A 23 años de la primera copa.

La 1ª Copa y la danza del Búfalo

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29 de octubre del 86. Ya se cumplen 23 años de aquella obsesión que hoy nuevamente empieza a desvelarnos. Hasta el sábado, no hay pronóstico de lluvia pero está tan vivo aquel recuerdo esta humedad que hoy nos recorre los poros, tiene que ver tanto con la emoción de que aquella noche conjugada con el cielo que también lloró. Nada fue más justo que la obtención de aquella primera Libertadores y sacarnos de encima la maldición que se nos cruzaba año tras año.

El país futbolero venía tan dulce luego del Mundial que costaba meter la cabeza de nuevo en el fútbol local. No era para menos, Maradona había alcanzado el Olimpo y Bilardo era comparado con Einstein. Fue una lástima que la memoria no le haya guardado un lugar más selecto al River del 86, porque fue, posiblemente, uno de los equipos con más personalidad y mentalidad ganadora de la historia. Y eso que “El Flaco” más grande, Enzo, no estuvo para la Copa. Pequeño hándicap.

Y bueno…pero llegó Funes. Juan Gilberto Funes, un predestinado que ya no está entre nosotros y da bronca, mucha bronca. Porque debería estar.¿Por qué? Porque si bien hay muchos que extrañamos y ya partieron, en aquella gran consagración, él fue determinante, especial. Y hoy que otra vez las mismas ganas de ganar un torneo internacional anda golpeándonos las puertas, sería bueno contar con él para dar testimonio.

Claro, para eso estamos los periodistas, aunque no es lo es mismo. Desde su arribo a Nuñez, andaba ya dejando jirones de su corazón en cada corrida y conciente o inconcientemente, seguro no le importaba. Primero estaba la gloria, el heroísmo y por último, sí… su salud. Como un dinosaurio omnipotente e inocente de su destino fatal de extinción. Bestia indolente de su propia inmolación… ¿De qué vale que ahora nos vengan a engrupir acerca de su ignorancia?

Y aunque el país anduviera preocupado por la economía de Guerra, las Pascuas por venir, la caída del Muro, la Globalización y la pobreza que traería aparejada, había medio pueblo apoyando sus oídos sobre la tierra a la espera del estruendo. Juan se había convertido en el líder de la manada millonaria que habían esperado una vida la Libertadores y nada lo iba a amedrentar. Ni el gran Argentinos del Checho Batista, ni el Cali en Colombia, nadie.

Aquel diluvio, porque esa noche sí que llovió en serio sobre Buenos Aires, fue tanto o más desafiante que la negativa de la televisación en directo del partido, quizá como un anticipo del negocio AFA-TV, que esquilmó a los clubes desde la década del 90 hasta nuestros días. ¿Que locura que se había desatado! Las afueras del Monumental parecían las aguas del Mar Rojo y Blanco y adentro aguardaba un mandato bíblico que cumplir. Abrir las peligrosas aguas que ya habían ahogado los sueños de campeón en el 66 y el 76, para llegar a la otra orilla y alzar la primera Copa Libertadores, aquella asignatura pendiente que tanto mortificaba.

¡Es que se había estado tan cerca!..y fue como si el diablo hubiera metido
la cola. Dos veces, volver de Chile con las manos vacías. Los rastros de aquella primera herida lacerante nunca se borraron definitivamente. El famoso 2-0, que increíblemente terminó en 4-2 a favor de Peñarol, en Chile, sólo es explicable en un contexto de años de “calamidades” por pagar en la vida, luego de tantos éxitos. Racionalmente no tuvo explicación. La humillación fue insoportable pero había que resistir y hubo un solo antídoto: hacer público y altivo el amor a River, aún en las malas, cuando hasta la liga en los torneos locales se cortó.

