Blaquier procesado y una editorial precisa de Aliverti.

Si bien escucho el programa de Aliverti con regularidad, sus columnas de los últimos tiempos destilaban una defensa asquerosamente desproporcionada del kirchnerismo (como si no tuviera un aparato que se encargue de eso a diario) en sintonía con su apreciación del momento político nacional (con la que sí estoy de acuerdo). Sin embargo, esta columna que redactó para el programa del sábado pasado es, sin salirse del segundo eje y alejandose del kirchnerismo, una sintesis (valga la redundancia) que a mi parecer es PERFECTA del momento real que atraviesa la política argentina. Concuerdo totalmente con estas palabras.

OPINION
Una noticia, una síntesis
Por Eduardo Aliverti
Podrían ser varios temas. O unos pocos, pero bien demostrativos de que es la batalla mediática el lugar por donde transcurre, como nunca, la construcción de sentido. De imaginario. De ensoñaciones dibujadas como realidad. O de realidades trabajadas como ensoñación.

Podría ser lo sucedido en la conferencia de prensa de Martín Sabbatella, al anunciar cuáles son los grupos que al cabo del 7 de diciembre deberán desprenderse de las licencias de radio y tevé que les sobran. Un cronista de Clarín tildó de mentiroso al titular de Afsca, acusándolo de haber encubierto que fueron todos los grupos los que incumplieron los plazos de presentación. Sabbatella le explicó con lujo de detalle por qué no era así, pero el colega continuó sobreactuando a grito limpio y fue así, a grito irracional, como se publicó su crónica del día siguiente. No escuchó nada. No quieren escuchar. Y podría ser lo que hicieron con las declaraciones de Nilda Garré. Las formuló en el programa de radio del suscripto. La convirtieron en su comidilla. La destrozaron. Lo cual no deja de ser válido, con ella o con cualquiera, si lo argumentativo parte de brindar transcripción fehaciente. No. Le dieron vuelta todo lo que dijo. La ministra dijo que comprendía el reclamo del 8N por más que, de acuerdo con cualquier estadística que se tome, las cifras del delito local figuran entre las más bajas del continente.
Publicaron y dijeron que le toma el pelo a la sociedad. La ministra admitió que no podía evitar el sentir “cierta culpa”, al registrar que tanta gente reclamó soluciones inmediatas que ni ella, ni nadie, puede sacar de la galera para resolver un intríngulis de alcances mundiales en toda gran urbe. Publicaron y dijeron que la ministra se confesó culpable. La ministra dijo que, además del qué, debe tenerse en cuenta a quién le reclaman, porque al gobierno nacional le cabe una parte de las responsabilidades por la seguridad ciudadana. Recordó que están las políticas y las policías de cada distrito, valgan el federalismo y la Metropolitana macrista. De eso no publicaron ni dijeron nada.

Con el avance de la semana, el deporte pasó a ser que el alcalde porteño aceptó el traspaso del subte. Según los medios que lo apañan, fue así porque tomó nota de que “la gente” exigió actitud opositora, y no por el acta que firmó en enero, ni porque es obvio de toda obviedad que el subte corre bajo sus pies, ni porque se vio venir la noche que prefiere disfrutar con Kiss o Antonia. Habrá que ver, eso sí, a cuánto pone el boleto, tras el saque de más del ciento por ciento que se gastó al acceder a la cesión de la que se arrepintió enseguida. Asimismo, ejercitaron con la eventual polenta de liderazgo del cordobés De la Sota. La fragata, más los fondos buitre y que el país puede entrar en default técnico, no dan para mucho. Este periodista cree que podría haber prescindido de todo lo anterior y, por cierto, no sólo como relevamiento semanal. Podría, simplemente, haber escogido una noticia. Una sola, que se basta y sobra para ser representativa de lo que algunos considerarán clima de etapa. Y otros, ya de época. En cualquier caso, un escenario de cambio, sostenido, sin el cual sería imposible que esa noticia se baste y sobre. Por lo que significa apenas se cita un nombre, y por lo que significan los que la ocultaron. A la noticia y al nombre. Es al revés, en verdad. Según quiénes sean los nombres, hay noticia o hay la necesidad de invisibilizarla.

