Jugamos a no perder y no a ganar
LEO FARINELLA
Lágrimas, excusas, quejas, culpas de otro. Es un cóctel triste, una campaña triste, un equipo triste. Esto no es River. Galván se hizo echar, no nos robaron. Fue un error que, a los pocos minutos de un clásico, es muy difícil de digerir. Le debe haber pedido perdón a sus compañeros. Pero al ratito se hizo echar Ferrari, perdonado por el juez, y a varios más se les fueron las piernas y la lengua, sobre todo: esto habla de un estado de excitación-descontrol generalizado. Jugar con uno menos casi todo el partido fue la excusa perfecta para que River haya jugado, decididamente, en un equipo chico. No es disculpa que haya pasado en la cancha más grande del país, ni que el rival fuera el puntero del campeonato (que en esa misma cancha había ganado todos los partidos). Se podía hacer otra cosa, algo más digno, algún intento por ganar el partido y no por no perderlo. Passarella no quería perder con Ramón, pero River necesitaba ganarle a San Lorenzo. Nos quedamos en la chiquita, esto es River y River está por encima de los hombres… ¿O no?
Mil oportunidades dio este torneo y mil una dejamos pasar. River se dedicó a defenderse ante un San Lorenzo con muy pocas ideas y que no jugó como un equipo chico pero casi. La propuesta de River fue reventarla, bancado en la solvencia de Carrizo y Nasuti. Sólo tenía dos jugadores con riqueza técnica para aguantar la pelota: Augusto Fernández y Ortega, que sin estar en plenitud es el que más entiende el juego. A Falcao le falta ritmo y Ahumada y Zapata no aprobaron el máster en pase al compañero.
Si de robo hablamos, ¿quién se llevó tan lejos nuestras ilusiones?
Coincido con el gordo, no es común, pero esta vez sí.
:evil: :x :evil: