Labruna, máximo ídolo y goleador del fútbol argentino

Todo el crédito de lo publicado es para Oscar Barnade, que expone la única verdad sobre este asunto ante tanta falacia y tergiversación. Además, cuenta la historia completa de Labruna en números. Extraordinario.

[SIZE=6]Labruna eterno: la vigencia del máximo goleador de la historia del fútbol argentino
[/SIZE]
Durante este mes, en River celebran los 100 años del nacimiento del ídolo máximo. Y este miércoles se cumplen 35 años de su muerte.

Hay una entrevista que aún conmueve. Angel Labruna responde preguntas en el programa Todos los Goles. Es agosto de 1983. Están Dante Zavatarelli, Fernando Niembro, Marcelo Araujo y Adrián Paenza. Niembro le dice: “¿Hasta cuándo se queda en Argentinos Juniors?". El entrenador responde: “Hasta el 15 de enero de 1984”. “¿Seguro?”, repregunta Niembro. “¿Por qué no?”, retruca, seguro, Angelito. El reportaje se reitera un mes más tarde, unos días después del 19 de septiembre, para recordar al hombre que había pasado a la eternidad de manera inesperada. En la nota, inevitablemente, hablan de River, de la mala campaña del equipo, de la posibilidad de regresar para un cuarto período, del enojo con los dirigentes del club, del arrastre de votantes que tenía (“mucho más que 2.000 votos”, aseguraba Angelito). Labruna era el caballito de batalla de Hugo Santilli, quien igualmente reemplazó a Rafael Aragón Cabrera de diciembre de 1983. Se había operado de la próstata una semana atrás, el domingo 18 de septiembre estaba esperando en alta cuando murió, imprevistamente, de un paro cardíaco. Desde hace 35 años Angelito vive en los corazones millonarios. En el recuerdo de todos los futboleros.

Decir Labruna es decir River. Angel. Angel Amadeo. Angelito. El Feo. El máximo ídolo del club. El máximo goleador de la historia del fútbol argentino. El tercer jugador con más presencias. Más de mil partidos (1069) con la camiseta con la banda roja en diagonal, 541 como jugador y 528 como entrenador. Convirtió 317 goles en River(entre torneos locales, copas nacionales e internacionales, superando en ese rubro global a Arsenio Erico, de Independiente), además de otros 17 en la Selección, 3 en el Rangers de Chile y uno en Rampla Juniors de Uruguay. Dio 22 vueltas olímpicas, 16 como jugador y 6 como entrenador. Más allá de los impresionantes números, miles de anécdotas lo ubican a Angelito como protagonista fundamental de la historia del fútbol argentino durante 44 años, desde su debut en la Primera de River en 1939 hasta su último partido como entrenador de Argentinos, el 3 de septiembre de 1983, justamente ante River (1-1) en el Monumental. Un crack eterno.

Omar Labruna, su hijo, quien estaba en el sanatorio ese día, le cuenta a Clarín lo que sucedió hace 35 años: “La operación de próstata había salido perfecta. Le habían le habían dado de alta el viernes, pero se quiso quedar hasta el lunes. Se levantó de la cama, estaba en el pasillo del sanatorio porque estaban ordenando la habitación, estaba mi mamá, también el Pato Fillol que lo había ido a visitar, y un coágulo se fue al corazón, esos coágulos que en general van a cualquier parte del cuerpo y se disuelven, pero no, fue un caso en un millón, se desplomó ahí y no se pudo hacer nada”.

El actual técnico, ex jugador que debutó en River siendo su papá el entrenador del equipo, describe algunas sensaciones. "El homenaje que le está haciendo el Museo de River es maravilloso y no deja de sorprenderme porque a través de paso del tiempo Angelito sigue siendo vigente. El lo sintetizaba en una frase cuando le preguntaban si tenía que elegir entre River y su vida. 'Con River, porque River es mi vida", decía. También destaca la fecha como día internacional del hincha de River. “Eso marca lo que fue mi padre para la institución, lo que él también siempre se brindó, eso no se logra porque sí, River siempre fue su casa y pasó los mejores momentos de su vida tanto como jugador como entrenador”.

En 1955 iba a cumplir 37 años y, aunque parezca mentira, empezó el ciclo de mis tres mejores temporadas. En la tripleta de los campeonatos ganados en 1955, ’56 y ’57 fue donde mejor jugué, cuando más rendí”, le decía Labruna a la revista Goles en 1975. Esa frase y muchas más, además de fotos inéditas, aparecen desde el 1° de septiembre en la cuenta de Twitter del Museo de River (@MuseoRiver), como homenaje al centenario del nacimiento del ídolo.

Ese año, en 1955, Emilio Pinea, un hombre común, un portero de una escuela de Carhué, provincia de Buenos Aires, fue padre de mellizos. Fanático de River como era, eligió dos nombres: Angel (por Labruna) y Félix (por Loustau). La Máquina había dejado huella. Como Angel Pinea, quien trabaja desde hace 38 años como mozo en el Jockey Club, muchos veteranos que peinan canas también se llaman Angel por Labruna, en tiempos de cero márketing.

Trato de correrme del lugar del hincha y pienso en los grandes equipos del fútbol mundial. La figura de Labruna es cuasi única en términos de relación entre un club y un ídolo. Todos los clubes tienen ídolos, eso está clarísimo, pero no son tantos los ejemplos a nivel internacional. Un tipo que fue socio desde chiquito, que triunfó como jugador, como técnico. Es una identificación muy profunda”, le dice a Clarín, Rodrigo Daskal, director del Museo de River.

