El Kran diario argentino

y K

Llega el diario que iba a llamarse igual que Clarín pero la Redacción no quiso

En tiempos de vacas muy flacas para el periodismo gráfico, mientras un diario como Crítica de la Argentina dejó de salir por su inviabilidad económico-financiera, florece el grupo editorial cuyo socio-gerente es Sergio Spolsky. ¿Cómo se financia? Básicamente con publicidad estatal. Muchos sospechan que no será diferente Tiempo Argentino, su más reciente creación.

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El diario Tiempo Argentina fue imaginado para competir con el diario Clarín. Su fracaso consistió en que nunca alcanzó a estabilizarse en la cantidad de ejemplares de venta neta paga que precisaba semejante emprendimiento. Varios años después repitieron ese error los diarios Perfil (hoy día bisemanario) y Crítica de la Argentina.
Raúl Eugenio Burzaco, fundador y director de Tiempo Argentino, llegó a intentar repetir la experiencia, y volvió a fracasar, reciclando El Cronista Comercial en un diario de interés general cuando Eduardo Eurnekian era dueño del matutino.
Por esos días también intentó competir con Clarín, Jacobo Timerman, quien tuvo el control del vespertino La Razón, y lo hizo matutino, aunque más tarde, por presión de los distribuidores de diarios y revistas, recuperó 1 de las 2 ediciones vespertinas. Pero Timerman no podía repetir la experiencia del diario La Opinión (porque no había periodistas equivalentes) ni podía hacer Clarín (porque desconocía una agenda tan popular).
También esa fue la ambición del diario La Prensa, cuando lo tuvo Amalia Lacroze de Fortabat y le pidió al ex Clarín, Marcos Cytrynblum, que lo dirigiera.
Las experiencias siempre fracasaron porque Clarín compite con un valor agregado comercial clave: su posicionamiento en el mercado de avisos clasificados y agrupados, extraordinario negocio que se lo quitó al diario La Prensa hace varias décadas.
Página/12 estuvo más cerca de avanzar sobre parte del nicho de Clarín, en sus comienzos, cuando era un producto muy novedoso, tenía plumas notables y contaba con un espacio prometedor. Pero entre la falta de visión comercial de Fernando Sokolowicz y Jorge Lanata, y su incapacidad para profundizar el producto, Página/12 terminó controlado por Clarín, quien le puso un candado a la posible expansión.
Hoy día Página/12 es un diario paraestatal, tal como muchos sospechan será Tiempo Argentino, haciendo honor a su rótulo de Made in Spolsky.
Hasta ahora, la experiencia más interesante de competencia con Clarín la protagonizó Diario Popular, que en su comienzo fue un reemplazo del diario Crónica, que estaba clausurado. Pero el desplazamiento de Clarín hacia lo popular (más páginas de noticias policiales y más páginas de deportes), acercaron su posicionamiento al segmento mencionado, pero ‘el Popu’ logró resistir, algo que no pudo hacer Crónica.
Una historia que circula por estos días afirma que Sergio Spolsky llegó a evaluar seriamente utilizar la palabra Clarín en su nuevo diario.
Sin duda que Ernestina Herrera de Noble y Héctor Horacio Magnetto lo demandarían de inmediato, pero lograría 2 hechos muy fuertes:
> Repercusión, y
> La satisfacción de Néstor Kirchner.
“Habría un juicio por la propiedad intectual y la marca registrada pero podría demorar 2 años… y ‘el Ruso’ les hacía un buraco a los del monopolio”, dijo un integrante de La Cámpora, que reveló la historia.
Pero todo indica que gente de la Redacción del nuevo matutino convenció a Spolsky que no lo hiciera porque el riesgo era muy grande en términos judiciales. Entonces, Tiempo Argentino fue la elección.
La historia
A poco de echar a andar, el diario Tiempo Argentino perdió su independencia y fue controlado por intereses vinculados al gobierno de Raúl Alfonsín.
En aquellos días, era mala la relación entre el diario Clarín y el gobierno de Alfonsín. Por eso la UCR apostó al control de Tiempo Argentino, aunque nunca logró que ese matutino tuviera la repercusión que precisaba Alfonsín.
Darío Gallo y Gonzalo Álvarez Guerrero le dedicaron algunas páginas al tema en su libro ‘El Coti’:
"Hacía un año que el gobierno de Alfonsín había asumido cuando Burzaco empezó a desconfiar.
Raúl Horacio Burzaco dirigía el diario Tiempo Argentino desde su fundación a fines de 1982, cuando agonizaba la dictadura.
El diario funcionaba en Lafayette al 1900, en las instalaciones de La Opinión, de Jacobo Timerman, expropiadas por los militares. Tras el fracaso militar, el matutino había jugado para el candidato peronista Ítalo Luder.