Fue procesado Carlos Blaquier, por 29 casos de privación de la libertad en julio de 1976. En Jujuy. En su feudo de Ledesma. Cómplice en primer grado. Le trabaron embargo por 11 millones de pesos, y a la empresa por 5. Son migajas propinescas para el zar del azúcar más grande de América latina, aunque el valor simbólico cuenta. El fallo del juez federal Fernando Poviña, quien, en unos pocos meses, como encargado de las causas, activó lo que su antecesor durmió durante años, contiene unos párrafos de volumen histórico. Tras citar la voluntad de colaboración empresarial con una dictadura fundante del nuevo orden que los beneficiaba, el dictamen de Poviña señala que, además del apoyo intra e interinstitucional “con el que contaron las fuerzas de represión para arrebatar la representación política, los militares a cargo de los sucesivos golpes de Estado fueron apoyados, y se beneficiaron, con la colaboración activa de los mayores grupos económicos del país”. Continúa: “La política económica y la política represiva estuvieron, entonces, íntimamente relacionadas. Así, no resulta sorprendente, a esta altura del análisis, que aquellos militares que participaron en los sucesivos golpes de Estado, y asumieron como ministros o funcionarios públicos, fueran luego de su retiro contratados por las grandes corporaciones, como lobbistas o asesores”. Ledesma se llama Martínez de Hoz; se llama créditos de los militares que la favorecieron; se llama haber liquidado los ingenios azucareros del norte para nuclearlos en Salta y Jujuy como virtuales campos de concentración, dice luego el juez, bien que en otros términos cuyo factor no altera el producto. Como si fuera poco, Poviña aclara que la investigación no se cerró. Que ahora debe continuarse con las imputaciones por torturas y homicidios. Y el pedido de detención.

Además del zar del “lugar más difícil del norte argentino”, como bien lo calificaron familiares de las víctimas de Ledesma, fue procesado Alberto Lemos. Era el administrador de la empresa en los pagos donde los Blaquier y los Arrieta se echaron “La Rosadita”: una réplica de la Casa de Gobierno nacional, pegada a la montaña de bagazo del centro del pueblo. El bagazo es la mierda de la caña de azúcar. Ni siquiera hace falta chicanear con lo veraz o verosímil de que Blaquier se hace preparar allí sus empanadas preferidas, para ordenar que se las traigan de la mañana al mediodía. La caca de su caña –eso sí que es fuerte como emblema supremo– queda a miles de kilómetros de La Torcaza, la mansión blaquierista en la avenida
Sucre sanisidrense, donde es anfitrión habitual de sus amigos del poder real, revestido de mármoles de Carrara, belgas, griegos y sudafricanos. Este es el tipo que acaba de ser procesado por proveer de estructura conceptual, edilicia, móvil, sádica, al nazismo territorial de sus yungas. A la Noche del Apagón, que en rigor fueron varias noches, entre el 20 y el 27 de julio de hace más de 36 años, cuando oscurecieron toda la ciudad para que se chuparan sin problemas a 400 de sus obreros y pobladores. A los comandantes del Ejército y Gendarmería. A los que –como reconoció orgulloso el entonces jefe de Personal del Ingenio, Mario Paz, en la película Sol de Noche, que según Blaquier creó el mito represivo– torturaban a los secuestrados hasta que alguno cantara. Al resto de los atormentados, dice Don Mario en el film, más tarde les pedían disculpas. Tantos años que pasaron con esa sensación de impunidad asegurada. Y resulta que aparecen una fiscalía y un juez. Un tucumano tapado que no calcularon ni Blaquier, ni sus abogados, ni sus amigotes. Unos fuera de juego y de serie, de esos que, en la medida en que haya una institucionalidad acompañante, capaz de darle cobertura a su convicción, no frenan. Eso es lo que habilitó esta etapa, esta época. Esta militancia de los imprescindibles. De los incansables que encontraron decisiones y gestos, arriba, para no cansarse. Es de ahí que salió un juez que dijo no. Dijo basta. Dijo vení para acá. Dijo quién te creés que sos, vos y tu azúcar, tus resmas de papel, tu Torcaza, tu Rosadita.