Vivía en Las Heras y Bustamante, muy cerca de la vieja cancha que tenía River en Alvear (hoy Libertador) y Tagle. A los 8 años ya era socio. Jugó al básquet mientras también hacía goles en las inferiores. Tuvo que optar. Debutó en 1939 ante Estudiantes (0-1). Integró la delantera más famosa del fútbol argentino: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Fue un enorme profesional que se mantuvo vigente durante 20 años. Tras su retiro intentó varios emprendimientos (un hotel en Mar del Plata, una concesionaria de autos, una gomería, una pizzería). Fue en lo único que fracasó. Lo suyo estaba dentro de un campo de juego. En su tercera etapa en River, fue el estandarte de una nueva vuelta olímpica, tras 18 años de sequía.

Omar Labruna lo describe como padre: “Fue maravilloso, más allá de su carrera estaba siempre presente. Era muy calmo, muy cariñoso, uno en la cancha lo veía que se transformaba pero llegaba a casa y estaba tranquilo, con toda la familia. Daba consejos precisos y tenía adoración por todos nosotros”. Y también como entrenador: “Fue único. Eso lo marca la historia, el comentario de todo los jugadores que estuvieron a cargo de él, era muy especial, más allá de saber elegir a los jugadores, tenía el quinto sentido, a los 15 minutos ya leía el partido y lo cambiaba sobre la marcha si era necesario, ni hablar cuando llegábamos al entretiempo. Era de un mensaje único, de estar cerca del jugador, de ser muy inteligente, de formar buenos grupos. Lo tenía todo muy claro”.

Una enorme estatua en la entrada del club. El puente que cruza de Udaondo a Ciudad Universitaria lleva su nombre. Cada 28 de septiembre, por él, se celebra el día del hincha. Labruna eterno. El máximo goleador del fútbol argentino sigue vigente.

​La anécdota que más le gusta recordar a Omar Labruna

“​El era muy cabulero. Viajamos a Santa Fe, todo el plantel, el había puesto el saco y la corbata en un asiento, sobre un maletín. Los jugadores eran bravos, estaba el Pato Fillol, Passarella, el Beto Alonso, entre otros, y pensaron que la corbata era del doctor Melito. Y la tiraron por la ventanilla. Papá lo advirtió en el hotel, no encontraba la corbata, empezó a preguntar, y entonces alguien le contó lo que pasó. Subimos todos al micro, volvimos a la ruta, calculamos el lugar en el que sucedió y después de un rato la encontramos tirada sobre la banquina. Creo que si no la encontrábamos para él hubiese sido terrible. La tenía como un amuleto”.

Algunas frases que eligieron en el Museo de River para recordarlo.

“Mi secreto es bien sencillo. Consiste simplemente en hacer la vida ordenada y sana que conviene y corresponde a un deportista, tomando mi profesión bien en serio. No fumar, no beber, no cometer excesos en las comidas, levantarme y acostarme temprano, entrenarme todos los días y mantener constantemente mi cuerpo y mi mente ágiles". Revista River (1953)

“Lo que siempre mantuvimos fue el estilo, la ambición de atacar con todo. El temperamento ofensivo jamás fue dejado de lado. Era la personalidad de River, que nacía en todos nosotros que, a veces, sin ganar grandes sumas, sentíamos muy hondo el orgullo deportivo, los enormes deseos de ganar haciendo muchos goles. Por esos problemas de defensa, por esos cambios en la delantera que siempre pensando en atacar ahora tenía otro estilo, la gente le puso otro nombre al cuadro. Los hinchas los llamaban ‘La Maquinita’”. Revista Goles (1975)

“Es sencillita la cosa. Vos tenés que disponer de buenos y muy buenos jugadores. Después, les tirás la pelota y les das la libertad que los buenos jugadores necesitan. Más tarde les proporcionás una buena base física, un cachito de táctica y los parás en la cancha. Lo demás viene solo. Jugar cuando la tenés. Pero jugar con mentalidad ofensiva, cambiando el paso de mitad de cancha en adelante y metiéndola adentro. Y luchar, poner huevos, cuando la perdés para recuperarla lo más pronto posible. No hay secretos, sólo hay que tener intenciones de jugar. Nada más”. Revista Estadio (1982)

FUENTE: https://www.clarin.com/deportes/futbol/labruna-eterno-vigencia-maximo-goleador-historia-futbol-argentino_0_gHwnuOJAQ.html

En la fuente se pueden apreciar gráficos imposibles de copiar en el foro.

1 me gusta

Todo el crédito de lo publicado es para Oscar Barnade, que expone la única verdad sobre este asunto ante tanta falacia y tergiversación. Además, cuenta la historia completa de Labruna en números. Extraordinario.

[SIZE=6]Labruna eterno: la vigencia del máximo goleador de la historia del fútbol argentino
[/SIZE]
Durante este mes, en River celebran los 100 años del nacimiento del ídolo máximo. Y este miércoles se cumplen 35 años de su muerte.

Hay una entrevista que aún conmueve. Angel Labruna responde preguntas en el programa Todos los Goles. Es agosto de 1983. Están Dante Zavatarelli, Fernando Niembro, Marcelo Araujo y Adrián Paenza. Niembro le dice: “¿Hasta cuándo se queda en Argentinos Juniors?". El entrenador responde: “Hasta el 15 de enero de 1984”. “¿Seguro?”, repregunta Niembro. “¿Por qué no?”, retruca, seguro, Angelito. El reportaje se reitera un mes más tarde, unos días después del 19 de septiembre, para recordar al hombre que había pasado a la eternidad de manera inesperada. En la nota, inevitablemente, hablan de River, de la mala campaña del equipo, de la posibilidad de regresar para un cuarto período, del enojo con los dirigentes del club, del arrastre de votantes que tenía (“mucho más que 2.000 votos”, aseguraba Angelito). Labruna era el caballito de batalla de Hugo Santilli, quien igualmente reemplazó a Rafael Aragón Cabrera de diciembre de 1983. Se había operado de la próstata una semana atrás, el domingo 18 de septiembre estaba esperando en alta cuando murió, imprevistamente, de un paro cardíaco. Desde hace 35 años Angelito vive en los corazones millonarios. En el recuerdo de todos los futboleros.

