Ademas es una forma de desprestigiar y de seguir con este tan querido disenso que los K generaron.
Tienen la ventaja es muy cierto eso, y hoy dia no hay una oposicion tan firme como el Kirchnerismo.
Pero el hecho de dar por ganada y todo eso, le juega en contra para mi.
enem – Kirchner: 45 coincidencias 45 (catálogo I)
Se acentúa, como lo habíamos anticipado, la campaña litúrgico-religiosa de mistificación kirchnerperonista. Se vuelve más necesaria, por tanto, la deconstrucción del mito, del “relato”. Es, en fin, un capítulo más de la “semiosis social” (Verón), de la disputa por la construcción de sentido.
De Carlo Saúl a Nésto Carlo.
Que no son iguales, no lo son. Cierto. Nadie lo duda. Y yo no soy draconiano. Pero no deja de resultar interesante plantear este ejercicio. Las diferencias quedarán para otro post. O para los mismo kirchneristas, que siempre están prestos a marcar su “distancia” con el menemismo y demás dinosaurios. Son, las diferencias, de todos modos, más evidentes. No tanto así las coincidencias.
De Carlo Saúl a Nésto Carlo.
Para muestra basta un botón. Aquí van los primeros 45 botones (empieza a sonar la marchita).
Ustedes pueden agregar o impugnar los que quieran.
Ambos políticos saltaron casi por sorpresa a la Presidencia de la Nación. Méndez, ganándole la interna a Cafiero. Y NK apareció cuando a Duhalde ya no le quedaban fichas que jugar.
Ambos caudillos controlaban los tres poderes en sus provincias de origen.
Ni bien subió, Carlo repatrió los restos de Rosas. Cristina declaró al 20 de noviembre como “Día de la Soberanía Nacional”, en homenaje a… Rosas (por la “gesta” de la Vuelta de Obligado).
Carlo y Nésto: liderazgo carismático y conducción implacable del poder.
Luego de varios planes SupErman (González) Méndez decretó la paridad cambiaria peso – dólar. En aquel entonces, la convertibilidad era fija: 1-1. Hoy -y desde hace tiempo- también hay convertibilidad cuasi fija: 4-1. Con dólar alto. Como antaño.
Para el neoliberalismo menemista, el desempleo (que llegó al 18.4%) tenía una función social: domesticar a los que estaban con los pies adentro. Hoy, esa función social la cumplen dos agentes: el trabajo en negro (40%) y los planes sociales clientelares (que -a no olvidarlo- empezaron con el riojano: los planes Trabajar).
Menem también creó un conglomerado de prensa para enfrentar -no en las palabras, pero sí en los hechos- al grupo Clarín: el CEI (Monetta y cía.). El más emblemático del kirchnerismo es el grupo Szpolski.
No obstante, de ambos presidentes el Grupo Clarín obtuvo importantísimas concesiones y excepciones.
En los noventa nació la CTA y Carlo nunca le reconoció la figura jurídica. Como ahora, pese a que hay un fallo de la Corte Suprema.
Como Menem, Kirchner se metió al sindicalismo en el bolsillo con prebendas varias y abultados fondos para las obras sociales. Llamó a Ocaña para limpiar el PAMI de la corrupción barrionuevista pero vino la “mafia de los medicamentos”, que tiene a Hugo con el culo en las manos.
La misma matriz política observamos con respecto a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Méndez la amplió de 5 a 9 y puso ahí la “mayoría automática”. NK entendió que no podría gobernar con ese poder adverso y embistió exitosamente contra esos resabios menemistas. Una Corte honesta, capaz y “para la democracia” es mejor que una Corte opositora. Fue su mayor logro institucional. Hoy no hay Corte adicta. No obstante, como contrapartida, reformó el Consejo de la Magistratura, que nombra y remueve jueces, con poder de veto preponderante del Ejecutivo. Y vació a la Justicia Federal dejando cargos vacantes o jueces subrogantes.
Nos habíamos amado tanto: Menem – Oyarbide. Oyarbide – Kirchner.
