A 38 años de la Masacre de Trelew

En un clima de absoluta hermeticidad y gran tensión, la noche del 21 de agosto permanecían reunidos en la Casa de Gobierno los miembros de la Junta de Comandantes en Jefe de las tres fuerzas armadas, colaboradores y ministros. No se brindó ninguna información a los periodistas que aguardaban noticias.
Esa misma noche, a las 03:30 horas del 22 de agosto, en la Base Naval Almirante Zar, los 19 detenidos fueron sorpresivamente despertados y sacados de sus celdas. Según testimonios de los tres únicos reclusos sobrevivientes, mientras estaban formados y obligados a mirar hacia el piso fueron ametrallados indefensos por una patrulla a cargo del capitán de corbeta Luis Emilio Sosa y del teniente Roberto Bravo, falleciendo la mayoría en el acto, y algunos heridos fueron rematados con armas cortas en el piso.

Los fallecidos fueron:

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[li]Alejandro Ulla (PRT-ERP)[/li][li]Alfredo Kohon (FAR)[/li][li]Ana María Villarreal de Santucho (PRT-ERP)[/li][li]Carlos Alberto del Rey (PRT-ERP)[/li][li]Carlos Astudillo (FAR)[/li][li]Clarisa Lea Place (PRT-ERP)[/li][li]Eduardo Capello (PRT-ERP)[/li][li]Humberto Suárez (PRT-ERP)[/li][li]Humberto Toschi (PRT-ERP)[/li][li]José Ricardo Mena (PRT-ERP)[/li][li]María Angélica Sabelli (Montoneros)[/li][li]Mariano Pujadas (Montoneros)[/li][li]Mario Emilio Delfino (PRT-ERP)[/li][li]Miguel Ángel Polti (PRT-ERP)[/li][li]Pedro Bonet (PRT-ERP)[/li][li]Susana Lesgart (Montoneros)[/li][/ul]
Heridos que lograron sobrevivir:

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[li]Alberto Miguel Camps (FAR - Desaparecido luego en 1977)[/li][li]María Antonia Berger (FAR - Desaparecida en 1979)[/li][li]Ricardo René Haidar (Montoneros - Desaparecido en 1982)[/li][/ul]

Una semana antes, los presos políticos se habían escapado de la cárcel de Rawson en dos tandas. Una de ellas logró subirse a un Ford Falcon que los esperaba y trasladarse al aeropuerto, donde otro grupo de guerrilleros mantenía secuestrado un una aeronave comercial BAC 1-11 de la empresa Austral, para luego escapar rumbo a Chile.
Lograron escapar: Mario Roberto Santucho, líder del Partido Revolucionario de los Trabajadores (planificador y jefe del operativo), Fernando Vaca Narvaja, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna.

El testimonio de Agustín Tosco, preso en la cárcel de Trelew:

-¿Puede usted relatarnos sintéticamente qué pasó el 22 de agosto de 1972 en el Penal de Rawson?Desde el 15 de agosto, día de la evasión, vivíamos en un clima de gran ansiedad. Habíamos sido reagrupados en pabellones distintos a los que ocupábamos en aquella fecha, y aislados rigurosamente en cada una de las celdas individuales. La puerta de la celda era maciza, con algunos agujeros de un centímetro de diámetro, que hacían de mirilla para los celadores que nos observaban y controlaban constantemente. Una especie de pequeña ventana, con barrotes cruzados, semejante a una claraboya sin vidrios, colocada sobre la puerta, nos permitía mirar directamente a algunos compañeros, a los ubicados en las cinco o seis celdas de enfrente; para ello debíamos subirnos a la cabecera de la cama y estar en posición muy incómoda. Pero lo hacíamos con entusiasmo, pues eso nos permitía contactarnos de alguna manera, plantearnos los interrogantes que la situación de incomunicación nos obligaba, e ir transmitiendo las opiniones con el lenguaje mudo de la mano, en el que ya éramos expertos. Dados los cuarenta y cinco metros de longitud del pabellón y las dos series de veintiuna celdas a cada costado del mismo, la retrasmisión se iba haciendo en forma de zigzag hasta completar la totalidad.