Decir Labruna es decir River. Angel. Angel Amadeo. Angelito. El Feo. El máximo ídolo del club. El máximo goleador de la historia del fútbol argentino. El tercer jugador con más presencias. Más de mil partidos (1069) con la camiseta con la banda roja en diagonal, 541 como jugador y 528 como entrenador. Convirtió 317 goles en River(entre torneos locales, copas nacionales e internacionales, superando en ese rubro global a Arsenio Erico, de Independiente), además de otros 17 en la Selección, 3 en el Rangers de Chile y uno en Rampla Juniors de Uruguay. Dio 22 vueltas olímpicas, 16 como jugador y 6 como entrenador. Más allá de los impresionantes números, miles de anécdotas lo ubican a Angelito como protagonista fundamental de la historia del fútbol argentino durante 44 años, desde su debut en la Primera de River en 1939 hasta su último partido como entrenador de Argentinos, el 3 de septiembre de 1983, justamente ante River (1-1) en el Monumental. Un crack eterno.

Omar Labruna, su hijo, quien estaba en el sanatorio ese día, le cuenta a Clarín lo que sucedió hace 35 años: “La operación de próstata había salido perfecta. Le habían le habían dado de alta el viernes, pero se quiso quedar hasta el lunes. Se levantó de la cama, estaba en el pasillo del sanatorio porque estaban ordenando la habitación, estaba mi mamá, también el Pato Fillol que lo había ido a visitar, y un coágulo se fue al corazón, esos coágulos que en general van a cualquier parte del cuerpo y se disuelven, pero no, fue un caso en un millón, se desplomó ahí y no se pudo hacer nada”.

El actual técnico, ex jugador que debutó en River siendo su papá el entrenador del equipo, describe algunas sensaciones. "El homenaje que le está haciendo el Museo de River es maravilloso y no deja de sorprenderme porque a través de paso del tiempo Angelito sigue siendo vigente. El lo sintetizaba en una frase cuando le preguntaban si tenía que elegir entre River y su vida. 'Con River, porque River es mi vida", decía. También destaca la fecha como día internacional del hincha de River. “Eso marca lo que fue mi padre para la institución, lo que él también siempre se brindó, eso no se logra porque sí, River siempre fue su casa y pasó los mejores momentos de su vida tanto como jugador como entrenador”.

En 1955 iba a cumplir 37 años y, aunque parezca mentira, empezó el ciclo de mis tres mejores temporadas. En la tripleta de los campeonatos ganados en 1955, ’56 y ’57 fue donde mejor jugué, cuando más rendí”, le decía Labruna a la revista Goles en 1975. Esa frase y muchas más, además de fotos inéditas, aparecen desde el 1° de septiembre en la cuenta de Twitter del Museo de River (@MuseoRiver), como homenaje al centenario del nacimiento del ídolo.

Ese año, en 1955, Emilio Pinea, un hombre común, un portero de una escuela de Carhué, provincia de Buenos Aires, fue padre de mellizos. Fanático de River como era, eligió dos nombres: Angel (por Labruna) y Félix (por Loustau). La Máquina había dejado huella. Como Angel Pinea, quien trabaja desde hace 38 años como mozo en el Jockey Club, muchos veteranos que peinan canas también se llaman Angel por Labruna, en tiempos de cero márketing.

Trato de correrme del lugar del hincha y pienso en los grandes equipos del fútbol mundial. La figura de Labruna es cuasi única en términos de relación entre un club y un ídolo. Todos los clubes tienen ídolos, eso está clarísimo, pero no son tantos los ejemplos a nivel internacional. Un tipo que fue socio desde chiquito, que triunfó como jugador, como técnico. Es una identificación muy profunda”, le dice a Clarín, Rodrigo Daskal, director del Museo de River.

Vivía en Las Heras y Bustamante, muy cerca de la vieja cancha que tenía River en Alvear (hoy Libertador) y Tagle. A los 8 años ya era socio. Jugó al básquet mientras también hacía goles en las inferiores. Tuvo que optar. Debutó en 1939 ante Estudiantes (0-1). Integró la delantera más famosa del fútbol argentino: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Fue un enorme profesional que se mantuvo vigente durante 20 años. Tras su retiro intentó varios emprendimientos (un hotel en Mar del Plata, una concesionaria de autos, una gomería, una pizzería). Fue en lo único que fracasó. Lo suyo estaba dentro de un campo de juego. En su tercera etapa en River, fue el estandarte de una nueva vuelta olímpica, tras 18 años de sequía.

Omar Labruna lo describe como padre: “Fue maravilloso, más allá de su carrera estaba siempre presente. Era muy calmo, muy cariñoso, uno en la cancha lo veía que se transformaba pero llegaba a casa y estaba tranquilo, con toda la familia. Daba consejos precisos y tenía adoración por todos nosotros”. Y también como entrenador: “Fue único. Eso lo marca la historia, el comentario de todo los jugadores que estuvieron a cargo de él, era muy especial, más allá de saber elegir a los jugadores, tenía el quinto sentido, a los 15 minutos ya leía el partido y lo cambiaba sobre la marcha si era necesario, ni hablar cuando llegábamos al entretiempo. Era de un mensaje único, de estar cerca del jugador, de ser muy inteligente, de formar buenos grupos. Lo tenía todo muy claro”.

Una enorme estatua en la entrada del club. El puente que cruza de Udaondo a Ciudad Universitaria lleva su nombre. Cada 28 de septiembre, por él, se celebra el día del hincha. Labruna eterno. El máximo goleador del fútbol argentino sigue vigente.

​La anécdota que más le gusta recordar a Omar Labruna

“​El era muy cabulero. Viajamos a Santa Fe, todo el plantel, el había puesto el saco y la corbata en un asiento, sobre un maletín. Los jugadores eran bravos, estaba el Pato Fillol, Passarella, el Beto Alonso, entre otros, y pensaron que la corbata era del doctor Melito. Y la tiraron por la ventanilla. Papá lo advirtió en el hotel, no encontraba la corbata, empezó a preguntar, y entonces alguien le contó lo que pasó. Subimos todos al micro, volvimos a la ruta, calculamos el lugar en el que sucedió y después de un rato la encontramos tirada sobre la banquina. Creo que si no la encontrábamos para él hubiese sido terrible. La tenía como un amuleto”.

