Carta Abierta a DP

estimados, no es mi carta, la lei en otros foros, y me parece tan cierta, tan sentida y tan respetuosa, que me tome el atrevimiento de postearla para que todos tenganla oportunidad de leerla. A mi criterio, no tiene desperdicio.
Espero que la familia Argenta no se ofenda por este atrevimientos. saludos

Carta Abierta al Señor Presidente del Club Atlético River Plate

De orden personal son las motivaciones que me mueven a escribir esta carta, Señor Presidente, aunque las consecuencias del episodio que suscitó estas líneas son de interés y conocimiento público, puesto que inciden directamente en la vida institucional de nuestro Club. Es por esta razón que elijo este medio para hacerle llegar mis palabras, a usted y a la comunidad riverplatense, dado que firmemente creo que ciertas discusiones deben llevarse a cabo y a puertas abiertas, en pos de lograr la transparencia y la pluralidad de voces que la institución reclama.
[FONT=Verdana]Ante todo, paso a presentarle a Mario Argenta, mecánico de profesión, socio vitalicio e hincha apasionado del Club Atlético River Plate. El señor Argenta desde hace más de cinco años que está a cargo del equipo de Fútbol Senior de River, en calidad de delegado del mismo. La posición que él ocupa no le fue otorgada por la dirigencia precedente, ni se trató de ningún tipo de “concesión” oficial con aires de clientelismo político. Mario Argenta, mi padre, consideró que el público riverplatense se merecía tener un contacto más cercano y frecuente con aquellos jugadores que habían sido parte de su historia y evocaban un cierto afecto en la memoria de los hinchas. De este modo, surgió el equipo (que él rápidamente armó, reuniendo viejos amigos ex-futbolistas), y luego siguieron el campeonato de “veteranos” –sucesivas reuniones en la A.F.A de por medio – y el desfile de grandes glorias del fútbol argentino por la formación (¿es necesario citar el nombre de Enzo Francescoli?). Con el tiempo y el creciente entusiasmo de la gente, la actividad tomó otra magnitud y despertó elogios y el interés de los medios de comunicación. Pero ni siquiera la llegada de la televisión cambió el modo en que los “muchachos” veían su actividad y, mucho menos, el modo de encararla por parte de mi padre. Para aquellos, se trató siempre de una excusa para volver al vestuario, a las viejas bromas, las risas siempre vigentes. Para éste, siguió siendo una tarea que afrontaba con honestidad, un amor inmenso y mucho, pero mucho orgullo. De más está decirle, señor Presidente, que todas estas cosas las sé, puesto que de ellas fui testigo involuntario a lo largo de estos años. Que las camisetas de todo el equipo se lavan en mi lavarropas y se secan en mi terraza, con jabón en polvo y suavizante de nuestra familia, por supuesto. Que muchas veces mi hermana y yo corremos a descolgarlas cuando sorprende una lluvia repentina. A tal punto llega el amor hacia un padre, y a su vez el de éste por su equipo.[/FONT]
[FONT=Verdana]Mario Argenta, cuando Usted alcanzó la Presidencia, debido a que él era vocal suplente por parte de la oposición, le pidió algunos minutos en su despacho: era el momento apropiado para discutir cara a cara los lineamientos de las actividades a desarrollar durante el año. Déjeme recordarle que él recibió de Usted pleno aval para seguir al frente del Fútbol Senior ese mismo día (el lunes 8 de febrero de este año): finalmente, había llegado la hora de la concertación por el bien de River, o el “reencuentro”, como Usted dio en llamarlo. (Seguramente recuerda las siguientes palabras: [/FONT]

[COLOR=black][FONT=Arial]“River está por encima de los hombres y de los nombres. Invito a todos los riverplatenses a un reencuentro. El club nos necesita. Pero solo no voy a poder sacar a River de esta situación.”[/COLOR][/FONT]
[COLOR=black][FONT=Arial]Daniel Passarella, declaraciones para el Diario Olé, 09/12/2009[COLOR=black][COLOR=black][1][/COLOR] ).[/COLOR][/COLOR][/FONT]

