[CENTER]Nuevo paso de CNEA hacia el primer reactor nacional[/CENTER]
Guillermo Hamlin
El proyecto del primer reactor propio, íntegramente diseñado y construido en el país, conocido como CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares), está más cerca de ser posible gracias a la fabricación nacional del primer elemento combustible que lo impulse. Esto fue informado por la CNEA el pasado 9 de enero, alcanzando la Argentina un hito histórico en el desarrollo nuclear, al finalizar el diseño y la fabricación del primer elemento combustible para éste tipo de reactor. Se establece así, la continuidad requerida en el desarrollo científico tecnológico, que en materia de energía nuclear, no es fácil de lograr para los países como el nuestro, debido a las trabas que el imperialismo impone, con el objeto de monopolizar dicha tecnología.
Un poco de historia. El desarrollo científico-tecnológico.
Desde la fecha de su fundación por el Gral. Perón en 1950, la Comisión Nacional de Energía Atómica, recorrió un rápido y exitoso camino. Su desarrollo siempre se condujo por el camino de las aplicaciones pacíficas, como la generación núcleo-eléctrica, diseño y construcción de reactores de investigación, aplicaciones medicinales, etc.
Podemos brevemente enumerar: en enero de 1974, comenzó a funcionar ATUCHA I, la primera central nuclear de potencia de América Latina, en abril de 1983, comenzó a operar EMBALSE RÍO TERCERO, nuestra segunda central nuclear de potencia.
Se alcanzó otro éxito notable, a sólo 33 años de su fundación, cuando el 18 de noviembre de 1983, el entonces presidente de la CNEA, vicealmirante Carlos Castro Madero, anunciaba que la Argentina había llegado a dominar el ciclo de combustible al enriquecer uranio por medio de una tecnología de desarrollo propio. Por aquella época solo poseían dicha tecnología y podían utilizarla soberanamente EEUU, URSS, Francia, China e Inglaterra.
Poco después, en 1984, se anunciaba el proyecto de un reactor nuclear de características novedosas: el CAREM. Este reactor núcleo-eléctrico, diseño de la CNEA, y del cual el INVAP ya ha desarrollado la ingeniería de detalle, es otra muestra del elevado nivel científico–tecnológico que había alcanzado la Argentina en el campo nuclear. Este reactor es de última generación, que utiliza uranio enriquecido como combustible y agua liviana como moderador, y sus sistemas de seguridad son absolutamente confiables, dado que dependen de principios físicos y no de circuitos lógicos o de la intervención humana.
Ataques del imperialismo al Plan Nuclear Argentino
Desde que la Argentina decidió avanzar en las investigaciones nucleares, a partir de la decisión del General Manuel N. Savio, en 1945, al frente de la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM), de prospectar el territorio argentino, en busca de minerales uraníferos, y de la decisión del Presidente Juan D. Perón, de fundar la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), en 1950, el imperialismo no ha cesado de acosar a la Argentina para desviarla de su curso.
Ha utilizado todo tipo de recurso, como es habitual, apoyándose en la cultura antinacional de nuestra oligarquía y de las clases medias subyugadas por la misma, exacerbando el temor por la osadía de desafiar al imperialismo por un lado y la auto-denigración por el otro, al negar la posibilidad de un desarrollo tecnológico independiente.
Alfonsín y Menem frenan el Plan Nuclear Argentino
Los argumentos utilizados por Alfonsín fueron los del antimilitarismo y del pseudo-ecologismo, combinado con su prédica desmalvinizadora. Se hablaba de “quitarle poder a los milicos”, pero en realidad la consecuencia fue sacarle poder a la Argentina, frenar su desarrollo industrial científico y tecnológico, de manera que el proyecto de la tercera central nuclear de potencia, Atucha II, cuya instalación había sido decidida ya en 1980, quedó congelado.
Luego de que la denuncia de un pacto militar-sindical inexistente, cumpliera con su utilidad en la campaña electoral que lo consagrara como presidente, Alfonsín primero y después Menem, revelaron, a través del carácter de sus gobiernos, la existencia de un pacto más siniestro aún que el denunciado. El pacto de los partidos mayoritarios con el imperialismo: asegurar la continuidad del modelo económico impuesto por el golpe cívico-militar del ´76 y garantizar el desarme y desmantelamiento industrial de la Argentina, a cambio de recomenzar la vida “democrática”. Aprovechando el descrédito en que las FFAA habían caído, luego de su participación en el nefasto golpe cívico-militar del 24 de marzo de 1976, instrumentado por el imperialismo, y de la derrota en la batalla de Malvinas, el gobierno de Alfonsín, da comienzo al plan exigido por las potencias imperiales de desmantelar la industria argentina y de discontinuar su desarrollo científico-tecnológico.
