1- Porque Ortega entendió que jugando a dos o tres toques simplificaba no solo sus intervenciones sino la elaboración de los ataques. Por decantación y por estilo de juego, Ariel es un imán que siempre promueve a que más de un rival lo encime al mismo tiempo, por lo que siempre habrá uno nuestro libre para ser receptor de sus pases. Aunque la irresponsabilidad del codazo y la expulsión empañan bastante su actuación, los líderes futbolísticos en el año más difícil de la historia del club no deben hacer éste tipo de cosas.
2- Porque volantes y laterales entendieron que cuando Funes Mori hace sus típicas diagonales del centro hacia fuera, ellos tienen que invadir el corazón del area para llegar vacíos y de frente a la jugada.
3- Porque se comprendió de que manera se rompen los partidos y las defensivas por afuera. Al jugar con volantes por los costados, tanto Ferrari como Arano tenían una referencia para saber en que momento pasar por detrás de ellos y generar el famoso 2-1.
4- Porque, al igual que buena parte del segundo tiempo ante Tigre, se mostró una actitud notable tanto para ganar las segundas pelotas o los rebotes en el mediocampo como los mano a mano entre defensores nuestros y atacantes rivales. Y a partir de esa recuperación de la pelota, River no fue monótono con el toqueteo intrascendente, sino que alternó juego corto y asociado con juego largo con pelotazo estratégico o cambio de frente. Así, Huracán perdió referencias gracias a la diversidad de criterios y movilidad de los nuestros.
5- Porque Buonanotte se movió con libertades. Si bien no hizo buen partido (jugó un punto o punto y medio más que ante Tigre), esa soltura le contagió el atrevimiento de otros tiempos. Lo activó, le inyectó más confianza y lo hizo, por lo menos estar más preciso en la entrega. Es un corto avance pero aún le faltan varios pasos por recorrer para llegar a su mejor versión. Lo que esta claro, es que si alguna vez va a volver a hacer el de antes, de la manera que va a recuperar ese nivel es jugando posicionalmente como lo hizo hoy, o quizás aun más recostado en la derecha.
6- Porque Ferrero es una fiera en celo, un auténtico tanque defensivo. No es muy común ver a un segundo zaguero central que cierra tanto a la espalda del lateral como la del primer central. Maidana, de arriba, una verdadera garantía futbolística. Me animo a decir que hoy fue la mejor actuación en conjunto de una zaga defensiva de River desde el comienzo de la debacle en puntos de aquel Apertura 08.
7- Porque Almeyda, otra vez de estupendo trabajo, comprendió que su soledad en el círculo no lo tenía que llevar a riesgos tácticos que suele cometer adelantándose mucho en el campo y regalando espaldas. Salvo alguna arremetida de Machín, no sufrió sobresaltos, y lo mejor de Matute se vio por los costados y no por el centro. A la hora de aguantar la arremetida final, mostró lo que un líder futbolístico si debe realizar en una final como ésta.
8- Algunas cosas para promover aún un mejor funcionamiento:
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Avisarle a Arano que se saque la timidez, que se despabile ofensivamente. No ha desentonado desde lo defensivo en los 180 minutos oficiales que ha jugado pero se lo nota muy timorato cuando se proyecta.
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Afianzarse aún más en el concepto de achicar las líneas. Los minutos que hoy River fue largo, lo pasó mal.
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A mi entender, de ¾ en adelante, a River le faltan sociedades, tándems, más circuitos de toco y me voy, pero no solo lo exijo en los media puntas, sino en que en algún volante se anime más a encarar hacia el centro y a formar combinaciones que puedan abrir defensas.
9-Lo importante que hay que remarcar es que River es un equipo netamente en formación, pero que va ganando en confianza con solidez defensiva y buenos resultados, un cocktail que hace mucho tiempo no nos visitaba de manera conjunta.
Las intenciones del primer tiempo y la actitud del segundo, las cosas que hay que rescatar y hay que imitar en las 36 finales que quedan. Hoy en día, somos hinchas 100% del RESULTADISMO.