Todo un simposio de infortunios que nos sumieron en una insoportable humillación. Pero había que poner el pecho… ¡Y ojo que si hubo un equipo con aguante ese fue River! Fueron 18 años, llenando todos los estadios. Y siempre subcampeón, con “la trampa”, las “manos negras” y “el ayudín” que te dejaban con la sangre en el ojo. Y la gente dale y dale, renovando su esperanza. Nada que las generaciones de ahora son las que más aguantan, ¿eh?.

Y pasaron diez años más, llegó la derrota con el Cruzeiro. Menos traumática, pero igualmente frustrante y después… diez años más para ir macerando la revancha
definitiva. Y volvamos a esa noche, cúmulo de tantas noches de cielo abierto y estrellado, ganadoras contra equipazos. Gestada a partir de la hombría de ese equipo extraordinario, copero, guapo, brillante, con el que la historia está en deuda.
Que mientras procesaba el duelo por la venta del Enzo, exhumaba al Alonso más maduro, viril e inteligente que nunca, que tenía un arquero serio como Pumpido y las ganas del vasquito Goycoechea. La personalidad del Tano Gutiérrez y la actitud ganadora del Cabezón Ruggeri. La regularidad de Gordillo y Montenegro. El ida y vuelta de ese fenómeno que fue el Negro Enrique. El oficio y el manual del 5 que exhibía el Tolo Gallego que no podía con su vida y como un globo negro enfundado en la banda, se metía entre los centrales, cuando subían los del fondo. La astucia letal de Alzamendi y el sacrificio del bueno de Roque. Un equipo que tuvo al técnico que tenía que tener. El “Bambino” con su labia y su capacidad motivadora solo puede agrandar a lo que de por si “ya es grande”.

Conducido, también, por un técnico inteligente, el Bambino. Me lo imagino en la arenga previa: “¡Escuche Gilberto! Usted es una topadora, ¿me entiende, no? Usté tiene habilidá” y cuando viene lanzado no hay quien lo puede parar ¡eh?. Sientasé un camión con acoplado en velocidad y sin freno…”. No hay manera, nene, de pararlo. “¡Usté es un fenómeno extraoooor…di…na…rio!”. “¡Es así, tal cual se lo digo! Créaselo, por Dios. Si se lo cree no podemos perder de ninguna manera. ¡Clarito!¿No?
En verdad, “extraordinario” lo que logró el Bambi de ese potro azabache con las crines al viento llamado Juan Gilberto Funes. ¡Si Funes fue impresionante! Y lo que hizo Veira de River cuando, obligado, debió cambiar figuritas y entendió que debía resignar un poco de estilo y ganar en coraje, tambièn. Eliminando al mismísimo Boca en la primera fase.

Y bancándose a un Argentinos brillante, por esos años, en semifinales. Pero este River copero fue un equipo famélico de gloria. De tipos “ganadores”. De lobos hambrientos.
Pero…no me quiero apartar de aquella consagración. ¿ Qué buen equipo que era el América de Calí? Estaba el “negrito”Willington” Ortiz, Ischia y el “tigre” Gareca. Falcioni era el arquero…
….Y de este lado, la banda desde la Quiaca a Usuahia. Si se juntaron miles de tribus millonarias de distintas generaciones. Abuelos, padres e hijos, el árbol genealógico viviente de infinidad de hinchas, como aborígenes esperando ese momento sagrado.
Y en esa oscuridad desangelada por la inclemencia del cielo y la ciudad anegada, esa indómita multitud, se calzó la piel del búfalo para el ansiado ritual.

Y Juan como un cácique, conduciendo el paso. “Búfalo patriarca”: Para que la felicidad regresé al cuerpo. Para que River remonte vuelo Continental. Renovarse y revolucionarse. Para desmoronar esa empresa-represa “maléfica y escurridiza”: la Copa.
Y no hubo aluvión, Tsunami, maremoto que pudiera vencernos. Había que seguir, y nadar, y remar y cruzar el Rubicón. Allí nos esperaba la gloria prometida. Y hacia allí empujamos, acompañando cada gesto de esas piernas regadas de sudor y sal, barriendo entre todos junto al negro Enrique el césped en guadaña para el pase final.