Uso de la SIDE (hoy SI) para espiar a periodistas y opositores. Lo denunció el niño angelical del Opus Dei Gustavo Béliz en el programa de Grondona, en 2004, al mostrar una foto del hombre fuerte de la SIDE, Jaime Stiusso. Y debió, a la postre, renunciar al cargo de ministro de Justicia de Kirchner. Béliz: el mismo que le escribía los discursos a Menem y que luego fue su ministro del Interior hasta renunciar en 1993 cuando dijo que estaba “parado en medio de un nido de víboras”.
María Julia, emblema de la corrupción menemista. Jaime, de la kirchnerista.
Infinidad de denuncias sobre financiamiento espurio de las campañas presidenciales. De Khadafi a Chávez, los empresarios españoles y la “mafia de los medicamentos”.
(In)Justicia para los atentados a la embajada de Israel y la AMIA. ¿Se acuerdan de los tapes que Nésto Carlo dijo que iba a entregar?
Festival de licitaciones públicas directas y a dedo, en ambos casos.
Un gran problema de los noventa en materia de derechos humanos fue el “gatillo fácil” policial. Igual que hoy. En realidad, no. En esta década ha crecido el promedio de gatillos fácil pese a lo que sostiene el discurso oficial.
19 19. Cavallo “dibujaba” los números de la economía. Nésto, también, a partir de la intervención del INDEC.
20 20. Un principio básico del noventismo neoliberal era “enfriar” la economía, que directamente se congeló con la Convertibilidad. Al principio del gobierno de CFK, se aplicó, indirectamente, el mismo criterio. En efecto, el conflicto con el campo generaba tal incertidumbre que paralizaba la economía y consiguió frenar por un rato la inflación. En ese sentido, 2009 también ayudó, porque fue un año recesivo.
“No hay plata” decían Menem y Cavallo cuando se trataba de los jubilados. Igual que hoy. Más allá de estos navideños 500 pesitos por única vez: para el regalo del arbolito a los nietos. En ambos casos eso representa la “negación de la política”, que ya ésta no se practica como “el arte de lo posible” (y de lo legítimo, ejercidos por aquellos que fueron elegidos por la voluntad popular) sino como la administración de la escasez.
Nada de impuestos progresivos para el desarrollo y para saldar la deuda social. Menem-Cavallo se financiaban con los organismos de crédito internacionales. Nésto y Kristina, con el ANSES para gastos y subsidios a la clase media urbana, y las reservas del Banco Central para pagar deuda externa sin chistar. Como en los noventa. Que quede claro: financiarse no con ingresos genuinos (al margen de los ya perimidos “superávits gemelos”) sino con deuda es más de lo mismo.
Carlos Menem fue el presidente de la vuelta de la democracia que más deuda pública contrajo. Igual que Néstor Kirchner: pues el 50 por ciento de lo que tiene el BCRA son bonos. Es decir: deuda.
Carlos Menem fue el presidente de la vuelta de la democracia que más deuda pública pagó. Junto con NK.
En los noventa, Menem y Cavallo rebajaron los aportes patronales a su piso más bajo: poco más del 20%. Hoy siguen intocados.
En los noventa se practicaba la “teoría del derrame”: que primero llegue la ganancia a los bolsillos de los ricos, y luego caerá al resto de la sociedad. Después de casi una década kirchnerista de crecimiento a tasas chinas, el nivel de equidad social, la brecha entre ricos y pobres, sigue tan desigual como con el menemismo. Sólo se “derraman” miserables gotas.
Económicamente, en los noventa se hablaba de la “brasildependencia”. Hoy es Brasil + China.
En los noventa se terciarizó la economía (servicios). Hoy se primarizó nuevamente, sin diversificarse. Hoy, como ayer, se carece de un plan de desarrollo agrícolo-ganadero. Bueno. Ya que estamos, amplío: El menemismo creó la ingeniería legal para el monocultivo de soja y la extracción minera y petrolera. Políticas de libre desenfreno y “desiertos verdes” que, como sabemos, profundizó el kirchnerismo. Ni que hablar de un plan de desarrollo industrial. Ninguno de los dos gobiernos, pese a los rimbombantes anuncios, propició políticas crediticas sostenidas a la producción. Es la vigencia -la continuidad- del Estado ausente. El gobierno simplemente “administra” lo que hay, con algunos retoques o reestatizaciones oportunistas.
