[b]Jean modernamente deshilachado, remera híper ajustada con una chapita en la que se lee Dolce & Gabbana desde diez metros de distancia y zapatitos blancos, Diego Simeone no aparece así nomás para ir a un canal de televisión. Aunque no se banca que lo tilden de obsesivo, el Cholo cuida hasta el mínimo detalle en su día más mediático de la semana previa a su debut oficial (habló con Olé, hizo un móvil y terminó en Area 18). Como tampoco pasa por alto el lugar que ocupa cuando le ponen delante al gran rival y le preguntan qué futbolista elegiría del otro bando si tuviera un cheque en blanco. “Si Aguilar te dice que tiene plata para traer a un jugador de Boca, ¿a quién traés?”, le propusieron en la tarde de TyC Sports. “No traería a un jugador de Boca”, tiró rápido.
–¿Por qué? Decí uno.
–Porque juega en Boca. Esto es blanco o negro. Es una cuestión de sentido común.
–¿Pero no te tienta?
–No, River es tan grande que no tiene necesidad de mirar lo que hacen los demás. Tenemos un plantel muy competitivo.
El Cholo no duda. Ni Riquelme lo mueve. Y marca territorio igual que como hizo el día que fue presentado y afirmó que esperaba que el Milan le ganara la final del Mundial de clubes. Con un par de palabras, deja en claro que su cabeza hoy está en Núñez. Y por eso al repasar qué le dejaron los clásicos del verano, minimiza que Carlos Ischia haya afirmado que Boca terminó arriba por un 4-3 global. “Como dije antes del primer cruce, esos partidos te dan tres o cuatro tapas de diarios y cargadas, pero la realidad empieza ahora. Sí sé que para el que pierde el primero, caer en el segundo habría generado más debate. Pero como no se dio, creo que terminamos par”, aclara. Y de paso, ante las sospechas de que en Mendoza evitó saludar a su ex compañero en Vélez para que no se repitiera el resultado de Mar del Plata, avisa: “¿Cábala? Nooo, los partidos no se ganan ni se pierden por esas cosas. Pasa que yo estaba mirando cómo nos parábamos y no me di cuenta. Además, lo había saludado hacía tres o cuatro días antes, no había ningún problema. Carlos es un amigo”. Al que no le pediría nada, está claro.
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Como ilusiona este culiado, cada conferencia que dice, cada nota que da…! ! !
[b]Jean modernamente deshilachado, remera híper ajustada con una chapita en la que se lee Dolce & Gabbana desde diez metros de distancia y zapatitos blancos, Diego Simeone no aparece así nomás para ir a un canal de televisión. Aunque no se banca que lo tilden de obsesivo, el Cholo cuida hasta el mínimo detalle en su día más mediático de la semana previa a su debut oficial (habló con Olé, hizo un móvil y terminó en Area 18). Como tampoco pasa por alto el lugar que ocupa cuando le ponen delante al gran rival y le preguntan qué futbolista elegiría del otro bando si tuviera un cheque en blanco. “Si Aguilar te dice que tiene plata para traer a un jugador de Boca, ¿a quién traés?”, le propusieron en la tarde de TyC Sports. “No traería a un jugador de Boca”, tiró rápido.
–¿Por qué? Decí uno.
–Porque juega en Boca. Esto es blanco o negro. Es una cuestión de sentido común.
–¿Pero no te tienta?
–No, River es tan grande que no tiene necesidad de mirar lo que hacen los demás. Tenemos un plantel muy competitivo.
El Cholo no duda. Ni Riquelme lo mueve. Y marca territorio igual que como hizo el día que fue presentado y afirmó que esperaba que el Milan le ganara la final del Mundial de clubes. Con un par de palabras, deja en claro que su cabeza hoy está en Núñez. Y por eso al repasar qué le dejaron los clásicos del verano, minimiza que Carlos Ischia haya afirmado que Boca terminó arriba por un 4-3 global. “Como dije antes del primer cruce, esos partidos te dan tres o cuatro tapas de diarios y cargadas, pero la realidad empieza ahora. Sí sé que para el que pierde el primero, caer en el segundo habría generado más debate. Pero como no se dio, creo que terminamos par”, aclara. Y de paso, ante las sospechas de que en Mendoza evitó saludar a su ex compañero en Vélez para que no se repitiera el resultado de Mar del Plata, avisa: “¿Cábala? Nooo, los partidos no se ganan ni se pierden por esas cosas. Pasa que yo estaba mirando cómo nos parábamos y no me di cuenta. Además, lo había saludado hacía tres o cuatro días antes, no había ningún problema. Carlos es un amigo”. Al que no le pediría nada, está claro.
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Como ilusiona este culiado, cada conferencia que dice, cada nota que da…! ! !