Te amo Ariel. Por más que me haya enojado por tus partidos malos el torneo pasado y por los cambios en que te ponía Cappa en el segundo tiempo o que directamente no te sacaba… voy a extrañar tu cintura engañando rivales, tus gambetas, tus pases por arriba, tus goles de vaselina, tus saludos ante el Orteegaa Orteegaa más que merecidos… verte con la camiseta de River en el medio del Monumental, tu casa.
Sos mi ídolo y nunca va a cambiar eso. Te deseo lo mejor, Ariel.