En el gobierno de Menem se completa la tarea. Se divide en tres a la CNEA: CNEA “Residual”, ARN Autoridad Regulatoria Nacional y NASA, Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima.
Vientos de cambio, las ventajas de desarrollar un Plan Nuclear Argentino
El gobierno decidió la puesta en marcha de la Central Nuclear ATUCHA II, y declaró de Interés Nacional la construcción y puesta en marcha del Prototipo de Reactor CAREM para generación núcleo-eléctrica. Además, el gobierno decidió la construcción de una cuarta Central Nuclear y la extensión de la vida útil de las Centrales EMBALSE y ATUCHA I. Justo es decirlo, éstas decisiones del gobierno de los Kirchner, restablecen para el Plan Nuclear Argentino, el carácter de política de estado que había perdido a partir de 1984. Las ventajas que nuestro país obtendría a partir de la continuidad del desarrollo en investigación científica tecnológica en el área nuclear son notables.
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Considerando que la generación de energía eléctrica por medio de las centrales nucleares es la de más bajo costo comparada con otros medios, el aumento de la participación de la núcleo-electricidad en nuestra matriz de generación eléctrica bajará los costos promedio de nuestro aparato productivo, mejorando su competitividad, además de reducir el costo energético de los hogares argentinos y aumentar la confiabilidad del sistema de provisión de energía eléctrica.
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La continuidad como exportador confiable de reactores nucleares de investigación, al dominar el ciclo de combustible, iniciado con el Plan Perú en 1977, continuado por la provisión a Argelia, a Egipto y en el 2005 a Australia, le dan a nuestro país la posibilidad de aumentar las exportaciones con altísimo valor agregado. El potencial que tiene la Argentina, de comenzar la exportación de reactores de tipo CAREM, son inmensas, dados los planes de expansión de las plantas nucleares en el mundo, especialmente las de China e India. Estos países, que como otros del tercer mundo, poseen grandes territorios, para poder disponer de energía eléctrica en lugares donde no existen redes de distribución de alta tensión, pueden hacer un uso importante de generadores modulares como el CAREM, con rangos de generación de entre 25 y 300 MW, ideales para dicha aplicación.
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Sería importante retomar vigorosamente los avances logrados por la CNEA en el área de Reprocesamiento de combustibles agotados, que fuera interrumpido por Menem, es vital para ofrecer servicios de reproceso de combustible en las operaciones de exportación. Pero esto no es la única ventaja de continuar con el reproceso de combustible nuclear agotado. En efecto, la posibilidad de recuperar plutonio, nos permitiría encarar el desarrollo de las tecnologías avanzadas de fisión, como los reactores reproductores rápidos (breeders) que usan materiales combustibles en base a plutonio. El reproceso y reciclado de los combustibles nucleares son componentes esenciales de una buena práctica de aprovechamiento de los recursos minerales en la generación de energía eléctrica bajando aún más el costo de generación, por un lado, y por el otro, una garantía de su no uso para fines bélicos.
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Continuar con la Investigación y Desarrollo (I & D) en el campo nuclear permitiría a la CNEA y al INVAP desarrollar y acumular mayor experiencia aún que la ya adquirida, en el diseño y construcción de centrales nucleares, elevando su perfil científico y tecnológico. Esto permitiría conformar un equipo que incursione en los avances de la energía nuclear en la etapa actual de la fisión y prepararse para dar los pasos necesarios hacia la tecnología de fusión nuclear controlada, donde las posibilidades de generación energética serían infinitas: el recurso en lugar del uranio o plutonio serían los isótopos del hidrógeno el elemento más abundante en la naturaleza.
Algunos interrogantes
¿Qué ha ocurrido con la producción de uranio en nuestro país? ¿Qué es lo que va a ocurrir?
En 1998 el gobierno de Menem suspendió la producción de uranio nacional. En aquel entonces el kilo de ese mineral costaba 25 dólares. Hoy el país lo está importando a 300 u$s el kilogramo. Este incremento de precio, debido a la mayor demanda por el incremento de los proyectos de centrales nucleares en el mundo, ha llamado la atención de empresas extranjeras que ya han comenzado el cateo en distintas provincias.
