Acerca del contrato AFA-TV... por Victor Hugo Morales DIARIO

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Acerca del contrato AFA-TV
Punto de retorno

Existen los que superan el punto de retorno y se dicen que ése es el punto que hay que alcanzar en la vida. En eso está Raúl Gámez cuando afirma: “Me importa un pito ir preso por estos malandras. Que me denuncien. Que me expulsen, pero contra toda esta basura hay que pelear.” No quiere ni tolera que le sigan robando al fútbol.

Victor Hugo Morales

20-05-2007

2007-05-20 04:37:06

Victor Hugo Morales

Existen los que superan el punto de retorno y se dicen que ése es el punto que hay que alcanzar en la vida. En eso está Raúl Gámez cuando afirma: “Me importa un pito ir preso por estos malandras. Que me denuncien. Que me expulsen, pero contra toda esta basura hay que pelear.” No quiere ni tolera que le sigan robando al fútbol. Y como se acusa de haberse despertado tarde, surge con la potencia de un volcán dormido y se derrama en palabras sobre los hombres que gobiernan el fútbol argentino. El destinatario principal es Grondona. Pero ni uno solo de los que acompañan al mandamás de la AFA, en el Comité, en los tribunales, en los negocios, en Puntogol, en El Surco, en las agencias de viajes, queda sin ser atravesado por el coraje de su discurso. Es una brochette de acomodaticios, monigotes y figurones. Minucioso como un asador que prepara la carne clavándola en el hierro, alternando algún picante, una cebollita y otra vez la carne, todo bien parejo, Gámez repasa la historia de ese engendro llamado Puntogol, críptica triangulación nacida para tercerizar el dinero del fútbol. Ciertamente, no se necesita ser Gámez para preguntarse cómo se animaron a hacerlo. Aquí está la cerveza que quiere auspiciar, y aquí la AFA: ¿para qué un tercero? ¿Cuál es la necesidad de darle a ganar porque sí, sin licitar, como siempre, a otros, así sean amigos o familiares, un dinero que podría ingresar directamente a los clubes?

Cuenta Gámez con el desencanto del que sabe cómo deberían ser las cosas y cómo son en la realidad, que Puntogol nació hace como diez años, y desgrana los objetivos de entonces, que fueron los mismos siempre. Quedarse con un dinero de los clubes sólo por recibir en su antesala a los interesados en negociar con la AFA. Un ocho por ciento, dice Gámez, y sonríe cuando su interlocutor pone cara de bueno… no es tanto, a partir de ciertas cifras habrá un porcentaje mucho mayor.

sigue

Ahora, Puntogol se venderá a los que trajeron los videos que Grondona respaldaba –y que le costaron juicios a más de un dirigente por los sobreprecios pagados– en una cifra que superaría los 80 millones de pesos. De eso no se puede saber tanto, porque la empresa está afincada en las Islas Vírgenes Británicas. Ahora se la quitan de encima. Se sacuden las manos, cepillan la ropa por si quedó algo suelto y se ponen el traje del disimulo con cara de ¿Yo?, argentino… Las palabras tienen, en los ojos de Gámez, el valor de puñales a los que la luna da un brillo repentino. Dice basura, habla del olor a m… de la AFA, de lo gravemente enfermo de poder que está el fulano, de vulgares ladrones y reclama que el Gobierno mire hacia el fútbol para comprender el grado de podredumbre del aparato. Pero el Gobierno tiene lo suyo también… no parece advertirlo Gámez. Y, además, las veces que incursionó el gobierno fue para alabar a Grondona porque iba a cumplir la ley -la selección iría a todo el país por Canal 7­- y casi le hacen una estatua en pleno Salón Blanco.
Gámez dice que era otro momento, que quizás no se asesoraron. Quien lo reportea sostiene que el entramado de los que lucran con el fútbol es perfecto. Ni el Gobierno ni nadie podrá con su corte de abogados –esa que inventó Grondona es una industria que sólo necesita de esa materia prima–, y cada día es más evidente el control absoluto de la situación. Prueba de ello es el último acuerdo con la TV. El código mafioso que ésta impone con su amenaza a los desobedientes y su oferta de protección a los otros, alcanzó un nuevo acuerdo disfrazado con ropaje más adecuado. En lugar de los 90 millones de dólares pedidos por los clubes, lo que se pagará son 60. Claro que esto mejora los 30 que pagaban hasta ahora, durante años de una estafa colosal.

Para que exista la mejora fue necesario dar todo, quedarse sin nada. Dar todo, es rigurosamente eso: la televisión se adueña de la totalidad de los partidos del fútbol argentino de Primera División. Posiblemente extienda ese contrato no licitado hasta 2029, no ya a 2014.(Francia paga diez veces más cada año, pero cada tres años vence el contrato y vuelve a licitarse.) Meses discutiendo, desangrándose, hasta que el paso del tiempo sirvió para acumular una fortuna con la que ahora se compran lo que quedaba. Nada más pensar que si el acuerdo se hacía seis meses atrás, cuando comenzó la pulseada, ya hubiesen ingresado 180 millones de dólares a las arcas de un fútbol vaciado y viciado, una pauta de lo que en años le han robado al fútbol. Don Corleone es un osito de peluche comparado con los multimedios que se apoderaron del colosal botín, tomando para sí el estilo de los negocios del famoso padrino de Mario Puzo. Y Gámez, un iluso. Un tierno.