Tanto para Menem como para los Kirchner, el enemigo más odiado es otro “compañero peronista”: Duhalde.
Con pragmatismo, el menemismo supo responder discursivamente, y en los hechos (igual que Perón al término de la Segunda Guerra con la aparición del Estado de Bienestar), al cambio de época pos Muro que instauró el neoliberalismo salvaje, la crítica furibunda al Estado, que había que desguazar. Lo mismo hizo el peronismo kirchnerista, pero al revés. En esta década el discurso de época es el de la “vuelta del Estado”. Pero lo que volvió fue el “Estado bobo”, deforme (Ozslak), e ineficiente. Tanto uno como otro se sirvieron del Estado en beneficio propio y de los “amigos” en vez de revitalizarlo en pos del interés general.
En los noventa gobernaba el “Pensamiento único”. Hoy, si no estás con el “gobierno progresista” le hacés “el juego a la derecha”. La misma “negación de la política”, de la diversidad, de la diferencia, de la democracia.
Como ayer, a los pueblos originarios siguen robándole tierras y reprimiéndolos.
En los noventa también el Congreso era una “escribanía”. En la mayoría de los casos los debates son para la tribuna y no –habermasianamente- para mejorar una idea, una herramienta de gobierno, un instrumento de implementación de política.
En los noventa, Corach disciplinaba con Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a las provincias díscolas, práctica política que no debe ser leída más que como una consecuencia del federalismo viciado y débil que existía. Igual que hoy: el “juego político” se decide desde el centralismo de kaja.
Las valijas Samsonite de Amira y la de Antonini Wilson.
Delirios faraónicos nunca concretados: la aeroísla de Carlo y el tren bala de Klishtina. Bueno, y Kirchner también tiene el megagasoducto que iba a ir de Venezuela a Buenos Aires. ¿Se acuerdan?
Apoyo a (y en) los viejos e inoxidables caciques del Conurbano. Ayer y hoy.
La economía nacional, en fin, está tan extranjerizada y concentrada hoy como en los noventa.
Con el “monopolio” del fútbol, soportábamos a Marcelo Araujo. Con el “Fútbol para todos”, también.
Menem privatizó. Y entregó millonarios subsidios a varias de las empresas beneficiarias de las concesiones para sostener sus ganancias. Igual que hoy lo hace el Estado kirchnerista. Transferencia directa.
Incapacidad para generar consensos para impulsar políticas de Estado de desarrollo nacional. Casi la única que existe es el Mercosur como institución, en la que es determinante la presión de los países vecinos.
Ayer y hoy, gobiernos con facultades delegadas y “superpoderes” (lo que Guillermo O’Donnell llamó “democracias delegativas”). Cierto es que esto mismo el politólogo argentino Eugenio Kvaternik, en el caso de Menem, lo entiende, desde una perspectiva schmittiana, como positivo al verlo como una clara recuperación del poder de decisión del Ejecutivo. Sin apelar a Carl Schmitt, lo mismo ha sucedido con Kirchner, según el politólogo Isidoro Cheresky.
Como Kirchner, Menem también fue “progre”. O “renovador”, en el lenguaje de la época. Y, como Kirchner con Sabbatella, también tuvo sus jóvenes leones para mostrar, como José Luis Manzano, luego ministro del Interior menemista y autor de la frase “robo para la Corona”, según Horacio Verbitsky.
Gobierno conservador, de derecha liberal, uno. Gobierno conservador, de derecha populista, los otros.
En síntesis, Menem practicó el neoliberalismo salvaje. Los K, el neoliberalismo con piel de oveja. A los números me remito: como en los noventa, casi un 40% de los argentinos de hoy -descontando los subsidios miserables y clientelares- son pobres o indigentes.
“A mi pesar, debo reconocer que son la única alternativa capaz de gobernar la Argentina”, me dice un amigo. Como seguramente lo dicen muchos. Precisamente el mismo discurso derrotista que logró instalar el pensamiento único.
De Carlo Saúl a Nésto Carlo: Alcoyana – Alcoyana.
45 coincidencias 45.