Algunas frases que eligieron en el Museo de River para recordarlo.

“Mi secreto es bien sencillo. Consiste simplemente en hacer la vida ordenada y sana que conviene y corresponde a un deportista, tomando mi profesión bien en serio. No fumar, no beber, no cometer excesos en las comidas, levantarme y acostarme temprano, entrenarme todos los días y mantener constantemente mi cuerpo y mi mente ágiles". Revista River (1953)

“Lo que siempre mantuvimos fue el estilo, la ambición de atacar con todo. El temperamento ofensivo jamás fue dejado de lado. Era la personalidad de River, que nacía en todos nosotros que, a veces, sin ganar grandes sumas, sentíamos muy hondo el orgullo deportivo, los enormes deseos de ganar haciendo muchos goles. Por esos problemas de defensa, por esos cambios en la delantera que siempre pensando en atacar ahora tenía otro estilo, la gente le puso otro nombre al cuadro. Los hinchas los llamaban ‘La Maquinita’”. Revista Goles (1975)

“Es sencillita la cosa. Vos tenés que disponer de buenos y muy buenos jugadores. Después, les tirás la pelota y les das la libertad que los buenos jugadores necesitan. Más tarde les proporcionás una buena base física, un cachito de táctica y los parás en la cancha. Lo demás viene solo. Jugar cuando la tenés. Pero jugar con mentalidad ofensiva, cambiando el paso de mitad de cancha en adelante y metiéndola adentro. Y luchar, poner huevos, cuando la perdés para recuperarla lo más pronto posible. No hay secretos, sólo hay que tener intenciones de jugar. Nada más”. Revista Estadio (1982)

FUENTE: https://www.clarin.com/deportes/futbol/labruna-eterno-vigencia-maximo-goleador-historia-futbol-argentino_0_gHwnuOJAQ.html

En la fuente se pueden apreciar gráficos imposibles de copiar en el foro.

12 Me gusta

muy bueno vieja aguante Angelito

2 Me gusta

muy bueno papa!!!
fijate que en el enlace la URL esta mal formada, tiene un corchete de mas adelante

4 Me gusta

LABRUNA, EL ÁNGEL DE RIVER

Goleador, pasional, polémico, inteligente, calentón, ídolo, histórico son algunas de las palabras que mejor describen a Ángel Amadeo Labruna. A continuación hacemos un repaso de los momentos inolvidables, curiosidades, frases, polémicas, anécdotas y mucho más de la carrera del crack que quedará en el recuerdo de los hinchas de River por siempre.

Su infancia

Un 28 de Septiembre de 1918 nacía Ángel Amadeo Labruna en Avenida Las Heras al 2871. Hijo del Italiano Don Ángelo, un relojero de Barrio Parque y de Amalia Cavatorta. El pequeño Ángel, dio sus primeros pasos laborales como ayudante de su padre. Ya desde muy chico era fanático de River Plate. Su padre lo hizo socio a la temprana edad de los ocho años. Su ídolo fue desde muy chico Bernabé Ferreyra, quien le había autografiado una foto, decía “Al futuro crack en ciernes, Bernabé Ferreyra”. Ángel guardaba ese regalo como una reliquia, en la vidriera del negocio de su padre. Su padre no quería que él fuera futbolista, pero aún así, cuando Ángel cumplió diez años, lo llevó a River a entrenar gimnasia para así ganar en capacidad torácica. No sólo le gustaba el fútbol, también desde muy chico era un apasionado del básquet, jugaba en la categoría de cadetes.

Un día de de 1932, Antonio Vespucio Liberti lo convenció para que jugara en la sexta división de River Plate. Ángel aceptó. Siguió jugando hasta llegar a la cuarta división matutina. Era el año 1934, y Labruna a la edad de 16 años tuvo que tomar una importante decisión: Básquet o Fútbol. Eligió la segunda opción. Él contó que si le conseguían empleo se habría inclinado por el básquet, pero no fue así. En ese año, firmaría su primer contrato con el club. Jugaba en la cuarta división especial gracias a ese contrato, cobraría su primer sueldo: 25 pesos por partido jugado.

Su debut en River Plate

Su primera aparición en la primera división del club se produjo el 25 de Mayo de 1937, en un partido amistoso ante Jorge Newbery en Rufino. Ese día tendría un debut más que positivo, anotando tres de los ocho goles convertidos por River. Tuvo que esperar dos años para volver a tener una chance en la primera del club. Fue en el año 1939 cuando el plantel de primera inició una huelga porque los dirigentes habían apartado del equipo a José Manuel Moreno, debido a un mal rendimiento ante Independiente. Entonces, había que jugar ante Estudiantes en La Plata. Los que jugaron fueron los juveniles de la tercera división especial denominados “Los Guerrilleros”, en ese equipo aparecía a sus 20 años de edad, Ángel Labruna. Ese día fue derrota por 1-0. Luego de ese partido, volvió momentáneamente a la tercera. Un 15 de Octubre jugaría ante Atlanta y marcaría su primer gol oficial con el “Millonario”. Fue en la victoria 4-2 de River en Villa Crespo, donde Ángel anotó el último gol del partido a los 85 minutos superando a Taglioretti. Desde ese momento se afianzaría en el equipo titular. En ese año le marcó su primer gol al eterno rival, Boca, en cancha de San Lorenzo un 29 de Noviembre, Su gol sirvió para la victoria 2-1 del “Millonario”. Cuentan que después del partido se quedó festejando en la tribuna junto a la hinchada durante varias horas

La Máquina

En 1942, y tras una goleada ante Chacarita por 6-2, el periodista de El Gráfico, Eduardo Lorenzo Borocotó bautizó a ese equipo como La Máquina. La formación tenía a cinco delanteros que quedarían en la historia: Moreno, Pedernera, Muñoz, Loustau y Ángel Labruna. Juntos jugaron sólo 20 partidos, pero les bastó para quedar en la historia del fútbol mundial, siendo para muchos, el mejor equipo en la historia del fútbol argentino. Brindaban un espectáculo que tal vez sea inigualable, con un fútbol muy ofensivo y que sin dudas, será difícil de olvidar para quienes tuvieron la suerte de disfrutarlo.

