Democracia Corintiana. Falleció Socrates.

Hoy subieron este post a La Redó! y si bien ya hice algún que otro thread acá sobre la Democracia Corintiana creo que este es el mejor. Lejos. Leer a Don Pep (@don_pep en Twitter) siempre da gusto y en este tema, del cual conoce mucho, más todavía.

Sé que es ETERNO y ni dan ganas de ojearlo pero al que le guste la relación fútbol y política, además de la historia, es muy recomendable. La historia de uno de los equipos más revolucionarios del fútbol mundial. Lo recomiendo.

Democracia Corintiana. Todo el poder a los jugadores

Por Pep 202

En más de una ocasión desde LR!, al hablar de Sócrates o al hacer la etimología del Corinthians, por ejemplo, se ha tocado el tema de la Democracia Corintiana pero nunca se había hecho un post específicamente dedicado a esa utopía hecha realidad. Es tiempo entonces de levantar el pagaré con esta entrada.

Hay equipos de fútbol que quedan en la historia por los resultados conseguidos, por los títulos alcanzados. Hay otros que lo hacen por el “vuelo” de su juego. Unos pocos conjugan ambas circunstancias y son los que rompen el molde y ven su nombre tallado en mármol (?). Muchos menos son los casos de equipos que pasan a la leyenda, al menos de modo positivo, sin haber obtenido grandes logros desde lo deportivo.

La Democracia Corintiana (así, sin “h”) es quizá el símbolo máximo de este último grupo de equipos. Jugaba como los dioses, sí, ganó algunos torneos, también, pero no fue eso lo que convirtió al Timao de principios de los 80s en mito. El fenómeno nacido en el popular club paulista tuvo sus líderes, claro, pero nadie puede ser considerado EL padre de la criatura. La coincidencia de 5 o 6 personas, con distintas funciones, en un mismo club, al mismo tiempo, y con el marco de un país agobiado por una larga dictadura militar, fue la clave de una verdadera revolución que excedió lo meramente futbolístico.

Para entender el milagro en toda su extensión es necesario dar un contexto. La Democracia Corintiana no nació de una ocurrencia genial, ni de un capricho individual, ni se dio en una nación y un tiempo dado por casualidad. Un breve recorrido por la historia anterior de Brasil debería bastar para comprender un poco más las causas que posibilitaron la DC.

Marco histórico brasileño

1964. El 2 de abril tropas sublevadas del ejército brasileño derrocaron al presidente electo Joao Goulart, culminando así la asonada iniciada a fines de marzo. Goulart, apodado Jango, era miembro del Partido Trabalhista Brasileiro (PTB), al igual que Getulio Vargas. En elecciones en las que se votaba por separado al presidente y su vice, Jango consiguió acceder al puesto de subpresidente (?) en 1955, sacando más votos que el mandatario electo, Juscelino Kubitschek. En 1960 otra vez fue designado vicepresidente, pero tras la renuncia del primer mandatario, Janio Quadros, en agosto de 1961 asumió la primera magistratura. Goulart rápidamente se fue ganando enemigos al son de las políticas reformistas (tachadas de revolucionarias por las mentes conservadoras) que intentó imponer. Básicamente reforma agraria, reforma educativa, reforma fiscal, reforma urbana y reforma electoral. En este último ítem, por ejemplo, propugnó por el voto para analfabetos y militares de bajo rango, que no tenían ese derecho.

Corrido por izquierda y por derecha, siempre por militares, cabos, sargentos y soldados, por un lado, generales y coroneles, por el otro, Goulart se fue quedando solo. El 2 de abril fue depuesto y reemplazado por el presidente de la Cámara de Diputados, Pascoal Ranieri Mazzilli, en lo que claramente se trató de una burda copia de la titiritesca (?) asunción de José María Guido en Argentina luego del golpe de estado contraArturo Frondizi un par de años antes. Ranieri Mazzilli no duró más que un cachorro-quente (?) y fue rápidamente reemplazado por el primero de los cinco presidentes que tendría la dictadura militar que durante 19 años gobernaría Brasil, el mariscal Humberto de Alencar Castelo Branco.

La dictadura tuvo un comienzo sanguinario, pero a medida que el tiempo iba transcurriendo y que los militares iban sintiéndose más seguros en el poder la represión fue amainando algo. Un poco por esa calma sepulcral, y otro tanto por cierto renacimiento de la economía financiera, los brasileños fueron acostumbrándose, y en muchos casos compartiendo, las directivas de los jerarcas con jinetas. No obstante, hacia fines de la década del 70 se evidenciaban ciertas fisuras entre los uniformados, y distintos grupos comenzaron a luchar de a poco, y dentro de un acotado marco, por la vuelta a la democracia.

A diferencia de otras dictaduras latinoamericanas, los generales brasileños disfrazaron al sistema con trajes de pseudo-democracia. Se estableció con el tiempo un sistema bipartidista, y cada tanto había elecciones. Sin embargo, los mandatarios no eran elegidos por los votantes de modo directo, sino que tales designaciones caían en manos de un Colegio Electoral, que en realidad era el Congreso Nacional, al que era muy difícil acceder con un discurso contrario al regimen. De hecho, en alguna oportunidad el Congreso fue directamente clausurado por el presidente de turno, y reabierto solamente para que sirviese como Colegio Electoral.

En 1979 asumió la presidencia de la Nación el que sería el último presidente militar del Brasil. João Baptista de Oliveira Figueiredo. Si bien Figueiredo comenzó a hablar de elecciones en las que pudiese decidir –y candidatearse- la población civil, y algunas de las más duras medidas de los años anteriores fueron dejadas de lado, lo cierto es que no había más que un estrecho margen para el disenso. No eran los años más complicados del regimen, pero tampoco eran los más sencillos para activar políticamente.

Corinthians en esos años. Los protagonistas de la Democracia Corintiana

Popular desde siempre, el Timao pasaba a fines de la década del 70 una etapa compleja, vecina de lo vergonzoso (?). Si bien había sido campeón paulista en 1977 y 1979 esos dos logros habían sido, junto con el Torneo Rio-Sao Paulo de 1966, los únicos que había obtenido el Time do Povo en largos 25 años. En 1980 no figuró en ninguno de los torneos, ni en el estadual ni en el nacional, y en 1981 tocó fondo. A la Taça de Ouro, lo que sería actualmente la Serie A del Brasileirao clasificaban los 6 mejores equipos paulistas. Corinthians no consiguió siquiera ser uno de esos, por lo que en 1982 debió disputar la Taça de Prata, antecesora de la actual Serie B.
Desde 1948 hasta ese 1981 4 presidentes había tenido Corinthians. Salvo Miguel Martínez, que había estado entre 1971 y 1972, el resto había gobernado al club durante al menos 10 años. El último de esa dinastía eraVicente Matheus. En 1981 el mandato de Matheus terminaba, y además la mala actuación del equipo no ayudaba para una eventual reforma estatutaria que le permitiera ser reelecto una vez más. Su plan para seguir en el gobierno era nombrar un presidente marioneta y gobernar desde el cargo de vice. El elegido para hacer de Chirolita (?) fue Waldemar Pires, aunque la jugada le salió mal al gallego (?) Matheus –nacido en Zamora, España-. En las primeras reuniones de comisión directiva tras la elección de Pires, el nuevo vice no tuvo mejor idea que boludearlo un poco al Tío Waldemar. Pavadas, cosas menores, como decirle “Vos andá y serví café que yo resuelvo esto”, ningunearlo ante la prensa, o sentarse él en el lugar del presidente. Fruslerías (?).

Obviamente a Waldi (?) muy bien no le cayó y harto comenzó a ejercer el poder por sí mismo dándole cada vez menos espacio a Matheus, que terminó renunciando y armándole la oposición. Y además dejó de servirle café, claro. Desde ese momento Pires no sólo dejó en claro que quien mandaba era él, y se había acabado la época de Matheus, sino que además se caracterizó por un manejo alejado de la autocracia. Con su antecesor todo debía pasar por sus manos, hasta un vale para comprar un sándwich. Si bien era él quien tenía la decisión final, todo era consultado con un grupo de dirigentes, a cargo de distintos departamentos del club, que podían expresar libremente sus pareceres. En Waldemar Pires estuvo entonces una de las patas –o de las cabezas, como se prefiera- de la Democracia Corintiana.
La otra parte relevante desde los estamentos dirigenciales fue representada por alguien nombrado por el propio Pires; Adilson Monteiro Alves, vicepresidente de deportes. Sociólogo, hincha del Timao pero sin ninguna ligazón previa con el fútbol, Monteiro Alves fue quien más cabida le dio a los futbolistas en todos los temas. El mismo manifestaba que sabía poco de fútbol, y los propios jugadores años después reconocieron que con una persona con más experiencia –y más mañas también- en el balompié hubiese sido complicado que surgiese la DC.

