Así perdemos todos
Antes de empezar a escribir este intento de carta, me gustaría aclarar que quien escribe, poco sabe de política, poco le interesa, pero entiende que informarse es necesario.
Partiendo de esta premisa, comienzo: Hace un tiempo, aquellos que no leemos a diario la sección “Política” de los periodicos, empezamos a enterarnos de un conflicto entre el Grupo Clarín y el Gobierno de turno. ¿Cómo hicimos? Simple, se comenzó, progresivamente, a hacer de ello una causa nacional.
Los entendidos del tema seguramente habrán denotado el conflicto tiempo atras, con pequeñas suspicacias lanzadas de ambos lados, los unos contra los otros. Con el correr de los días, estos encubiertos “palos” que se tiraban entre ellos dejaron de ser tales, y empezaron a empapar todos los medios de comunicación de nuestro país. Como todos sabemos, vivimos en Democracia, un instituto extraordinario, que evidentemente, muchos no saben valorarlo. Todos los habitantes tenemos el derecho a la información, a saber que está pasando y en virtud de ello, a formar nuestras propias opiniones. Ese derecho, absolutamente negado a una sociedad en la nefasta etapa de la “Dictadura Militar”, hoy parece estar oscureciendosé de a poco.
Insisto con lo primero, poco me interesa la política, pero es mi derecho informarme, y si quiero hacer uso de él, quiero hacerlo libremente. Ni hablar que no es de manera expresa que me lo están negando, sino que lo hacen tácitamente. Y no estoy apuntando a una sola de las “partes” del conflicto, sino a ambas.
Veámos: Desde mi visión (la cual, al no poder estar bien informado, sin lugar a dudas ha de ser equivocada) el “auge” de la “pelea” empezó con el tema de los derechos y la televisación del fútbol. Ese deporte predilecto de todos los argentinos por naturaleza pasó a manos del canal público, brindandole el acceso a todos, o a la gran mayoría de los habitantes la posibilidad de ver los partidos desde su casa sin pagar un “adiconal” a la compañía de cable. ¿Alguién podría no estar contento con esta medida? Yo creo que no. Ahora bien, el negocio que hizo el Gobierno, ¿realmente fue “bueno” en términos políticos, sociales y económicos? Aquello es una apreciación que descansa en cada uno, pero para formular mi opinión necesito enterarme con presición de como fueron las cosas. Digo, escuchando una campana nos endulzan los oídos bajo el lema del “Fútbol para todos”, pero sin contarnos que en muchas provincias, para ver aquellos canales que tienen la transmisión hay que pagar un abono por el servicio del cable. Pasamos a escuchar la otra campana, y lo único que hacemos es leer críticas y más críticas debastadoras.
Entonces me pregunto: ¿Cómo puede hacer un simple ciudadano para formar una opinión propia si los encargados de brindarnos las herramientas para hacerlo no hablan con objetividad?
Pasemos al segundo episodio: La famosa “Ley de Medios Audiovisuales” o “Ley de Radiodifusión”. Pecando de sabio, creo no equivocarme al afirmar que 7 de cada 10 personas poco saben de que trata aquella ley, pero sin embargo, con seguridad, las 10 personas escuchamos hasta el hartazgo aquel término. “Se tiene que aprobar, basta de Monopolios” nos cuentan de un lado, “Solo quieren hacer negocios ellos, es una verguenza!” nos retrucan del otro.
Supongamos, que a pesar de ello, un amigo nuestro por propia iniciativa decida escuchar con atención las 2 campanas, para aunque sea, saber por qué pelean, saber qué es la famosa ley. Causa consecuencia, se va a comprar el diario más vendido en la Argentina. Como evidentemente la famosa ley perjudicaría a Clarín, podemos pasar páginas y páginas que solo leerémos sobre “El aumento del patrimonio K”, “Los negocios fraudulentos”, “Los amigos de los Kirchnner”, “La verguenza de la ley” y demás notas, que sin lugar a dudas, serán de la misma índole. Eso sí, poco nos cuentan de qué trata la ley. Ahora bien, este amigo que mencionamos, decide escuchar la versión del Goberino, que por esas casualidades de la Argentina de hoy, en vez de contarnos con presición en que nos beneficiariamos con su aprobación, se dedica a atacar y/o contestar los ataques de la otra “parte”, privandonos de informarnos como realidad deberíamos. Es entonces que aquel amigo nuestro va a caer en la misma situación que muchísimos de los argentinos, la imposibilidad de poder armar su propio pensamiento. ¿Por qué? A esta altura creo que esta pregunta ya no merece ser contestada.
Hoy sábado me paso algo muy particular, cuando llegó la propaganda de la película que estaba mirando por Canal 13 (Canal del Grupo Clarín), en vez de ventas de productos, o ventas de diferentes programas, tuve que ver 3 o 4 veces seguidas publicidades atacando la ley, y defenestrando al Gobierno (Y adivinen qué! Nada me contaban sobre el contenido de la misma). A los pocos minutos puse Canal 7 para ver el partido que se estaba jugando, y mientras veía un poco de mi deporte favorito, por la parte inferior de la patalla (También en el entretiempo) me aparecían carteles alabando y vanagloriando a nuestraa famosa amiga -a esta altura creo que ya estamos en condicones de llamar así-, y tildando a la gente de Clarín de monopólicos, de ser los dueños de todo, etc. etc.
Aquello que me decidió a escribir ésta carta fue lo que ocurrió esta semana, cuando casualmente, en el “auge” de la discordia, muchos agentes de la AFIP entraron, vaya a uno a saber porque, a la oficinas del Grupo Clarín. Estos últimos, pasaron a victimizarce como si les hubiesen causado el mayor daño de toda su historia, bastaba con entrar al sitio online del diario, donde, de 40 noticias, 39 versaban sobre la “intimidación” surgida por parte del Gobierno, y 1 sola sobre la caída de la Selección Argentina, y la potencial no-clasificación al Mundial de Sudáfrica.
¿Y del otro lado? ¿Que dijeron? Si bien a mi entender hubo un exceso de dramatización de Clarín, las autoridades del país demuestran sin tabúes, como hacen uso de las herramientas del Estado para afrontar una “disputa personal”, todos sabemos que el Grupo Clarín cotiza en Bolsa, y lo último que podría intentar hacer es evadir debido a la alta exposición que tienen. Entonces me pregunto, más alla de la reacción del diario, ¿Qué fueron hacer esos agentes? ¿No hay un alto número de morosos en nuestro país que deberían tener prioridad para ser investigados?
Claramente podemos ver como por un lado, nos quieren hacer creer que lo que les hicieron fue una atrosidad, que los dañaron, les pegaron. Una exageración. Por el otro, nos “refriegan” en la cara como en vez de darle el uso correspondiendo a las herramientas que tenemos como argentinos (Las cuales pagamos con nuestros impuestos), las utilizan para “intimidar” al rival de turno.
Es momento que reaccionemos, ni unos son los mejores, ni los otros son los peores. Estan llevando a nivel nacional una disputa personal, haciendo que un conflicto de 2 actores, pase a tener más de 37.000.000. Basta!. El pueblo argentino, la gente, necesita información, estamos cansados de leer sobre sus “carpichos” y sobre sus peleas. Queremos leer un diario, mirar un noticiero, pero queremos que nos informen con objetividad. Es ahora que dejen sus peleas y discuciones de lado y piensen verdaderamente en el pueblo argentino… Porque así, así perdemos todos…