Cual es el sector político mayoritario en el foro?

El partido LIBERAL con 24 votos es el FPV… no era difícil el chiste :mrgreen:

Vote mal, porque me guie con la pregunta del nombre del TEMA (Re: Cual es el sector político mayoritario en el foro?) y para obviamente el partido mayoritario es el FPV, después con mas atención vi que había una pregunta diferente arriba de la encuesta jaja :lol: :lol:


Bonapartidista


La política no es sucia, esta sucia… algo muy diferente.

No es utópico pensar un sistema político sin corrupción. Ni toda corrupción tiene el mismo significado ni las mismas consecuencias. No es lo mismo el negociado con la fabricación de medicamentos que darle los peajes a uno que pasó un sobre por abajo.

No no es lo mismo: la corrupción se puede llevar a una mínima expresión pero no extirparla. No existe Gobierno en el que no haya actos de corrupción. E insisto, la idea de que la corrupción es la madre de todos los problemas es falsa, es errar por miopía. Es casi de una ingenuidad que enternece.

Voy a dejar esta columna de Caparrós, que si bien no siempre me cae en gracia, escribe y piensa bastante mejor que este humilde servidor y en el caso de marras comparto su idea. Seguramente ya lo hayan posteado.

OPINIÓN
Honestismo
Hoy querría –por una vez y sin que sirva de precedente– que me entendieran. He hablado últimamente de “honestismo”; he notado, en ciertas respuestas y comentarios, que no supe explicarlo. Martín Caparrós. Fue publicada en el diario que Lanara ayudó a fundir no sin antes escapar como rata por tirante para luego se comprado por el sector débil del periodismo: el Grupo Clarín

Honestismo

Por Martín Caparrós

Hoy querría –por una vez y sin que sirva de precedente– que me entendieran. He hablado últimamente de “honestismo”; he notado, en ciertas respuestas y comentarios, que no supe explicarlo.

–Qué novedad, Caparrós. ¿No es lo que le pasa siempre?

Supongo, y por eso insisto: llamé honestismo a esa idea tan difundida según la cual –casi– todos los males de la Argentina contemporánea son producto de la corrupción en general y de la corrupción de los políticos en particular. El honestismo es un producto de los noventa, ante el despliegue de corrupción menemista, y fue alentada por cierto periodismo –el más valiente– que trató de mostrarla. Fue un éxito: la sociedad se escandalizó ante esos errores y excesos y no miró los cambios estructurales, decisivos, que el menemismo estaba produciendo en la Argentina. Fue tal el éxito que permitió el surgimiento y apogeo de una de las fuerzas políticas más aberrantes de nuestra historia de fuerzas aberrantes: ese consorcio entre el conservadurismo católico de De la Rúa y el progresismo acomodaticio de Álvarez que recordamos –poco– bajo el nombre de Alianza.

Ahora la furia honestista se mantiene y permite que muchas de las campañas políticas actuales se basen en ella, y muchos políticos la aprovechen para centrar su discurso en la denuncia de la corrupción y dejar de lado definiciones políticas, sociales, económicas. O, como decía aquí mismo el otro día: “El honestismo es la tristeza más insistente de la democracia argentina: la idea de que cualquier análisis debe basarse en la pregunta criminal: quiénes roban, quiénes no roban. Como si no pudiéramos pensar más allá…”.

–¿Y usted qué prefiere, Caparrós? ¿Que roben? Usted debe de ser de esos que dicen “que roben pero que hagan”.

Me lo han dicho varios y me sorprende: yo jamás dije –ni pensé– tal pavada. Yo digo que la honestidad es el grado cero de la actuación política y que por supuesto hay que exigirle a cualquier político –como a cualquier empresario, ingeniero, maestra, domador de pulgas– que sea honesto. Que, por supuesto, la mayoría de los políticos argentinos no lo parecen. Que, por supuesto, es necesario conseguir que lo sean. Pero que eso, en política, no alcanza para nada: que un político sea honesto no define en absoluto su línea política. Por eso digo que la honestidad es –o debería ser– un dato menor: el mínimo común denominador a partir del cual hay que empezar a preguntarse qué política propone y aplica cada cual.

–¿Y entonces qué problema se hace, Caparrós? Si usted también quiere que sean honestos, por qué dice esas cosas…

Porque creo que hay muchos que siguen currando con eso de la honestidad: con la denuncia, con los prontuarios ajenos, con la promesa propia. Y, con eso, clausuran el debate sobre el poder, la riqueza, las clases sociales: acá lo que necesitamos son gobernantes honestos, dicen, y la honestidad no es de izquierda ni de derecha. La honestidad quizá no, pero los honestos seguro que sí. Se puede ser muy honestamente de izquierda y muy honestamente de derecha, y ahí va a estar la diferencia. Quien administre muy honestamente en favor de los que tienen menos –dedicando honestamente el dinero público a mejorar hospitales y escuelas– será más de izquierda; quien administre muy honestamente en favor de los que tienen más –dedicando honestamente el dinero público a mejorar autopistas, parkings, teatros de ópera– será más de derecha. Quien disponga muy honestamente cobrar más impuestos a las ganancias y menos IVA sobre el pan y la leche será más de izquierda; quien disponga muy honestamente no cobrar impuestos a las actividades financieras y sí al trabajo asalariado será más de derecha. Quien decida muy honestamente facilitar el uso de anticonceptivos será más de izquierda; quien decida muy honestamente acatar las prohibiciones eclesiásticas será más de derecha. Quien decida muy honestamente educar a los chicos pobres para sacarlos de la calle será más de izquierda; quien decida muy honestamente llenar esas calles de policías y de armas será más de derecha. Y sus gobiernos, tan honesto el uno como el otro, serán radicalmente diferentes. Digo, en síntesis: la honestidad –y la voluntad y la capacidad y la eficacia–, cuando existen, actúan, forzosamente, con un programa de izquierda o de derecha.