Como buen sociólogo acostumbrado a hablar al pedo (?) Monteiro Alves declaró que la base de su trabajo sería el diálogo, y, haciéndose cargo además de su falta de experiencia en el fútbol profesional, los jugadores serían sus interlocutores directos. Obviamente los futbolistas recibieron con agrado el llamado a la concordancia y el consenso. En Adilson Monteiro Alves estuvo otro de los responsables de la existencia de la DC.

El resto de la Democracia Corintiana fue pura exclusividad de los futbolistas, especialmente cuatro, Sócrates, Wladimir, Zenon y Casagrande, que retornó al club en ese 1982, en que nació el fenómeno corinthiano. No debe dejar de mencionarse a alguien que fue parte importante de la DC, aunque no fue uno de sus propulsores, Mario Travaglini, el entrenador nombrado por el presidente Pires a fines de 1981. Travaglini, que ya tenía una vasta experiencia como técnico, nomás asumir captó el ambiente y, avalado por los dirigentes, manifestó al plantel que él creía en el concepto de “libertad con responsabilidad”. Que no hacia falta ser autoritario para conducir un plantel, sino que era mucho más eficaz convencer a los jugadores mediante el diálogo que obligarlos a hacer (o no hacer) algo.

El menos conocido para el público no brasileño de los jugadores que integraban el ala más dura de la DC fueZenon (Zenon de Sousa Farias), un mediocampista que llegó a Corinthians tras jugar menos de un año en el fútbol saudí y que había sido una de las grandes figuras del Guaraní de Campinas que había dado el batacazo al consagrarse campeón del Brasileirao en 1978.

Walter Casagrande fue un jugador de mucho más renombre, e incluso llegó a ser mundialista en México 86. Tras hacer las inferiores en Corinthians, y luego de haber debutado en primera, con menos de 18 años se peleó con Matheus y con el entrenador de ese entonces, Oswaldo Brandao, y por cuestiones disciplinarias fue cedido a préstamo al Caldense, de Minas Gerais. A principio de 1982 volvió al Timao, y según sus propias palabras, no quería saber nada con quedarse. Fue el propio Adilson Monteiro Alves quien susurrándole dulzuras al oído lo convenció, diciéndole que las cosas habían cambiado, que el trato para con los jugadores era mucho más democrático y que firmara un contrato por sólo 3 meses, que si al cabo de ese plazo no estaba contento, él mismo le firmaba el pase libre.

Wladimir (Wladimir Rodrigues dos Santos) es uno de los máximos símbolos corinthianos de todos los tiempos. Lateral izquierdo, y practicante del candomblé, era uno de los jugadores más politizados del plantel. Sindicalista, de hecho llegó a ocupar un cargo de esa índole, había tenido muchos problemas con Vicente Matheus, que despectivamente lo trataba de negrito con ínfulas. No obstante, no era fácil limpiar a uno de los ídolos de la torcida corinthiana, que con los años llegó a ser el jugador que más veces vistió la camiseta blanca en competencias oficiales (con un total de 806 partidos) y que entre 1981 y 1983 jugó 161 partidos sin faltar siquiera a uno. Fue seguramente el mayor aliado de Sócrates dentro de la DC. Hace unos años fue elegido como el mejor lateral izquierdo de la historia del club.

De [b]Sócrates[/b] tal vez no sea necesario agregar demasiado. Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira ha sido uno de los mejores futbolistas brasileños de todos los tiempos, y eso por sí sólo habla de su jerarquía dentro del campo de juego. O Doutor –ya que además de crack es médico- . Distinguido por FIFA como uno de los mejores 125 futbolistas de todos los tiempos, O Magrão integra también de modo indiscutible todos los “equipos de la historia” del Corinthians. Había llegado al Timao en 1978, procedente del humilde Botafogo de Ribeirao Preto, aceptando cobrar lo mismo que en su club anterior, apostando a la mayor trascendencia que le otorgaría a su carrera un club de la envergadura del Corinthians. Al igual que Casagrande y Wladimir se había peleado con Matheus. Tras pedir una renovación anticipada del contrato, habida cuenta su rendimiento, el presidente no sólo se la negó, sino que además dejó de pagarle los premios. Sócrates entonces decidió rechazar los pagos salariales que le hacían. El club depositaba en juicio y él devolvía todo en el expediente. Más de un año duró la renegociación del contrato, y durante dos meses Sócrates entrenaba todos los días, pero no jugaba. Finalmente se arregló y el futbolista explicó que no eran muchos los derechos que tenía, pero que pensaba ejercerlos. Reducir a tipos como Sócrates sólo a los títulos que no ganó es perderse parte de lo más mágico que tiene el fútbol.

La Democracia Corintiana en sí. La utopía hecha realidad

Esa conjunción de dirigentes y jugadores dispuestos a intentar algo distinto en un mundo tan conservador como el del fútbol, más el apoyo de un entrenador que veía con buenos ojos la movida, fue la que motivó que ese Corinthians 82/83 pasara a la historia.

Los futbolistas, liderados por Sócrates, Zenon, Wladimir y Casagrande comenzaron a interesarse cada vez más en la vida del club. Los directivos, sin abandonar sus obligaciones empezaron a prestar atención no sólo a los reclamos de los deportistas, sino también a sus propuestas. Al principio hubo cierta resistencia en algunos integrantes del plantel, que no veían como la democratización del club y el cambio de los paradigmas eternos en el fútbol podrían redundar en un bien tangible para ellos.
Sin embargo con la fuerza de un aluvión el movimiento fue creciendo. Los jugadores, directivos y cuerpo técnico explicaron claramente las ventajas del sistema que se quería instaurar, y que nadie sería obligado a nada. Todo pasó a ser discutido, todo pasó a ser votado. Cada miembro del plantel tenía un voto, desde el capitán hasta el último de los suplentes. Pero no sólo los futbolistas podían votar, también podían hacer los integrantes del cuerpo técnico, los utileros y los choferes. Además, cualquiera podía proponer, no sólo era cuestión de decir sí o no a lo que pensara una elite iluminada. Los cuatro jugadores más representativos del plantel participaban de las reuniones de comisión directiva.

Todo pasó a ser materia de elección. Que se comía; si el micro que llevaba a la delegación paraba para descansar, ir al baño o comer algo; que día viajar para cada partido como visitante; si se concentraba o no, y en su caso dónde y desde cuándo, todo se votaba; en qué lugar se iban a hospedar. Qué futbolistas llegarían y quienes se irían. Los jugadores también discutían con el técnico sobre la táctica para cada partido, pero sólo lo hacían sobre el esquema y el juego en sí, nunca sobre quien debía jugar o no, potestad que seguía siendo privativa del entrenador.

Con el tiempo si bien siguieron debatiéndose esas cuestiones fue abriéndose la cuestión a temas más trascendentales. La concentración antes de los partidos fue una de ellas. La idea original era suprimirlas directamente, Sócrates incluso habló públicamente en contra de las mismas. Preguntado años después sobre la necesidad de las mismas O Doutor fue bastante (?) claro en su opinión, la misma que tenía en sus años de jugador:
Sólo sirve para masturbarse… En verdad sólo sirve para tener custodiado a un tipo. Yo siempre pensé lo contrario: ¿dónde comés mejor, en tu casa o en un hotel?. Y cuando estás preso, ¿con qué soñás?. Con la libertad. Si vos estás preso para jugar, sólo soñás con el fin del partido, no con el partido. Cuando no estás preso, el tesón está en el partido. Vos estás preso allí por 24, a veces 48 horas, y estás podrido, no querés saber nada con el partido, querés que termine para poder tomártelas. Gran parte del comportamiento en el fútbol tiene que ver con eso. Quedate preso todo el tiempo, y cuando salís hace todas las bestialidades en media hora… Querés tener a todas las mujeres, querés tomar todo aquello a lo que tenés derecho, y todo en media hora. Entonces, la concentración no sirve para nada, solamente para que los jugadores permanezcan, aniñados, empequeñecidos, continúen sin pensar
De todos modos, la concentración no fue abolida. Los jugadores decidieron que sería optativa. Algunos futbolistas preferían concentrar, porque podían estar más tranquilos, otros preferían hacerlo antes de determinados partidos.
Tal vez el punto máximo del autogobierno de los jugadores del Corinthians fue la designación de Zé María, ex compañero de ellos, como entrenador luego de la ida de Travaglini al Sao Paulo. Dicho así parece medio una gansada (?) pero es un hecho increíble, tanto para esa época, como para estos tiempos. ¡Los jugadores elegían al técnico!. El ciclo de Zé María no fue demasiado exitoso, y los futbolistas eligieron también a su reemplazante.