Blaquier procesado, créase o no. El personaje más capangamente delicado de la simbiosis entre genocidio militar y económico, procesado. Créase o no. Y los medios y los periodistas que ignoraron la sentencia. Derecho viejo. Para ellos no existe la noticia que se basta y sobra. Menos de diez líneas perdidas en un suelto de Clarín, el viernes, y apenas unas pocas más en la cobertura de La Nación. Y si hablamos de militarización en Jujuy, vayamos por la Tupac. Por Milagro Sala. Por la india, la coya, la bruta, la violenta. Blaquier procesado, nada menos que Blaquier y sus jerarcas, no merece despliegue de la prensa libre. Los machos del off the record, de las acusaciones truchas o insustanciales, de los operativos de edición, ocultan a Blaquier procesado.
En nombre de Olga Arédez. De que dio vueltas sola, y sola, y sola, años y años, en la plaza de Libertador General San Martín, con la única violencia de su pañuelo. En nombre de Luis, su esposo, intendente radical en el camporismo, desaparecido dos veces por la pretensión de cobrarle al Ingenio Ledesma los impuestos de feudo correspondientes. En nombre de sus hijos, de todas las víctimas y de los militantes que atravesaron dictadura, blandengues, menemato, la Ledesma sempiternamente intocada e intocable y la prensa que jamás se metió ni se meterá con todos los Blaquier que andan por ahí, salud.

Un apellido. Un fallo judicial. El estoicismo de quienes no se agotaron. La hijaputez de quienes esconden la noticia que se basta y sobra. Quien quiera oír, que oiga. Quien no, tiene a mano las cacerolas y las vírgenes del periodismo independiente.

Si bien escucho el programa de Aliverti con regularidad, sus columnas de los últimos tiempos destilaban una defensa asquerosamente desproporcionada del kirchnerismo (como si no tuviera un aparato que se encargue de eso a diario) en sintonía con su apreciación del momento político nacional (con la que sí estoy de acuerdo). Sin embargo, esta columna que redactó para el programa del sábado pasado es, sin salirse del segundo eje y alejandose del kirchnerismo, una sintesis (valga la redundancia) que a mi parecer es PERFECTA del momento real que atraviesa la política argentina. Concuerdo totalmente con estas palabras.

OPINION
Una noticia, una síntesis
Por Eduardo Aliverti
Podrían ser varios temas. O unos pocos, pero bien demostrativos de que es la batalla mediática el lugar por donde transcurre, como nunca, la construcción de sentido. De imaginario. De ensoñaciones dibujadas como realidad. O de realidades trabajadas como ensoñación.

Podría ser lo sucedido en la conferencia de prensa de Martín Sabbatella, al anunciar cuáles son los grupos que al cabo del 7 de diciembre deberán desprenderse de las licencias de radio y tevé que les sobran. Un cronista de Clarín tildó de mentiroso al titular de Afsca, acusándolo de haber encubierto que fueron todos los grupos los que incumplieron los plazos de presentación. Sabbatella le explicó con lujo de detalle por qué no era así, pero el colega continuó sobreactuando a grito limpio y fue así, a grito irracional, como se publicó su crónica del día siguiente. No escuchó nada. No quieren escuchar. Y podría ser lo que hicieron con las declaraciones de Nilda Garré. Las formuló en el programa de radio del suscripto. La convirtieron en su comidilla. La destrozaron. Lo cual no deja de ser válido, con ella o con cualquiera, si lo argumentativo parte de brindar transcripción fehaciente. No. Le dieron vuelta todo lo que dijo. La ministra dijo que comprendía el reclamo del 8N por más que, de acuerdo con cualquier estadística que se tome, las cifras del delito local figuran entre las más bajas del continente.
Publicaron y dijeron que le toma el pelo a la sociedad. La ministra admitió que no podía evitar el sentir “cierta culpa”, al registrar que tanta gente reclamó soluciones inmediatas que ni ella, ni nadie, puede sacar de la galera para resolver un intríngulis de alcances mundiales en toda gran urbe. Publicaron y dijeron que la ministra se confesó culpable. La ministra dijo que, además del qué, debe tenerse en cuenta a quién le reclaman, porque al gobierno nacional le cabe una parte de las responsabilidades por la seguridad ciudadana. Recordó que están las políticas y las policías de cada distrito, valgan el federalismo y la Metropolitana macrista. De eso no publicaron ni dijeron nada.

