El presidente de River deberá declarar la semana que viene.
Y un buen día, el juez se convenció. Tuvo que ocurrir el enfrentamiento de los grupos rivales tras el partido con Independiente, y las versiones de nuevas vendettas, para que el juez Zamudio entendiera que la interna de Los Borrachos va en serio y que el único freno posible es el judicial. Por eso aceleró los tiempos: aceptó el pedido del fiscal José María Campagnoli y llamó a declaración indagatoria a siete barras (los hermanos Alan y William Schlenker, Adrián Rousseau, Gonzalo Acro, Neurona Decoste, Christian Ghisletti y Luis Gaspar) y a José María Aguilar para la semana que viene por la gresca de los quinchos. ¿Qué significa eso? Que las pruebas reunidas hasta el momento son suficientes para sostener el estado de sospecha que pesa sobre ellos. A los barras los acusa de ser partícipes de los delitos de robo con armas y lesiones graves, con penas de hasta 15 años de prisión. Al presidente de River le imputan encubrimiento, con pena de hasta seis años. (VAMO’ TODAVIA!!! :twisted: :twisted: :twisted: )
“El viernes llegó la última prueba que faltaba, la transcripción de las escuchas telefónicas. Ahí hay testimonios comprometedores”, le dijo una fuente de Tribunales a Olé. ¿Por qué van contra Aguilar, que aquel 11 de febrero cuando sucedió todo previo al partido contra Lanús ni siquiera estaba en el país? Porque la Justicia lo pone como cabeza y cree que el club apañó a la barra durante mucho tiempo y trató de encubrir el episodio. “Se encontraron facas en un lugar cerrado, los policías declararon que la dirigencia les pidió que no se metieran y la guardia médica no informó sobre heridas de bala, cuando en una escucha queda claro que Neurona se atendió en el club. Quizá no sea mucho para ir contra Aguilar, pero sí para que todo River entienda que si quiere a los barras presos, debe colaborar”, dicen en Palacio.
El presidente de River deberá declarar la semana que viene.
Y un buen día, el juez se convenció. Tuvo que ocurrir el enfrentamiento de los grupos rivales tras el partido con Independiente, y las versiones de nuevas vendettas, para que el juez Zamudio entendiera que la interna de Los Borrachos va en serio y que el único freno posible es el judicial. Por eso aceleró los tiempos: aceptó el pedido del fiscal José María Campagnoli y llamó a declaración indagatoria a siete barras (los hermanos Alan y William Schlenker, Adrián Rousseau, Gonzalo Acro, Neurona Decoste, Christian Ghisletti y Luis Gaspar) y a José María Aguilar para la semana que viene por la gresca de los quinchos. ¿Qué significa eso? Que las pruebas reunidas hasta el momento son suficientes para sostener el estado de sospecha que pesa sobre ellos. A los barras los acusa de ser partícipes de los delitos de robo con armas y lesiones graves, con penas de hasta 15 años de prisión. Al presidente de River le imputan encubrimiento, con pena de hasta seis años. (VAMO’ TODAVIA!!! :twisted: :twisted: :twisted: )
“El viernes llegó la última prueba que faltaba, la transcripción de las escuchas telefónicas. Ahí hay testimonios comprometedores”, le dijo una fuente de Tribunales a Olé. ¿Por qué van contra Aguilar, que aquel 11 de febrero cuando sucedió todo previo al partido contra Lanús ni siquiera estaba en el país? Porque la Justicia lo pone como cabeza y cree que el club apañó a la barra durante mucho tiempo y trató de encubrir el episodio. “Se encontraron facas en un lugar cerrado, los policías declararon que la dirigencia les pidió que no se metieran y la guardia médica no informó sobre heridas de bala, cuando en una escucha queda claro que Neurona se atendió en el club. Quizá no sea mucho para ir contra Aguilar, pero sí para que todo River entienda que si quiere a los barras presos, debe colaborar”, dicen en Palacio.
Lamentablemente no va a ir preso, lo quieren apretar para que cante y puedan meter presos a los delicuentes esos.
De todas maneras creo que la gente de River deberia poner un ejemplo ejemplificador con el gordo y que alguien le pegue un tiro alegando demencia temporal.
Sabes como se van a cuidar en el futuro de robar pensando que cualquier loco les puede quitar la vida.