La otra vez escuché a Beltrauma decir “Esto no es boca”, jajajaj, la que faltaba.
La bosta vive en un estado cuántico-mental que roza lo patológico: para no aceptar la realidad, se crearon un bostita idealizado, un doppelgänger fantasioso, una versión perfecta, invencible y digna de admiración. Pero ahí está la trampa: el verdadero bosta ,el que pierde, que da lástima, que es una mierda en serio, se convierte en el gemelo malvado, el impostor que viene a usurpar el lugar del uoquita ideal
Es un mecanismo colectivo de negación que funciona como un delirio cuánticopsiquiátrico, donde conviven dos realidades incompatibles: el bosta de la fantasía, la ilusión colectiva, y el bosta real, que no solo no quieren aceptar, sino que rechazan y desprecian como si fuera un intruso invasor de su identidad.
En conclusión, la bosta no solo es incapaz de asumir su decadencia, sino que además invierte los papeles: el verdadero bosta es el enemigo, el usurpador, y el bosta idealizado es la única “verdad” aceptable.
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