La semana que viene no se pierdan la segunda parte del catálogo con otras nuevas 45 coincidencias. ¿45? Sí, 45. Son unas cuantas, ¿no? “Y que los eunucos (del progresismo oficial) bufen”, como diría Arlt.
“Hay que hablar del futuro, no del pasado”, me dice otro amigo (tengo varios, ja!). No concuerdo. La historia no está escrita, ni avanza hegelianamente hacia la razón y la libertad. Hay que hablar y revisar el pasado siempre, precisamente para que el futuro no sea el pasado.
De Carlo Saúl a Nésto Carlo. Segunda entrega del catálogo de coincidencias: 45 botones más de muestra. Un aporte a la deconstrucción nacional.
(Aclaración previa: segundas partes nunca fueron buenas).
Menem adoptó para gobernar los principios de lo que en ciencia política se conoce como New Public Managment (Nueva Gestión Pública), con criterios básicamente tecnocráticos y empresariales. El kirchnerismo tomó la posta y lo profundizó, con Abal Medina (h) a la cabeza. ¿Nueva política?
Doble discurso: Estado mínimo liberal pero con fuerte intervención estatal-legal para fijar la moneda por una década. “Estado presente” en el relato pero, en la práctica, Estado ausente. Lo vemos por estos días. El Estado sólo se hace presente para reprimir (*).
Ambos presidentes vaciaron los organismos de control del Estado.
Sícarlismo noventista, o los “chupamenem”. Kirchnerismo bobo hoy. ¿Hace falta hacer nombres?
Tanto Menem como Kirchner se creyeron indispensables y fundacionales.
Los dos gobernaron por años con una inquebrantable hegemonía. Ambos domeñaron ese toro furibundo que es el poder, igualmente que a las oposiciones de turno, que siempre pecaron de ingenuas y jugaron con el reglamento (institucional) en la mano, cuando estos presidentes no lo hicieron.
Habilidad para conservar la iniciativa política e instalar “cuestiones” (Oszlak y O’Donnell) en la agenda pública.
Fueron los únicos dos presidentes de la vuelta de la democracia que le hablaron de “amor” al pueblo.
Menemismo y kirchnerismo fueron, también, los únicos movimientos políticos de la vuelta democrática que lograron la reelección presidencial. Así y todo, más allá de la cultura política, y de las prácticas -que persisten-, el menemismo como movimiento se extinguió con la salida de Carlo del poder. ¿Pasará lo mismo con su sucesor kirchnerista?
En distintos contextos históricos, ambos dominaron con firmeza a los militares. Menem, bifronte, con indultos y dura represión pedagógica al alzamiento carapintada de Seineldín. Kirchner demostró autoridad luego de la debilidad institucional pos 2001, cuando se rumoreaba sobre la vuelta de los cabildeos militares y de reuniones (no tan) secretas entre políticos y la cúpula el Ejército.
Pese a la “negación de la política” y a la apatía/frivolidad menemista propia del noventismo neoliberal, las organizaciones de la sociedad civil salieron a la calle a manifestarse, a protestar, a reclamar, etc. Algo que siempre molestó al menemismo. El fenómeno “piquetero” fue el más conocido y relevante, incluso mundialmente. A Kirchner también le molestó la gente en la calle. Por eso lo primero que hizo fue cooptarlos a todos, con el verborrágico Luis D’Elía como brazo ejecutor.
En los noventa fue “Yo o el caos”. Hoy, el caos son los “destituyentes”.
También fueron reelegidos varias veces en sus respectivas provincias como gobernadores.
Ambos fueron procesados en la Justicia por “enriquecimiento ilícito”.
También los secretarios privados de Menem y, recientemente, CFK fueron sospechados del mismo delito.
Ambos privilegiaron con partidas de fondos a la provincia de Buenos Aires, en función de su caudal electoral. Y también a sus respectivos terruños, claro.
Roberto Dromi, abogado, especialista en derecho administrativo y principal ideólogo jurídico del desguace del Estado en los noventa. Hoy, asesor kirchnerista en las sombras.
Scioli. Scioli. Hadad. Hadad. Y la lista sigue.
