[b]Contiene ácidos que reducen la absorción intestinal de glucosa. Así, el organismo utiliza sus reservas de grasa
Por primera vez en la Argentina, sale a la venta un chicle sabor a menta con compuestos naturales, capaz de controlar el impulso de ingerir alimentos entre comidas. Los masticables contienen extracto de café verde, que permite “minimizar la ansiedad por comer”, y ayuda a reducir los episodios de exceso de ingesta y la alimentación desordenada.
[/b]El protagonista de este chicle es el extracto de café verde (café sin procesar) que ayuda a adelgazar. Marcos Mayer, especialista en nutrición e investigador del CONICET, explica que esto sucede porque contiene ácidos clorogénicos, “que reducen la absorción intestinal de glucosa, limitando el acceso a la energía de la dieta y obligando al organismo a echar mano de las reservas de grasa; de este modo, favorece la pérdida de peso”.
El café verde colabora en la inhibición de dos enzimas intestinales, la glucosidasa y glucosa-6-fosfatasa. “Provoca un retraso en la absorción de los hidratos de carbono y retrasa también la captación intestinal de glucosa. De este modo, actúa como un agente reductor del índice glucémico de los alimentos”, destaca el especialista. Además, libera la hormona GLP 1, que optimiza el metabolismo de los hidratos de carbono y mejora la acción de la insulina.
El extracto de café verde utilizado es de origen francés y se combina con otros ingredientes de origen natural como la corteza del fruto de la Garcinia Cambogia, que contribuye a incrementar la oxidación de las grasas al inhibir una enzima clave en el metabolismo de los hidratos de carbono y los lípidos, y controla el apetito por generar sensación de saciedad.
En los últimos años se han desarrollado estudios clínicos para evaluar la eficacia de extractos de café verde con alto contenido en ácido clorogénico en relación con el control glucémico y el mantenimiento del peso corporal. En Estados Unidos se observó en pacientes con sobrepeso que el consumo de café verde a lo largo de 60 días, asociado a un plan de alimentación hipocalórico, se vinculó a una mayor pérdida de peso que la observada en los sujetos que recibieron placebo, así como un incremento en la proporción entre masa magra y masa grasa.
“Uno no busca que el chicle remplace una comida principal sino que con su ayuda se cumpla lo que le pide el nutricionista y que el apetito no ataque en momentos inconvenientes”, aclara Mayer. Por eso, los especialistas recomiendan que su consumo debe acompañar un cambio de hábito que incluya un plan de alimentación saludable y un programa de actividad física adecuado.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2015 el sobrepeso y la obesidad afectarán a 2,3 mil millones de personas en el mundo. Según la última Encuesta sobre Factores de Riesgo, en la Argentina, más del 50% de los mayores de 18 años tiene problemas de sobrepeso u obesidad. En este sentido, Mayer destaca que “los chicles serán los aliados de muchos nutricionistas a la hora de reforzar los tratamientos”.
Buena onda para los ansiosos como yo que arraso con la alacena a la noche.