Pero quizá el objetivo (futbolístico) al que los jugadores aspiraban no haya sido ese –de hecho Sócrates minimizó la cuestión de la elección del DT, diciendo que tenía una importancia más simbólica que real-. El máximo norte que se pusieron los futbolistas fue la abolición del concepto de pase.
Wladimir lo explicó años después con estas palabras
Yo siempre estuve a favor de la extinción del pase. En aquella época discutíamos mucho eso. Sócrates se preocupaba mucho con los menos favorecidos, los jugadores que no tenían nombre, los que no tenían una trayectoria importante que los sustentara. Nada es más soberano que la libertad de ir y venir. Nosotros (los futbolistas) éramos los únicos trabajadores que no teníamos la libertad de ir y venir. Yo estaba insatisfecho en el club, los chicos me apoyaban. Un club me quería, otro club me quería, pero nada. Existía un pase, un vínculo, un grillete que sólo se quebraba con la buena voluntad de un dirigente. En nuestra época para quedar libre tenías que tener 10 años en el club y 32 años de edad
La iniciativa no prosperó en el momento, pero años más tarde se modificó la reglamentación atinente a los pases de los jugadores.
Muchos de los futbolistas comenzaron a participar también en la vida política del club. Algunos, fueron incluso candidatos al Concejo Deliberativo del Corinthians. Wladimir aceptó postularse cuando se enteró que Vicente Matheus iría por la oposición. Declaró, el jugador, que había que acabar con los preconceptos, que los jugadores no debían pensar sólo en lo que pasaba dentro de la cancha. No sólo algunos jugadores se metieron en la política interna de la institución, también lo hizo una de las “torcidas organizadas” más grande de Brasil, Gavioes da Fiel, un grupo que además de ser uno de los sectores de la hinchada corinthiana es una scola do samba con varios títulos en su haber.

El día de las elecciones había un partido en Río de Janeiro. Los jugadores más politizados querían estar en el club, hacer boca de urna, torcer algún voto, y viajar para llegar justo antes del comienzo del partido. Ganaron los otros, los amargos (?), que votaron por viajar el día anterior. 1 voto fue la diferencia, pero la mayoría había decidido, por más que del otro lado estuviesen Sócrates y compañía.

Hasta este momento el relato justifica por sí mismo el nacimiento y la vigencia de la leyenda, pero la Democracia Corinthiana fue más que una experiencia futbolística.

La DC y la política brasileña

Como ya se ha señalado, desde 1964 Brasil vivía bajo un régimen militar. A inicios de los años 80 comenzaba a hablarse de una salida a la democracia, pero aún estaba todo muy verde.

En 1983, el senador Teotônio Vilela, lanzó públicamente por el canal Bandeirantes la propuesta de “Diretas já”. Rápidamente por todo el país comenzaron a llevarse a cabo manifestaciones multitudinarias a favor de la moción. El plantel del Corinthians se sumó a la movida también en seguida, al igual que intelectuales, artistas, sindicalistas y políticos. Tras el lema se buscaba la vuelta de las elecciones directas, sin Colegio Electoral, es decir que se respetara sin restricciones la voluntad del pueblo.

La expresión “Democracia Corintiana” ya era corriente. La había acuñado uno de los mayores publicistas brasileños, Washington Olivetto, después de escuchársela mencionada al pasar al periodista Juca Kfouri. Olivetto se sumó al movimiento, como una especie de Durán Barba bueno (?) y aprovechando que desde principio de la década se permitían en las camisetas de los equipos brasileños las inscripciones, propuso –y se le aceptaron- dos leyendas para las del Corinthians, todo antes del lanzamiento del Diretas Já. Una rezaba “Democracia Corintiana”, la otra “Día 15 Vote”, en alusión a las elecciones para gobernador de San Pablo. Rápidamente los militares obligaron a quitar los mensajes, diciendo que la autorización era para sólo para publicidades, y en ningún caso para fines políticos.

Los jugadores de todos modos se las ingeniaron para apoyar la campaña de Diretas Já aún dentro del campo de juego. Comenzaron a salir con banderas con esa inscripción y Sócrates a usar una vincha que tenía esa leyenda. Años después, en el Mundial de México 86 FIFA sancionó al Doutor por usar vinchas que decían “PAZ” o “Reagan Asesino”.

El Timao había ganado el Paulista 1982 y también se llevaría el de 1983. En la final de ese torneo, ante Sao Paulo, los jugadores salieron al campo con un trapo que haría historia “Ganar o Perder, pero siempre con Democracia”. Ganaron.
Los futbolistas comenzaron a hacer campaña abiertamente por las Diretas Já. Sócrates comenzó a manifestar que si perdía la propuesta Dante de Oliveira –que propugnaba la reforma constitucional para permitir las elecciones directas- se iría del país. Los jugadores aparecían en actos, se juntaban con sindicalistas y artistas. Rita Lee salía al escenario con la camiseta del Corinthians. Un joven Lula aparecía en las fotos con los astros del futebol. También Adilson Monteiro Alves aparecía en los escenarios en los actos.

La campaña por las Directas fue el punto máximo del compromiso político de la Democracia Corintiana. Así lo entendió el propio Casagrande:
El ápice de la Democracia Corintiana fue estar en los estrados en las Diretas, discutiendo con un millón de personas en la Praça de Sé (NdLR!: uno de los puntos más importantes de San Pablo, km cero de las rutas provinciales) sobre la democracia del país. Luchando para una elección directa para el Presidente de la República. Eramos cuatro jugadores de fútbol en el estrado, del mismo equipo y del mismo proceso, la Democracia Corintiana… Fue el punto máximo, y el inicio del fin
Asimismo Sócrates años después recordaba como se comprometieron no sólo con la campaña de las Diretas Já, sino también con las cuestiones estaduales, como por ejemplo el apoyo a la primera candidatura a gobernador de Lula. De todos modos la Democracia Corintiana ya no era vista como un fenómeno simpático por todos los medios. Algunos comenzaron a criticar abiertamente a los jugadores, diciendo que se ocupaban de cosas que no eran de su incumbencia. Los trataban de poco profesionales y poco menos que de vendedores de espejitos de colores.

El 16 de abril de 1984 más de un millón de personas marcharon por las calles paulistas en apoyo a las Diretas. Sócrates fue uno de ellos, y volvió a advertir “Si el Congreso Nacional no aprueba la enmienda de las elecciones directas, me voy del país“. El 25 de abril la propuesta Dante de Oliveira perdió en el Congreso. En realidad ganó por amplio margen, pero no llegó a la mayoría necesaria para enmendar la Constitución. Las elecciones presidenciales de la vuelta a la democracia brasileña serían indirectas. Sócrates cumplió su promesa y al poco tiempo, y después de 297 partidos con 172 goles con la camiseta blanca, se fue a jugar a Italia, a la Fiorentina. También se fue, en medio de cierto escándalo, Casagrande, a préstamo a Sao Paulo. Zenon y Wladimir siguieron un tiempo más, pero en 1985 ambos dejaron al Timao.

También dejó el club en 1985 el presidente de los años de la DC, Waldemar Pires, que no quiso presentarse a una reelección ni forzar los estatutos para perpetuarse en el poder. El candidato oficialista era Adilson Monteiro Alves, pero algo ya se había roto. El sociólogo revolucionario se había aburguesado, ya no consultaba a los jugadores, y hacía y deshacía a su antojo. El oficialismo estaba quebrado y Vicente Matheus, zorro viejo, aprovecharía la volada. Sabedor de que no sería bien recibida su candidatura apoyó a un candidato que no le haría sombra ni le discutiría, Roberto Pasqua, que apañado por ciertos artilugios del estatuto ganó las elecciones vetando la participación de varios consejeros que adherían a Monteiro Alves. Dos años más tarde Vicente Matheus volvería a ser presidente del Sport Club Corinthians Paulista. En 1991 lo reemplazaría en el cargo su esposa, Marlene.

El fin

Es imposible establecer una única causa como la que per sé habría terminado con la Democracia Corintiana. Varias cosas influyeron. La derrota de las Diretas Já. La oposición de ciertos medios de prensa y de gran parte del mundo del fútbol. La marcha de Sócrates al Calcio italiano. La ida de Casagrande a Sao Paulo tras pelearse con el entrenador (Jorge Vieira) por declarar que él entendía que no era el adecuado para entrenar al Timao y ser suspendido por 40 días. Las ambiciones personales de Adilson Monteiro Alves que de a poco fue sacando los pies del plato. El cansancio y el legalismo extremo de Waldemar Pires que al rehusar ser reelecto (los mandatos eran de dos años) dejó descabezado el proyecto. Y la adquisición de jugadores que desde adentro del vestuario, con o sin segundas intenciones boicotearon el proceso.