Ante el nuevo panorama político abierto el 30 de octubre de 1983 con la victoria radical, Tiempo Argentino destilaba cierto tufillo opositor a las narices sensibles de la administración Alfonsín.
No se sabe bien en qué momento fue, pero Burzaco comenzó a notar casualidades reiteradas. Él escribía los editoriales políticos de los domingos y, muchas veces, se iba los viernes de la redacción palpitando alguna primicia.
Para su sorpresa, el sábado mismo leía en algún diario de la competencia lo que creía que era su hallazgo, aunque almibarado o distorsionado para beneficio oficial.
Cuando notó que circunstancias similares se repetían semana a semana no lo dudó. Llamó a un comisario amigo de la Policía Federal y le transmitió su inquietud: “Me parece que me están pinchando los teléfonos. ¿Tendrá algún especialista para que me revise las líneas?”.
Cuando dos técnicos de la Federal llegaron con sus maletines hasta el despacho de Burzaco, los periodistas de la redacción creyeron que eran operarios de ENTel para una revisión de rutina.
Nunca se enteraron de que esos dos hombres, sumados a otros policías de civil que esperaban afuera, encontraron una perla a la vuelta del diario. Sobre la avenida Vélez Sarsfield, los sabuesos hallaron una “citroneta” estacionada, con un agente de los servicios que manipuleaba un equipo de audio ultramoderno.
Burzaco tenía razón: alguien había ordenado esas escuchas ilegales para saber qué diálogos tenía el director del diario. No hubo denuncia judicial, ni arrestos, pero la “citroneta” no volvió a aparecer por el barrio.
La obsesión del radicalismo por “manejar” a la prensa venía desde lejos. En cien años jamás habían logrado tener un diario propio.
Más aún, siempre los perturbó la leyenda del “diario de Yrigoyen”, que le escribían al presidente para enajenarlo de la realidad. También los atormentaba el final de Arturo Illia, cuyo derrocamiento se lo endosaban a la pérdida de imagen urdida por las ironías de la prensa y los humoristas.
“Hicimos muchas cosas, pero no las sabemos difundir”, se consolaban a sí mismos los alfonsinistas cuando estaban en problemas.
En un informe especial de la revista Somos en 1988 se consignaba cómo el gobierno controlaba u orientaba canales de televisión, radios y medios gráficos.
La política oficial televisiva era “más bien confusa”, según la revista. “Porque no hay una política, sino feudos, como en el tiempo de los militares en que cada fuerza manejaba un canal. La Coordinadora, que responde a Nosiglia, maneja el 13; los históricos de la provincia de Buenos Aires —Moreau—, el 11. Y ATC, después de la gestión Casasbellas, que respondía a Caputo, quedó en manos de Jorge Neder (responde a Carlos Becerra) y de Julio Fernández Cortés, que responde a Fredi Storani.”
Si bien Nosiglia y sus compañeros digitaban los canales capitalinos, la situación se les volvía ingobernable con la prensa gráfica.
Joaquín Morales Solá, quien por entonces era columnista político de Clarín (N. de la R.: era Prosecretario General de Redacción), recuerda que él y muchos otros periodistas trabajaban muy contenidos porque recibían del gobierno el mensaje de la fragilidad del sistema democrático: “Es cierto que había un grupo de militares carapintadas dispuestos a todo, pero muchos radicales chantajeaban con esa información”.
Al referirse a Nosiglia, en su libro Asalto a la ilusión, Morales Solá fue contundente: “Hay políticos peores, pero él es víctima de su propio defecto: no tolera cerca ningún periodista que no esté a sueldo de su causa”.
De ese tema también daba fe Raúl Burzaco. Tiempo después del episodio de las escuchas, el periodista recibió una invitación de Nosiglia para almorzar en el restaurante del Yacht Club Buenos Aires.
El propio Burzaco contó que el Coti fue directo: “Queremos que trabaje para nosotros, por el sueldo no se haga problema”.
Según el entonces director de Tiempo Argentino, esos almuerzos se repitieron en dos ocasiones más, con el mismo ofrecimiento que él desistía con una sonrisa: “El Coti Nosiglia se movía para manejar y controlar los medios de comunicación. Y, en ese juego, pretendió acercarse a Tiempo Argentino y dominarlo desde afuera. Usó muchos subterfugios. El último fue que quería comprarlo. Yo, por supuesto, traté de resistir”.
Es que el Coti tenía muy en claro “el poder” de la prensa. No sólo porque sus familiares habían integrado la cooperativa que editó el diario Tribuna en Posadas, sino también por la traumática experiencia de Illia con los medios de comunicación, cuando su padre Plácido Nosiglia fue funcionario en Salud.
