La sociedad, desde el gobierno del inútil de Alfonsin a la fecha, ha tomado la palabra “represión” como un sinónimo de genocidio, cuando es el accionar que tiene el estado para poder eliminar o disminuir un accionar delictivo.
Y esto se lo debemos a los políticos que se sucedieron desde esa fecha. Algunos de los cuales estaban metidos con los erpianos y los montoneros y que esa palabra quedará así metida en la mente de la gente, servía a sus intereses de mostrarse como víctimas, borrando sus acciones de ese nefasto pasado, pasando en el imaginario popular a ser unos “jóvenes idealistas”…
Zaffaroni, también sumo a esto, que el accionar delictivo, había que entenderlo, dentro de un marco social, en el cual, quien roba, lo hace poriqe envidia lo que otro le enrostra en la cara, quien asesina, lo hace porque carece de capacidad de poder entender el echo, quien viola, lo hace porque la mujer incita a su agresor, hasta llegar a su modelo abolicionista, en dónde todos debemos entender a los delincuentes, porque ellos no son victimarios, sino “víctimas del sistema”, con lo cual la víctima para este hijo de puta, termina siendo quien debe pedirle perdón a su victimario…
Eso sí, en el resto de los países, sean de gobiernos autocraticos, democráticos, totalitarios de izquierda o de derecha, se reprime lo que sus leyes consideran delito, y nadie que viva en esos países, sean estos cuba, Venezuela, irán, reino unido, Alemania, o Estados Unidos, toma a esa represión del delito, como si fuera un caso de genocidio. El delincuente para esas sociedades debe estar preso y no permiten lo que acá damos por sentado, ya por como se ha mantenido en el tiempo, como algo natural.
Nos falta no solo políticos que hagan cumplir las leyes, sino también jueces y fiscales que las apliquen sin buscar coartadas para beneficiar al delincuente y una sociedad que este convencida de que esa es la forma civilizada en la cual se puede desenvolver con normalidad.