Tal vez el más trascendente de ellos haya sido Leão (Emerson Leão), histórico arquero del Scratch, que ya tenía casi 700 partidos en el fútbol brasileño, y gran amigo de la gente de Lanús (?). Leao siempre fue (y sigue siendo) un tipo extremadamente individualista. También era un muy buen arquero. Nunca quedó claro si los jugadores aprobaron o no su incorporación, pero lo que parece ser cierto es que no hubo gran oposición a su arribo. Desde el primer minuto en que estuvo en el club del Parque San Jorge Leao se opuso absolutamente a todo, incluso a votar. No decía que no, se abstenía, ya que consideraba que como futbolista no tenía por qué preocuparse por votar. Que a él le pagaban por atajar. Al mismo tiempo comenzó a llenarle la cabeza a otros jugadores, diciéndoles que eran poco menos que carne de cañón de los antojos de 4 o 5 jugadores. Fue ganando adeptos en el vestuario. No estuvo mucho tiempo el Timao, pero su obra fue contundente.

La Democracia Corintiana duró poco más de dos años en total, aunque mucho de sus integrantes más importantes insisten en que fueron menos en realidad, que se terminó con la llegada de Leao, tanto por sus actitudes, como por lo que representaba su arribo.

A nivel futbolístico Corinthians ganó 2 torneos paulistas, en épocas en que los estaduales eran considerados de la misma importancia (e incluso más para algunos) que el Brasileirao. La experiencia dejó además un superavit económico inédito en un club acostumbrado a vivir endeudado para ser salvado por el bolsillo de presidentes que después cobraban carísimos esos favores. Varios de sus jugadores vivieron sus mejores momentos en esos años. Sócrates fue elegido mejor jugador sudamericano en 1983.

No fue sin embargo el fútbol el mayor legado de ese plantel, sino la experiencia novedosa de un equipo de fútbol gestionándose por sí mismo, involucrándose en la vida institucional de su club, y participando en las cuestiones políticas fundamentales del país. El fenómeno dejó lugar al mito, y este se retroalimenta románticamente cada vez que aparece un jeque o un multimillonario con muchos billetes pero poco fútbol a comprar un club como si de un auto se tratase. Y todo eso en medio de una dictadura militar, que a base de represión y censura no dejaba lugar para la imaginación.

Sócrates se fue a Fiorentina, no le fue bien, volvió a Brasil y jugó en Flamengo y Santos antes de volver al equipo de sus inicios, el Botafogo paulista, el de Ribeirao Preto. En 2004, a los 50 años jugó un par de partidos para el Garforth Town, un equipo de un barrio de mineros que milita en la 8ª categoría del fútbol inglés. Estuvo en México 86 donde se destacó pero sin brillar tanto como en aquel Mundial de España 82 que disputó en plena Democracia Corintiana. Casagrande volvió a Corinthians luego de un año a préstamo en Sao Paulo, se fue al Porto de Portugal, pasó por Italia (Ascoli y Torino), volvió a su país para jugar en Flamengo, retornó a Corinthians, y se retiró a los 33 años tras jugar sus últimas temporadas en los humildes Lousano Paulista y Sao Francisco.

Wladimir batió varios records antes de irse del Corinthians en 1985. Pasó por el Santo André y por el Ponte Preta. La primera vez que visitó Pacaembú con otra camiseta fue ovacionado durante varios minutos por la torcida corinthiana. En 1998 fue elegido por la Federación Paulista para el mejor equipo estadual de todos los tiempos. Zenon se fue al Atlético Mineiro en el que fue campeón estadual, pasó por Portuguesa y Guaraní, y se retiró en el ascenso bordenando los 40 años tras vestir las camisetas de Gremio Maringá y Sao Bento.

Adilson Monteiro Alves tras ser derrotado en las presidenciales del Corinthians se alejó del fútbol, se dedicó a la política y es considerado por sus antiguos camaradas de la DC como un traidor, o al menos como alguien que perdió el rumbo, para los menos duros. Waldemar Pires se dedicó a sus negocios personales, pero nunca se separó demasiado del Corinthians, al que siguió ligado como consultor honorario, cargo que sigue desempeñando con casi 90 años de edad. En los últimos tiempos fue criticado duramente por su oposición rayana al actual mandamás del Timao, Andrés Sánchez, entendiendo algunos que más que convicción era conveniencia. No fueron los únicos actores, obviamente, hubo otros jugadores, y otros dirigentes que tuvieron papeles importantes pero de menor relevancia.

¿Podría haberse dado un fenómeno como la Democracia Corintiana en otro club? La mayoría de los involucrados opina que sí, que lo imporante fue la coincidencia de varios personas en un mismo lugar, en un mismo tiempo y con un marco específico a nivel nacional. No coinciden Wladimir y Sócrates con esa postura. Sostienen que sólo en un club de la popularidad de Corinthians era posible que la experiencia adquiriese la trascendencia y la mística que adquirió.

Quizá la mejor definición -aunque incompleta- de la Democracia Corintiana la haya dado el propio Sócrates, recordando los inicios del movimiento:
“Había un sentimiento coincidente en algunos de nosotros. En mi caso, por ejemplo, siempre fui un commbatiente del statu quo del deporte, que creo es algo muy opresor y poco inteligente. Vos trabajas con arte allí (NdLR!: en el fútbol). No da para pretender limitar a las personas si vos estás buscando resultados positivos en relación a una actividad artística. Vos tenés que jugar con libertad, yo vivo buscando eso, algo que particularmente es fundamental para mi vida. Intentaron cercenar mi libertad. Todo en mi vida está dirigido a conseguir eso (la libertad), y allí (NdLR!: en Corinthians) encontré personas que pensaban de modo similar. No exactamente igual porque las formaciones eran distintas, como así también las expectativas de vida de cada uno. Existía un sentimiento compartido, y en ese sentido Wladimir era fundamental. Teníamos ya tres años de convivencia allí, el cincuenta por ciento de nosotros ya se conocía muy bien. Ya había una cierta conciencia colectiva, quizá no materializado para la mayoría, pero ese sentimiento ya existía. Teníamos eso

Hoy subieron este post a La Redó! y si bien ya hice algún que otro thread acá sobre la Democracia Corintiana creo que este es el mejor. Lejos. Leer a Don Pep (@don_pep en Twitter) siempre da gusto y en este tema, del cual conoce mucho, más todavía.

Sé que es ETERNO y ni dan ganas de ojearlo pero al que le guste la relación fútbol y política, además de la historia, es muy recomendable. La historia de uno de los equipos más revolucionarios del fútbol mundial. Lo recomiendo.

Democracia Corintiana. Todo el poder a los jugadores

Por Pep 202

En más de una ocasión desde LR!, al hablar de Sócrates o al hacer la etimología del Corinthians, por ejemplo, se ha tocado el tema de la Democracia Corintiana pero nunca se había hecho un post específicamente dedicado a esa utopía hecha realidad. Es tiempo entonces de levantar el pagaré con esta entrada.

Hay equipos de fútbol que quedan en la historia por los resultados conseguidos, por los títulos alcanzados. Hay otros que lo hacen por el “vuelo” de su juego. Unos pocos conjugan ambas circunstancias y son los que rompen el molde y ven su nombre tallado en mármol (?). Muchos menos son los casos de equipos que pasan a la leyenda, al menos de modo positivo, sin haber obtenido grandes logros desde lo deportivo.

La Democracia Corintiana (así, sin “h”) es quizá el símbolo máximo de este último grupo de equipos. Jugaba como los dioses, sí, ganó algunos torneos, también, pero no fue eso lo que convirtió al Timao de principios de los 80s en mito. El fenómeno nacido en el popular club paulista tuvo sus líderes, claro, pero nadie puede ser considerado EL padre de la criatura. La coincidencia de 5 o 6 personas, con distintas funciones, en un mismo club, al mismo tiempo, y con el marco de un país agobiado por una larga dictadura militar, fue la clave de una verdadera revolución que excedió lo meramente futbolístico.

Para entender el milagro en toda su extensión es necesario dar un contexto. La Democracia Corintiana no nació de una ocurrencia genial, ni de un capricho individual, ni se dio en una nación y un tiempo dado por casualidad. Un breve recorrido por la historia anterior de Brasil debería bastar para comprender un poco más las causas que posibilitaron la DC.

