una de cal y una de arena, aunque del grupo Clarinete tengo la peor opiniòn…
me parece que la nota es buena, y me hace pensar que no todos los periodistas son iguales…
Cuando el hincha sabe
Por: Julio Marini
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Nunca vamos a entender al hincha desde la agresión física, o desde el insulto. Hablamos de hinchas, no de barras, a quienes no analizamos dentro del juego de la pasión genuina sino desde el negocio de la violencia.
Pero siempre nos sentiremos en la obligación de entender al hincha desde su fastidio, desde su frustración, desde sus sospechas…
Porque el fútbol, desde los futbolistas y los árbitros, deja tantas puertas abiertas al descrédito que termina avalando esas sensaciones del hincha verdadero, del que aún sufre y goza con este deporte y hasta llena canchas motivado por el amor a la camiseta y el gusto por este juego (cada vez más disociado).
¿Cómo hacer entender al hincha que los árbitros apenas se equivocan? Cuando sancionan con dos libros distintos ante jugadas similares. Uno sabe que, desde la frialdad, la mayoría no resiste una calificación que supere el regular. Pero si el hincha dice, desde la pasión, que no entiende que a 7 días de que Maglio en Tucumán le otorgó un penal que nadie vio a Boca y no le dio uno evidente a San Martín que no necesitó TV para ratificarse, otro árbitro (Lunati) sancionó uno a favor del líder que tampoco necesitó TV para ver que no hubo infracción; hay que darle la derecha al habitante de la tribuna.
Si el hincha descree que River haya puesto todo ante Tigre (sin recordar que le ganaron bien equipos muy inferiores al escolta) tiene sus razones repasando el partido.
Por más que se intente, el hincha, con derecho preguntará por qué Dátolo y Battaglia que bajaron cuatro veces a Moralez no recibieron la amarilla que sí se llevó el chiquito por protestar. Y preguntará por qué mientras ganaba o empataba Arsenal, a Beligoy no le importaba la pérdida de tiempo y sí amonestó a Bossio cuando Lanús era el que ganaba y el arquero ni insinuó hacer tiempo en un saque de arco.
Y hablamos apenas de unas jugadas, y no desde el replay, sino desde lo evidente, in situ, o por TV. Esas jugadas que hacen que el hincha, aunque sepa, diga ¿se equivocan porque son malos, o son “malos” porque se equivocan?
Muchos árbitros y futbolistas hacen que los de la tribuna duden y se fastidien, con razón.