[FONT=Verdana]Unas semanas después (el martes 2 de marzo), Usted se encontró con mi padre en un pasillo del Club por casualidad y lo urgió a dirigirse a su oficina. Allí mismo le comunicó que, por “presiones ajenas a su voluntad”, se veía obligado a solicitarle que se abstuviera de organizar los partidos del equipo que él mismo había formado. Así, sin más, de un día para otro, él se vio privado de la posibilidad de seguir adelante con su actividad y sorprendido, como todos aquellos que estábamos al tanto de la reunión anterior, por el súbito vuelco en el accionar de la máxima autoridad de River y lo mudable de sus opiniones.[/FONT]

[FONT=Verdana]Ahora bien, sé que no puedo exigirle a Usted, Señor Presidente, el cuidado de las formas propio de un diplomático. Ni siquiera el manejo de nociones económicas que sustenten sólidamente sus opiniones en lo que respecta a la administración de nuestro Club. Ni mucho menos voy a pretender que Usted sea un versado en lenguas y que se luzca representando a nuestra Institución cada vez que la misma ponga pie fuera del territorio nacional. Puedo prescindir de todo esto puesto que ni la diplomacia ni los fundamentos sobre los que se forja la economía de mercado ni las vicisitudes del cambio lingüístico son atribuciones suyas. Usted llegó a ocupar el sillón presidencial del Club Atlético River Plate el pasado 5 de diciembre de 2009, porque así lo decidió la mayoría de los votantes que ese día se manifestaron en las urnas. Es evidente que ellos percibieron que no se necesitaba un profesional, un empresario o un alto funcionario para defender los intereses de River, sino una persona que contara con, al menos, una cualidad más valiosa. Usted, que fue capitán de la Selección Argentina en el año 1978, Usted mismo en la memoria del hincha de River evoca la figura de un gran líder. Y de los líderes, además de solidez y conducción, lo que genera más admiración es que son poseedores de una virtud casi épica y de escasa ocurrencia en el día a día: el honor. Salta a la vista que, si la mayor parte del electorado riverplatense se inclinó por Usted a la hora de votar, fue porque consideró que el Club debía estar a cargo de una persona de palabra, un hombre honorable, firme en sus acciones y dichos. River, creyeron, necesitaba un líder.[/FONT]
[FONT=Verdana]Me pregunto ahora: ¿es propio de un líder acorde a la grandeza del Club Atlético River Plate el dar su palabra de honor una semana y retractarse pocas después? ¿Se puede decir que es consecuente con sus dichos una persona que convoca al “reencuentro” de los riverplatenses, estando frente a los micrófonos de la redacción del diario Clarín, y luego dispone la exclusión, en privado y puertas adentro, de una persona dedicada y honesta, de un hombre de River, por el simple hecho de pertenecer a la lista opositora?[/FONT]

[FONT=Verdana]Con todo respeto, Señor Presidente, lo insto a reflexionar, no sobre su decisión, sino acerca de lo que ella deja ver: un gesto carente de todo honor y dignidad, un gesto poco adecuado para una persona que ocupa un puesto tan elevado como lo es el suyo. Le auguro a Usted y a todos los que queremos a River desinteresadamente que logre reconocer sus desaciertos y, una vez consciente de ellos, que éstos se conviertan en el sólido material para elaborar sus fortalezas de mañana.[/FONT]

[FONT=Verdana]Carolina[/FONT][FONT=Verdana] Argenta[/FONT]
[FONT=Verdana]DNI 31270658[/FONT]
[FONT=Verdana]Socio número 8908-8[/FONT]
[FONT=Verdana]Buenos Aires[/FONT][FONT=Verdana], 12 de marzo de 2010[/FONT]

estimados, no es mi carta, la lei en otros foros, y me parece tan cierta, tan sentida y tan respetuosa, que me tome el atrevimiento de postearla para que todos tenganla oportunidad de leerla. A mi criterio, no tiene desperdicio.
Espero que la familia Argenta no se ofenda por este atrevimientos. saludos