Un instante y la zurda de Juan. Un segundo para que el líquido elemento se hiciera uno con el aire que volara la bola. Y el pasto de la tierra pegoteado y el fuego de su nobleza atropellaran en estampida. Para asesinar el pasado, decretando definitivamente la “hazaña”. La de Juan, no sé si la mejor o la más grande, pero para nosotros, como toda primera vez la más incomparable.

Quedará en la retina de aquellas tribus, la interminable danza bajo la lluvia, la que concluyó con una etapa aciaga de nuestra historia disuelta en un lodo que la hará irretornable. Allì quedan como testimonio las lagrimas del Beto y por sobre todas las cosas, la “danza del búfalo” que todavía bailamos. In eternum, Gracias Juan. Donde estés, brindemos por aquella primera Copa.

Salud campeón!:slight_smile: y el recuerdo para el bufalo.

La 1ª Copa y la danza del Búfalo

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29 de octubre del 86. Ya se cumplen 23 años de aquella obsesión que hoy nuevamente empieza a desvelarnos. Hasta el sábado, no hay pronóstico de lluvia pero está tan vivo aquel recuerdo esta humedad que hoy nos recorre los poros, tiene que ver tanto con la emoción de que aquella noche conjugada con el cielo que también lloró. Nada fue más justo que la obtención de aquella primera Libertadores y sacarnos de encima la maldición que se nos cruzaba año tras año.

El país futbolero venía tan dulce luego del Mundial que costaba meter la cabeza de nuevo en el fútbol local. No era para menos, Maradona había alcanzado el Olimpo y Bilardo era comparado con Einstein. Fue una lástima que la memoria no le haya guardado un lugar más selecto al River del 86, porque fue, posiblemente, uno de los equipos con más personalidad y mentalidad ganadora de la historia. Y eso que “El Flaco” más grande, Enzo, no estuvo para la Copa. Pequeño hándicap.

Y bueno…pero llegó Funes. Juan Gilberto Funes, un predestinado que ya no está entre nosotros y da bronca, mucha bronca. Porque debería estar.¿Por qué? Porque si bien hay muchos que extrañamos y ya partieron, en aquella gran consagración, él fue determinante, especial. Y hoy que otra vez las mismas ganas de ganar un torneo internacional anda golpeándonos las puertas, sería bueno contar con él para dar testimonio.

Claro, para eso estamos los periodistas, aunque no es lo es mismo. Desde su arribo a Nuñez, andaba ya dejando jirones de su corazón en cada corrida y conciente o inconcientemente, seguro no le importaba. Primero estaba la gloria, el heroísmo y por último, sí… su salud. Como un dinosaurio omnipotente e inocente de su destino fatal de extinción. Bestia indolente de su propia inmolación… ¿De qué vale que ahora nos vengan a engrupir acerca de su ignorancia?

Y aunque el país anduviera preocupado por la economía de Guerra, las Pascuas por venir, la caída del Muro, la Globalización y la pobreza que traería aparejada, había medio pueblo apoyando sus oídos sobre la tierra a la espera del estruendo. Juan se había convertido en el líder de la manada millonaria que habían esperado una vida la Libertadores y nada lo iba a amedrentar. Ni el gran Argentinos del Checho Batista, ni el Cali en Colombia, nadie.

Aquel diluvio, porque esa noche sí que llovió en serio sobre Buenos Aires, fue tanto o más desafiante que la negativa de la televisación en directo del partido, quizá como un anticipo del negocio AFA-TV, que esquilmó a los clubes desde la década del 90 hasta nuestros días. ¿Que locura que se había desatado! Las afueras del Monumental parecían las aguas del Mar Rojo y Blanco y adentro aguardaba un mandato bíblico que cumplir. Abrir las peligrosas aguas que ya habían ahogado los sueños de campeón en el 66 y el 76, para llegar a la otra orilla y alzar la primera Copa Libertadores, aquella asignatura pendiente que tanto mortificaba.

