(Post desde San Pedro, antes de salir para Vuelta de Obligado en el día de la Soberanía)
El veintitres de septiembre el comité arbitral replicó los temblores que dejó la última elección interna de la Central de Trabajadores Argentinos.
Qué feo es leer que la CTA puede fracturarse. Pensé en él, en German, y la sensación de tristeza devino en amargura. Yo crecí con la CGT de Daer. Hasta la llegada de Hugo era un órgano más de la patronal. La CTA fue un oasis en los noventa. Pienso en German Abdala y en la CTA actual y duele. Recuerdo esa plaza del 94’, marcha desde todo el país. Impresionante. Todavía dolía su desaparición.
No me escurriré por un horizonte contrafactico sobre Abdala y el presente, eso es pedorro. Pero que triste escuchar en boca de un dirigente que un sector se podría ir “para crear una nueva organización”. Lo que costó; y sin embargo la irresponsabilidad y el personalismo pueden más.
¿Micheli con quién de la política real y concreta te podes sentar a discutir? ¿Con Carrió, Alfonsín, Duhalde, Cobos, De Narvaez, Macri ? ¿Con Solanas? por favor, no podes tener una agrupación que se llame German Abdala. Me indigna, me indigna ver a estos “vivos de ojo y zonzos de temperamento”, como diría Don Arturo.
¿Qué trabajadores quieren representar, si no se logra un acuerdo sobre cómo se vota una elección? ¿Con qué fuerza te sentas a discutir con la patronal? ¿Cuál es tu poder real de negociación? No me jodan con el versito de la burocracia, eso lo dejamos para la izquierda de manual. El resto de los mortales entendemos que las luchas se ganan fácticamente, no me interesa el campeonato moral.
Duele escuchar a dirigente que no están ni al al altura de su pueblo, ni a la altura de las circunstancias. Capaces de destruir en segundos, lo que costó años de construcción.
Pero como dice Vox Dei, valga de homenaje para “El pulpo”, todo tiene un final, todo termina.