Con el avance de la semana, el deporte pasó a ser que el alcalde porteño aceptó el traspaso del subte. Según los medios que lo apañan, fue así porque tomó nota de que “la gente” exigió actitud opositora, y no por el acta que firmó en enero, ni porque es obvio de toda obviedad que el subte corre bajo sus pies, ni porque se vio venir la noche que prefiere disfrutar con Kiss o Antonia. Habrá que ver, eso sí, a cuánto pone el boleto, tras el saque de más del ciento por ciento que se gastó al acceder a la cesión de la que se arrepintió enseguida. Asimismo, ejercitaron con la eventual polenta de liderazgo del cordobés De la Sota. La fragata, más los fondos buitre y que el país puede entrar en default técnico, no dan para mucho. Este periodista cree que podría haber prescindido de todo lo anterior y, por cierto, no sólo como relevamiento semanal. Podría, simplemente, haber escogido una noticia. Una sola, que se basta y sobra para ser representativa de lo que algunos considerarán clima de etapa. Y otros, ya de época. En cualquier caso, un escenario de cambio, sostenido, sin el cual sería imposible que esa noticia se baste y sobre. Por lo que significa apenas se cita un nombre, y por lo que significan los que la ocultaron. A la noticia y al nombre. Es al revés, en verdad. Según quiénes sean los nombres, hay noticia o hay la necesidad de invisibilizarla.

Fue procesado Carlos Blaquier, por 29 casos de privación de la libertad en julio de 1976. En Jujuy. En su feudo de Ledesma. Cómplice en primer grado. Le trabaron embargo por 11 millones de pesos, y a la empresa por 5. Son migajas propinescas para el zar del azúcar más grande de América latina, aunque el valor simbólico cuenta. El fallo del juez federal Fernando Poviña, quien, en unos pocos meses, como encargado de las causas, activó lo que su antecesor durmió durante años, contiene unos párrafos de volumen histórico. Tras citar la voluntad de colaboración empresarial con una dictadura fundante del nuevo orden que los beneficiaba, el dictamen de Poviña señala que, además del apoyo intra e interinstitucional “con el que contaron las fuerzas de represión para arrebatar la representación política, los militares a cargo de los sucesivos golpes de Estado fueron apoyados, y se beneficiaron, con la colaboración activa de los mayores grupos económicos del país”. Continúa: “La política económica y la política represiva estuvieron, entonces, íntimamente relacionadas. Así, no resulta sorprendente, a esta altura del análisis, que aquellos militares que participaron en los sucesivos golpes de Estado, y asumieron como ministros o funcionarios públicos, fueran luego de su retiro contratados por las grandes corporaciones, como lobbistas o asesores”. Ledesma se llama Martínez de Hoz; se llama créditos de los militares que la favorecieron; se llama haber liquidado los ingenios azucareros del norte para nuclearlos en Salta y Jujuy como virtuales campos de concentración, dice luego el juez, bien que en otros términos cuyo factor no altera el producto. Como si fuera poco, Poviña aclara que la investigación no se cerró. Que ahora debe continuarse con las imputaciones por torturas y homicidios. Y el pedido de detención.