Tal vez por eso, el Coti trató de colocar su gente en la que creía una estratégica oficina para bajar línea hacia los medios. En la Secretaría de Información Pública de Alfonsín, tras la temprana renuncia de Emilio Gibaja, recaló Juan Radonjic, hombre leal a Nosiglia aún hoy.
El nuevo secretario confirmó en sus puestos a otros dos fieles del Coti: Luis Stuhlman y Oscar Muiño. Aunque el fracaso comunicativo del gobierno siguió siendo la constante. Por eso, decidieron disolver esa secretaría, que pasó a revistar en el área de Cultura a cargo de Carlos Bastianes.
¿A quién respondía el “Gordo” Bastianes? A Nosiglia, por supuesto.
Hasta 1985, la táctica había sido colocar “periodistas de sus filas en los diarios de oposición”, antes que mantener un diario con los dineros del gobierno.
Ante ese fracaso y el incipiente negocio de los medios de comunicación que se abría en la Argentina, Nosiglia decidió apostar fuerte. Siempre desde las sombras, ordenó adquirir parte del paquete accionario del diario Tiempo Argentino.
La historia oficial de Tiempo había comenzado a fines de la dictadura. Luego de dos licitaciones fallidas, el Estado decidió otorgar por decreto las instalaciones de La Opinión, a la empresa Dos de Abril, perteneciente al grupo Bridas, de Carlos Bulgheroni, un empresario muy ligado a la clase militar (también dueño de lo que debería haber sido la fábrica rival de Papel Prensa, Papel de Tucumán) y a dos empresarios de origen alemán, Carlos y Tomás Leonhardt, que tenían una participación minoritaria.
El 17 de noviembre de 1982 se puso en marcha Tiempo Argentino. El diario importaba a la Argentina la tendencia en boga en el mundo: el arrevistamiento. Es decir, un diseño con fotografías a gran tamaño y con suplementos que usaban la técnica de las revistas semanales. (…)".
¿Qué cabe esperar para la 2da. etapa de Tiempo Argentino?
Cuando la prensa mundial atraviesa uno de sus peores momentos en virtud del avance de Internet y la consecuente caída abrupta de su circulación, con la consiguiente declinación de la inversión publicitaria, en la argentina nace un nuevo diario, Tiempo argentino, que naturalmente será solventado por los dineros públicos manejados arbitrariamente por los Kirchner y puestos a disposición, como si fueran propios, de su reelección.
La reforma demorada en su aplicación de la Ley de Medios, pone a la pareja del poder y el dinero, en condiciones de poder manejar a su antojo cercad del 80% de los medios audiovisuales que de una u otra forma estarán bajo su control y el de sus empresarios amigos. Les queda la prensa gráfica. Fueron y seguirán yendo contra Papel Prensa. Van ahora por más medios periodísticos gráficos con tal de controlar toda la información que circule en el país.
Muchos son ya los medios impresos que responden a Kirchner, ahora se agrega el diario Tiempo argentino, del cual la revista Veintitrés del operador ultrakirchnerista Sergio Spolsky lo denomina a su salida, “Una buena noticia” (cómo no ser así si Tiempo Argentino lo maneja en realidad Sergio Spolzski) y le hace una entrevista a su director ¡oh casualidad! Roberto Caballero, el ex director Veintitrés que termina siendo el flamante director del nuevo diario.
Transcribimos la entrevista que no tiene desperdicio:
“El escenario político que abrió la crisis del 2001 es la inspiración para el nuevo diario que estará en las calles este domingo 16 de mayo. Se trata de un ambicioso proyecto que busca ocupar un espacio vacante en la oferta mediática.
Vamos a hacer un diario pluralista, progresista, defensor de los derechos humanos, a favor de la autonomía nacional frente a los grupos financieros internacionales y de la economía al servicio de la producción y el empleo”, enumera Roberto Caballero, el ex director Veintitrés que ahora lidera el equipo que hace Tiempo Argentino.
A un precio de $ 2,50, el nuevo periódico tendrá 56 páginas a todo color, y contará con suplementos de espectáculos y deportes todos los días. Los domingos se agregarán 16 páginas más y un suplemento de economía. La variedad parece ser su marca de nacimiento: entre sus columnistas estarán Víctor Hugo Morales, Pacho O’Donnell, Hernán Brienza, Alberto Dearriba, Rafael Bielsa, Florencia Peña, Bernardo Stamateas, Tamara Di Tella y Lorenzo Borocotó.