–Sí, todo bien, pero si los políticos no robaran, muchas cosas serían mejores. La salud y la educación serían mejores, por ejemplo.

Me han dicho varios lectores, y es el argumento clásico del honestismo progre y yo digo que sí, que un poquito mejores. Pero lo que define la salud o la educación argentinas no es que quienes tienen que organizar sus prestaciones públicas se roben un 10, un 20, un 30 por ciento del dinero destinado a ellas; lo que las define es que –gracias a la dictadura militar y sus continuadores democráticos– los argentinos que pueden hacerlo compran salud y educación privadas, y dejan a los pobres esa educación y esa salud públicas que los políticos corroen. O sea: si este mismo sistema estuviera administrado sin la menor fisura, habría –supongamos– un tercio más de recursos para hospitales y escuelas, y los pobres tendrían un poco más de gasa y un poco más de vacunas y un poco más de tiza –y los ricos seguirían teniendo tomógrafos y bypasses al toque y computadoras en el aula. Quiero decir: si todos los políticos fueran honestos, todavía tendríamos que tomar las decisiones básicas: en este caso, por ejemplo, si queremos que haya educación y salud de primera y de segunda, o no. Si queremos que un rico tenga muchísimas más posibilidades de sobrevivir a un infarto que un pobre, o no. Si pensamos que saber matemáticas es el derecho de los hijos de los que ganan más de cuatro lucas, o no.

Pero muchos políticos –y muchos ciudadanos– evitan discutirlo y hablan de la corrupción, que es más fácil y es decir casi nada: ¿quién va a proclamar que está a favor del cáncer? El honestismo es la forma de no pensar en ciertas cosas, un modo parlanchín de callarse la boca. O, para decirlo como lo escribí hace justo diez años, en una nota que se llamaba “El curro de la corrupción”: “Un día nuestros gobernantes serán probos, ignorarán todo sobre las islas Caimán, usarán su propio coche para irse de shopping y denunciarán a su secretaria cuando se limpie las uñas con un clip del Estado: eso es, al menos, lo que nos prometen últimamente casi todos los líderes políticos. Ese día va a ser espeluznante; ese día nuestras esperanzas, si es que todavía las tenemos, caerán procelosas como guano de paloma sobre testas peladas. ¿Será que vamos a esperar hasta ese día para descubrir el curro de la corrupción? ”

–¡Sí, de veras! ¡Qué indignación, hermano, nos afanan sin parar! ”

–No, no me entendiste. Lo que vos decís es la corrupción. Yo te decía el curro de la corrupción. ”Ese día tan esperado, cuando nuestros gobernantes sean tan buenos como la madre Teresa de Calcuta, va a ser estremecedor: ese día, tres millones de desocupados se van a dar cuenta de que siguen estando desocupados; diez millones de pobres van a ver que son igual de pobres; treinta millones de argentinos van a entender que el país está hecho para los otros ocho o nueve, aunque ahora lo van a administrar con honra. Y –quizás, ese día– sí va a pasar algo

Socialista.

Lo imposible solo tarda un poco mas.

Yo también comparto lo que dice Caparrós, por eso puse que no son lo mismo esos dos ejemplos. La corrupción es un problema mayor por sus consecuencias. Que un político sea corrupto y eso signifique que va y desmantela toda la producción nacional para beneficiar al banco internacional que le paga miles de dolares es un problema mucho mayor porque configura un sistema social totalmente injusto.

Pero eso que planteás es un problema político, no de corrupción.

Redondeo para los dos: El fpv es un partido con un modelo que lo respalda. Un partido con ideas, pueden gustar o no, pero las tiene y bien firmes. Es un espacio que quedará en la historia por haber sacado al país del pozo y por reclamarle hoy en día a Gran Bretaña la soberanía en las islas debido a su sólida estabilidad actual y la debacle europea.


Esos son adjetivos del medio pelo. No describen absolutamente nada el arquetipo del espacio y están totalmente cargados de resentimiento. Cegados de objetividad.

Antichileno hasta la médula.

Siguen haciendo las mismas lecturas…

[quote=“TimbaDrums, post:68, topic:96421”]

Antichileno hasta la médula
[/QUOTE]:lol:

por reclamar las malvinas mientras se regaló durante años el Atlántico y se regalan Los Andes, te faltó poner che!

monarquico: despotismo iliustrado a full…

Me falto Marxista y de la escuela clasica de economia de Smith!:twisted:

Para aclarar dudas con respecto al Partido Liberal Libertario.
Partido Liberal Libertario
Ahí tienen otro. Se hacen separar de la Derecha y el Conservadurismo.
Tienen previsto presentar una lista en Bs As según leí

Puse peronismo federal… Pero soy de cualquiera que tenga por sobre todo los valores religiosos catolicos y el amor por la patria…

[Modo desde las sombras : OFF ]

Del que asegure gestión y gobernabilidad.
El resto es puro bla bla bla bla.

[Modo desde las sombras : ON ]

Volvió arielito, vamos todavía, yo sabía que ibas a volver un día…

Anti K.

Hay un rico olorcito…

Mediopelo , doña rosa, antipatria, gorila…