a paso. Aguilar siguió la misma cábala que Mostaza Merlo. Se levantó a las 7.45 y desayunó con su mujer, Claudia, porque sus dos hijas dormían. Mientras leía todos los diarios, tomó un par de mates y salió de su casa de Villa Urquiza hacia su búnker, en Quinteros y Figueroa Alcorta. Su primer contacto con los socios fue en la confitería del club, a las 8.55, cuando se tomó el primer café del día. A las 10 se cruzó con Santilli y se abrazaron. Recién a las 11.50 se puso en la cola de la mesa 13 y a las 12.15 pudo meter el sobre en la urna. “Un voto tengo seguro”, tiró, ante el aplauso generalizado.

Voto a voto. El segundo candidato en votar fue Carlos Lancioni. Aunque tuvo un problemita que retrasó el sufragio: como había pagado las últimas cuotas con tarjeta de débito, le faltaba el sello en el carnet. Una vez finalizado el trámite, votó junto con su padre. Santilli, en cambio, esperó un poco más y recién puso su sobre a las 13.35, en la mesa 10. El que madrugó fue David Pintado. Votó a las 10.30 y, rompiendo su perfil bajo, les pegó a las dos candidatos: “¿Santilli? Cuando asumimos, tuvimos que hacer una vaquita para pagar los servicios”; ¿Aguilar? No sé por qué se quiso separar, si participó activamente de nuestra gestión".

Golpe a golpe. Todo era color, alegría. El Teto Medina (colaboró con Santilli) recibía a la gente y le preguntaba si sabía en qué mesa votaba, un pibe trajeado ofrecía relojes a precio de oferta. Las únicas corridas eran para votar: hasta Carlos Avila, dueño de TyC y uno de los que paga sus cuotas por adelantado, hacía cola. Pero apareció la violencia y empañó la fiesta: seis patovicas de la filial Ramos Mejía se pelearon con integrantes de Los Borrachos del Tablón en la confitería. Volaron sillas y se rompieron vidrios, aunque no hubo detenidos.

Grito a grito. Pasadas las 20, los abrazos se multiplicaron. Todos querían saludar a Aguilar. Los nuevos (compañeros de fórmula), los viejos (Jorge Arias, actual vice segundo) y los perdedores (Alonso y Fito Cuiña). Santilli había desaparecido del club a las 18.20 pero luego, dijeron sus allegados, llamó al celular de Aguilar. El, de todas maneras, tenía una conversación pendiente. “Ahora lo voy a llamar a Macri”, se despidió Aguilar, feliz e irónico.

TRISTE.

Que feos recuerdos !!!

Me acuerdo de mis peleas con los moderadores,con Yomaxx y no se cuantos mas por culpa de aguilarcha.

ANDATE AGUILARCHA!!!

…"El plan de gobierno de la nueva CD prioriza la austeridad, la reducción de primas y la formación de un equipo competitivo, para lo cual apuesta al regreso de figuras surgidas en el club, como Gallardo y Almeyda. Claro que cumplir sus objetivos no será una tarea sencilla. Porque el flamante presidente (que tendrá a Julio Macchi y Domingo Díaz como vices, Mario Israel como secretario, y Hugo Slipak como tesorero) recibirá un club inmerso en una “situación económica-financiera insoportable”, como él mismo la define: un déficit mensual de más de 1,5 millón de pesos, deudas a pagar antes de agosto de 40 millones y sólo 15 asegurados en ingresos, y casi 700 empleados. “¿Qué querés? ¿Que renuncie hoy”, bromeó Aguilar cuando un periodista le recordó el oscuro panorama que encontrará el viernes 14, día de su asunción: “Nuestro principal objetivo es corregir este problema. Pero no va a ser ni para hoy, ni para mañana, ni para dentro de tres meses”…

Me da mucha pena… ésto era lo que prometía apenas logró triunfar en la elección.

que zarta de mentiras…

Que mal me pone leer esto,

Saludos.-

hay hay hay…que cagada que se mando la sociedad…:S