Otro de la lista con nombre y apellido: Miguel Ángel Pichetto. Fue una de las espadas del menemismo en los noventa. Igual que hoy lo es del kirchnerismo. Hasta el mismo Carlos Menem aparece y desaparece del Senado según los intereses coyunturales del PEN de turno. En fin, más genéricamente: decenas de cuadros políticos peronistas -en un ejemplo del pragmatismo político que lo caracteriza- pasaron, ayer, a formar parte del menemismo, sin importar el salto que daban de la vereda izquierda a la derecha. Lo mismo que ocurrió -¿en sentido opuesto?- con muchos kirchnerperonistas. ¿De Narváez, el próximo salto, de cara al 2011?
Carlo S. Menem. N. Carlo Kirchner.
Máximo Menem. Máximo Kirchner.
Los dos dejaron el poder más ricos que cuando entraron.
Los dos estamparon sus firmas para en la privatización del petróleo (YPF) que dio lugar a los “fondos en el exterior de Santa Cruz”. Sin la firma K, Menem no hubiera podido privatizar. Pero, como el Gran Hermano -que cambia la historia según la necesidad política del momento-, Kirchner llegó a decir en marzo de 2007, en el Salón Sur de la Rosada: “Sabemos el genocidio que pasó nuestra industria petrolera, la increíble privatización (…) Si YPF hubiera quedado en manos nuestras estaríamos recaudando (…) entre 20 y 25 y hasta 30.000 millones de dólares por año”.
Tanto Menem como Kirchner reclamaron por una distribución federal de los ingresos de la república… cuando fueron gobernadores de La Rioja y Santa Cruz, respectivamente.
Corrupción, por aquí, allá y acullá: IBM-Banco Nación, la mafia del oro, la venta de armas, los guardapolvos de Bauzá, la leche podrida de Vico, el Swift-gate, el Yoma-gate y la aduana paralela de Ibrahim Al Ibrahim, en los noventa. Skanska, “devolvé-la-bolsa” Miceli, los gastos de Picolotti, los trenes usados comprados a España y Portugal que no funcionan, ayer nomás.
Los negocios de las privatizaciones (o “concesiones”, pues no todo de privatizó), en los noventa: Entel, SEGBA, Obras Sanitarias, Gas del Estado, YPF, los trenes, la red vial, canales, Aerolíneas Argentinas. Los negocios de las estatizaciones, en esta década: LAFSA, ENARSA, AYSA y el Correo Argentino, Aerolíneas Argentinas.
Los vices que “traicionaron”: Duhalde a Menem; Cobos a Cristina.
El bótox y la carótida de Méndez. El bótox de Cristina y la carótida de Nésto.
Como Menem, CFK es una ferviente opositora al aborto legal.
El canal público hipermenemista, ayer, con Sofovich y, luego, Mauro Viale y Julio Mahárbiz a la cabeza. Hoy, hiperkirchnerista, con Barone y Diego Gvirtz como emblemas.
La muerte de “Junior” ayudó a Carlo con algunos puntitos para la reelección. ¿Llegará el efecto “Gracias, Néstor” hasta el año que viene?
Como ayer, los veteranos de la guerra de Malvinas siguen reclamando dignidad.
Con Carlo volvió el “deme dos” por la estabilidad y el peso apreciado. Con Nésto, también: por el miedo a la inflación. No está de más volver a recordarlo: el “keynesianismo” kirchnerista fomenta el consumo, y no la producción y el desarrollo industrial y nacional.
Salarios miserables congelados por años, en los noventa. Salarios miserables para más de la mitad de la PEA, hoy. Y, el resto, erosionados día a día por la inflación más alta del mundo.
Ninguno de estos dos presidentes supo cómo resolver el cada vez más acuciante problema de la inseguridad, que siempre afecta a los sectores de más bajos recursos.
Estructura impositiva regresiva, en la que el IVA es el instrumento de recaudación más importante: quienes más tributan son las clases medias y bajas. ¿Menem? ¿Kirchner y Cristina? Los tres.
En el 94, el radicalismo -de la mano de Alfonsín- le sirvió en bandeja la reelección a Menem con el “Pacto de Olivos”. En 2007, otro radical -Julio César Cleto Cobos- se sumó a la fórmula “transversal” K para aportar algún que otro puntito y así evitar el temido ballotage y ganar en primera vuelta.