“El diario tiene una sección de policiales como las que se hacían antiguamente y una sección de sociedad muy fuerte, recuperamos la sección gremiales: la oferta es de temas generales. Es un diario muy amplio, no de nichos. O somos un diario de mayorías o no somos”, explica Caballero, quien destaca, más allá de las grandes firmas y personalidades famosas, al “colectivo de trabajo”, es decir, al grupo de periodistas, diagramadores y fotógrafos que construyen el proyecto.
No en vano publicarán por primera vez, como tira diaria, la famosa historieta El Eternauta, del guionista desaparecido Héctor Oesterheld y del dibujante Francisco Solano López. “Oesterheld reivindicaba el héroe colectivo –remarca–. Me gusta el laburo asociado, creo en los equipos así como en la economía cooperativa. Entre todos se pueden hacer mejores cosas. El individualismo es una lacra posmoderna de los noventa, alguna vez hay que desterrarlo.”
Tiempo Argentino no jugará a ser un medio independiente. “¿Independiente de qué? Nosotros estamos comprometidos con la verdad y con el equilibrio. Actualmente, la mayoría de los diarios del sistema tradicional de medios le está faltando el respeto a la gente. Cambiaron la agenda periodística por sus intereses comerciales, se convirtieron en partidos políticos. Manipulan la información en extremo. Vamos a volver al eje de lo que el periodismo debería ser: algo útil para mejorar la sociedad. Queremos reconciliar a la gente con el periodismo”, se entusiasma.
Ante la consulta sobre si el nuevo diario será un medio oficialista, Caballero no tiene dudas: “Nosotros decimos quiénes somos y qué defendemos. Tanto Veintitrés como Tiempo Argentino tienen el mérito de ser profundamente honestos. No confundimos la agenda empresaria con la comunicación”. Y sigue: “Como todo gobierno, este tiene que aceptar críticas. El periodismo debe mostrar lo que está bien y lo que está mal. Pero, desgraciadamente, está todo tan distorsionado que Clarín, el mayor diario de la Argentina, se convirtió en un medio tan opositor que hizo que toda la agenda se corra. Entonces cualquier diario un poco más sobrio aparece ligado al Gobierno”.
La búsqueda del equilibrio hará que se destaquen las luces y las sombras: “Así como elogiamos la Ley de Medios y la Asignación Universal por Hijo, podemos criticar que la distribución de la riqueza no sea más rápida, que los subsidios no estén mejor aplicados y que la pelea contra los oligopolios sea sólo verbal”.
(N. de la R.: es obvia la decisión de correr por izquierda. Pero eso no le quitará el oficialismo).
Caballero tiene más de dos décadas en el oficio y es autor de dos libros: Galimberti. De Perón a Susana, de Montoneros a la CIA (en colaboración con Marcelo Larraquy) y AMIA, la verdad imposible. Se considera un hombre del gremio, apasionado por el periodismo. Tal vez por eso, a diferencia de lo que ocurre habitualmente, el nuevo diario dará cuenta de los conflictos sindicales que se produzcan en los medios. “Acá van a encontrar eco todas las situaciones que merezcan ser publicadas. Como el caso de Crítica de la Argentina, donde un empresario irresponsable como Antonio Mata va a dejar en la calle a 190 trabajadores.”
Para el director del matutino, la nueva Ley de Servicios Audiovisuales es trascendental: “Gracias a esto, no sólo se vivió un proceso desalienante a nivel gremial sino también a nivel empresario. Por ejemplo, el Grupo Veintitrés, dueño de esa revista y también de Tiempo Argentino, vio que era posible pensar un proyecto de estas características. Con la ley de la dictadura, todo el mercado estaba dominado por oligopolios de prensa”.
Caballero tiene una esperanza: “Vamos a ser la voz de los que quieran ser escuchados, de las organizaciones sociales y gremiales, de los que se movilizaron por el derecho a ser escuchados en las marchas por la Ley de Medios”.
El diario es la expresión de una forma de ver la Argentina –señala con énfasis. Así como la Asociación Empresaria Argentina, que conforman Techint, Clarín y los grandes grupos económicos, tiene una idea de la Argentina donde solamente entran 20 millones de habitantes, nosotros queremos expresar al conjunto de la población. Si queremos que haya inclusión social en serio, que la Argentina sea un país rico de verdad y para todos, hay que derrotar esas ideas. La batalla que estamos dando acá es esa: que la Argentina sea eso que nuestros abuelos querían: un gran país para todos.”
Eva Perón mira desde el retrato que Caballero llevó a todas las oficinas que le tocó ocupar. El desafío no es menor: el veredicto lo darán los lectores. Que así sea.

