Astrada y su River van a Rosario con la obligación de ganar sí o sí para poder mantener viva la esperanza: “Clasificar es uno de los objetivos que nos pusimos”. FEDERICO DEL RIO | fdelrio@ole.com.ar
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El Jefe no se quiere perder la próxima Libertadores.
Leonardo Astrada se preparaba para su vuelta al Monumental y atendió un llamado desde el exterior. “Se te hunde el Titanic”, fue lo primero que escuchó, seguido de una tremenda risotada. Era Germán Burgos, loco como siempre, quien le deseaba éxitos de esa manera tan particular. En cinco partidos, el Negro logró enderezar un poco el barco tratando de esquivar el iceberg, pero todavía parece muy difícil (por no decir ya que es imposible) que pueda anclar en el puerto que eligió la tarde que dirigió su primera práctica. “Tenemos que sumar para entrar en la Libertadores, no podemos quedarnos afuera”, les propuso a sus marineros. Una victoria, dos empates y dos derrotas en este corto plazo todavía lo mantienen en alta mar, lejos de ver la Copa prometida. “Sí, sería un drama no entrar en la Libertadores. Desde el 95, River tiene asistencia perfecta y, aunque no le fue bien en los últimos años, lograr la clasificación es uno de los objetivos que nos pusimos cuando llegamos. Todavía tenemos posibilidades, pero hay que pensar partido a partido”, mantiene la esperanza el Jefe, que, calculadora en mano, sabe que esta tarde necesita sí o sí los tres puntos para seguir navegando hacia el destino deseado.
River, que llegó por la tarde a Rosario pero vía terrestre, tendrá un gran desafío en el Parque Independencia: sin Almeyda ni Ortega y con Fabbiani, el equipo de Astrada intentará bajar a uno que está mucho más arriba en varios sentidos. Este Newell’s puntero le saca varias cabezas en la talla de los futbolistas (ver Arriba las manos…), le lleva 16 puntos en la tabla del Apertura y 10 en la que cuenta para entrar en la Copa. Y ahí está la gran cuestión porque River, por supuesto, ya no tiene aspiraciones para ser campeón y apenas si se sostiene su ilusión de jugar la Libertadores 2010. Entonces, superar a uno de los rivales directos es fundamental para no tirar la toalla con tanta anticipación. Más cuando la famosa matemática no ayuda a ninguno de los gigantes argentinos (Boca tiene apenas tres puntos más en la general).
River suma 37 y tiene 21 por ganar si consigue triunfar en las siete fecha que quedan hasta el final del campeonato. Su techo estaría, entonces, en los 58 puntos que no aseguran entrar a la Libertadores. La última vez que se sumaron dos torneos para definir los clasificados, el de puntaje más bajo fue Lanús, con 59, que fue al repechaje gracias a que Boca había sido el campeón de la Copa 07. Si no, el último que entraba era Arsenal, con 62. Con 58 se aseguró un lugar Vélez para la edición del 2007 y por diferencia de gol, ya que Lanús también había sumado la misma cantidad y tuvo que conformarse con jugar sólo la Sudamericana.
“La Copa Libertadores”, eligió Astrada en la revista River Monumental como el título que más disfrutó de los 12 que ganó, lo que le da un lugar destacado en el Museo que se inaugurará el lunes por ser el jugador con más campeonatos ganados. El Jefe tiene algo especial con ese trofeo esquivo para la historia de River. Entiende que sería, o será, un drama no participar de la próxima edición. Sabe que es posible que eso suceda y, aunque podría favorecerlo para concentrar las fuerzas en un único objetivo --el próximo Clausura-- en el primer semestre del 2010, él no negocia el objetivo que se plateó el primer día. Para cumplirlo no puede fallar. Necesita que la recuperación del equipo se refleje en el arco contrario y en el resultado final porque hacer un buen partido, pero quedarse con las manos vacías, como le pasó el domingo contra Lanús, no le servirá de consuelo y no habrá ninguna broma del Mono Burgos que alcance para cambiar el humor de sentirse afuera de la Copa en la que hace 15 años que no registra ausencias.