Las empresas extranjeras no están explorando, sino rodeando yacimientos de la CNEA o desempolvando viejos estudios nuestros. Se están importando 120 toneladas de uranio por año que es el consumo de nuestras centrales ATUCHA I y EMBALSE y se está pagando por ello 36 millones de dólares. Fuentes de la CNEA estiman que si la Argentina volviera a producir uranio el costo sería menor a la mitad y se darían trabajo a por lo menos mil personas. La Ley de Minería vigente, que permite el saqueo de nuestros recursos minerales por empresas extranjeras, alcanza también a los minerales de uranio. Las empresas extranjeras están proyectando la explotación de las minas de uranio y su exportación. ¿No se verá la Argentina obligada a comprar su propio uranio, no al costo de extracción sino a precios del mercado mundial? Esto perjudicaría la ventaja competitiva que en el mercado mundial podría tener la Argentina como exportadora de centrales nucleares con provisión del combustible nuclear y servicio de reproceso del mismo.
Algunas respuestas
En su actual gira por Oriente Medio, la comitiva presidencial argentina, ha respondido en forma inequívoca a los interrogantes planteados: ha señalado a los distintos países que visitó que “La economía argentina está abierta a la inversión extranjera”, la Presidente les informó acerca de las grandes posibilidades que ofrece la minería, dio como ejemplo el emprendimiento conjunto con la hermana república de Chile, en obvia alusión al emprendimiento de la Barrick Gold en Pasqua Lama, intentó seducir nombrando los preciados minerales de oro, cobre, plata, potasio y litio, que contiene nuestro territorio y tranquilizó a los posibles inversores indicando que “la Argentina es hoy un país absolutamente confiable y previsible”.
Fue una clara invitación a participar del saqueo que realizan en forma “legal y sustentable” las transnacionales mineras ya en operación en nuestro país, beneficiadas por un trato impositivo privilegiado con estabilidad fiscal por treinta años. Esto es una confirmación de que la nefasta Ley de Minería no será revisada.
El millonario contrato de importación de gas de Qatar, firmado el 18 de enero, que prevé la instalación de una planta de re-gasificación en el Golfo de San Matías, provincia de Río Negro, motivó el siguiente comentario de nuestra presidente: “El desarrollo sustentable de carácter industrial produce una demanda de gas importante”.
Nosotros podríamos traducir de ésta manera. La crisis energética argentina, generada por la política de privatización de los recursos energéticos en la década del noventa, que fomentó una explotación y exportación sin límites, provocó el actual faltante. A su vez, la expansión de la privilegiada industria de la minería, que es electro-intensiva y la generación eléctrica que fundamentalmente se ha expandido a partir de centrales térmicas que funcionan a gas natural, requieren crecientes necesidades de importación, tanto de energía eléctrica como de gas.
Profundización del “modelo nacional y popular”
El hecho de que nuestros gobernantes buscan atraer capitales del exterior, en lugar de evitar que los que se generen fronteras adentro se fuguen. El hecho de que se mantenga la legislación financiera y la de inversiones extranjeras impuestas a sangre y fuego por el golpe cívico-militar contrarrevolucionario de 1976 que depuso a un gobierno nacional y popular. El hecho de que se continúe pagando la deuda externa ilegítima y fraudulenta probada como tal en sede judicial. El hecho de que no sólo se permita sino que además se invite a otros, al saqueo de los recursos minerales y energéticos, revela el verdadero significado de la anunciada “profundización del modelo nacional y popular” tan cacareado por el gobierno. Mantener a la Argentina en la división internacional del trabajo, reducida a un perfil de economía primarizada significa, lisa y llanamente no solamente mantener intacto el modelo económico-social impuesto por el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, sino profundizarlo.
Pasos como el que acaba de dar la CNEA, que nos llena de orgullo, que nos mueve a felicitar a los equipos de científicos, ingenieros y técnicos que intervinieron en el desarrollo, constituyen un hito importante que se suma al patrimonio nacional que los argentinos recuperaremos sin duda, en un futuro no muy lejano, y que sabremos utilizar en nuestro beneficio y no el de las empresas transnacionales al servicio del imperialismo, favorecidas por éste gobierno.
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