Juan Marcelo Ojeda (4): Si bien no fue el máximo responsable en ninguno de los goles, jamás brindó seguridad y no respondió de buena manera cada vez que tuvo que intervenir. Falló reiterativamente dando rebotes y anduvo muy flojo en las pelotas paradas, perdiendo siempre en el juego aéreo.
Paulo Ferrari (2): La peor cara desde que está en River. No sólo se proyectó sin éxito, sino que su participación en la marca rozó la mediocridad absoluta. Perdió siempre que el rival atacó por su sector, y sus espaldas fueron via de tránsito masivo del ataque contrario. En la primer jugada estaba dormido y perdió fácilmente con Bergessio.
Gustavo Cabral (2): Responsable en casi todos los goles de San Lorenzo, redondeó un partido calamitoso. Inseguro y lento en el juego por abajo, y falto de reflejos en la actividad por arriba: cada pelota que cayó cerca de su sector fue gol del rival.
Nicolás Sánchez (4): Otra vez se lo vio extremadamente inseguro en las salidas desde el fondo, regalando la pelota al mediocampo local en todos sus intentos. Perdió de arriba y estuvo muy lento en el pie a pie, sobre todo en el gol de Bergessio. Sin embargo, fue el más rescatable de la defensa.
Cristian Villagra (3): Se proyectó alocadamente y sin criterio: cada excursión suya al terreno contrario derivó en una jugada de peligro en contra. Siempre que tuvo la pelota en los pies, se mostró temeroso y sin saber que hacer. De una pérdida infantil del balón vino el cuarto gol de San Lorenzo.
Augusto Fernández (6): Dentro de la mediocridad global del equipo, fue el mejor. En el primer tiempo tuvo varios avances de una gran técnica individual y gravitó con sus subidas y desbordes por derecha. En la segunda parte se contagió de sus compañeros y se diluyó su verticalidad, perdiendo protagonismo y determinación.
Oscar Ahumada (5,5): Aceptable en la marca, luchó constantemente en la mitad de la cancha y se mostró con actitud. Por el contrario, una vez más, estuvo poco preciso cuando le tocó distribuir el juego y ser la salida. Terminó muy nervioso y descontrolado.
Matías Abelairas (3): Volvió a ser aquel jugador sin alma de la última etapa. Muy tibio cada vez que tuvo la pelota en sus pies, y sin actitud ni temple para participar ni del juego ni de la marca. Impreciso en pases fáciles y simples, regaló la pelota en todos los avances y cambios de frente.
Diego Buonanotte (4,5): Junto a Augusto Fernández fue el que más intento, pero le falto claridad y tranquilidad para resolver las jugadas en ofensiva del equipo. Siempre quiso atacar por el lado donde más rivales había, y, naturalmente, perdió en la mayoría de ellos. Poco mérito en el gol.
Mauro Rosales (2): Sigue siendo puro ímpetu y constancia, pero evidentemente eso no alcanza para ser titular en River. Sus ideas y decisiones fueron desacertadas ya que perdió absolutamente en todas las oportunidades que intentó avanzar y desequilibrar con la pelota. Una vez más, sus centros carecieron de cualquier virtud posible.
Radamel Falcao García (4): Debió salir mucho del área para intentar tener contacto con el balón, aunque no tuvo éxito. Mucha pelea y dedicación, pero no le alcanzó para gravitar ni en las pelotas detenidas ni en el juego por abajo, donde siempre fue anticipado y neutralizado por los defensores rivales.
Ingresaron:
Rodrigo Archubi (3): Pifió en la primer pelota que tocó y le regaló el gol al contrario. Luego, jugó muy nervioso y no fue claro en ningún momento.
Cristian Fabbiani (4,5): Esta vez, no pudo hacer demasiado para cambiar la historia. Intentó en reiteradas ocasiones, pero no prosperaron y chocó siempre con la numerosa defensa de San Lorenzo.
Marcelo Gallardo (4): Quiso ponerse el equipo al hombro en un momento difícil, pero se mostró muy lento a la hora de jugar y de tomar decisiones.