Carta Abierta al Señor Presidente del Club Atlético River Plate

De orden personal son las motivaciones que me mueven a escribir esta carta, Señor Presidente, aunque las consecuencias del episodio que suscitó estas líneas son de interés y conocimiento público, puesto que inciden directamente en la vida institucional de nuestro Club. Es por esta razón que elijo este medio para hacerle llegar mis palabras, a usted y a la comunidad riverplatense, dado que firmemente creo que ciertas discusiones deben llevarse a cabo y a puertas abiertas, en pos de lograr la transparencia y la pluralidad de voces que la institución reclama.
[FONT=Verdana]Ante todo, paso a presentarle a Mario Argenta, mecánico de profesión, socio vitalicio e hincha apasionado del Club Atlético River Plate. El señor Argenta desde hace más de cinco años que está a cargo del equipo de Fútbol Senior de River, en calidad de delegado del mismo. La posición que él ocupa no le fue otorgada por la dirigencia precedente, ni se trató de ningún tipo de “concesión” oficial con aires de clientelismo político. Mario Argenta, mi padre, consideró que el público riverplatense se merecía tener un contacto más cercano y frecuente con aquellos jugadores que habían sido parte de su historia y evocaban un cierto afecto en la memoria de los hinchas. De este modo, surgió el equipo (que él rápidamente armó, reuniendo viejos amigos ex-futbolistas), y luego siguieron el campeonato de “veteranos” –sucesivas reuniones en la A.F.A de por medio – y el desfile de grandes glorias del fútbol argentino por la formación (¿es necesario citar el nombre de Enzo Francescoli?). Con el tiempo y el creciente entusiasmo de la gente, la actividad tomó otra magnitud y despertó elogios y el interés de los medios de comunicación. Pero ni siquiera la llegada de la televisión cambió el modo en que los “muchachos” veían su actividad y, mucho menos, el modo de encararla por parte de mi padre. Para aquellos, se trató siempre de una excusa para volver al vestuario, a las viejas bromas, las risas siempre vigentes. Para éste, siguió siendo una tarea que afrontaba con honestidad, un amor inmenso y mucho, pero mucho orgullo. De más está decirle, señor Presidente, que todas estas cosas las sé, puesto que de ellas fui testigo involuntario a lo largo de estos años. Que las camisetas de todo el equipo se lavan en mi lavarropas y se secan en mi terraza, con jabón en polvo y suavizante de nuestra familia, por supuesto. Que muchas veces mi hermana y yo corremos a descolgarlas cuando sorprende una lluvia repentina. A tal punto llega el amor hacia un padre, y a su vez el de éste por su equipo.[/FONT]
[FONT=Verdana]Mario Argenta, cuando Usted alcanzó la Presidencia, debido a que él era vocal suplente por parte de la oposición, le pidió algunos minutos en su despacho: era el momento apropiado para discutir cara a cara los lineamientos de las actividades a desarrollar durante el año. Déjeme recordarle que él recibió de Usted pleno aval para seguir al frente del Fútbol Senior ese mismo día (el lunes 8 de febrero de este año): finalmente, había llegado la hora de la concertación por el bien de River, o el “reencuentro”, como Usted dio en llamarlo. (Seguramente recuerda las siguientes palabras: [/FONT]

[COLOR=black][FONT=Arial]“River está por encima de los hombres y de los nombres. Invito a todos los riverplatenses a un reencuentro. El club nos necesita. Pero solo no voy a poder sacar a River de esta situación.”[/COLOR][/FONT]
[COLOR=black][FONT=Arial]Daniel Passarella, declaraciones para el Diario Olé, 09/12/2009[COLOR=black][COLOR=black][1][/COLOR] ).[/COLOR][/COLOR][/FONT]

