A vos, que ni bien llegaste,levantaste el pulgar como primera señal tranquilizadora y a la vez revolucionaria, de aires nuevos, de esperanza, de compromiso, de espaldas anchas, de hacerte cargo de un incendio que podías haber apagado mucho tiempo antes si te hubiesen llamado.
A vos, que nos devolviste la ilusión. Y no sólo esa esperanza de volver a ser protagonistas, de sentir nuevamente ese hermoso perfume de pelear campeonatos y jugar copas internacionales, sino también las ganas de hablar del fútbol del equipo. De elevar la vara en las exigencias y los objetivos. De no conformarnos con migajas, pese a contar con un plantel lleno de baches, plagado de escasa jerarquía y rebalsado de debilidades mentales en la gran mayoría de los futbolistas para bancarse el peso de la camiseta.
A vos, que potenciaste tus virtudes para sacarle agua a las piedras, y que también te hiciste cargo de tus errores con autocrítica y asumiendo tus responsabilidades. Con un micrófono en mano siempre supiste y sabrás encontrar las palabras justas para ponernos en órbita, para sacarnos una sonrisa con una chicana, o para demostrar tu grandeza reconociendo tus fallas y las del equipo.
A vos, que pediste a Vangioni cuando nadie daba un peso y terminó siendo la figura ofensiva más importante del equipo. Que recuperaste al mejor Ledesma cuando hace 6 meses no podía levantar las piernas. Que no te tembló el pulso para apostar por Balanta en un momento delicado y con una defensa tan mala que no lo podía ayudar en su adaptación. Que por diversas circunstancias les diste oportunidades a todos para que demuestren y se ganen un lugar. Que siempre apostaste a jugar con un generador de juego aunque no te hayan traído a ningún enlace de calidad. Y que peleaste bien arriba con delanteros sin capacidad física o de resolución, con el mejor atacante y los mejores centrales lesionados, y con Ponzio y Mora (los otros dos que podían aportar algo de jerarquía), pasando por el peor semestre futbolístico y mental de sus vidas.
A vos, que con esa exigencia que te caracteriza, vas a luchar en el próximo mercado de pases para empezar a armar ese verdadero River que vos soñás. Porque sabés que el primer gran paso para llegar a eso está en manos de la escoba que vayas utilizar y del carácter que puedas imponer en el receso ante el autoritarismo dirigencial, de cara a poder conformar ese equipo que esté a la altura de los grandes desafíos.
A vos, que sos el indicado, te delegamos el desafío de que con una mano sigas sosteniendo ese pulgar arriba, y con la otra puedas ir recobrando de a poco todas esas páginas de buen juego y de títulos que hoy navegan en la perdición.
A vos, Ramón Angel Díaz, infinitas gracias por lograr que hayamos recobrado la capacidad de soñar y por ese océano de oxígeno que trajiste con tu presencia para combatir la asfixia insoportable que estábamos viviendo…