Sus goles a Boca Juniors

Contando los goles en partidos oficiales y los goles en amistosos que Labruna le convirtió al “Xeneize”, son en total 22 anotaciones. River solo perdió uno de los partidos ante Boca en los que el “Feo” convirtió. Además empataron en una ocasión. Los partidos restantes terminaron todos con victorias de “La Banda”. Ningún otro jugador le ha podido meter tantos goles al rival en el superclásico. Ángel es quien todavía hoy, tiene este récord que parece cada día más difícil de igualar.

La polémica del gol 293

Durante muchos años se creyó que Ángel Labruna había anotado 292 goles en el fútbol argentino y que había quedado a sólo una notación del delantero de Independiente, Arsenio Erico. Luego de muchos años, el Centro de Investigación de la Historia del Fútbol descubrió que en 1941 “El Feo” había anotado un gol pero que por error se le había adjudicado a otro jugador. En un partido vs Estudiantes, tras un córner, Labruna cabeceó, la pelota iba al arco pero se desvió en Rodríguez (defensor rival) e ingresó. Entonces, como la pelota se dirigía al arco antes del desvío, el CIFH le adjudicó el gol al delantero de River. Otra polémica era saber si el que había cabeceado era Labruna o Muñoz, ya que un medio de la época había anotado que era este último quien había impactado el balón, pero en la imagen tomada por El Gráfico se puede ver que es Labruna quien cabecea.

El jugador mejor pago de la década del '50

En 1955 a sus 36 años, Ángel Labruna firmó el contrato que lo convertía en el jugador mejor pago de la época. Ya llevaba anotados 252 goles y por eso era ya un ídolo indiscutido de la época. Entonces, renovó su contrato con el club. Lo que había arreglado con los dirigentes era ganar 300.000.000 pesos por año entre sueldo, prima y premios.

Su polémica salida de River

En Diciembre del año 1959 se abría otra polémica. Ángel Labruna recibía un telegrama que le llegaba desde River, que decía “Queda en libertad de acción, colaciónese”. El máximo goleador de la historia del club quedaba libre de manera sorpresiva. Aún hoy no queda claro quien tomó esa decisión. El propio Labruna dijo en una entrevista: “Yo de River no me fui, me dijeron que me tenía que ir. Las explicaciones que me dieron siempre fueron muy confusas. Hoy no sé si me echaron los dirigentes o me sacaron por orden de otra persona”. En otra entrevista confesó: “Cuando me fui de River llegué a creer que se terminaba el mundo. Si hasta me quise pegar un tiro. No quería volver a mi casa”.

Partido homenaje

El 19 de Septiembre de 1957 se homenajeó al goleador en el Estadio Monumental. Esto se debía a que se cumplían las bodas de plata de “El Feo” en River, desde que había llegado a inferiores en el año 1932. En aquella tarde el “Millonario” se enfrentó a Peñarol. Además, se juntaron los integrantes de “La Máquina”. Fue victoria de River por 1-0.

La vuelta olímpica tras 18 años

El Mundo River necesitaba una vuelta olímpica. Habían pasado 18 años sin darla y la gente estaba desesperada por volver a gritar campeón. Tras pasar por clubes como Platense, Rosario Central y Defensores de Belgrano, el ídolo volvía a River. “Volví para ser campeón” sentenció en su llegada. No se equivocó, porque tras un final de campeonato emocionante, River vencía a Racing 2-0 y daba la tan ansiada vuelta olímpica. “El Feo” cumplía su promesa y sumaba otro título con el club. El dinero y los negocios “Para la plata siempre fui medio estúpido. Estuve toda la vida en River pero me podría haber ido a Colombia en el 50′ o a Italia en el 54′, cuando me ofrecieron dos millones de pesos pero no me decidí. Económicamente fui un fracasado, la diferencia la hice cuando fui técnico”, admite Labruna. Ángel, cuando dejó de jugar, puso un hotel en Mar del Plata pero no le fue bien. Después decidió poner un negocio de venta de autos usados pero tampoco tuvo suerte. Después una gomería y una zapatería. En todas fracasó. Entonces, decidió meterse para siempre en el fútbol. “Todo el mundo creyó que yo gané millones, pero no es así. ¡La plata que debe tener Labruna! Oía, pero no fue así. Hubo sólo cuatro temporadas donde cobré grande, en el resto me alcanzaba para vivir”, aclaró “El Feo” en una entrevista.

Curiosidades, frases y anécdotas

Su fanatismo por las cábalas

“Siempre fui cabalista, debo asociarlo con los juegos de azar y carreras. Creo en pequeñas ceremonias que traen suerte. A veces he sido un exagerado, pero es más fuerte que yo” confesó el ídolo en una entrevista. Además, se animó a contar una de sus muchas cábalas: “Nunca crucé una raya, lateral, córner, área o mediacancha con el pie izquierdo, siempre pisando con el derecho”. “Pinino” Más se animó a contar otra de las cábalas que tenía “El Feo”. Antes de un superclásico en el año 75′, el “Millonario” estaba por salir a la cancha y Labruna, técnico del equipo decía: “Filliol, vos sos crack, Biasutto es un tronco. Comelles, vos sos crack, Pernía es un tronco. Perfumo… “, “Sí, ya sé soy un crack y La Fuente es un tronco” a lo que “El Feo” le contestó: “Callate boludo, se corta la cábala”. En una oportunidad, el “Pinino” le preguntó: “Ángel, ¿Cuales son sus cábalas?”, la respuesta de Labruna fue: “Las cábalas son algo personal, no hay que decirlas porque pierden el efecto, no preguntes boludeces”. Cuentan que eran tantas las cábalas que tenía el ex delantero de River, que para recordarlas las tenía anotadas en un papel.