Además del zar del “lugar más difícil del norte argentino”, como bien lo calificaron familiares de las víctimas de Ledesma, fue procesado Alberto Lemos. Era el administrador de la empresa en los pagos donde los Blaquier y los Arrieta se echaron “La Rosadita”: una réplica de la Casa de Gobierno nacional, pegada a la montaña de bagazo del centro del pueblo. El bagazo es la mierda de la caña de azúcar. Ni siquiera hace falta chicanear con lo veraz o verosímil de que Blaquier se hace preparar allí sus empanadas preferidas, para ordenar que se las traigan de la mañana al mediodía. La caca de su caña –eso sí que es fuerte como emblema supremo– queda a miles de kilómetros de La Torcaza, la mansión blaquierista en la avenida
Sucre sanisidrense, donde es anfitrión habitual de sus amigos del poder real, revestido de mármoles de Carrara, belgas, griegos y sudafricanos. Este es el tipo que acaba de ser procesado por proveer de estructura conceptual, edilicia, móvil, sádica, al nazismo territorial de sus yungas. A la Noche del Apagón, que en rigor fueron varias noches, entre el 20 y el 27 de julio de hace más de 36 años, cuando oscurecieron toda la ciudad para que se chuparan sin problemas a 400 de sus obreros y pobladores. A los comandantes del Ejército y Gendarmería. A los que –como reconoció orgulloso el entonces jefe de Personal del Ingenio, Mario Paz, en la película Sol de Noche, que según Blaquier creó el mito represivo– torturaban a los secuestrados hasta que alguno cantara. Al resto de los atormentados, dice Don Mario en el film, más tarde les pedían disculpas. Tantos años que pasaron con esa sensación de impunidad asegurada. Y resulta que aparecen una fiscalía y un juez. Un tucumano tapado que no calcularon ni Blaquier, ni sus abogados, ni sus amigotes. Unos fuera de juego y de serie, de esos que, en la medida en que haya una institucionalidad acompañante, capaz de darle cobertura a su convicción, no frenan. Eso es lo que habilitó esta etapa, esta época. Esta militancia de los imprescindibles. De los incansables que encontraron decisiones y gestos, arriba, para no cansarse. Es de ahí que salió un juez que dijo no. Dijo basta. Dijo vení para acá. Dijo quién te creés que sos, vos y tu azúcar, tus resmas de papel, tu Torcaza, tu Rosadita.

Blaquier procesado, créase o no. El personaje más capangamente delicado de la simbiosis entre genocidio militar y económico, procesado. Créase o no. Y los medios y los periodistas que ignoraron la sentencia. Derecho viejo. Para ellos no existe la noticia que se basta y sobra. Menos de diez líneas perdidas en un suelto de Clarín, el viernes, y apenas unas pocas más en la cobertura de La Nación. Y si hablamos de militarización en Jujuy, vayamos por la Tupac. Por Milagro Sala. Por la india, la coya, la bruta, la violenta. Blaquier procesado, nada menos que Blaquier y sus jerarcas, no merece despliegue de la prensa libre. Los machos del off the record, de las acusaciones truchas o insustanciales, de los operativos de edición, ocultan a Blaquier procesado.
En nombre de Olga Arédez. De que dio vueltas sola, y sola, y sola, años y años, en la plaza de Libertador General San Martín, con la única violencia de su pañuelo. En nombre de Luis, su esposo, intendente radical en el camporismo, desaparecido dos veces por la pretensión de cobrarle al Ingenio Ledesma los impuestos de feudo correspondientes. En nombre de sus hijos, de todas las víctimas y de los militantes que atravesaron dictadura, blandengues, menemato, la Ledesma sempiternamente intocada e intocable y la prensa que jamás se metió ni se meterá con todos los Blaquier que andan por ahí, salud.

Un apellido. Un fallo judicial. El estoicismo de quienes no se agotaron. La hijaputez de quienes esconden la noticia que se basta y sobra. Quien quiera oír, que oiga. Quien no, tiene a mano las cacerolas y las vírgenes del periodismo independiente.

Que asco ese aliverti sinceramente es un cipayo

Aliverti AHORA se acordo de Blaquier.

Columna de Aliverti: muestra forística :mrgreen:

¿Y vos te vas acordar de hablar de River aunque sea una vez?

Bot.

---------- Mensaje unificado a las 21:34 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 21:33 ----------

El doble discurso de la inseguridad. Chorros no, represores y civiles complices sueltos, sí.

Blaquier, procesado pero en libertad

El juez Fernando Poviña ha procesado a Carlos Blaquier y al ex administrador general de Ledesma, Alberto Lemos, por “privación ilegítima de la libertad agravada” por los sucesos de la última dictadura militar en Libertador General San Martín.

El procesamiento se hizo en dos causas: la primera, por el secuestro de tres dirigentes (entre ellos el ex intendente de Libertador, Luis Aredez), mientras que las otras 26 personas fueron secuestradas en la llamada “Noche del Apagón”, entre el 20 y el 27 de julio de 1976.
Es el primer procesamiento a nivel nacional que establece la responsabilidad de un sector civil por delitos de lesa humanidad cometidos por la dictadura.