[FONT=Verdana]Unas semanas después (el martes 2 de marzo), Usted se encontró con mi padre en un pasillo del Club por casualidad y lo urgió a dirigirse a su oficina. Allí mismo le comunicó que, por “presiones ajenas a su voluntad”, se veía obligado a solicitarle que se abstuviera de organizar los partidos del equipo que él mismo había formado. Así, sin más, de un día para otro, él se vio privado de la posibilidad de seguir adelante con su actividad y sorprendido, como todos aquellos que estábamos al tanto de la reunión anterior, por el súbito vuelco en el accionar de la máxima autoridad de River y lo mudable de sus opiniones.[/FONT]

[FONT=Verdana]Ahora bien, sé que no puedo exigirle a Usted, Señor Presidente, el cuidado de las formas propio de un diplomático. Ni siquiera el manejo de nociones económicas que sustenten sólidamente sus opiniones en lo que respecta a la administración de nuestro Club. Ni mucho menos voy a pretender que Usted sea un versado en lenguas y que se luzca representando a nuestra Institución cada vez que la misma ponga pie fuera del territorio nacional. Puedo prescindir de todo esto puesto que ni la diplomacia ni los fundamentos sobre los que se forja la economía de mercado ni las vicisitudes del cambio lingüístico son atribuciones suyas. Usted llegó a ocupar el sillón presidencial del Club Atlético River Plate el pasado 5 de diciembre de 2009, porque así lo decidió la mayoría de los votantes que ese día se manifestaron en las urnas. Es evidente que ellos percibieron que no se necesitaba un profesional, un empresario o un alto funcionario para defender los intereses de River, sino una persona que contara con, al menos, una cualidad más valiosa. Usted, que fue capitán de la Selección Argentina en el año 1978, Usted mismo en la memoria del hincha de River evoca la figura de un gran líder. Y de los líderes, además de solidez y conducción, lo que genera más admiración es que son poseedores de una virtud casi épica y de escasa ocurrencia en el día a día: el honor. Salta a la vista que, si la mayor parte del electorado riverplatense se inclinó por Usted a la hora de votar, fue porque consideró que el Club debía estar a cargo de una persona de palabra, un hombre honorable, firme en sus acciones y dichos. River, creyeron, necesitaba un líder.[/FONT]
[FONT=Verdana]Me pregunto ahora: ¿es propio de un líder acorde a la grandeza del Club Atlético River Plate el dar su palabra de honor una semana y retractarse pocas después? ¿Se puede decir que es consecuente con sus dichos una persona que convoca al “reencuentro” de los riverplatenses, estando frente a los micrófonos de la redacción del diario Clarín, y luego dispone la exclusión, en privado y puertas adentro, de una persona dedicada y honesta, de un hombre de River, por el simple hecho de pertenecer a la lista opositora?[/FONT]

[FONT=Verdana]Con todo respeto, Señor Presidente, lo insto a reflexionar, no sobre su decisión, sino acerca de lo que ella deja ver: un gesto carente de todo honor y dignidad, un gesto poco adecuado para una persona que ocupa un puesto tan elevado como lo es el suyo. Le auguro a Usted y a todos los que queremos a River desinteresadamente que logre reconocer sus desaciertos y, una vez consciente de ellos, que éstos se conviertan en el sólido material para elaborar sus fortalezas de mañana.[/FONT]

[FONT=Verdana]Carolina[/FONT][FONT=Verdana] Argenta[/FONT]
[FONT=Verdana]DNI 31270658[/FONT]
[FONT=Verdana]Socio número 8908-8[/FONT]
[FONT=Verdana]Buenos Aires[/FONT][FONT=Verdana], 12 de marzo de 2010[/FONT]

Lamentablemente asi es de sucia la politica. No quiero decir que estoy de acuerdo con Passarella, pero si hizo campaña con la oposicion era sabido que lo iban a limpiar.

hay que fiajrce con quien juega cada uno. Si uno esta con gente nefasta sabe como le va a ir

La verdad que no voy a opinar porque no se bien que hizo este tal Argenta,y si la desicion estuvo bien o no,pero supongo que si lo saco de ese puesto por algo debe ser.

la habia posteado yo en el thread “una mala del kaiser?”

Llevala al club