Su costumbre al jugar en La Bombonera

Al ingresar a La Bombonera. Ángel Labruna se tapaba siempre la nariz, haciendo alusión a que había mal olor en la cancha del eterno rival. Cuentan los jugadores de la época que aunque la hinchada local lo chifle, lo insulte o lo escupa, el lo seguía haciendo. De allí nació la costumbre de muchos hinchas de llevar barbijos cada vez que se juega un superclásico en La Bombonera.

Los caballos, otra de sus pasiones

“Si me invitan al cine o al teatro, paso, pero las carreras me encantan. Fui durante cuarenta años al hipódromo y nunca dejó de divertirme”, contó Labruna en una entrevista. Él, siempre fue un apasionado por los juegos de azar. Óscar Más se animó a contar en una ocasión una anécdota sobre lo que significaba esta pasión para Ángel: “Teníamos que jugar ante Boca a las 15.30 y para no pagar la multa debíamos salir a las 15.28. Ya era la hora entonces le aviso a Ángel y el me responde: ‘Espera que tengo que ver como salió un caballo que tenía como fija, lo otro no importa, pagamos la multa y listo’.”

El porqué de no dirigir a la Selección

“Jamás viví como una frustración el hecho de no dirigir a la Selección. Creo que ya les di muchas satisfacciones como jugador. No es algo que me quite el sueño” confesó una vez Labruna. Juan José López se animó a contar qué les decía “El Feo” respecto a este tema: “Siempre nos decía que no quería dirigir la Selección. Para él, la Selección Nacional era River”.

Su muerte

Un 19 de Septiembre del año 1983, el ídolo estaba esperando el alta médica. Había sido operado con éxito de vesícula hace una semana y se estaba recuperando de manera positiva. Estaba en la habitación de la clínica de Belgrano junto a Ubaldo Fillol, que había pasado a visitar a “El Feo”. A las 18:15 Labruna se levantó para ir al baño pero de pronto se desplomó. Fillol apenas pudo sostenerlo, pero no sirvió de mucho. Un paro cardíaco le había quitado la vida a sólo días de cumplir sus 65 años. Hoy en día, “El Pato” lo recuerda como un padre futbolístico. Ambos tenían una excelente relación y hasta el día de hoy el ex arquero de la Selección siempre lo recuerda con cariño.

Anécdotas

Anécdota uno: Labruna era en aquel momento el técnico de Racing. Le habían avisado que Fillol se iba a ausentar a la práctica porque tenía una reunión con los dirigentes de River. El club de Nuñez quería tener al “Pato” en su plantel. Minutos después, observa al arquero ingresando al predio. Sorprendido, lo llama y le dice: “Fillol, ¿Usted no estaba en reunión con la gente de River?”, a lo que “El Pato” responde: “Sí, pero me quiero quedar acá”. la respuesta de Ángel fue: “Usted haga lo que quiera, pero yo le aviso que si usted no va a esa reunión y arregla con River, yo vengo mañana y lo recontracago a trompadas”

Anécdota dos: Labruna era el técnico de Talleres. En la charla previa en el vestuario antes de un partido vs Boca. “Hagamos lo que sabemos, estén tranquilos, este es un partido más, eh”. Cuando los jugadores marchan al campo, Ángel llama a los ex jugadores de River que tenía en el plantel y les dice: “Partido más una mierda, los partidos ante estos se juegan a muerte, vamos eh”.

Anécdota tres: River había ganado un superclásico por 2-1 tras irse 0-1 al entretiempo. Al terminar el partido un periodista partidario del “Xeneize” le preguntó: “¿En el primer tiempo Boca los bailó?” y el respondió “¡Está equivocado! Aplicamos una táctica para engañar al adversario. En el primer tiempo los dejamos atacar para que se cansen y en el segundo apuramos el partido y el resultado mostró que ganamos con absoluta justicia”. En el vestuario le preguntaron por qué había declarado eso, el dijo: “Es un periodista de la contra. No voy a dejar que nos use para ponerse contento”.

Anécdota cuatro: En esa época Labruna era el técnico de Rosario Central. Iban 40′ del segundo tiempo y el equipo dirigido por “El Feo” estaba goleando a River por 4-0. Alonso, jugador del “Millonario” estaba algo cansado. Entonces Ángel se le acercó y le gritó sin disimulo “¡Dale nene! ¡Corré que esa camiseta yo la transpiré veinte años!”

Frases

“Confieso que hay muchas cosas de las que no tengo idea, pero el fútbol es lo mío. No hay nadie que sepa más que yo” “No me gustan las jugadas preparadas. Yo prefiero trabajar fútbol y no recursos accesorios”.

“A Ramón Díaz lo voy llevando de a poco. Ese chico va a ser el sucesor de Labruna”.

“Boca es un equipo hecho para ganar, no para dar espectáculo, por eso, los jugadores que yo elijo, nunca andarían en Boca”.

“Si yo dirigiera a Boca me iría al descenso. Con esa clase de jugadores yo no puedo jugar al ataque como lo hago en River. Yo prefiero ganar los partidos 5-4, a ellos les alcanza con ganar 1-0”.

“El día que estés obsesionado con ganarle a Boca, recién ahí vas a poder vestir con orgullo la camiseta de River”.

“River es noticia siempre, no porque seamos la mitad más uno, sino porque somos el país menos algunos”.

