Un antes y un después
César Luis Menotti - viernes, 29 junio, 07h33
El ingreso de Pablo Aimar en el segundo tiempo fue un quiebre, un clic, marcó un antes y un después en el rendimiento del seleccionado argentino, que hasta entonces había confundido una exhibición de toques con usar el toque como distracción para cambiar la velocidad.
Aimar, el mejor jugador de la cancha, hizo que el toque sea utilizado como una atracción, para atraer al adversario y romper la pausa con la velocidad. Y cambió el equipo, fue otro equipo. Tuvo otra dinámica. El fútbol no es siempre a 100 pero tampoco siempre a 10. Hay que sostener la precisión pero también ganar en velocidad. Porque si para ser preciso un equipo es demasiado lento, está perdido.
Y eso le sucedió a la Argentina en el primer tiempo, cuando fue pausado, perezoso y previsible. ¿Por qué? Porque jugó con cuatro asistentes (Cambiasso, Verón, Riquelme y Mascherano) que no producen jugadas para ser asistidos en la zona de definición, un jugador que necesita que lo asistan (Crespo) y otro (Messi) que se jugó aventuras individuales en espacios que no son convenientes. Demasiada asistencia y poco asistido. Un montón de jugadores que a su manera poseen como característica la pausa y el pase gol. Y si el receptor es uno solo entonces el equipo se transforma en un equipo pausado y previsible. Llegó un momento que la Selección hacía 40 toques pero no era capaz de elaborar una situación de gol.
Cuando entró Aimar cambió la velocidad, el despegue de la mitad de la cancha. Cambió todos los ritmos y la asistencia se hizo más fácil porque es un jugador que además de tocar profundiza. Y Messi encontró un ritmo que es el ritmo que él maneja y Crespo pudo ser asistido de otra forma.
Igualmente, en el balance general el rendimiento del equipo argentino no fue bueno. Sí corresponde destacar la buena técnica y la capacidad de recambio con que cuenta. Cualquiera puede cambiar la historia.
Defensivamente observé algunas dificultades aunque el adversario no propuso demasiado. Creo que este Estados Unidos no es medida, de todos los equipos que vi hasta ahora en la Copa es el más flojo.
Es necesario encontrar el equilibrio. No ser un equipo sin sorpresa que caiga prisionero de una pausa hasta el aburrimiento. Pablo Aimar sacó del letargo al seleccionado porque él toca y ataca, toca y se va. Y se encargó de asegurar un triunfo con la contundencia acorde a la capacidad de estas dos selecciones.
ARTICULO YAHOO
hay tipos q saben de fútbol, Cesar es uno