y K

Llega el diario que iba a llamarse igual que Clarín pero la Redacción no quiso

En tiempos de vacas muy flacas para el periodismo gráfico, mientras un diario como Crítica de la Argentina dejó de salir por su inviabilidad económico-financiera, florece el grupo editorial cuyo socio-gerente es Sergio Spolsky. ¿Cómo se financia? Básicamente con publicidad estatal. Muchos sospechan que no será diferente Tiempo Argentino, su más reciente creación.

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El diario Tiempo Argentina fue imaginado para competir con el diario Clarín. Su fracaso consistió en que nunca alcanzó a estabilizarse en la cantidad de ejemplares de venta neta paga que precisaba semejante emprendimiento. Varios años después repitieron ese error los diarios Perfil (hoy día bisemanario) y Crítica de la Argentina.
Raúl Eugenio Burzaco, fundador y director de Tiempo Argentino, llegó a intentar repetir la experiencia, y volvió a fracasar, reciclando El Cronista Comercial en un diario de interés general cuando Eduardo Eurnekian era dueño del matutino.
Por esos días también intentó competir con Clarín, Jacobo Timerman, quien tuvo el control del vespertino La Razón, y lo hizo matutino, aunque más tarde, por presión de los distribuidores de diarios y revistas, recuperó 1 de las 2 ediciones vespertinas. Pero Timerman no podía repetir la experiencia del diario La Opinión (porque no había periodistas equivalentes) ni podía hacer Clarín (porque desconocía una agenda tan popular).
También esa fue la ambición del diario La Prensa, cuando lo tuvo Amalia Lacroze de Fortabat y le pidió al ex Clarín, Marcos Cytrynblum, que lo dirigiera.
Las experiencias siempre fracasaron porque Clarín compite con un valor agregado comercial clave: su posicionamiento en el mercado de avisos clasificados y agrupados, extraordinario negocio que se lo quitó al diario La Prensa hace varias décadas.
Página/12 estuvo más cerca de avanzar sobre parte del nicho de Clarín, en sus comienzos, cuando era un producto muy novedoso, tenía plumas notables y contaba con un espacio prometedor. Pero entre la falta de visión comercial de Fernando Sokolowicz y Jorge Lanata, y su incapacidad para profundizar el producto, Página/12 terminó controlado por Clarín, quien le puso un candado a la posible expansión.
Hoy día Página/12 es un diario paraestatal, tal como muchos sospechan será Tiempo Argentino, haciendo honor a su rótulo de Made in Spolsky.
Hasta ahora, la experiencia más interesante de competencia con Clarín la protagonizó Diario Popular, que en su comienzo fue un reemplazo del diario Crónica, que estaba clausurado. Pero el desplazamiento de Clarín hacia lo popular (más páginas de noticias policiales y más páginas de deportes), acercaron su posicionamiento al segmento mencionado, pero ‘el Popu’ logró resistir, algo que no pudo hacer Crónica.
Una historia que circula por estos días afirma que Sergio Spolsky llegó a evaluar seriamente utilizar la palabra Clarín en su nuevo diario.
Sin duda que Ernestina Herrera de Noble y Héctor Horacio Magnetto lo demandarían de inmediato, pero lograría 2 hechos muy fuertes:
> Repercusión, y
> La satisfacción de Néstor Kirchner.
“Habría un juicio por la propiedad intectual y la marca registrada pero podría demorar 2 años… y ‘el Ruso’ les hacía un buraco a los del monopolio”, dijo un integrante de La Cámpora, que reveló la historia.
Pero todo indica que gente de la Redacción del nuevo matutino convenció a Spolsky que no lo hiciera porque el riesgo era muy grande en términos judiciales. Entonces, Tiempo Argentino fue la elección.
La historia
A poco de echar a andar, el diario Tiempo Argentino perdió su independencia y fue controlado por intereses vinculados al gobierno de Raúl Alfonsín.
En aquellos días, era mala la relación entre el diario Clarín y el gobierno de Alfonsín. Por eso la UCR apostó al control de Tiempo Argentino, aunque nunca logró que ese matutino tuviera la repercusión que precisaba Alfonsín.
Darío Gallo y Gonzalo Álvarez Guerrero le dedicaron algunas páginas al tema en su libro ‘El Coti’:
"Hacía un año que el gobierno de Alfonsín había asumido cuando Burzaco empezó a desconfiar.
Raúl Horacio Burzaco dirigía el diario Tiempo Argentino desde su fundación a fines de 1982, cuando agonizaba la dictadura.
El diario funcionaba en Lafayette al 1900, en las instalaciones de La Opinión, de Jacobo Timerman, expropiadas por los militares. Tras el fracaso militar, el matutino había jugado para el candidato peronista Ítalo Luder.
Ante el nuevo panorama político abierto el 30 de octubre de 1983 con la victoria radical, Tiempo Argentino destilaba cierto tufillo opositor a las narices sensibles de la administración Alfonsín.
No se sabe bien en qué momento fue, pero Burzaco comenzó a notar casualidades reiteradas. Él escribía los editoriales políticos de los domingos y, muchas veces, se iba los viernes de la redacción palpitando alguna primicia.
Para su sorpresa, el sábado mismo leía en algún diario de la competencia lo que creía que era su hallazgo, aunque almibarado o distorsionado para beneficio oficial.
Cuando notó que circunstancias similares se repetían semana a semana no lo dudó. Llamó a un comisario amigo de la Policía Federal y le transmitió su inquietud: “Me parece que me están pinchando los teléfonos. ¿Tendrá algún especialista para que me revise las líneas?”.
Cuando dos técnicos de la Federal llegaron con sus maletines hasta el despacho de Burzaco, los periodistas de la redacción creyeron que eran operarios de ENTel para una revisión de rutina.
Nunca se enteraron de que esos dos hombres, sumados a otros policías de civil que esperaban afuera, encontraron una perla a la vuelta del diario. Sobre la avenida Vélez Sarsfield, los sabuesos hallaron una “citroneta” estacionada, con un agente de los servicios que manipuleaba un equipo de audio ultramoderno.
Burzaco tenía razón: alguien había ordenado esas escuchas ilegales para saber qué diálogos tenía el director del diario. No hubo denuncia judicial, ni arrestos, pero la “citroneta” no volvió a aparecer por el barrio.
