Luego de su llegada al club en 2006 el equipo sólo ganó un campeonato, pero descapitalizó su plantel.
Luego de su llegada al club en 2006, como presidente de la Comisión del Centenario se convirtió en el hombre fuerte del Consejo de Fútbol. Además, sumó al grupo inversor, que acercó figuras de primer nivel para cumplir el gran sueño de ganar la Libertadores. Sin embargo, sólo ganó un Clausura, al mismo tiempo que duplicó el pasivo y descapitalizó al plantel, a punto tal que sólo Bernardo Romeo y Diego Rivero son en un 100 por ciento de la institución.
Cada vez que lo atacaban por su injerencia en San Lorenzo, Marcelo Tinelli utilizaba la misma frase: “En mi caso, soy benefactor y no grupo inversor”. Puede ser que haya sido verdad, pero tanta beneficencia terminó dañando la estructura economómica del club. Pérdida del patrimonio futbolísitico, sueldos siderales, ventas que beneficiaron al grupo inversor y objetivos no cumplidos hicieron que el pasivo se incrementara exponencialmente en los últimos años, especialmente, en los últimos tres, coincidentemente con el arribo de los empresarios. Aunque sería injusto caerle sólo a Tinelli y dejar de lado la responsabilidad de los directivos que muchas veces permitieron que se tomaran decisiones por sobre ellos.
Chau, chau, chauuu… Tinelli volvió a tener relación con el club en 2006, gracias al presidente Rafael Savino, que lo convenció para que estuviera al frente de la Comisión del Centenario, donde estuvo de paso, ya que saltó al Departamento de Marketing y luego al Consejo de Fútbol. Un detalle que marca el poder que adquirió es que en marzo de 2009, la continuidad de Miguel Angel Russo como técnico y la llegada de algunos jugadores se arreglaron en las oficinas de Ideas del Sur. Pero hoy, Tinelli ya no está en el Consejo del Fútbol: renunció en noviembre pasado, agotado por las críticas y por el denso clima político que se vive en el club (que este año tendrá elecciones), aunque sigue ligado al área de Marketing.
Con Tinelli desembarcó el grupo inversor liderado por el empresario del juego Gustavo Ranucci. Junto a ellos, rearmó uno de los planteles más jerarquizados del fútbol argentino: trajo a Ramón Díaz como entrenador (2 millones de dólares de contrato) y a Gastón Fernández, Cristian Ledesma y Osmar Ferreyra, entre otros. San Lorenzo ganó el Clausura 2007 y la ambición de ganar la Copa Libertadores. Llegaron Gonzalo Bergessio (900 mil dólares), Andrés D’Alessandro (600 mil), Juan Manuel Torres y Gastón Aguirre, por citar algunos. En ningún caso se utilizó dinero de las arcas, pero sí salió para los sueldos, que pasaron a ser los más altos del medio. Después llegó la debacle: no ganó la Libertadores 2008, ni el Apertura 2008 y volvió a quedar afuera de la Copa en 2009. Entre 2002 y 2006, el pasivo osciló entre los 32 y 36 millones de pesos, pero desde 2006 hasta hoy creció hasta los 70 millones. El salto fue –en parte, que en 2007 el presupuesto para el fútbol fue de 55 millones, mientras que los ingresos fueron de 12. Muchos de aquellos jugadores se fueron y el dinero de sus ventas no lo recibió el club. La agrupación opositora Compromiso Sanlorencista denunció que los dirigentes tuvieron que pedir créditos a entidades financieras de segunda línea a intereses muy altos. “La culpa es de la comisión directiva, que le permitió sobrepasar los límites”, le reconoce a PERFIL un dirigente que perteneció hasta hace poco al actual oficialismo. Detalle que grafica la descapitalización del plantel es que en 2002, San Lorenzo tenía el 100% del pase de 19 jugadores; en 2009, sólo de dos: Romeo y Rivero. Una situación tan crítica sólo pudo traer aparejadas decisiones críticas: para 2010, el presupuesto se redujo a los 22 millones. Y hasta ahora, las tres contrataciones (Emiliano Alfaro, Nelson Benítez y Sebastián Rusculleda, todos a préstamo) distan de tener el cartel que tuvieron las de años anteriores.
El paso de Tinelli hizo que San Lorenzo ya no bailara por un sueño. Ahora baila para poner las cuentas en orden