Nuestra preocupación mayor era la suerte corrida por los compañeros que se habían fugado. Muchos de los prisioneros pertenecían a organizaciones armadas y otros no; es decir, los que nos encontrábamos en el pabellón. Más a todos nos embargaba una seria inquietud pues la noche del 15 de agosto habíamos escuchado por radio que habían sido apresados en el aeropuerto de Trelew; que se les había dado garantías de reintegrarlos al penal; que estaban en marcha hacia el mismo, en una columna que encabezaban Pujadas, el juez Godoy, el doctor Amaya y miembros de las fuerzas de represión. La noche del 15 de agosto, en la que permaneció tomado interiormente el penal, escuchamos las emisoras de Chile, donde se daba cuenta del secuestro del avión, que en él viajaban Santucho, Osatinsky, Vaca Narvaja, Gorriarán, Quieto y Mena. Pero el 16 de agosto a la mañana, se nos incomunicó. No sabíamos casi nada de los diecinueve restantes.Teníamos la posibilidad de informarnos muy precariamente por dos vías: en la guardia los celadores solían escuchar los informativos y todos hacíamos un profundo silencio para tratar de pescar algo; o bien el contacto con algunos celadores más “flexibles”.

Cuando nos abrían la puerta para ir al baño o cuando nos traían la comida, también podía damos una “pista”.Antes del mediodía del 22 de agosto, algunos compañeros comenzaron a transmitir con el lenguaje mudo que parecía que tres prisioneros que estaban en la Base Naval de Trelew habían sido asesinados. Una gran angustia experimentó todo el pabellón. Por la mañana habían requisado en forma muy dura -ellos ya sabían lo acontecido en la madrugada- y propinaron golpes de puño a varios, además de hacernos correr desnudos desde el baño a cada una de las celdas. Habíamos gritado y protestado con toda nuestra fuerza.A medida que lográbamos noticias, precarias todas, iba aumentando el número de muertos. Decían que Pujadas había intentado apoderarse de la ametralladora de un guardia, que se había generalizado un tiroteo y que habían caído todos. A las 17 horas estaba prácticamente confirmado que habían sido muertos los diecinueve compañeros.Fueron horas de intenso dramatismo.

Todos estábamos encaramados y tomados de los barrotes cruzados de la ventana de la celda hacia el interior del pabellón. Había rostros enmudecidos. Otros lloraban con profundo dolor y rabia. Algunos gritaban y daban vivas a cada uno de los caídos y a las organizaciones guerrilleras, a la clase obrera, a la revolución y a la Patria.A la noche se preparó un homenaje simultáneo en los seis pabellones ocupados por los presos políticos y sociales. Espontáneamente cada uno relataba aspectos de la vida, las convicciones, la personalidad de los caídos, hasta completarlos a todos.

Posteriormente hablaron varios enjuiciando y condenando el alevoso crimen y fijando la responsabilidad en la dictadura y el sistema. Luego a voz en cuello se gritó el nombre de cada uno y cada vez se respondía en forma vibrante y unánime: ¡Presente! ¡Hasta la victoria siempre! Se entonaron colectivamente las distintas marchas partidarias. Todo quedó en silencio. Los guardias ordenaron acostarse.

Esa noche nadie durmió. El recuerdo de los mártires caídos, la imagen de cada uno, su heroico ejemplo, llenaba la imaginación, hacía estremecer los sentimientos y daba una pauta más del duro y glorioso camino revolucionario que recorren la clase obrera y el pueblo hasta su total y definitiva liberación".
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Recordemos que la causa fue reabierta en 2008, tiene pedido de elevación a juicio oral, y fue capturado el Capitán Sosa, el fusilador.

En un clima de absoluta hermeticidad y gran tensión, la noche del 21 de agosto permanecían reunidos en la Casa de Gobierno los miembros de la Junta de Comandantes en Jefe de las tres fuerzas armadas, colaboradores y ministros. No se brindó ninguna información a los periodistas que aguardaban noticias.
Esa misma noche, a las 03:30 horas del 22 de agosto, en la Base Naval Almirante Zar, los 19 detenidos fueron sorpresivamente despertados y sacados de sus celdas. Según testimonios de los tres únicos reclusos sobrevivientes, mientras estaban formados y obligados a mirar hacia el piso fueron ametrallados indefensos por una patrulla a cargo del capitán de corbeta Luis Emilio Sosa y del teniente Roberto Bravo, falleciendo la mayoría en el acto, y algunos heridos fueron rematados con armas cortas en el piso.