La obsesión del radicalismo por “manejar” a la prensa venía desde lejos. En cien años jamás habían logrado tener un diario propio.
Más aún, siempre los perturbó la leyenda del “diario de Yrigoyen”, que le escribían al presidente para enajenarlo de la realidad. También los atormentaba el final de Arturo Illia, cuyo derrocamiento se lo endosaban a la pérdida de imagen urdida por las ironías de la prensa y los humoristas.
“Hicimos muchas cosas, pero no las sabemos difundir”, se consolaban a sí mismos los alfonsinistas cuando estaban en problemas.
En un informe especial de la revista Somos en 1988 se consignaba cómo el gobierno controlaba u orientaba canales de televisión, radios y medios gráficos.
La política oficial televisiva era “más bien confusa”, según la revista. “Porque no hay una política, sino feudos, como en el tiempo de los militares en que cada fuerza manejaba un canal. La Coordinadora, que responde a Nosiglia, maneja el 13; los históricos de la provincia de Buenos Aires —Moreau—, el 11. Y ATC, después de la gestión Casasbellas, que respondía a Caputo, quedó en manos de Jorge Neder (responde a Carlos Becerra) y de Julio Fernández Cortés, que responde a Fredi Storani.”
Si bien Nosiglia y sus compañeros digitaban los canales capitalinos, la situación se les volvía ingobernable con la prensa gráfica.
Joaquín Morales Solá, quien por entonces era columnista político de Clarín (N. de la R.: era Prosecretario General de Redacción), recuerda que él y muchos otros periodistas trabajaban muy contenidos porque recibían del gobierno el mensaje de la fragilidad del sistema democrático: “Es cierto que había un grupo de militares carapintadas dispuestos a todo, pero muchos radicales chantajeaban con esa información”.
Al referirse a Nosiglia, en su libro Asalto a la ilusión, Morales Solá fue contundente: “Hay políticos peores, pero él es víctima de su propio defecto: no tolera cerca ningún periodista que no esté a sueldo de su causa”.
De ese tema también daba fe Raúl Burzaco. Tiempo después del episodio de las escuchas, el periodista recibió una invitación de Nosiglia para almorzar en el restaurante del Yacht Club Buenos Aires.
El propio Burzaco contó que el Coti fue directo: “Queremos que trabaje para nosotros, por el sueldo no se haga problema”.
Según el entonces director de Tiempo Argentino, esos almuerzos se repitieron en dos ocasiones más, con el mismo ofrecimiento que él desistía con una sonrisa: “El Coti Nosiglia se movía para manejar y controlar los medios de comunicación. Y, en ese juego, pretendió acercarse a Tiempo Argentino y dominarlo desde afuera. Usó muchos subterfugios. El último fue que quería comprarlo. Yo, por supuesto, traté de resistir”.
Es que el Coti tenía muy en claro “el poder” de la prensa. No sólo porque sus familiares habían integrado la cooperativa que editó el diario Tribuna en Posadas, sino también por la traumática experiencia de Illia con los medios de comunicación, cuando su padre Plácido Nosiglia fue funcionario en Salud.
Tal vez por eso, el Coti trató de colocar su gente en la que creía una estratégica oficina para bajar línea hacia los medios. En la Secretaría de Información Pública de Alfonsín, tras la temprana renuncia de Emilio Gibaja, recaló Juan Radonjic, hombre leal a Nosiglia aún hoy.
El nuevo secretario confirmó en sus puestos a otros dos fieles del Coti: Luis Stuhlman y Oscar Muiño. Aunque el fracaso comunicativo del gobierno siguió siendo la constante. Por eso, decidieron disolver esa secretaría, que pasó a revistar en el área de Cultura a cargo de Carlos Bastianes.
¿A quién respondía el “Gordo” Bastianes? A Nosiglia, por supuesto.
Hasta 1985, la táctica había sido colocar “periodistas de sus filas en los diarios de oposición”, antes que mantener un diario con los dineros del gobierno.
Ante ese fracaso y el incipiente negocio de los medios de comunicación que se abría en la Argentina, Nosiglia decidió apostar fuerte. Siempre desde las sombras, ordenó adquirir parte del paquete accionario del diario Tiempo Argentino.
La historia oficial de Tiempo había comenzado a fines de la dictadura. Luego de dos licitaciones fallidas, el Estado decidió otorgar por decreto las instalaciones de La Opinión, a la empresa Dos de Abril, perteneciente al grupo Bridas, de Carlos Bulgheroni, un empresario muy ligado a la clase militar (también dueño de lo que debería haber sido la fábrica rival de Papel Prensa, Papel de Tucumán) y a dos empresarios de origen alemán, Carlos y Tomás Leonhardt, que tenían una participación minoritaria.
El 17 de noviembre de 1982 se puso en marcha Tiempo Argentino. El diario importaba a la Argentina la tendencia en boga en el mundo: el arrevistamiento. Es decir, un diseño con fotografías a gran tamaño y con suplementos que usaban la técnica de las revistas semanales. (…)".
¿Qué cabe esperar para la 2da. etapa de Tiempo Argentino?
Cuando la prensa mundial atraviesa uno de sus peores momentos en virtud del avance de Internet y la consecuente caída abrupta de su circulación, con la consiguiente declinación de la inversión publicitaria, en la argentina nace un nuevo diario, Tiempo argentino, que naturalmente será solventado por los dineros públicos manejados arbitrariamente por los Kirchner y puestos a disposición, como si fueran propios, de su reelección.
La reforma demorada en su aplicación de la Ley de Medios, pone a la pareja del poder y el dinero, en condiciones de poder manejar a su antojo cercad del 80% de los medios audiovisuales que de una u otra forma estarán bajo su control y el de sus empresarios amigos. Les queda la prensa gráfica. Fueron y seguirán yendo contra Papel Prensa. Van ahora por más medios periodísticos gráficos con tal de controlar toda la información que circule en el país.