Cárcel común, perpetua y efectiva
El juez se valió para procesar a Blaquier y Lemos en dos tipos de evidencias: el aporte material (facilitando vehículos y combustible, haber dispuesto el apagón del alumbrado público y domiciliario para llevar a cabo las detenciones) y su voluntad manifiesta de colaborar con la dictadura. Sobran pruebas para que esté preso. Pero el mismo juez que los procesó, ordenó mantenerlos en la libertad condicional.

Decenas de testigos han declarado que los secuestros se hicieron en camionetas de la empresa. Este año, en un allanamiento a las oficinas comerciales de Ledesma, se encontraron carpetas con informes sobre trabajadores, activistas, vecinos y organizaciones sociales y políticas, un trabajo de inteligencia desde ¡1974 hasta 2007! Sólo por eso deberían esperar la sentencia presos.

Está en curso un amplio operativo político-empresarial por la impunidad, sólo así se explica que sigan en libertad.

Los intendentes K con Ledesma, Ledesma contra los obreros
Se están convocando marchas en el pueblo y abrazos simbólicos de manera sistemática, con el impulso de la patronal y las intendencias K, para “defender las fuentes de trabajo” y contra la “persecución política” a Blaquier. Están extorsionando a la población en general y a los obreros en particular. Existe un control furioso sobre radios y canales del municipio para no escuchar otra campana que no sea la de la empresa.

El apriete en Ledesma también pasa por los despidos. La empresa ha incorporado nueva tecnología, suprimiendo el trabajo de miles de obreros temporales, en lugar de reducir la jornada laboral. Es así que ahora, en el Lote Bermejo, no se utilizan obreros temporales (hasta se cerró la escuela a la que asistían los hijos de los trabajadores). Para el año que viene se espera lo mismo para el Lote Libertad.

Los intendentes K están mostrando la verdadera política del kirchnerismo. Ello, mientras en el resto del país buscan engañar incautos promoviendo el boicot contra el azúcar de Ledesma.

Cuando comenzó el juicio a Pedraza (en paralelo se inició el de Blaquier), nuestra consigna fue “Justicia por Mariano y el Apagón, Cárcel a Pedraza y a Blaquier”. Llamamos a todas las organizaciones a sumarse para exigir Cárcel Ya a Blaquier y a todos los colaboradores de la dictadura. Fuera los genocidas y explotadores de Ledesma, por su nacionalización bajo control obrero.

Blaquier, procesado pero en libertad : PARTIDO OBRERO

che… pero Blaquier no acompañó a la presi en alguna comitiva presidencial?

Si, pero se ve que no pago el canon correspondiente y ahora es el enemigo…

parece que recien ahora se enteraron de lo que pasó en Ledesma hace mas de 35 años

Bueno, pero eran rehenes como con Magnetto (a quien le aprobaron la fusión Cablevisión-Multicanal y le dieron la única entrevista de Cristina en la primera campaña presidencial por estrategia) y recién cuando pudieron liberarse de sus garras, pueden darle el merecido que siempre quisieron darle, incluso cuando los beneficiaban y se sacaban fotitos sonriendo mientras viajaban por distintos lados.

De cualquier manera, me parece bien que se la den a Blaquier por “La Noche del Apagón” pero que no vengan a plantarse como contrafiguras que no se las cree nadie.

exactamente… esto se sabe desde siempre, pero no importó mucho parece…

Nunca les importa hasta que le empieza a importar.

Si el pen hace un acuerdo con Ledesma no se va a juntar con el sereno que cierra a la noche…

---------- Mensaje unificado a las 20:20 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 20:19 ----------

Cámbiale marge…

Y si, mejor no hablar de ciertas cosas cuando no convienen. ¿No?

nah

las fotos con los cirigliano ya las quemaron no? y con eskenazi y brufau tambien??

Pero que carajo tiene que ver Cristina con el procesamiento de Blaquier? La búsqueda de justicia contra estos tipos excede al kirchnerismo.

Perdónenme, pero a veces son tan boludos como los fanáticos k.