Los ex presidentes Menem y Kirchner terminaron -con distintas intenciones- recalando en el Congreso. El primero, en el Senado. El segundo, en Diputados. No obstante, en ambos casos la actividad legislativa -medida en presentación de proyectos y presencias en la cámara- fue casi nula.
Alsogaray y la UCEDÉ, mentores ideológicos del menemismo. De las mismas filas proviene el actual ministro de Economía, Amado Boudou, por nombrar uno solo.
Varias veces Menem y Kirchner fueron juntos en la misma boleta electoral, en los noventa.
Sea por desinterés, o por ineficiencia, los hospitales argentinos están tan desbordados como en los noventa.
Menem nunca perdía en los picaditos de Olivos. Kirchner se agenciaba también los mejores jugadores para su equipo.
Franco Macri, uno de los principales empresarios lobbystas del menemismo en los noventa. Hoy lo es también del kirchnerismo.
Estos ya los señalé en la anterior tanda, pero valen como cierre momentáneo del presente catálogo:
Gobierno conservador, de derecha liberal, uno. Gobierno conservador, de derecha populista, los otros.
En síntesis, Menem practicó el neoliberalismo salvaje. Los K, el neoliberalismo con piel de oveja. A los números me remito: como en los noventa, casi un 40% de los argentinos de hoy -descontando los subsidios miserables y clientelares- son pobres o indigentes.
“No soy progre. Soy peronista. El problema es que no lo entienden”, dijo CFK en París, en noviembre de 2003
En el gobierno kirchnerista palpita parte de la misma estructura de poder que dominó, dos décadas atrás, al menemismo
Domingo 08 de mayo de 2011 | Publicado en edición impresa Comentá (77) (javascript:print())(javascript:void(0)(javascript:void(0)(javascript:void(0)
Compartir
El intervencionismo estatista; la propensión al aislamiento internacional; la oratoria melancólica de las antiguas asambleas universitarias son tan frecuentes en estos días que, por momentos, consiguen ocultar un fenómeno ostensible: que en el corazón del peronismo kirchnerista palpita buena parte de la misma estructura de poder que dominó, hace dos décadas, el peronismo menemista. La criticada década de los 90, camuflada en la retórica del progresismo populista, está de vuelta.
La señal más indiscutible de esta continuidad es la adhesión de Carlos Menem al kirchnerismo. Lo que en las sesiones del Senado del último año eran meros indicios, en la campaña electoral se convirtió en un hecho. Menem dejó de ser un recurso auxiliar, que da o resta el quórum según las necesidades parlamentarias del oficialismo. Ahora es un integrante de sus listas, en asociación con su admirador de otrora, el gobernador riojano Luis Beder Herrera. En vano, viejos amigos del ex presidente aclaran que se trata sólo de un acuerdo provincial. El propio Menem los desmintió al decir que “la Presidenta es imbatible y la oposición debería organizarse”.
La inclusión en la alianza gobernante del ex presidente que selló con su nombre los años 90 debería provocar el repudio de las denominadas organizaciones de defensa de los derechos humanos que acompañan al Gobierno. Después de todo, el nuevo aliado fue el responsable de los indultos a los militares condenados por cometer excesos en la represión de la guerrilla. Pero hasta ahora esos organismos, que incluyen a figuras tan intransigentes como Hebe de Bonafini, guardan un sorprendente silencio.
La incorporación de Menem a la generosidad kirchnerista completa la que se había iniciado con Ramón Saadi. El también comenzó prestando su voto en el Senado y terminó, en marzo pasado, anexándose al oficialismo en el gobierno de Catamarca.
Si se examina la plana oficialista que rodeó a Moyano en el palco instalado hace pocos días en la avenida 9 de Julio, parecería que el tiempo se hubiera detenido. A la derecha de Moyano -cuyos vínculos con el menemismo no fueron tan tirantes como él gusta de recordar ahora- estaba Daniel Scioli, quien ingresó a la política por invitación del riojano. Unos centímetros más allá, se hallaba Oscar Parrilli, secretario general de la Presidencia, quien poco menos de veinte años atrás era, en el Congreso, el fervoroso miembro informante de las más veloces privatizaciones “neoliberales”, entre ellas la de YPF.