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Acerca del contrato AFA-TV
Punto de retorno

Existen los que superan el punto de retorno y se dicen que ése es el punto que hay que alcanzar en la vida. En eso está Raúl Gámez cuando afirma: “Me importa un pito ir preso por estos malandras. Que me denuncien. Que me expulsen, pero contra toda esta basura hay que pelear.” No quiere ni tolera que le sigan robando al fútbol.

Victor Hugo Morales

20-05-2007

2007-05-20 04:37:06

Victor Hugo Morales

Existen los que superan el punto de retorno y se dicen que ése es el punto que hay que alcanzar en la vida. En eso está Raúl Gámez cuando afirma: “Me importa un pito ir preso por estos malandras. Que me denuncien. Que me expulsen, pero contra toda esta basura hay que pelear.” No quiere ni tolera que le sigan robando al fútbol. Y como se acusa de haberse despertado tarde, surge con la potencia de un volcán dormido y se derrama en palabras sobre los hombres que gobiernan el fútbol argentino. El destinatario principal es Grondona. Pero ni uno solo de los que acompañan al mandamás de la AFA, en el Comité, en los tribunales, en los negocios, en Puntogol, en El Surco, en las agencias de viajes, queda sin ser atravesado por el coraje de su discurso. Es una brochette de acomodaticios, monigotes y figurones. Minucioso como un asador que prepara la carne clavándola en el hierro, alternando algún picante, una cebollita y otra vez la carne, todo bien parejo, Gámez repasa la historia de ese engendro llamado Puntogol, críptica triangulación nacida para tercerizar el dinero del fútbol. Ciertamente, no se necesita ser Gámez para preguntarse cómo se animaron a hacerlo. Aquí está la cerveza que quiere auspiciar, y aquí la AFA: ¿para qué un tercero? ¿Cuál es la necesidad de darle a ganar porque sí, sin licitar, como siempre, a otros, así sean amigos o familiares, un dinero que podría ingresar directamente a los clubes?

Cuenta Gámez con el desencanto del que sabe cómo deberían ser las cosas y cómo son en la realidad, que Puntogol nació hace como diez años, y desgrana los objetivos de entonces, que fueron los mismos siempre. Quedarse con un dinero de los clubes sólo por recibir en su antesala a los interesados en negociar con la AFA. Un ocho por ciento, dice Gámez, y sonríe cuando su interlocutor pone cara de bueno… no es tanto, a partir de ciertas cifras habrá un porcentaje mucho mayor.

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Ahora, Puntogol se venderá a los que trajeron los videos que Grondona respaldaba –y que le costaron juicios a más de un dirigente por los sobreprecios pagados– en una cifra que superaría los 80 millones de pesos. De eso no se puede saber tanto, porque la empresa está afincada en las Islas Vírgenes Británicas. Ahora se la quitan de encima. Se sacuden las manos, cepillan la ropa por si quedó algo suelto y se ponen el traje del disimulo con cara de ¿Yo?, argentino… Las palabras tienen, en los ojos de Gámez, el valor de puñales a los que la luna da un brillo repentino. Dice basura, habla del olor a m… de la AFA, de lo gravemente enfermo de poder que está el fulano, de vulgares ladrones y reclama que el Gobierno mire hacia el fútbol para comprender el grado de podredumbre del aparato. Pero el Gobierno tiene lo suyo también… no parece advertirlo Gámez. Y, además, las veces que incursionó el gobierno fue para alabar a Grondona porque iba a cumplir la ley -la selección iría a todo el país por Canal 7­- y casi le hacen una estatua en pleno Salón Blanco.
Gámez dice que era otro momento, que quizás no se asesoraron. Quien lo reportea sostiene que el entramado de los que lucran con el fútbol es perfecto. Ni el Gobierno ni nadie podrá con su corte de abogados –esa que inventó Grondona es una industria que sólo necesita de esa materia prima–, y cada día es más evidente el control absoluto de la situación. Prueba de ello es el último acuerdo con la TV. El código mafioso que ésta impone con su amenaza a los desobedientes y su oferta de protección a los otros, alcanzó un nuevo acuerdo disfrazado con ropaje más adecuado. En lugar de los 90 millones de dólares pedidos por los clubes, lo que se pagará son 60. Claro que esto mejora los 30 que pagaban hasta ahora, durante años de una estafa colosal.

Para que exista la mejora fue necesario dar todo, quedarse sin nada. Dar todo, es rigurosamente eso: la televisión se adueña de la totalidad de los partidos del fútbol argentino de Primera División. Posiblemente extienda ese contrato no licitado hasta 2029, no ya a 2014.(Francia paga diez veces más cada año, pero cada tres años vence el contrato y vuelve a licitarse.) Meses discutiendo, desangrándose, hasta que el paso del tiempo sirvió para acumular una fortuna con la que ahora se compran lo que quedaba. Nada más pensar que si el acuerdo se hacía seis meses atrás, cuando comenzó la pulseada, ya hubiesen ingresado 180 millones de dólares a las arcas de un fútbol vaciado y viciado, una pauta de lo que en años le han robado al fútbol. Don Corleone es un osito de peluche comparado con los multimedios que se apoderaron del colosal botín, tomando para sí el estilo de los negocios del famoso padrino de Mario Puzo. Y Gámez, un iluso. Un tierno.

cuando vea una camara, llevesela

Cuando llegará el momento de que un club firme contrato con la empresa de TV que se le de la gana y no con éstos de T y C.
De los 180 millones de pesos son 150 para primera división, y será por los 10 partidos de la fecha así que por cada partido pagarán menos que ahora.

Existiendo ofertas de 300 millones por año firmarían la peor que es por 180, Cuanto acordaron los dirigentes con Grondona para preferir que les den a los clubes menos $$$$.