Marco histórico brasileño

1964. El 2 de abril tropas sublevadas del ejército brasileño derrocaron al presidente electo Joao Goulart, culminando así la asonada iniciada a fines de marzo. Goulart, apodado Jango, era miembro del Partido Trabalhista Brasileiro (PTB), al igual que Getulio Vargas. En elecciones en las que se votaba por separado al presidente y su vice, Jango consiguió acceder al puesto de subpresidente (?) en 1955, sacando más votos que el mandatario electo, Juscelino Kubitschek. En 1960 otra vez fue designado vicepresidente, pero tras la renuncia del primer mandatario, Janio Quadros, en agosto de 1961 asumió la primera magistratura. Goulart rápidamente se fue ganando enemigos al son de las políticas reformistas (tachadas de revolucionarias por las mentes conservadoras) que intentó imponer. Básicamente reforma agraria, reforma educativa, reforma fiscal, reforma urbana y reforma electoral. En este último ítem, por ejemplo, propugnó por el voto para analfabetos y militares de bajo rango, que no tenían ese derecho.

Corrido por izquierda y por derecha, siempre por militares, cabos, sargentos y soldados, por un lado, generales y coroneles, por el otro, Goulart se fue quedando solo. El 2 de abril fue depuesto y reemplazado por el presidente de la Cámara de Diputados, Pascoal Ranieri Mazzilli, en lo que claramente se trató de una burda copia de la titiritesca (?) asunción de José María Guido en Argentina luego del golpe de estado contraArturo Frondizi un par de años antes. Ranieri Mazzilli no duró más que un cachorro-quente (?) y fue rápidamente reemplazado por el primero de los cinco presidentes que tendría la dictadura militar que durante 19 años gobernaría Brasil, el mariscal Humberto de Alencar Castelo Branco.

La dictadura tuvo un comienzo sanguinario, pero a medida que el tiempo iba transcurriendo y que los militares iban sintiéndose más seguros en el poder la represión fue amainando algo. Un poco por esa calma sepulcral, y otro tanto por cierto renacimiento de la economía financiera, los brasileños fueron acostumbrándose, y en muchos casos compartiendo, las directivas de los jerarcas con jinetas. No obstante, hacia fines de la década del 70 se evidenciaban ciertas fisuras entre los uniformados, y distintos grupos comenzaron a luchar de a poco, y dentro de un acotado marco, por la vuelta a la democracia.

A diferencia de otras dictaduras latinoamericanas, los generales brasileños disfrazaron al sistema con trajes de pseudo-democracia. Se estableció con el tiempo un sistema bipartidista, y cada tanto había elecciones. Sin embargo, los mandatarios no eran elegidos por los votantes de modo directo, sino que tales designaciones caían en manos de un Colegio Electoral, que en realidad era el Congreso Nacional, al que era muy difícil acceder con un discurso contrario al regimen. De hecho, en alguna oportunidad el Congreso fue directamente clausurado por el presidente de turno, y reabierto solamente para que sirviese como Colegio Electoral.

En 1979 asumió la presidencia de la Nación el que sería el último presidente militar del Brasil. João Baptista de Oliveira Figueiredo. Si bien Figueiredo comenzó a hablar de elecciones en las que pudiese decidir –y candidatearse- la población civil, y algunas de las más duras medidas de los años anteriores fueron dejadas de lado, lo cierto es que no había más que un estrecho margen para el disenso. No eran los años más complicados del regimen, pero tampoco eran los más sencillos para activar políticamente.

Corinthians en esos años. Los protagonistas de la Democracia Corintiana

Popular desde siempre, el Timao pasaba a fines de la década del 70 una etapa compleja, vecina de lo vergonzoso (?). Si bien había sido campeón paulista en 1977 y 1979 esos dos logros habían sido, junto con el Torneo Rio-Sao Paulo de 1966, los únicos que había obtenido el Time do Povo en largos 25 años. En 1980 no figuró en ninguno de los torneos, ni en el estadual ni en el nacional, y en 1981 tocó fondo. A la Taça de Ouro, lo que sería actualmente la Serie A del Brasileirao clasificaban los 6 mejores equipos paulistas. Corinthians no consiguió siquiera ser uno de esos, por lo que en 1982 debió disputar la Taça de Prata, antecesora de la actual Serie B.
Desde 1948 hasta ese 1981 4 presidentes había tenido Corinthians. Salvo Miguel Martínez, que había estado entre 1971 y 1972, el resto había gobernado al club durante al menos 10 años. El último de esa dinastía eraVicente Matheus. En 1981 el mandato de Matheus terminaba, y además la mala actuación del equipo no ayudaba para una eventual reforma estatutaria que le permitiera ser reelecto una vez más. Su plan para seguir en el gobierno era nombrar un presidente marioneta y gobernar desde el cargo de vice. El elegido para hacer de Chirolita (?) fue Waldemar Pires, aunque la jugada le salió mal al gallego (?) Matheus –nacido en Zamora, España-. En las primeras reuniones de comisión directiva tras la elección de Pires, el nuevo vice no tuvo mejor idea que boludearlo un poco al Tío Waldemar. Pavadas, cosas menores, como decirle “Vos andá y serví café que yo resuelvo esto”, ningunearlo ante la prensa, o sentarse él en el lugar del presidente. Fruslerías (?).

Obviamente a Waldi (?) muy bien no le cayó y harto comenzó a ejercer el poder por sí mismo dándole cada vez menos espacio a Matheus, que terminó renunciando y armándole la oposición. Y además dejó de servirle café, claro. Desde ese momento Pires no sólo dejó en claro que quien mandaba era él, y se había acabado la época de Matheus, sino que además se caracterizó por un manejo alejado de la autocracia. Con su antecesor todo debía pasar por sus manos, hasta un vale para comprar un sándwich. Si bien era él quien tenía la decisión final, todo era consultado con un grupo de dirigentes, a cargo de distintos departamentos del club, que podían expresar libremente sus pareceres. En Waldemar Pires estuvo entonces una de las patas –o de las cabezas, como se prefiera- de la Democracia Corintiana.
La otra parte relevante desde los estamentos dirigenciales fue representada por alguien nombrado por el propio Pires; Adilson Monteiro Alves, vicepresidente de deportes. Sociólogo, hincha del Timao pero sin ninguna ligazón previa con el fútbol, Monteiro Alves fue quien más cabida le dio a los futbolistas en todos los temas. El mismo manifestaba que sabía poco de fútbol, y los propios jugadores años después reconocieron que con una persona con más experiencia –y más mañas también- en el balompié hubiese sido complicado que surgiese la DC.

Como buen sociólogo acostumbrado a hablar al pedo (?) Monteiro Alves declaró que la base de su trabajo sería el diálogo, y, haciéndose cargo además de su falta de experiencia en el fútbol profesional, los jugadores serían sus interlocutores directos. Obviamente los futbolistas recibieron con agrado el llamado a la concordancia y el consenso. En Adilson Monteiro Alves estuvo otro de los responsables de la existencia de la DC.

El resto de la Democracia Corintiana fue pura exclusividad de los futbolistas, especialmente cuatro, Sócrates, Wladimir, Zenon y Casagrande, que retornó al club en ese 1982, en que nació el fenómeno corinthiano. No debe dejar de mencionarse a alguien que fue parte importante de la DC, aunque no fue uno de sus propulsores, Mario Travaglini, el entrenador nombrado por el presidente Pires a fines de 1981. Travaglini, que ya tenía una vasta experiencia como técnico, nomás asumir captó el ambiente y, avalado por los dirigentes, manifestó al plantel que él creía en el concepto de “libertad con responsabilidad”. Que no hacia falta ser autoritario para conducir un plantel, sino que era mucho más eficaz convencer a los jugadores mediante el diálogo que obligarlos a hacer (o no hacer) algo.

El menos conocido para el público no brasileño de los jugadores que integraban el ala más dura de la DC fueZenon (Zenon de Sousa Farias), un mediocampista que llegó a Corinthians tras jugar menos de un año en el fútbol saudí y que había sido una de las grandes figuras del Guaraní de Campinas que había dado el batacazo al consagrarse campeón del Brasileirao en 1978.

Walter Casagrande fue un jugador de mucho más renombre, e incluso llegó a ser mundialista en México 86. Tras hacer las inferiores en Corinthians, y luego de haber debutado en primera, con menos de 18 años se peleó con Matheus y con el entrenador de ese entonces, Oswaldo Brandao, y por cuestiones disciplinarias fue cedido a préstamo al Caldense, de Minas Gerais. A principio de 1982 volvió al Timao, y según sus propias palabras, no quería saber nada con quedarse. Fue el propio Adilson Monteiro Alves quien susurrándole dulzuras al oído lo convenció, diciéndole que las cosas habían cambiado, que el trato para con los jugadores era mucho más democrático y que firmara un contrato por sólo 3 meses, que si al cabo de ese plazo no estaba contento, él mismo le firmaba el pase libre.