Los fallecidos fueron:

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[li]Alejandro Ulla (PRT-ERP)[/li][li]Alfredo Kohon (FAR)[/li][li]Ana María Villarreal de Santucho (PRT-ERP)[/li][li]Carlos Alberto del Rey (PRT-ERP)[/li][li]Carlos Astudillo (FAR)[/li][li]Clarisa Lea Place (PRT-ERP)[/li][li]Eduardo Capello (PRT-ERP)[/li][li]Humberto Suárez (PRT-ERP)[/li][li]Humberto Toschi (PRT-ERP)[/li][li]José Ricardo Mena (PRT-ERP)[/li][li]María Angélica Sabelli (Montoneros)[/li][li]Mariano Pujadas (Montoneros)[/li][li]Mario Emilio Delfino (PRT-ERP)[/li][li]Miguel Ángel Polti (PRT-ERP)[/li][li]Pedro Bonet (PRT-ERP)[/li][li]Susana Lesgart (Montoneros)[/li][/ul]
Heridos que lograron sobrevivir:

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[li]Alberto Miguel Camps (FAR - Desaparecido luego en 1977)[/li][li]María Antonia Berger (FAR - Desaparecida en 1979)[/li][li]Ricardo René Haidar (Montoneros - Desaparecido en 1982)[/li][/ul]

Una semana antes, los presos políticos se habían escapado de la cárcel de Rawson en dos tandas. Una de ellas logró subirse a un Ford Falcon que los esperaba y trasladarse al aeropuerto, donde otro grupo de guerrilleros mantenía secuestrado un una aeronave comercial BAC 1-11 de la empresa Austral, para luego escapar rumbo a Chile.
Lograron escapar: Mario Roberto Santucho, líder del Partido Revolucionario de los Trabajadores (planificador y jefe del operativo), Fernando Vaca Narvaja, Roberto Quieto, Enrique Gorriarán Merlo y Domingo Menna.

El testimonio de Agustín Tosco, preso en la cárcel de Trelew:

-¿Puede usted relatarnos sintéticamente qué pasó el 22 de agosto de 1972 en el Penal de Rawson?Desde el 15 de agosto, día de la evasión, vivíamos en un clima de gran ansiedad. Habíamos sido reagrupados en pabellones distintos a los que ocupábamos en aquella fecha, y aislados rigurosamente en cada una de las celdas individuales. La puerta de la celda era maciza, con algunos agujeros de un centímetro de diámetro, que hacían de mirilla para los celadores que nos observaban y controlaban constantemente. Una especie de pequeña ventana, con barrotes cruzados, semejante a una claraboya sin vidrios, colocada sobre la puerta, nos permitía mirar directamente a algunos compañeros, a los ubicados en las cinco o seis celdas de enfrente; para ello debíamos subirnos a la cabecera de la cama y estar en posición muy incómoda. Pero lo hacíamos con entusiasmo, pues eso nos permitía contactarnos de alguna manera, plantearnos los interrogantes que la situación de incomunicación nos obligaba, e ir transmitiendo las opiniones con el lenguaje mudo de la mano, en el que ya éramos expertos. Dados los cuarenta y cinco metros de longitud del pabellón y las dos series de veintiuna celdas a cada costado del mismo, la retrasmisión se iba haciendo en forma de zigzag hasta completar la totalidad.

