1- Más alla del entusiasmo y en la renovación espiritual que genera en el jugador un cambio de entrenador cabe destacar la predisposición del equipo para aumentar las dósis de esfuerzos hasta cuando las piernas parecían no responder. Todos, los que jugaron bien y los que no tanto, se sacrificaron por la obtención del resultado, esperemos que sea un compromiso constante de parte de los jugadores y que no esté supeditado a un simple cambio de aire pasajero por la contratación de un nuevo DT.
2- La rotación permanente de posiciones de Pereyra, Gallardo y Ortega (sobretodo en el primer tiempo) evidenciaron uno de los aspectos en los que Cappa hizo hincapié en éstos días y en los que seguramente hará mucho de aca a futuro. Otro hecho a destacar es la permanente subida de los laterales, hasta en algunas jugadas los dos claramente apostados en posición de ataque. Que después lo hayan realizado bien o mal o que la decisión haya sido acertada o no es otra discusión, de hecho han terminado pésimo el 95% de sus intervenciones ofensivas y, a su vez, evidenciaron aun más sus horrorosos retroceso a la hora de cubrir espaldas, pero es saludable que por lo menos se utilice la herramienta “abrir la cancha para abrir defensas”. Finalmente, la clara orden de salir jugando desde abajo siempre que se pueda, podrá ser un arma de doble filo o jugar con fuego con algunos defensores de este plantel pero cuanto menos la intención es tener salida clara.
3- Curiosamente encontramos los goles cuando, a mí entender, River no estaba haciendo los méritos necesarios, y a su vez, nos vimos en desventaja en el momento o lapso del encuentro donde claramente merecíamos sacar una buena diferencia. Si hubiésemos tenido un nueve de jerarquía seguramente el primer gol del partido, y quizás el segundo, hubieran sido a nuestro favor. Sin desmerecer la extraordinaria jugada de Pereyra en el primer tanto y la soberbia corrida de Ferrari en el segundo, en ambos tantos la defensa de Godoy Cruz comete errores “Cabralescos”. Es decir, tuvimos esa dosis mínima de suerte que se necesita para aprovechar falencias rivales, acompañado por la virtud de nuestros jugadores para anotar.
4- Acierto de Cappa en no dejar pasar minutos del segundo tiempo para el ingreso de Affranchino por Barrado, si bien el cambio era cantado, miles de veces hemos visto casos de entrenadores que o demoran o no los hacen. La inclusión de Buonanotte influyó desde lo anímico y potenció aún más la energía desde las tribunas, y en solo dos apariciones, demostró saber caminar el area de frente al arco, aspecto en el que su reemplazo Canales falló en todo el partido. De todas maneras la apuesta por jugar sin una referencia de area siempre resulta riesgosa, más aún si estamos en desventaja en el resultado y mucho más aún cuando la defensa rival evidenciaba serios inconvenientes para contener los embates de un posible centrodelantero. Luego, con muchos espacios para jugar de contra, los intérpretes en cancha eran los ideales.
5- Soberbio trabajo de los zagueros. Lo de Ferrero afortunadamente es una constante pero Quiroga estuvo firme como casi nunca en River. Además laburaron por ellos y por los laterales, prácticamente jugaron mano a mano todo el primer tiempo y hasta en algunos casos en desventaja numérica en las pocas arremetidas de los mendocinos, sin embargo supieron retroceder con ahínco e imponerse en los mano a mano, así como la solvencia aérea de no fallar casi nunca en las alturas.
6- Innecesariamente quedábamos muy expuestos en defensa mientras estábamos 0-0. La subida de ambos laterales a la vez no deja de ser un arma de doble filo. Asimismo, Almeyda tiene la riesgosa costumbre de ir a presionar por su cuenta y sin pensar hasta puestos de marcadores centrales rivales, dejando un espacio mortal en el círculo central.
7- Affranchino y Pereyra. Chicos con hambre, chicos con ganas. Seguramente tendrán sus malos partidos pero nadie podrá discutir que sus vocaciones son 100% audaces, sus transpiraciones son 100% reales, sus profundidades para saber llegar a fondo de cancha son 100% redituables y sus personalidades para afrontar este contexto de equipo y rendir de semejante manera son 100% certificadas y avaladas.
8- ¿Vega no tiene pensado entrenar su juego con los pies? ¿Se puede ser un jugador más apático que Barrado? ¿Villagra tendrá cintura a los 40 años? ¿Almeyda contará con el resto físico suficiente para afrontar éste estilo de juego? ¿Por qué somos el único equipo del fútbol argentino que desperdicia todos los tiros libres? ¿Habrá sido el partido despedida de Gallardo? ¿Tenemos que empezar a pensar que lo de los árbitros puede ser adrede o son incapaces de nacimiento?
9- Un detalle para resaltar una vez más a Ortega: Cualquiera en su lugar y mas aún después de que el equipo haya estado más de 500 minutos sin hacer un gol sale a gritar el tanto del empate por todo el estadio, pero su fuego sagrado y su condición de ganador hicieron que casi ni lo grite, que agarre la pelota y que la lleve al círculo central para sacar cuanto antes e ir a buscar el gol de la victoria. Quizás parece un detalle menor y de poco calibre, para mí es una muestra de grandeza inobjetable y una actitud de la que muchos de sus compañeros se debiesen agarrar para entender donde están jugando. El sentido común dicta que por su presente futbolístico, físico y emocional, en junio no deberían renovarle el contrato, pero de lo que no quedan dudas es de que siente, ama y comprende lo que es River como ninguno.
10- Nada mejor que una victoria para empezar un proceso, y si es de esta manera mejor. Se vieron ratos de buen fútbol, hubo actitud y se dio vuelta un resultado. Ilusionarse es un error con tanto mediocre en el plantel, pero confiar en que por lo menos todos los partidos vamos a tener una misma idea de juego, buena o mala, efectiva o no, resulta reconfortante. Mucha suerte Cappa, ojalá sigan los éxitos…