Wladimir (Wladimir Rodrigues dos Santos) es uno de los máximos símbolos corinthianos de todos los tiempos. Lateral izquierdo, y practicante del candomblé, era uno de los jugadores más politizados del plantel. Sindicalista, de hecho llegó a ocupar un cargo de esa índole, había tenido muchos problemas con Vicente Matheus, que despectivamente lo trataba de negrito con ínfulas. No obstante, no era fácil limpiar a uno de los ídolos de la torcida corinthiana, que con los años llegó a ser el jugador que más veces vistió la camiseta blanca en competencias oficiales (con un total de 806 partidos) y que entre 1981 y 1983 jugó 161 partidos sin faltar siquiera a uno. Fue seguramente el mayor aliado de Sócrates dentro de la DC. Hace unos años fue elegido como el mejor lateral izquierdo de la historia del club.

De [b]Sócrates[/b] tal vez no sea necesario agregar demasiado. Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira ha sido uno de los mejores futbolistas brasileños de todos los tiempos, y eso por sí sólo habla de su jerarquía dentro del campo de juego. O Doutor –ya que además de crack es médico- . Distinguido por FIFA como uno de los mejores 125 futbolistas de todos los tiempos, O Magrão integra también de modo indiscutible todos los “equipos de la historia” del Corinthians. Había llegado al Timao en 1978, procedente del humilde Botafogo de Ribeirao Preto, aceptando cobrar lo mismo que en su club anterior, apostando a la mayor trascendencia que le otorgaría a su carrera un club de la envergadura del Corinthians. Al igual que Casagrande y Wladimir se había peleado con Matheus. Tras pedir una renovación anticipada del contrato, habida cuenta su rendimiento, el presidente no sólo se la negó, sino que además dejó de pagarle los premios. Sócrates entonces decidió rechazar los pagos salariales que le hacían. El club depositaba en juicio y él devolvía todo en el expediente. Más de un año duró la renegociación del contrato, y durante dos meses Sócrates entrenaba todos los días, pero no jugaba. Finalmente se arregló y el futbolista explicó que no eran muchos los derechos que tenía, pero que pensaba ejercerlos. Reducir a tipos como Sócrates sólo a los títulos que no ganó es perderse parte de lo más mágico que tiene el fútbol.

La Democracia Corintiana en sí. La utopía hecha realidad

Esa conjunción de dirigentes y jugadores dispuestos a intentar algo distinto en un mundo tan conservador como el del fútbol, más el apoyo de un entrenador que veía con buenos ojos la movida, fue la que motivó que ese Corinthians 82/83 pasara a la historia.

Los futbolistas, liderados por Sócrates, Zenon, Wladimir y Casagrande comenzaron a interesarse cada vez más en la vida del club. Los directivos, sin abandonar sus obligaciones empezaron a prestar atención no sólo a los reclamos de los deportistas, sino también a sus propuestas. Al principio hubo cierta resistencia en algunos integrantes del plantel, que no veían como la democratización del club y el cambio de los paradigmas eternos en el fútbol podrían redundar en un bien tangible para ellos.
Sin embargo con la fuerza de un aluvión el movimiento fue creciendo. Los jugadores, directivos y cuerpo técnico explicaron claramente las ventajas del sistema que se quería instaurar, y que nadie sería obligado a nada. Todo pasó a ser discutido, todo pasó a ser votado. Cada miembro del plantel tenía un voto, desde el capitán hasta el último de los suplentes. Pero no sólo los futbolistas podían votar, también podían hacer los integrantes del cuerpo técnico, los utileros y los choferes. Además, cualquiera podía proponer, no sólo era cuestión de decir sí o no a lo que pensara una elite iluminada. Los cuatro jugadores más representativos del plantel participaban de las reuniones de comisión directiva.

Todo pasó a ser materia de elección. Que se comía; si el micro que llevaba a la delegación paraba para descansar, ir al baño o comer algo; que día viajar para cada partido como visitante; si se concentraba o no, y en su caso dónde y desde cuándo, todo se votaba; en qué lugar se iban a hospedar. Qué futbolistas llegarían y quienes se irían. Los jugadores también discutían con el técnico sobre la táctica para cada partido, pero sólo lo hacían sobre el esquema y el juego en sí, nunca sobre quien debía jugar o no, potestad que seguía siendo privativa del entrenador.

Con el tiempo si bien siguieron debatiéndose esas cuestiones fue abriéndose la cuestión a temas más trascendentales. La concentración antes de los partidos fue una de ellas. La idea original era suprimirlas directamente, Sócrates incluso habló públicamente en contra de las mismas. Preguntado años después sobre la necesidad de las mismas O Doutor fue bastante (?) claro en su opinión, la misma que tenía en sus años de jugador:
Sólo sirve para masturbarse… En verdad sólo sirve para tener custodiado a un tipo. Yo siempre pensé lo contrario: ¿dónde comés mejor, en tu casa o en un hotel?. Y cuando estás preso, ¿con qué soñás?. Con la libertad. Si vos estás preso para jugar, sólo soñás con el fin del partido, no con el partido. Cuando no estás preso, el tesón está en el partido. Vos estás preso allí por 24, a veces 48 horas, y estás podrido, no querés saber nada con el partido, querés que termine para poder tomártelas. Gran parte del comportamiento en el fútbol tiene que ver con eso. Quedate preso todo el tiempo, y cuando salís hace todas las bestialidades en media hora… Querés tener a todas las mujeres, querés tomar todo aquello a lo que tenés derecho, y todo en media hora. Entonces, la concentración no sirve para nada, solamente para que los jugadores permanezcan, aniñados, empequeñecidos, continúen sin pensar
De todos modos, la concentración no fue abolida. Los jugadores decidieron que sería optativa. Algunos futbolistas preferían concentrar, porque podían estar más tranquilos, otros preferían hacerlo antes de determinados partidos.
Tal vez el punto máximo del autogobierno de los jugadores del Corinthians fue la designación de Zé María, ex compañero de ellos, como entrenador luego de la ida de Travaglini al Sao Paulo. Dicho así parece medio una gansada (?) pero es un hecho increíble, tanto para esa época, como para estos tiempos. ¡Los jugadores elegían al técnico!. El ciclo de Zé María no fue demasiado exitoso, y los futbolistas eligieron también a su reemplazante.

Pero quizá el objetivo (futbolístico) al que los jugadores aspiraban no haya sido ese –de hecho Sócrates minimizó la cuestión de la elección del DT, diciendo que tenía una importancia más simbólica que real-. El máximo norte que se pusieron los futbolistas fue la abolición del concepto de pase.
Wladimir lo explicó años después con estas palabras
Yo siempre estuve a favor de la extinción del pase. En aquella época discutíamos mucho eso. Sócrates se preocupaba mucho con los menos favorecidos, los jugadores que no tenían nombre, los que no tenían una trayectoria importante que los sustentara. Nada es más soberano que la libertad de ir y venir. Nosotros (los futbolistas) éramos los únicos trabajadores que no teníamos la libertad de ir y venir. Yo estaba insatisfecho en el club, los chicos me apoyaban. Un club me quería, otro club me quería, pero nada. Existía un pase, un vínculo, un grillete que sólo se quebraba con la buena voluntad de un dirigente. En nuestra época para quedar libre tenías que tener 10 años en el club y 32 años de edad
La iniciativa no prosperó en el momento, pero años más tarde se modificó la reglamentación atinente a los pases de los jugadores.
Muchos de los futbolistas comenzaron a participar también en la vida política del club. Algunos, fueron incluso candidatos al Concejo Deliberativo del Corinthians. Wladimir aceptó postularse cuando se enteró que Vicente Matheus iría por la oposición. Declaró, el jugador, que había que acabar con los preconceptos, que los jugadores no debían pensar sólo en lo que pasaba dentro de la cancha. No sólo algunos jugadores se metieron en la política interna de la institución, también lo hizo una de las “torcidas organizadas” más grande de Brasil, Gavioes da Fiel, un grupo que además de ser uno de los sectores de la hinchada corinthiana es una scola do samba con varios títulos en su haber.

El día de las elecciones había un partido en Río de Janeiro. Los jugadores más politizados querían estar en el club, hacer boca de urna, torcer algún voto, y viajar para llegar justo antes del comienzo del partido. Ganaron los otros, los amargos (?), que votaron por viajar el día anterior. 1 voto fue la diferencia, pero la mayoría había decidido, por más que del otro lado estuviesen Sócrates y compañía.

Hasta este momento el relato justifica por sí mismo el nacimiento y la vigencia de la leyenda, pero la Democracia Corinthiana fue más que una experiencia futbolística.

La DC y la política brasileña

Como ya se ha señalado, desde 1964 Brasil vivía bajo un régimen militar. A inicios de los años 80 comenzaba a hablarse de una salida a la democracia, pero aún estaba todo muy verde.