¡Es que se había estado tan cerca!..y fue como si el diablo hubiera metido
la cola. Dos veces, volver de Chile con las manos vacías. Los rastros de aquella primera herida lacerante nunca se borraron definitivamente. El famoso 2-0, que increíblemente terminó en 4-2 a favor de Peñarol, en Chile, sólo es explicable en un contexto de años de “calamidades” por pagar en la vida, luego de tantos éxitos. Racionalmente no tuvo explicación. La humillación fue insoportable pero había que resistir y hubo un solo antídoto: hacer público y altivo el amor a River, aún en las malas, cuando hasta la liga en los torneos locales se cortó.

Todo un simposio de infortunios que nos sumieron en una insoportable humillación. Pero había que poner el pecho… ¡Y ojo que si hubo un equipo con aguante ese fue River! Fueron 18 años, llenando todos los estadios. Y siempre subcampeón, con “la trampa”, las “manos negras” y “el ayudín” que te dejaban con la sangre en el ojo. Y la gente dale y dale, renovando su esperanza. Nada que las generaciones de ahora son las que más aguantan, ¿eh?.

Y pasaron diez años más, llegó la derrota con el Cruzeiro. Menos traumática, pero igualmente frustrante y después… diez años más para ir macerando la revancha
definitiva. Y volvamos a esa noche, cúmulo de tantas noches de cielo abierto y estrellado, ganadoras contra equipazos. Gestada a partir de la hombría de ese equipo extraordinario, copero, guapo, brillante, con el que la historia está en deuda.
Que mientras procesaba el duelo por la venta del Enzo, exhumaba al Alonso más maduro, viril e inteligente que nunca, que tenía un arquero serio como Pumpido y las ganas del vasquito Goycoechea. La personalidad del Tano Gutiérrez y la actitud ganadora del Cabezón Ruggeri. La regularidad de Gordillo y Montenegro. El ida y vuelta de ese fenómeno que fue el Negro Enrique. El oficio y el manual del 5 que exhibía el Tolo Gallego que no podía con su vida y como un globo negro enfundado en la banda, se metía entre los centrales, cuando subían los del fondo. La astucia letal de Alzamendi y el sacrificio del bueno de Roque. Un equipo que tuvo al técnico que tenía que tener. El “Bambino” con su labia y su capacidad motivadora solo puede agrandar a lo que de por si “ya es grande”.

Conducido, también, por un técnico inteligente, el Bambino. Me lo imagino en la arenga previa: “¡Escuche Gilberto! Usted es una topadora, ¿me entiende, no? Usté tiene habilidá” y cuando viene lanzado no hay quien lo puede parar ¡eh?. Sientasé un camión con acoplado en velocidad y sin freno…”. No hay manera, nene, de pararlo. “¡Usté es un fenómeno extraoooor…di…na…rio!”. “¡Es así, tal cual se lo digo! Créaselo, por Dios. Si se lo cree no podemos perder de ninguna manera. ¡Clarito!¿No?
En verdad, “extraordinario” lo que logró el Bambi de ese potro azabache con las crines al viento llamado Juan Gilberto Funes. ¡Si Funes fue impresionante! Y lo que hizo Veira de River cuando, obligado, debió cambiar figuritas y entendió que debía resignar un poco de estilo y ganar en coraje, tambièn. Eliminando al mismísimo Boca en la primera fase.

Y bancándose a un Argentinos brillante, por esos años, en semifinales. Pero este River copero fue un equipo famélico de gloria. De tipos “ganadores”. De lobos hambrientos.
Pero…no me quiero apartar de aquella consagración. ¿ Qué buen equipo que era el América de Calí? Estaba el “negrito”Willington” Ortiz, Ischia y el “tigre” Gareca. Falcioni era el arquero…
….Y de este lado, la banda desde la Quiaca a Usuahia. Si se juntaron miles de tribus millonarias de distintas generaciones. Abuelos, padres e hijos, el árbol genealógico viviente de infinidad de hinchas, como aborígenes esperando ese momento sagrado.
Y en esa oscuridad desangelada por la inclemencia del cielo y la ciudad anegada, esa indómita multitud, se calzó la piel del búfalo para el ansiado ritual.