En el otro flanco, se ubicaba el sindicalista José Luis Lingeri, quien desde la Superintendencia de Salud avanzó con la desregulación de las obras sociales. Lingeri tuvo como mano derecha, en la segunda mitad de los años 90, al médico Néstor Vázquez, quien durante el kirchnerismo fue el cerebro de Néstor Capaccioli, acusado por presuntas responsabilidades en la mafia de los medicamentos que denunció Graciela Ocaña.
A Julio De Vido, invitado principal de Moyano, es difícil encontrarle antecedentes en la escena menemista. Salvo que uno advierta su dependencia intelectual de Roberto Dromi, el superministro privatizador del hoy denostado “ajuste neoliberal”, que incluyó, entre otras iniciativas, la privatización de Aerolíneas Argentinas, hoy gerenciada en nombre del Estado por jóvenes de La Cámpora.
Dromi ahora toma distancia de su propia obra y divulga por los medios su admiración por De Vido y su jefa, la Presidenta. Aunque las pulsiones de Dromi a favor de la empresa privada son difíciles de refrenar: no sólo asesoró a la ultraoficialista Electroingeniería; en una de sus últimas apologías del kirchnerismo recomendó “ayudar a Repsol”, afectada por la crisis española, haciendo “que el Estado compre sus acciones en YPF”.
La genealogía noventista del kirchnerismo no se agota en la supervivencia de liderazgos o negocios. El ingeniero electoral de Cristina Kirchner y antes de su esposo, Juan Carlos Mazzón, ejerció durante la era Menem esa misma condición, y un gran número de legisladores nacionales que hoy acompañan al kirchnerismo votaron en su momento leyes impulsadas por el gobierno menemista.
Sería un error limitar la herencia de los años 90 en la escena actual al personal político. Casi todos los empresarios y banqueros que componen el séquito del “modelo de matriz productiva diversificada e inclusión social” que tanto defiende la señora de Kirchner, formaron el de aquel otro “modelo” privatista y defensor de las relaciones carnales con los Estados Unidos que reivindicaba Carlos Menem. Los nombres son conocidos: van de Franco Macri y Jorge Brito a Eduardo Eurnekian y Enrique Eskenazi, pasando por Osvaldo Cornide, entre otros. La persistencia obliga a recordar la respuesta que le ofreció a Zulema Yoma un mozo de Olivos, cuando ella, siendo primera dama, quiso saber cuáles eran los empresarios que concurrían a la residencia en tiempos de Raúl Alfonsín. El empleado contestó, asombrado: “Señora, aquí los únicos que cambian son ustedes, los políticos. Los demás son siempre los mismos”.
La reproducción de una década en otra es más que una curiosidad conservadora. Si esa perduración es posible es porque los partidos políticos son capaces de cambiar de piel, es decir, de esloganes, símbolos, retóricas, según la época, sin que eso signifique el resultado de una autocrítica, de un debate o de un balance. Esos ejercicios, imprescindibles para rescatar lo positivo de un período histórico, pero también para convertir un fracaso en experiencia, están ausentes de nuestra cultura política. Esta es la razón por la cual las repeticiones y los reciclajes de personas y de prácticas terminan por asemejarse a un fraude
Adhesión de Menem al kirchnerismo ? Por reconocer la realidad y decir que la oposición debería organizarse es kirchnerista ahora ?!?! Entonces Duhalde, Magnetto, Cobos, Sanz, Macri son kirchneristas ?!?!?!
La misma “estructura de poder” es una bancada en una provincia como La Rioja ?!?! Cuando no encontramos conexiones inventamos la “dependencia intelectual” ?!?!?!
Esto es con lo único que coincido de toda la nota:
“Señora, aquí los únicos que cambian son ustedes, los políticos. Los demás son siempre los mismos”.
¿Y si son tan menemistas como dice la Nazión, por qué el diario golpista no apoya al kirchnerismo entonces? Ni ellos se creen las gansadas insostenibles que ponen.