Muchos son ya los medios impresos que responden a Kirchner, ahora se agrega el diario Tiempo argentino, del cual la revista Veintitrés del operador ultrakirchnerista Sergio Spolsky lo denomina a su salida, “Una buena noticia” (cómo no ser así si Tiempo Argentino lo maneja en realidad Sergio Spolzski) y le hace una entrevista a su director ¡oh casualidad! Roberto Caballero, el ex director Veintitrés que termina siendo el flamante director del nuevo diario.
Transcribimos la entrevista que no tiene desperdicio:
“El escenario político que abrió la crisis del 2001 es la inspiración para el nuevo diario que estará en las calles este domingo 16 de mayo. Se trata de un ambicioso proyecto que busca ocupar un espacio vacante en la oferta mediática.
Vamos a hacer un diario pluralista, progresista, defensor de los derechos humanos, a favor de la autonomía nacional frente a los grupos financieros internacionales y de la economía al servicio de la producción y el empleo”, enumera Roberto Caballero, el ex director Veintitrés que ahora lidera el equipo que hace Tiempo Argentino.
A un precio de $ 2,50, el nuevo periódico tendrá 56 páginas a todo color, y contará con suplementos de espectáculos y deportes todos los días. Los domingos se agregarán 16 páginas más y un suplemento de economía. La variedad parece ser su marca de nacimiento: entre sus columnistas estarán Víctor Hugo Morales, Pacho O’Donnell, Hernán Brienza, Alberto Dearriba, Rafael Bielsa, Florencia Peña, Bernardo Stamateas, Tamara Di Tella y Lorenzo Borocotó.
“El diario tiene una sección de policiales como las que se hacían antiguamente y una sección de sociedad muy fuerte, recuperamos la sección gremiales: la oferta es de temas generales. Es un diario muy amplio, no de nichos. O somos un diario de mayorías o no somos”, explica Caballero, quien destaca, más allá de las grandes firmas y personalidades famosas, al “colectivo de trabajo”, es decir, al grupo de periodistas, diagramadores y fotógrafos que construyen el proyecto.
No en vano publicarán por primera vez, como tira diaria, la famosa historieta El Eternauta, del guionista desaparecido Héctor Oesterheld y del dibujante Francisco Solano López. “Oesterheld reivindicaba el héroe colectivo –remarca–. Me gusta el laburo asociado, creo en los equipos así como en la economía cooperativa. Entre todos se pueden hacer mejores cosas. El individualismo es una lacra posmoderna de los noventa, alguna vez hay que desterrarlo.”
Tiempo Argentino no jugará a ser un medio independiente. “¿Independiente de qué? Nosotros estamos comprometidos con la verdad y con el equilibrio. Actualmente, la mayoría de los diarios del sistema tradicional de medios le está faltando el respeto a la gente. Cambiaron la agenda periodística por sus intereses comerciales, se convirtieron en partidos políticos. Manipulan la información en extremo. Vamos a volver al eje de lo que el periodismo debería ser: algo útil para mejorar la sociedad. Queremos reconciliar a la gente con el periodismo”, se entusiasma.
Ante la consulta sobre si el nuevo diario será un medio oficialista, Caballero no tiene dudas: “Nosotros decimos quiénes somos y qué defendemos. Tanto Veintitrés como Tiempo Argentino tienen el mérito de ser profundamente honestos. No confundimos la agenda empresaria con la comunicación”. Y sigue: “Como todo gobierno, este tiene que aceptar críticas. El periodismo debe mostrar lo que está bien y lo que está mal. Pero, desgraciadamente, está todo tan distorsionado que Clarín, el mayor diario de la Argentina, se convirtió en un medio tan opositor que hizo que toda la agenda se corra. Entonces cualquier diario un poco más sobrio aparece ligado al Gobierno”.
La búsqueda del equilibrio hará que se destaquen las luces y las sombras: “Así como elogiamos la Ley de Medios y la Asignación Universal por Hijo, podemos criticar que la distribución de la riqueza no sea más rápida, que los subsidios no estén mejor aplicados y que la pelea contra los oligopolios sea sólo verbal”.
(N. de la R.: es obvia la decisión de correr por izquierda. Pero eso no le quitará el oficialismo).
Caballero tiene más de dos décadas en el oficio y es autor de dos libros: Galimberti. De Perón a Susana, de Montoneros a la CIA (en colaboración con Marcelo Larraquy) y AMIA, la verdad imposible. Se considera un hombre del gremio, apasionado por el periodismo. Tal vez por eso, a diferencia de lo que ocurre habitualmente, el nuevo diario dará cuenta de los conflictos sindicales que se produzcan en los medios. “Acá van a encontrar eco todas las situaciones que merezcan ser publicadas. Como el caso de Crítica de la Argentina, donde un empresario irresponsable como Antonio Mata va a dejar en la calle a 190 trabajadores.”
Para el director del matutino, la nueva Ley de Servicios Audiovisuales es trascendental: “Gracias a esto, no sólo se vivió un proceso desalienante a nivel gremial sino también a nivel empresario. Por ejemplo, el Grupo Veintitrés, dueño de esa revista y también de Tiempo Argentino, vio que era posible pensar un proyecto de estas características. Con la ley de la dictadura, todo el mercado estaba dominado por oligopolios de prensa”.
Caballero tiene una esperanza: “Vamos a ser la voz de los que quieran ser escuchados, de las organizaciones sociales y gremiales, de los que se movilizaron por el derecho a ser escuchados en las marchas por la Ley de Medios”.
El diario es la expresión de una forma de ver la Argentina –señala con énfasis. Así como la Asociación Empresaria Argentina, que conforman Techint, Clarín y los grandes grupos económicos, tiene una idea de la Argentina donde solamente entran 20 millones de habitantes, nosotros queremos expresar al conjunto de la población. Si queremos que haya inclusión social en serio, que la Argentina sea un país rico de verdad y para todos, hay que derrotar esas ideas. La batalla que estamos dando acá es esa: que la Argentina sea eso que nuestros abuelos querían: un gran país para todos.”
Eva Perón mira desde el retrato que Caballero llevó a todas las oficinas que le tocó ocupar. El desafío no es menor: el veredicto lo darán los lectores. Que así sea.