En 1983, el senador Teotônio Vilela, lanzó públicamente por el canal Bandeirantes la propuesta de “Diretas já”. Rápidamente por todo el país comenzaron a llevarse a cabo manifestaciones multitudinarias a favor de la moción. El plantel del Corinthians se sumó a la movida también en seguida, al igual que intelectuales, artistas, sindicalistas y políticos. Tras el lema se buscaba la vuelta de las elecciones directas, sin Colegio Electoral, es decir que se respetara sin restricciones la voluntad del pueblo.

La expresión “Democracia Corintiana” ya era corriente. La había acuñado uno de los mayores publicistas brasileños, Washington Olivetto, después de escuchársela mencionada al pasar al periodista Juca Kfouri. Olivetto se sumó al movimiento, como una especie de Durán Barba bueno (?) y aprovechando que desde principio de la década se permitían en las camisetas de los equipos brasileños las inscripciones, propuso –y se le aceptaron- dos leyendas para las del Corinthians, todo antes del lanzamiento del Diretas Já. Una rezaba “Democracia Corintiana”, la otra “Día 15 Vote”, en alusión a las elecciones para gobernador de San Pablo. Rápidamente los militares obligaron a quitar los mensajes, diciendo que la autorización era para sólo para publicidades, y en ningún caso para fines políticos.

Los jugadores de todos modos se las ingeniaron para apoyar la campaña de Diretas Já aún dentro del campo de juego. Comenzaron a salir con banderas con esa inscripción y Sócrates a usar una vincha que tenía esa leyenda. Años después, en el Mundial de México 86 FIFA sancionó al Doutor por usar vinchas que decían “PAZ” o “Reagan Asesino”.

El Timao había ganado el Paulista 1982 y también se llevaría el de 1983. En la final de ese torneo, ante Sao Paulo, los jugadores salieron al campo con un trapo que haría historia “Ganar o Perder, pero siempre con Democracia”. Ganaron.
Los futbolistas comenzaron a hacer campaña abiertamente por las Diretas Já. Sócrates comenzó a manifestar que si perdía la propuesta Dante de Oliveira –que propugnaba la reforma constitucional para permitir las elecciones directas- se iría del país. Los jugadores aparecían en actos, se juntaban con sindicalistas y artistas. Rita Lee salía al escenario con la camiseta del Corinthians. Un joven Lula aparecía en las fotos con los astros del futebol. También Adilson Monteiro Alves aparecía en los escenarios en los actos.

La campaña por las Directas fue el punto máximo del compromiso político de la Democracia Corintiana. Así lo entendió el propio Casagrande:
El ápice de la Democracia Corintiana fue estar en los estrados en las Diretas, discutiendo con un millón de personas en la Praça de Sé (NdLR!: uno de los puntos más importantes de San Pablo, km cero de las rutas provinciales) sobre la democracia del país. Luchando para una elección directa para el Presidente de la República. Eramos cuatro jugadores de fútbol en el estrado, del mismo equipo y del mismo proceso, la Democracia Corintiana… Fue el punto máximo, y el inicio del fin
Asimismo Sócrates años después recordaba como se comprometieron no sólo con la campaña de las Diretas Já, sino también con las cuestiones estaduales, como por ejemplo el apoyo a la primera candidatura a gobernador de Lula. De todos modos la Democracia Corintiana ya no era vista como un fenómeno simpático por todos los medios. Algunos comenzaron a criticar abiertamente a los jugadores, diciendo que se ocupaban de cosas que no eran de su incumbencia. Los trataban de poco profesionales y poco menos que de vendedores de espejitos de colores.

El 16 de abril de 1984 más de un millón de personas marcharon por las calles paulistas en apoyo a las Diretas. Sócrates fue uno de ellos, y volvió a advertir “Si el Congreso Nacional no aprueba la enmienda de las elecciones directas, me voy del país“. El 25 de abril la propuesta Dante de Oliveira perdió en el Congreso. En realidad ganó por amplio margen, pero no llegó a la mayoría necesaria para enmendar la Constitución. Las elecciones presidenciales de la vuelta a la democracia brasileña serían indirectas. Sócrates cumplió su promesa y al poco tiempo, y después de 297 partidos con 172 goles con la camiseta blanca, se fue a jugar a Italia, a la Fiorentina. También se fue, en medio de cierto escándalo, Casagrande, a préstamo a Sao Paulo. Zenon y Wladimir siguieron un tiempo más, pero en 1985 ambos dejaron al Timao.

También dejó el club en 1985 el presidente de los años de la DC, Waldemar Pires, que no quiso presentarse a una reelección ni forzar los estatutos para perpetuarse en el poder. El candidato oficialista era Adilson Monteiro Alves, pero algo ya se había roto. El sociólogo revolucionario se había aburguesado, ya no consultaba a los jugadores, y hacía y deshacía a su antojo. El oficialismo estaba quebrado y Vicente Matheus, zorro viejo, aprovecharía la volada. Sabedor de que no sería bien recibida su candidatura apoyó a un candidato que no le haría sombra ni le discutiría, Roberto Pasqua, que apañado por ciertos artilugios del estatuto ganó las elecciones vetando la participación de varios consejeros que adherían a Monteiro Alves. Dos años más tarde Vicente Matheus volvería a ser presidente del Sport Club Corinthians Paulista. En 1991 lo reemplazaría en el cargo su esposa, Marlene.

El fin

Es imposible establecer una única causa como la que per sé habría terminado con la Democracia Corintiana. Varias cosas influyeron. La derrota de las Diretas Já. La oposición de ciertos medios de prensa y de gran parte del mundo del fútbol. La marcha de Sócrates al Calcio italiano. La ida de Casagrande a Sao Paulo tras pelearse con el entrenador (Jorge Vieira) por declarar que él entendía que no era el adecuado para entrenar al Timao y ser suspendido por 40 días. Las ambiciones personales de Adilson Monteiro Alves que de a poco fue sacando los pies del plato. El cansancio y el legalismo extremo de Waldemar Pires que al rehusar ser reelecto (los mandatos eran de dos años) dejó descabezado el proyecto. Y la adquisición de jugadores que desde adentro del vestuario, con o sin segundas intenciones boicotearon el proceso.

Tal vez el más trascendente de ellos haya sido Leão (Emerson Leão), histórico arquero del Scratch, que ya tenía casi 700 partidos en el fútbol brasileño, y gran amigo de la gente de Lanús (?). Leao siempre fue (y sigue siendo) un tipo extremadamente individualista. También era un muy buen arquero. Nunca quedó claro si los jugadores aprobaron o no su incorporación, pero lo que parece ser cierto es que no hubo gran oposición a su arribo. Desde el primer minuto en que estuvo en el club del Parque San Jorge Leao se opuso absolutamente a todo, incluso a votar. No decía que no, se abstenía, ya que consideraba que como futbolista no tenía por qué preocuparse por votar. Que a él le pagaban por atajar. Al mismo tiempo comenzó a llenarle la cabeza a otros jugadores, diciéndoles que eran poco menos que carne de cañón de los antojos de 4 o 5 jugadores. Fue ganando adeptos en el vestuario. No estuvo mucho tiempo el Timao, pero su obra fue contundente.

La Democracia Corintiana duró poco más de dos años en total, aunque mucho de sus integrantes más importantes insisten en que fueron menos en realidad, que se terminó con la llegada de Leao, tanto por sus actitudes, como por lo que representaba su arribo.

A nivel futbolístico Corinthians ganó 2 torneos paulistas, en épocas en que los estaduales eran considerados de la misma importancia (e incluso más para algunos) que el Brasileirao. La experiencia dejó además un superavit económico inédito en un club acostumbrado a vivir endeudado para ser salvado por el bolsillo de presidentes que después cobraban carísimos esos favores. Varios de sus jugadores vivieron sus mejores momentos en esos años. Sócrates fue elegido mejor jugador sudamericano en 1983.

No fue sin embargo el fútbol el mayor legado de ese plantel, sino la experiencia novedosa de un equipo de fútbol gestionándose por sí mismo, involucrándose en la vida institucional de su club, y participando en las cuestiones políticas fundamentales del país. El fenómeno dejó lugar al mito, y este se retroalimenta románticamente cada vez que aparece un jeque o un multimillonario con muchos billetes pero poco fútbol a comprar un club como si de un auto se tratase. Y todo eso en medio de una dictadura militar, que a base de represión y censura no dejaba lugar para la imaginación.