“Uno de las mejores cosas de nuestra gestión fue la estabilidad, el respeto a las instituciones, el crecimiento posible en esa época y la inserción de la Argentina en el mundo, la política internacional es fundamental”, enumeró el ex mandatario.
Y señaló que en la actualidad “no hay posibilidad de salir de la situación comprometida en la que está el país, si no se comprende que el mundo se va achicando y hay que estrechar los lazos entre sí”.
Menem aprovechó para mandarle un tiro por elevación al kirchnerismo al que criticó en varios tramos de la nota. “Este gobierno no termina de entender que la política además de ser una ciencia, un arte, es fundamentalmente necesario actuar con humildad y a partir de eso ser creativos para lograr lo mejor para el país. Son muy autoritarios”.
En tanto fue muy explícito a la hora de rememorar que las acciones más importantes para quitarle poder a los militares las tomó él. “Se olvidaron que aquí no hubo más golpes de Estado, desde que nosotros tomamos el gobierno. Cuando el doctor Alfonsín -mi gran amigo que en paz descanse- salió al balcón y dijo que la casa estaba en orden y no era así, no estaba en orden, él venía de la Tablada donde hubno un levantamiento y muchos muertos. Después renunció y me tiró la brasa ardiendo. Antes de asumir hablé con todos, con el vicepresidente, con el ministro de Economía, con todos para que sigan ya que faltaban seis meses, así me iba acomodando. Y dije, si no me hago cargo ahora, se viene el golpe, seguro se viene el golpe. Me hice cargo y apenas se levantaron los nuevos militares, los carapintadas, mandé a reprimir como correspondía. Desde esa medida más otras más que tomamos después no hubo ni un solo intento de golpe en Argentina”, recordó.
No sé para qué se gastan en discutir con tipos como Johnymelaslavo, Dylan y Ricky, están enajenados al punto de pretender imponer vaya a saber qué cosa a través de la repetición compulsiva de mentiras y exageraciones inventadas y/o recopiladas por un anónimo que las ordena y les da la supuesta solemnidad de una nota periodística…
Hay que hacer fluir el debate, y para eso hay que omitir estas cosas. Por suerte cada día son menos los que siguen comprando buzones…
claro, vos preferis un 6.7.rocho foristico asi siempre tenes razon y dormis en alejolandia,un mundo ideal…para vos todo lo que sea info que esta en contra de los K, es mentira,exageracion o un intento de desestabilizacion…UN K AUTENTICO…
Ya te dije en otro thread, yo puedo ver y criticar los errores del gobierno, puedo detectar las ediciones de 678, y criticar lo que se afirma en los videos o disentir con la opinión de los panelistas. Vos en cambio defendés a Clarín y Perfil a rajatabla, no solo no tenés vocación crítica sino que te comés todos los amagues y las operaciones que arman para que soldados vacíos de criterio como vos copypasteen por ahí.
A vos lo único que te dolería es CFK2011? A mí me duele recordar cómo este país se fue a la mierda, me duele pensar que pueda volver a ocurrir, y me duele saber que el poder lo siguen teniendo las corporaciones así como me duele ver que los que tienen el poder tengan tantos idiotas útiles.
(igual sí, estoy medio cascarrabias hoy, no sé qué me pasa)
A y B se acusan de lo mismo recíprocamente. Pero resulta que siempre es B el que está desmintiendo las afirmaciones de A. Si B desmiente, quién miente?
la tactica K es buscar siempre un enemigo para tratar de descalificarlo y hacer creer que su opinion es la que esta fuera de la realidad o que persigue siniestros o desestabilizadores objetivos…si me citan respondo,si vale la pena a quien…
la tactica K es buscar siempre un enemigo para tratar de descalificarlo y hacer creer que su opinion es la que esta fuera de la realidad o que persigue siniestros o desestabilizadores objetivos…yo estoy en contra de cualquier gobierno corrupto,este es el mas de todos, y de aquel que miente sistematicamente queriendo hacernos creer que el pasado solo pesa para sus enemigos…ya te lavaron el cerebro, espero que no te lo sequen…
No se de tanta entidad mi amigo, usted no desestabiliza. Apenas si agrega una cuota de confusión y panfletismo en medio de un grupo de gente que intenta debatir los temas en serio.