6 Me gusta

Sobre Angelito en otros clubes:

Ángel estaba lejos de ser rico. Por su amor a River les dijo no a ofertas millonarias de Colombia e Italia. Tras dejar el fútbol, intentó con varios negocios, desde un hotel hasta una pizzería, pasando por la venta de autos usados y una gomería, pero el fútbol era su vida. La pizzería llegó porque, cuando dirigía a Defensores de Belgrano, le dieron como parte de pago un local. Allí, en Defe, nació una historia inigualable, digna de Guinness, que unió al Dragón y a Platense con Angelito.

Labruna había tomado a Defensores de Belgrano último y lo había llevado al quinto puesto. Al año siguiente lo sacó campeón de Primera B, con una particularidad: al mismo tiempo, dirigía a Platense en Primera División y casi lo saca campeón. Su Platense cayó en SF ante el Estudiantes de La Plata que luego sería campeón. Fue la mejor campaña del Calamar en Primera. Su Defe no pudo jugar en Primera por una reforma en los torneos que lo obligó a jugar un reclasificatorio.

Angelito también es indispensable en la historia de Rosario Central. Fue el DT del equipo campeón de 1ª División en el Nacional 1971, eliminando en SF, y en cancha de River, cual guiño del destino, nada menos que a Newell’s. Su Central fue el 1º campeón del mal llamado “interior”. También fue esencial en la historia de Talleres de Córdoba, equipo al que le dio un notable salto de nivel y con el cual hizo excelentes campañas con un fútbol, por momentos, de lujo. El club lo denomina la Era Dorada y le rinde tributo.

La muerte lo encontró cuando dirigía a Argentinos Jrs. Fue quien sentó las bases del equipo que luego sería campeón de 1ª y de la Libertadores. “Argentinos es un club precioso, a la gente le gusta el buen fútbol, es como River: hay que ganar jugando bien. Le tomé gran cariño”. Se recuperaba de una operación de vesícula. Se preparaba para una caminar con Pato Fillol y cayó en sus brazos. Fue mucho más que su amor por River y lo especial que fue para Defe, Platense, Central, Talleres o Argentinos o la selección. Se iba un pedazo grande de nuestro fútbol.

Así lo recuerdan en Talleres

El “Boom Talleres” para el inicio de la “Era Dorada”

Orgullo Albiazul

Identidad, es conocer la historia

En 1974 Talleres fue la revelación del octavo campeonato Nacional. Bajo la presidencia de Amadeo Nuccetelli el Club inició el ciclo más brillante en la historia de la institución. Repasamos la gran temporada que comenzó un 8 de febrero con la contratación de Ángel Labruna como director técnico.

El inicio de la década más gloriosa del Club apareció como un cambio milagroso en el destino de la institución. Luego de los dos peores años en la historia de la Liga Cordobesa de Fútbol, apareció la figura de Amadeo Nuccetelli que en 1973 comenzó a colaborar económicamente desde afuera de la mesa directiva y en enero de 1974 asumió la presidencia.

La contratación de Ángel Labruna como director técnico señaló el cambio de rumbo de una institución que apuntó al protagonismo en el fútbol argentino. Si bien en el primer torneo del año (se llegó con chances de ser campeón hasta la última fecha) no pudo quedarse con el título, el equipo cumplió con el objetivo de mínima: clasificar al Nacional. Tras el empate 0 a 0 con Argentino Peñarol, por la 15ª fecha del Clasificación, Talleres adquirió una de las dos plazas fijas reservadas a la LCF.

La primera vuelta olímpica de la era dorada

El primer título de la presidencia de Amadeo fue el Zonal 1974. El equipo de Labruna eliminó en semifinales a Belgrano; empataron sin goles y pasó la “T” por haber terminado en el primer puesto de su zona. En la final, Miguel Patire marcó el gol del campeonato en la victoria 1 a 0 ante Instituto. Talleres dio la vuelta olímpica después de cinco años y con el título obtenido obtuvo el derecho de enfrentar a Belgrano (campeón del Clasificación) en las finales del Oficial. Además el ganador no sólo se consagraba como campeón del año sino que se adjudicaba el derecho de asistir al Nacional de 1975, ocupando la plaza fija otorgada a la LCF.

Ya con el Nacional en marcha (se habían jugado dos fechas) Talleres arribó a las finales avalado por una importante racha de éxitos. El equipo había sumado más del 90 por ciento de los puntos disputados hasta ese momento. Tras un primer encuentro jugado en Alta Córdoba y que finalizó igualado en un gol, la revancha se jugó el miércoles 21 de agosto por la noche en el estadio de Belgrano.

El Daniel y el gol del centenario

A los veintisiete minutos del complemento Daniel Willington tomó la pelota para hacerse cargo de una infracción a 30 metros del arco celeste. Después de un impacto impecable, el balón se metió en el ángulo izquierdo del arquero Tocalli. Fue el primero de los dos goles (Oscar Fachetti marcó el 2- 0) con los que Talleres venció a Belgrano y se consagró campeón Oficial 1974.

Una fiebre nacional

Oficiando de local en cancha de Instituto durante toda la temporada por remodelación de La Boutique, en el Nacional se produjo un fenómeno en el fútbol argentino. Talleres fue la revelación del campeonato pero su atracción no se basó exclusivamente en lo producido por el equipo, sino también por la tremenda convocatoria exhibida tanto de local como de visitante.

El debut se dio el 21 de julio con victoria por 1 a 0 sobre Gimnasia de La Plata con gol de Luis Ludueña de penal a cinco minutos del final. Después de vencer en Junín a Jorge Newbery con otro golazo de Daniel Willington de tiro libre, Talleres enfrentó a Belgrano en el partido interzonal. “El Ojudo“ Patire abrió el marcador para la “T“ pero Juan Carlos Giménez igualó para los celestes.

Con el correr de las fechas, el equipo se fue consolidando y obtuvo cuatro victorias antes del final de la primera ronda: Colón (2-0), Newell`s (3-2), Huracán de San Rafael (2-0) y Altos Hornos Zapla (2-1). Puntero e invicto viajó a Buenos Aires para enfrentar a River Plate en la última fecha de la rueda inicial.