Sócrates se fue a Fiorentina, no le fue bien, volvió a Brasil y jugó en Flamengo y Santos antes de volver al equipo de sus inicios, el Botafogo paulista, el de Ribeirao Preto. En 2004, a los 50 años jugó un par de partidos para el Garforth Town, un equipo de un barrio de mineros que milita en la 8ª categoría del fútbol inglés. Estuvo en México 86 donde se destacó pero sin brillar tanto como en aquel Mundial de España 82 que disputó en plena Democracia Corintiana. Casagrande volvió a Corinthians luego de un año a préstamo en Sao Paulo, se fue al Porto de Portugal, pasó por Italia (Ascoli y Torino), volvió a su país para jugar en Flamengo, retornó a Corinthians, y se retiró a los 33 años tras jugar sus últimas temporadas en los humildes Lousano Paulista y Sao Francisco.

Wladimir batió varios records antes de irse del Corinthians en 1985. Pasó por el Santo André y por el Ponte Preta. La primera vez que visitó Pacaembú con otra camiseta fue ovacionado durante varios minutos por la torcida corinthiana. En 1998 fue elegido por la Federación Paulista para el mejor equipo estadual de todos los tiempos. Zenon se fue al Atlético Mineiro en el que fue campeón estadual, pasó por Portuguesa y Guaraní, y se retiró en el ascenso bordenando los 40 años tras vestir las camisetas de Gremio Maringá y Sao Bento.

Adilson Monteiro Alves tras ser derrotado en las presidenciales del Corinthians se alejó del fútbol, se dedicó a la política y es considerado por sus antiguos camaradas de la DC como un traidor, o al menos como alguien que perdió el rumbo, para los menos duros. Waldemar Pires se dedicó a sus negocios personales, pero nunca se separó demasiado del Corinthians, al que siguió ligado como consultor honorario, cargo que sigue desempeñando con casi 90 años de edad. En los últimos tiempos fue criticado duramente por su oposición rayana al actual mandamás del Timao, Andrés Sánchez, entendiendo algunos que más que convicción era conveniencia. No fueron los únicos actores, obviamente, hubo otros jugadores, y otros dirigentes que tuvieron papeles importantes pero de menor relevancia.

¿Podría haberse dado un fenómeno como la Democracia Corintiana en otro club? La mayoría de los involucrados opina que sí, que lo imporante fue la coincidencia de varios personas en un mismo lugar, en un mismo tiempo y con un marco específico a nivel nacional. No coinciden Wladimir y Sócrates con esa postura. Sostienen que sólo en un club de la popularidad de Corinthians era posible que la experiencia adquiriese la trascendencia y la mística que adquirió.

Quizá la mejor definición -aunque incompleta- de la Democracia Corintiana la haya dado el propio Sócrates, recordando los inicios del movimiento:
“Había un sentimiento coincidente en algunos de nosotros. En mi caso, por ejemplo, siempre fui un commbatiente del statu quo del deporte, que creo es algo muy opresor y poco inteligente. Vos trabajas con arte allí (NdLR!: en el fútbol). No da para pretender limitar a las personas si vos estás buscando resultados positivos en relación a una actividad artística. Vos tenés que jugar con libertad, yo vivo buscando eso, algo que particularmente es fundamental para mi vida. Intentaron cercenar mi libertad. Todo en mi vida está dirigido a conseguir eso (la libertad), y allí (NdLR!: en Corinthians) encontré personas que pensaban de modo similar. No exactamente igual porque las formaciones eran distintas, como así también las expectativas de vida de cada uno. Existía un sentimiento compartido, y en ese sentido Wladimir era fundamental. Teníamos ya tres años de convivencia allí, el cincuenta por ciento de nosotros ya se conocía muy bien. Ya había una cierta conciencia colectiva, quizá no materializado para la mayoría, pero ese sentimiento ya existía. Teníamos eso

jajajajajajajja qué hdp… mirá el chorizo que posteás, 200 km tiene… te nogusteo por iluso, pero sabés que en el fondo te aprecio

Jajajaja que hdp

Brablo

corinthians

me duele nogustearlo porque yo sé que él lo postea en serio, pero jajajaja dejate de joder bablo

Democracia Riverplatense pos descenso.

Primera medida de los jugadores: poner a Almeyda de técnico.

jajajaja quien puede escribir eso, dejate de joder

Subforo de fútbol internacional. La historia de uno de los equipos más importantes del continente.

¿Querés que postee la receta para hacer un tiramisú? no seas tan pelotudo, Palu. Que venga de los otros mononeuronales, bue… Pero vos… No jodas

No lo lei, pero te digo lo que hubiera hecho yo. Para postear algo tan largo, ya que te gastaste en hacer el post, resumi mas o menos cual es la idea de lo que posteas y despues deja el link de donde lo sacaste por si a alguno le interesa. O resalta en negrita lo mas importante, la idea del post, sino nadie lo va a leer

Corinthians uno de los equipos más importantes del continente? Sin ninguna Libertadores? Sin estadio?

Contáte otro!

Es el equipo más popular de, supongo, la ciudad más grande de Sudamérica. El tema estadio es relativo… ¿Cuántos equipos en Brasil lo tienen y que no sea un potrero para 1500 personas? Empezando por los Cariocas… En el caso de los Paulistas es otra la historia pero no deja de ser una regla que en Brasil la mayoría de los estadios son de los municipios. Igual no me mueve un pelo Corinthians, sé que viven gallineando pero negar que es un grande de Brasil, y por lo tanto del continente, es demasiado.

No se donde habia leido que en Brasil la grandeza de los equipos se mide en cantidad de hinchas, es posta esto?

Puede ser… Flamengo y Corinthians son dos gigantes de Brasil por su gente más que nada. Uno tiene la hinchada más grande de Brasil y el otro la más grande de San Pablo y entre los 2 suman 1 Libertadores nada más. San Pablo es probablemente el equipo más copero de Brasil y es el 3er grande de San Pablo en cuanto a cantidad de hinchas. Si lo analizás desde ese punto de vista, puede que sea como decís vos. Al margen de la cantidad de hinchas o torneos ganados, historias como la del post o determinados jugadores también hacen a la grandeza de un club.

Los mas importantes de Brasil:

1- Santos
2- San Pablo
3- Cruzeiro
4- Flamengo
5- Corinthians
6- Fluminense

7- Gremio
8- Palmeiras

El orden puede variar un poco, pero esa es la realidad.

Pd: Increibles las series River vs. Corinthians y River vs. San Pablo. La mayoria con finales felices. Los River vs. Santos tambien son positivos para el millo. El verdugo…la contra cara, es River vs. Cruzeiro… de hijos nos tienen, nos ganaron una Libertadores, una Supercopa y una Recopa. Les tengo muchisimo odio.

Gracias! Coincido con el tema de la grandeza de un club, depende de muchos factores.

Santos tuvo al mejor equipo de la historia del fútbol brasilero probablemente, pero en hinchas está 4to cómodo dentro de los Paulistas. A San Pablo le pasa algo parecido… Cruzeiro fue considerado el mejor equipo del Siglo XX en Brasil. Merece podio. Para mi Palmeiras es más grande que Flu, es más, está en el top 5 en todo sentido y si no fuera por cantidad de gente, estaría encima de Corinthians también, lo supera en varias cosas.

Acá hay una nota sobre la resurrección de Vasco y Corinthians. Del paso reciente de la Serie B a ser los máximos protagonistas del Brasileirao en 2011. Como para tener un poquito de esperanzas…

Candidatos ao título, Corinthians e Vasco reencontram bonança após rebaixamento < Brasileiro < Placar

Conozco Brasil, conozco Sao Paulo, sé bien lo que es Corinthians. Lo único que tiene es una hinchada grande. Nada más que eso. Nunca existieron, ni siquiera pudieron ganar algo importante cuando Kia les armó ese terrible equipo que quedó afuera a manos nuestras en 2006. Palmeiras es muchísimo más grande, y tenía un potrerito lindo, mucho mejor que no tener nada como Corinthians que se la pasa dando vueltas entre Pacaembú y Morumbí. Hay que ver como queda la nueva cancha de Itaquera, que desconozco si es municipal o es del club.

Sao Paulo es un equipo mucho más joven que Corinthians y tiene muchísima gente, más títulos, definitivamente el más grande la ciudad, mal que me pese (tengo mucha simpatía por Palmeiras)

De todos modos no podés reducir a Corinthians a su gente y nada más. Son 26 Paulistas que ganó y el domingo se lleva el quinto Brasileirao. A nivel nacional tiene muchos títulos… Son pocos en relación a lo que tiene Palmeiras pero lo supera en el estadual.

Coincido en lo de San Pablo, si no fuera porque es el 3ro en gente sería indiscutiblemente el más grande. De todos modos el topic era para charlar sobre la nota. El Corinthians de esa época tuvo una participación en el campo político que no sé si la tuvo otro equipo en la historia del fútbol mundial, en un período más que sensible de la historia brasileña. Son pequeñas cosas que enaltecen a un equipo a lo largo de la historia.