RIVER Y YO (Angel Labruna)

Encontre unos recortes de diario muy interesantes, y queria compartirlos aca el foro ya que es algo muy valioso a mi parecer. De nuestro querido Angelito. Este justo no tengo la fecha pero viendo los otros son todos de septiembre del 57.

[SPOILER] RIVER Y YO

Los heroes del futbol. La primera pelota.
Arquero antes de los seis años y un Aplazo.

Para un niño de cuatro años, que para sus juegos solo conoce el patio de su casa, el fondo y, a lo sumo, algún rato de asomar la nariz a la puerta de calle, donde nunca falta algún amiguito de su misma edad, la llegada de River Plate al barrio era un acontecimiento extraordinario. Yo no sabia nada de futbol, ni conocía nombre de club alguno. A lo sumo había oído mencionar nombres de clubes de ciclismo, ya que mi padre era un entusiaste del deporte de las dos ruedas y por momentos un excelente cultor, al extremo de que gano varias pruebas, cosechando algunos premios que guardamos sus hijos celosamente, como recuerdos harto preciados. No entendía nada de futbol, repito, pero tenia cuatro años y ya me estaba resultando familiar el nombre de River Plate. Además, como a poco de haberse instalado el club en el bario mi padre se hizo sicio y comenzó a ir a todos los domingos a ver los partidos, se me fueron haciendo familiares incluso algunos nombres de los jugadores de aquel entonces, tales coo Candido Garcia, Choperena, Giudice, Taramasso, los hermanos Iribarren mas tarde, Licciardi, Alzua, etcétera. Mi padre los mencionaba y yo los repetía, imaginándolos seres sobrenaturales, que todo lo podían.
Recuerdo que entre los juguetes que yo tenia por aquel entonces, me gusto sobremanera una pelota de goma, saltarina. Oia hablar de futbol, y como había visto fotografías de jugadores impulsando la pelota con el pie, yo me iba al fondo de mi casa y trataba de emularlos. El arco lo formaban dos higueras. Y yo “pateaba” contra ese arco, y, por lo general, la pelota iba a cualquier lado menos a donde yo la quería mandar. Luego tiraba contra la pared, para hacer una “atajada” en el rebote, pero eran pocas las veces que em salian bien las cosas. Eso me daba rabia. Y me acuerdo que una vez fui a buscar un martillo para romper la pelota, y lo único que consegui fue hacerla saltar lejos. Era irrompible, Hasta que un dia agarré un cuchillo y la parti. Entonces me dio alegría y pena al mismo tiempo. Cuando me regalaron otra pelota, mas grande que la anterior, ya no tenia curiosidad por saber que había adentro, y me dedique a jugar “mejor” que antes, tratando de hacer mas goles entre las higueras y mas atajadas cada vez que hacia rebotar el esférico en la pared.
De aquellos años recuerdo, como algo imperecedero, mi entrada a la escuela, cumplidos los seis años. La escuela se llamaba “Rafael Herrera Vegas”. Y mi primera maestra fue la señorita Adelina. Asi, la señorita Adelina, a secas, porque, como le ocurre a la gran mayoría de los seres humanos, de la primera maestro solo recordamos el nombre de pila y difícilmente el apellido. Era una señorita gordita, muy simpatica y muy buena, con esa paciencia a toda prueba que necesitan las maestras de primero inferior. Recuerdo interminables hojas de palotes en los cuadernos y mis “peleas” con el abecedario, las silabas y las poquitas y grandes cosas que se aprenden en el primer grado. Recuerdo que luego fui a primero superior, sin inconvenientes. Pero los inconvenientes vinieron al terminar ese año, ya que quede aplazado y debi dar en marzo un nuevo examen para poder ingresar a segundo grado. Eso constituyó una pequeña tragedia familiar. Mis padres, lo recuerdo siempre, se disgustaron mucho, y mis vacaciones, en las que pensaba jugar y divertirme a lo grande, las tuve que emplear en estudiar para poder dar el examen. Menos mal que la prueba tuvo éxito, por lo que en casa volvió a reinar la alegría y ya no hubo gestos serios conmigo. Recuerdo que mi buena mama me hizo un postre que, por aquel entonces, me volvia loco. Sin embargo, las cosas que me ocurrieron durante aquellas vacaciones se me grabaron como algo inolvidable. Me acuerdo que mi padre, en cuantito yo hacia algo que no estaba bien, me ponía de platon en un rincón de su negocio. Y del rincón no salía hasta que, pasado un rato bastante largo, intercedía por mi, mi mama. Ademas, cuando había “bronca” solo me dejaban jugar dentro de casa, con mi hermanita, y no me dejaban salir a la calle, donde varios amiguitos mios, aprovechando el poco transito que había a la vuelta, improvisaban partidos de futbol “con pelota grande y todo”. Todo ello -los disgustos que daba a mis padres y las penitencias consiguientes- hizo que yo no olvidara esas “vacaciones” malogradas y que, en lo sucesivo, me dedicara con mas ahinco al estudio, a fin de evitar esos malos ratos al finalizar el año.
Una de las mayores alegrías mias era, una vez que terminaba con los deberes, salir a la calle a mezclarme en los “picados”, en los que corria para todos lados y pateaba la pelota en cualquier dirección cuando llegaba a mis pies, sin importarme que me dijeran “patadura” los que sabían mucho mas que yo.

                                                                                                               ANGEL LABRUNA
                                                                                                                (Continuará)

[/SPOILER]

Espero que les guste.