Nuestra preocupación mayor era la suerte corrida por los compañeros que se habían fugado. Muchos de los prisioneros pertenecían a organizaciones armadas y otros no; es decir, los que nos encontrábamos en el pabellón. Más a todos nos embargaba una seria inquietud pues la noche del 15 de agosto habíamos escuchado por radio que habían sido apresados en el aeropuerto de Trelew; que se les había dado garantías de reintegrarlos al penal; que estaban en marcha hacia el mismo, en una columna que encabezaban Pujadas, el juez Godoy, el doctor Amaya y miembros de las fuerzas de represión. La noche del 15 de agosto, en la que permaneció tomado interiormente el penal, escuchamos las emisoras de Chile, donde se daba cuenta del secuestro del avión, que en él viajaban Santucho, Osatinsky, Vaca Narvaja, Gorriarán, Quieto y Mena. Pero el 16 de agosto a la mañana, se nos incomunicó. No sabíamos casi nada de los diecinueve restantes.Teníamos la posibilidad de informarnos muy precariamente por dos vías: en la guardia los celadores solían escuchar los informativos y todos hacíamos un profundo silencio para tratar de pescar algo; o bien el contacto con algunos celadores más “flexibles”.

Cuando nos abrían la puerta para ir al baño o cuando nos traían la comida, también podía damos una “pista”.Antes del mediodía del 22 de agosto, algunos compañeros comenzaron a transmitir con el lenguaje mudo que parecía que tres prisioneros que estaban en la Base Naval de Trelew habían sido asesinados. Una gran angustia experimentó todo el pabellón. Por la mañana habían requisado en forma muy dura -ellos ya sabían lo acontecido en la madrugada- y propinaron golpes de puño a varios, además de hacernos correr desnudos desde el baño a cada una de las celdas. Habíamos gritado y protestado con toda nuestra fuerza.A medida que lográbamos noticias, precarias todas, iba aumentando el número de muertos. Decían que Pujadas había intentado apoderarse de la ametralladora de un guardia, que se había generalizado un tiroteo y que habían caído todos. A las 17 horas estaba prácticamente confirmado que habían sido muertos los diecinueve compañeros.Fueron horas de intenso dramatismo.

Todos estábamos encaramados y tomados de los barrotes cruzados de la ventana de la celda hacia el interior del pabellón. Había rostros enmudecidos. Otros lloraban con profundo dolor y rabia. Algunos gritaban y daban vivas a cada uno de los caídos y a las organizaciones guerrilleras, a la clase obrera, a la revolución y a la Patria.A la noche se preparó un homenaje simultáneo en los seis pabellones ocupados por los presos políticos y sociales. Espontáneamente cada uno relataba aspectos de la vida, las convicciones, la personalidad de los caídos, hasta completarlos a todos.

Posteriormente hablaron varios enjuiciando y condenando el alevoso crimen y fijando la responsabilidad en la dictadura y el sistema. Luego a voz en cuello se gritó el nombre de cada uno y cada vez se respondía en forma vibrante y unánime: ¡Presente! ¡Hasta la victoria siempre! Se entonaron colectivamente las distintas marchas partidarias. Todo quedó en silencio. Los guardias ordenaron acostarse.

Esa noche nadie durmió. El recuerdo de los mártires caídos, la imagen de cada uno, su heroico ejemplo, llenaba la imaginación, hacía estremecer los sentimientos y daba una pauta más del duro y glorioso camino revolucionario que recorren la clase obrera y el pueblo hasta su total y definitiva liberación".
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Recordemos que la causa fue reabierta en 2008, tiene pedido de elevación a juicio oral, y fue capturado el Capitán Sosa, el fusilador.

Esto sucede cuando hay una dictadura en el poder o una democracia subordinada a los militares(Gob. de Isabel).Aclaro que entre los muertos no pusieron al guadiacarcel asesinado por los amotinados.
Para muestra hace falta un boton,a partir de 1976 esta fue la metodologia de los militares.
Que raro ver a Gorriaran Merlo dejar a su gente y escapar,como lo hizo en el Copomiento de La Tablada en 1989,ya de joven era hijo de puta,cobarde y traidor.

Totalmente, Juan Gregorio Valenzuela es su nombre.

Si alguien no vió la película, es muy recomendable:

Trelew la pelicula - Taringa!

¿Donde estan los que piden “memoria completa”, aca?..

LA SANGRE DERRAMADA NO SERÁ NEGOCIADA!.

GLORIA A LOS MUERTOS POR EL FACISMO!

un hijo de mil puta