Mañana lo compro a full, suena super interesante.

Vos sos o te haces?

Te la queres tirar de ecuanime, y sos mas K que la mierda…

Vos te diste cuenta porque cerro CRITICA?

Vos te das cuenta que es lo que quieren los K…

A veces pareces un nene de 5 años caprichoso…

La guerra CLARIN VS K, es solo para saber de que lado queda uno de los 2 monopolios…

Encima aca tenes 5 o 6 seguidores que te dan bola y no tienen la mas puta idea de nada…

POSTA, que nos salvemos de clarin para meternos en otro monopolio habla pesimo de la gente que apoya este modelo…

Salvo que a vos te gusten los FEUDOS como lo es San Luis o Santa Cruz…donde el 60 % pertenece al estado y se compran las voluntades…

Seria bueno, que vos, que dentro de todo tenes 2 dedos de frente(Alejo no le da la nafta), te avives de esto, porque despues va a ser tardisimo…

Abrazo!

JUNIN y su odio a los K + Intolerancia hacia todo lo que no guarda relación con su opinión propia, y una nominación…

…Para ocupar un lugar


Bases y condiciones: El mensaje anterior es una exageración, una chicana de igual tenor que las de JUNIN (ah, JUNIN no chicanea sino que escribe enserio?)

Alejo…

Cuando A(Junin) manda, y B(alejo) petea…

Debe ser que A manda y Alejo petea…

Segui buscando fama…

:lol::lol::lol::lol:

Pasa que según A (JUNIN), A petea a A. O ahora A anda buscando ayuda masculina?

Por ahora no…

Que pasa, queres ser el primero de la FILA?

Estamos en condiciones de decir que sos el primer K TROLO declarado en TR?

Bien PAPA!

Liberate!

Ya te cansaste que te rompa el OJETE NESTOR que ahora buscas venganza?

Yo sabia que tarde o temprano, alguno de ustedes se terminaba el paquete de merengadas…

Ahh yo sabía que te iba a salir el homofóbico de adentro. Siempre es bueno saber que uno está en el ideario opuesto :smiley:

Alica - Alicate

Seguí mamando -

No lo conseguí, estaba agotado. Estaba sorprendido el diariero, parece que tuvo mucha llegada.

Lo voy a comprar a ver que tal esta.

Sale $4. Lo bueno es que con tu compra de $30 en Disco o Jumbo te dan un cupón y lo retirás gratis por cualquier kiosco.
Una ganga porque gracias a la inflación 1 litro de leche, 1 kilo de arroz 1 manteca y 1 paquete de harina llegás a los $30 fácilmente.

Y dentro de poco lo lográs con la mitad de los productos…

:lol:

rafa, si arranco asi en 3 meses te lo dan gratis como la razon…:lol:…que tal el journal??..


gustavo,sera que salio la kampora a recorrer kioscos?..:D:D:D

deja de versear :lol:

Posta … todo Flores y Caballito, sin joda. Para que lo voy a inventar ? :S Lo más probable es que hayan salido con una tirada muy chica igual, no dice nada que se haya agotado.


Sí, debe ser eso … :twisted:

A mi me paso lo mismo eh…no lo pude conseguir.

y te recorristes los dos barrios x un diario???..decime que sos bizco y completas el cv K…:lol:


FELICITACIONES
ESTO TAMBIEN
LO HICISTE
VOS