Y Juan como un cácique, conduciendo el paso. “Búfalo patriarca”: Para que la felicidad regresé al cuerpo. Para que River remonte vuelo Continental. Renovarse y revolucionarse. Para desmoronar esa empresa-represa “maléfica y escurridiza”: la Copa.
Y no hubo aluvión, Tsunami, maremoto que pudiera vencernos. Había que seguir, y nadar, y remar y cruzar el Rubicón. Allí nos esperaba la gloria prometida. Y hacia allí empujamos, acompañando cada gesto de esas piernas regadas de sudor y sal, barriendo entre todos junto al negro Enrique el césped en guadaña para el pase final.

Un instante y la zurda de Juan. Un segundo para que el líquido elemento se hiciera uno con el aire que volara la bola. Y el pasto de la tierra pegoteado y el fuego de su nobleza atropellaran en estampida. Para asesinar el pasado, decretando definitivamente la “hazaña”. La de Juan, no sé si la mejor o la más grande, pero para nosotros, como toda primera vez la más incomparable.

Quedará en la retina de aquellas tribus, la interminable danza bajo la lluvia, la que concluyó con una etapa aciaga de nuestra historia disuelta en un lodo que la hará irretornable. Allì quedan como testimonio las lagrimas del Beto y por sobre todas las cosas, la “danza del búfalo” que todavía bailamos. In eternum, Gracias Juan. Donde estés, brindemos por aquella primera Copa.

Salud campeón!:slight_smile: y el recuerdo para el bufalo.

23 años … a la mierda jaja si a uno le parece que fue ayer cuando se emocionó con esos monstruos. Tipos que jugaban pero tambían ponían y que cuando había que defenderse lo hacían poniéndole el pecho a lo que venía. No se trataba de partidos sino de verdaderas batallas como aquellas con Argentinos Jrs ( que equipazo! ) o las finales con el América de Cali.

Para completar el tema los videos de las finales con el América

//youtu.be/DHPbi2mac7Q

//youtu.be/YhDP54dVN5k

Te edito el título!

Se terminó de jugar en Octubre por el mundial o por esos años era común?

Aun recuerdo ese dia, estaba en la casa de mi abuelo (fanatico mal de River) por eso yo soy de River, y mi abuelo como clasico viejo casca rabia que vio jugar a la maquina andaba a las puteadas, y eso que ese equipo era un equipazo, almenos que en paz descance safo de ver a estos hijos de putas que juegan ahora.

No se porque me quedo mas grabado el partido de ida que ganamos 2-1 que el de vuelta que relato Tinelli jajja, es ilogico pero bueno yo era chico y cuando sos chico las cosas las se viven de otra manera.

Por aquellos años era común que las finales se jugaran en Octubre. Sin embargo tanto antes como después de la copa del 86 varias terminaron por Junio o Julio ( incluso una en noviembre) hasta que con la llegada de la supercopa, luego mercosur y ahora sudamericana ya se acortaron definitivamente los plazos.

El agravante es que aquellas copas con pocos equipos si daban para ser jugadas en corto plazo porque no eran tantos partidos. Hoy día meter toda la Copa Libertadores en tan solo 6 meses es un verdadero disparate.

Gracias por editar, error de tipeo.

Bufff, mi viejo no consiguió entradas y me la re perdí.
Creo que la Copa la ganamos en realidad en el desempate contra Argentinos en cancha de Velez. América llegó a la final pero no fué tan complejo como si lo había sido el Bicho.
No hay muchos casos (deben ser alrededor de 5) de un Campeón de América que gana las dos finales como lo logró River en el 86.

Se extraña al River de antes… :frowning:

Salúd!

totalmente amigo

Juan Gilberto Funes. Uno de los pilares de ese equipo

Q.E.P.D

Que jugador Juan Gilberto!

Mi recuerdo para el bufalo!

Abrazo!