Esperando a [MENTION=24073]Daleman[/MENTION] para que ponga la foto jaja

Encontre unos recortes de diario muy interesantes, y queria compartirlos aca el foro ya que es algo muy valioso a mi parecer. De nuestro querido Angelito. Este justo no tengo la fecha pero viendo los otros son todos de septiembre del 57.

[SPOILER] RIVER Y YO

Los heroes del futbol. La primera pelota.
Arquero antes de los seis años y un Aplazo.

Para un niño de cuatro años, que para sus juegos solo conoce el patio de su casa, el fondo y, a lo sumo, algún rato de asomar la nariz a la puerta de calle, donde nunca falta algún amiguito de su misma edad, la llegada de River Plate al barrio era un acontecimiento extraordinario. Yo no sabia nada de futbol, ni conocía nombre de club alguno. A lo sumo había oído mencionar nombres de clubes de ciclismo, ya que mi padre era un entusiaste del deporte de las dos ruedas y por momentos un excelente cultor, al extremo de que gano varias pruebas, cosechando algunos premios que guardamos sus hijos celosamente, como recuerdos harto preciados. No entendía nada de futbol, repito, pero tenia cuatro años y ya me estaba resultando familiar el nombre de River Plate. Además, como a poco de haberse instalado el club en el bario mi padre se hizo sicio y comenzó a ir a todos los domingos a ver los partidos, se me fueron haciendo familiares incluso algunos nombres de los jugadores de aquel entonces, tales coo Candido Garcia, Choperena, Giudice, Taramasso, los hermanos Iribarren mas tarde, Licciardi, Alzua, etcétera. Mi padre los mencionaba y yo los repetía, imaginándolos seres sobrenaturales, que todo lo podían.
Recuerdo que entre los juguetes que yo tenia por aquel entonces, me gusto sobremanera una pelota de goma, saltarina. Oia hablar de futbol, y como había visto fotografías de jugadores impulsando la pelota con el pie, yo me iba al fondo de mi casa y trataba de emularlos. El arco lo formaban dos higueras. Y yo “pateaba” contra ese arco, y, por lo general, la pelota iba a cualquier lado menos a donde yo la quería mandar. Luego tiraba contra la pared, para hacer una “atajada” en el rebote, pero eran pocas las veces que em salian bien las cosas. Eso me daba rabia. Y me acuerdo que una vez fui a buscar un martillo para romper la pelota, y lo único que consegui fue hacerla saltar lejos. Era irrompible, Hasta que un dia agarré un cuchillo y la parti. Entonces me dio alegría y pena al mismo tiempo. Cuando me regalaron otra pelota, mas grande que la anterior, ya no tenia curiosidad por saber que había adentro, y me dedique a jugar “mejor” que antes, tratando de hacer mas goles entre las higueras y mas atajadas cada vez que hacia rebotar el esférico en la pared.
De aquellos años recuerdo, como algo imperecedero, mi entrada a la escuela, cumplidos los seis años. La escuela se llamaba “Rafael Herrera Vegas”. Y mi primera maestra fue la señorita Adelina. Asi, la señorita Adelina, a secas, porque, como le ocurre a la gran mayoría de los seres humanos, de la primera maestro solo recordamos el nombre de pila y difícilmente el apellido. Era una señorita gordita, muy simpatica y muy buena, con esa paciencia a toda prueba que necesitan las maestras de primero inferior. Recuerdo interminables hojas de palotes en los cuadernos y mis “peleas” con el abecedario, las silabas y las poquitas y grandes cosas que se aprenden en el primer grado. Recuerdo que luego fui a primero superior, sin inconvenientes. Pero los inconvenientes vinieron al terminar ese año, ya que quede aplazado y debi dar en marzo un nuevo examen para poder ingresar a segundo grado. Eso constituyó una pequeña tragedia familiar. Mis padres, lo recuerdo siempre, se disgustaron mucho, y mis vacaciones, en las que pensaba jugar y divertirme a lo grande, las tuve que emplear en estudiar para poder dar el examen. Menos mal que la prueba tuvo éxito, por lo que en casa volvió a reinar la alegría y ya no hubo gestos serios conmigo. Recuerdo que mi buena mama me hizo un postre que, por aquel entonces, me volvia loco. Sin embargo, las cosas que me ocurrieron durante aquellas vacaciones se me grabaron como algo inolvidable. Me acuerdo que mi padre, en cuantito yo hacia algo que no estaba bien, me ponía de platon en un rincón de su negocio. Y del rincón no salía hasta que, pasado un rato bastante largo, intercedía por mi, mi mama. Ademas, cuando había “bronca” solo me dejaban jugar dentro de casa, con mi hermanita, y no me dejaban salir a la calle, donde varios amiguitos mios, aprovechando el poco transito que había a la vuelta, improvisaban partidos de futbol “con pelota grande y todo”. Todo ello -los disgustos que daba a mis padres y las penitencias consiguientes- hizo que yo no olvidara esas “vacaciones” malogradas y que, en lo sucesivo, me dedicara con mas ahinco al estudio, a fin de evitar esos malos ratos al finalizar el año.
Una de las mayores alegrías mias era, una vez que terminaba con los deberes, salir a la calle a mezclarme en los “picados”, en los que corria para todos lados y pateaba la pelota en cualquier dirección cuando llegaba a mis pies, sin importarme que me dijeran “patadura” los que sabían mucho mas que yo.

                                                                                                               ANGEL LABRUNA
                                                                                                                (Continuará)

[/SPOILER]

Espero que les guste.

Esperando a [MENTION=24073]Daleman[/MENTION] para que ponga la foto jaja