20 mil hinchas y el nacimiento del Boom Talleres

Los millonarios hicieron de locales en el Cilindro de Avellaneda, en donde una marea de 20 mil cordobeses se hicieron presentes para acompañar al equipo. Los hinchas llegaron en 140 ómnibus, dos aviones “charters”, micros, trenes y autos particulares; y se instalaron en la bandeja superior del estadio de Racing. Tras una gran producción del equipo, Talleres igualó ante River Plate y pese al empate festejó su gran partido, la superioridad, el fútbol, el invicto, la punta, la gran campaña. La prensa inmortalizó el momento deportivo como el “Boom Talleres“.

En la segunda rueda el equipo obtuvo tres victorias: Jorge Newbery (2-0), Argentinos Juniors (2-0) y Huracán de San Rafael (6-0); dos empates: Belgrano (0-0) y Newell´s (1-1) y dos derrotas: Gimnasia de La Plata (0-1) y Colón de Santa Fe (0-3) que le permitieron llegar al final de la fase clasificatoria en el primer puesto de su zona. De esta manera, Talleres consiguió un hito para el fútbol del interior: por primera vez un equipo provinciano lograba acceder a las instancias finales de un Nacional.

La ronda final

La organización del campeonato definió que los dos primeros de cada zona (ocho equipos en total) accedieran a disputar la serie final en un mini certamen de “todos contra todos“. Luego de un gran debut con victoria por 2 a 1 ante Vélez Sarsfield, el equipo estuvo tres partidos sin ganar (empate ante Ferro y derrotas frente a Independiente y San Lorenzo) que lo alejaron del sueño de ser campeón. Las tres últimas jornadas fueron para completar el fixture: victoria ante Newell´s (3-1), derrota ante Rosario Central (0-1) en Arroyito y triunfo ante Boca (2-1) en la última fecha.


La base del plantel que cambió el rumbo de Talleres y marcó una época en el fútbol argentino. Arriba: Ludueña, Ártico, Comelles, Quiroga, Ocaño, Galván, Rivadero, Degliangioli, Oviedo y Salas. Abajo: Patire, Muggione, Fachetti, Taborda, Pereyra y Valiente.

Sin lugar a dudas que el año 1974 marcó un antes y un después en la historia albiazul. Talleres finalizó en el cuarto puesto del Nacional, detrás de San Lorenzo, Rosario Central y Vélez en lo que se constituía en la mejor campaña de un equipo indirectamente afiliado a la AFA. Además, obtuvo el certamen Zonal y se clasificó campeón cordobés, asegurándose su clasificación para el Nacional `75.

Labruna lo hizo. Varios de estos jugadores pasaron por River y la selección nacional después, ganando campeonatos y el título del mundo.

6 Me gusta

Vean esta joya

[video=youtube_share;iXnuTSYmIqE]Historia de la Máquina: Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. - YouTube

7 Me gusta

Tremendo. Muy bueno

1 me gusta

Cómo es eso de que la máquina solo jugaron 20 partidos juntos?

Una Locura, esto es mejor que la película de Netflix. Tendrían que hacer toda la historia de River en Comic y Novelada. No sólo las estadísticas sino los conflictos, las huelgas, la vida nocturna, la fama y la farándula, etc.

3 Me gusta

Viste es espectacular, ahí te das cuenta de lo grande que es River, lo de la banda no sabia que era en esa época que se empezó a usar.

---------- Mensaje unificado a las 21:49 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 21:41 ----------

La banda fue la primera casaca. En realidad la segunda, la primera fue una camisa blanca porque era lo que todos tenían. Después le agregaron la banda roja y se usó creo que hasta el ascenso. Había un equipo amigo que se llamaba Nacional pero se desafilió y varios jugadores que quedaron en banda fueron a jugar a River. Nacional tenía casaca blanca y negra, entonces decidieron hacer una casaca tricolor que combine los colores de ambos clubes y se usó desde entonces hasta la vuelta de la banda en 1932. La historia es mucho más interesante y la contó en un post [MENTION=3924]hombrejingle[/MENTION];

2 Me gusta

Excelente, tendré que buscar ese post y leerlo

Sí, fue así tal cual. Nacional no pudo jugar en Primera tras haber ascendido (ganándonos la final por el ascenso en 1907) porque su field tenía un árbol no avalado por el reglamento, y como la cancha era alquilada, el dueño no les permitió talarlo. River se reforzó en 1908 con varios jugadores de Nacional y logró su ascenso deportivo a Primera División, goleando 7-0 a Racing en la final.
Nuestra clásica camiseta tricolor es la que usamos durante todo el amateurismo en Primera y fue la fusión de los colores de River con los de Nacional de Floresta.

1 me gusta

Quién hizo este video? La voz es del ruso Verea, pero no encuentro referencias del programa

Yo menos, ni se para que canal lo habrán hecho

me vuelvo loco revivan ya mismo a Stan Lee

3 Me gusta

Labruna es el ALMA MATER de River… Trasciende incluso la posición de máximo idolo.

9 Me gusta

Por favor, qué manija me dejó. Y está muy bien explicado para hacerlo resumidamente.

Al fin mencionan la figura de Félix Roldán, quizás el tipo que inició la escuela de River junto con Peucelle (un verdadero maestro). Es por eso que la compra de Bernabé trajo títulos a corto plazo y Peucelle fue una inversión a largo plazo.

Despues la historia siempre fue igual, disputa entre jugadores y dirigentes. River siendo un equipo muy politizado y con una interna muy fuerte.

Y pensar que hicieron una película como propaganda para una dirigencia que cree que River es grande a partir de que ellos llegaron. Muy alejados de la realidad. Las décadas del 30,40 y 50, River puede que haya sido el mejor del mundo. Uno de los mejores, sin dudas. Hay muchísimas cosas para contar…

2 Me gusta

Yo me refiero a cuantos partidos jugaron los 5 juntos