¿Qué es el fascismo? ¿Qué significa ser fascista?

Es que la aclaración sería pertinente si Macri hubiese hecho una proclama sobre los origines del fascismo. Pero Macri utilizó la palabra como se utiliza en la Argentina, es decir como un sinónimo de autoritarismo. O sea, no utiliza mal el término porque cumple su función: emitir un mensaje que sea entendido por el destinatario.
Y, hoy en día, el argentino relaciona la palabra facho con autoritario.

Lo otro es una discusión erudita, si querés, pero que no es relativa al tema en cuestión.

Ok. Tema cerrado para mí. Cada uno que le diga facho a lo que la sociedad le dice. End of story.-

No solo en nuestro país, sino tambièn en el resto de los paìses hispanoparlantes:

(Diccionario de la lengua española):

fascista.

1. adj. Perteneciente o relativo al fascismo.
2. adj. Partidario de esta doctrina o movimiento social. U. t. c. s.
3. adj. Excesivamente autoritario.

(RAE):

fascismo.
(Del it. fascismo).

1. m. Movimiento político y social de carácter totalitario que se desarrolló en Italia, en la primera mitad del siglo XX, liderado por Benito Mussolini, y que adoptó como símbolo las fasces romanas.
2. m. Doctrina de este partido italiano y de los movimientos políticos similares surgidos en otros países.
3. m. Actitud autoritaria y antidemocrática que socialmente se considera relacionada con esos movimientos.

es que eso nunca debiera estar bien, cambiar el significado original por uno calquiera que se le cante a la gente denota la ignorancia y la apatia de esta hacia dos generos tan importantes del ser humano como lo son la lengua y la historia.

Como bien indica el creador del thread, toda discusión política parece terminar cuando uno de los bandos lanza el mote de “Fascista” al otro bando. De ahí la importancia de saber, o de conocer cabalmente de que se habla cuando recordamos al Fascismo.

Ante todo unas palabras con respecto a los conceptos. Entiendo el espíritu de lo que dice Pablo cuando afirma; “El lenguaje es algo vivo, que está en constante cambio y movimiento”. Y no sólo eso, recordando a Nietzsche podemos decir que los concepto son “un campo de batalla”. Esto es; que se vá resiginificando todo el tiempo, y lo que ayer resultaba un insulto, con el paso del tiempo puede resultar motivo de orgullo o viceversa. No existe definición alguna, al menos en el campo de las Ciencias Sociales, que no esté exenta de una lucha para darle el significado que cada bando pretende darle. Ahora el mote de “fascista” es condenatorio, podríamos decir lo mismo si las potencias del Eje hubiesen triunfado?. No hace falta ser el Lucio para adivinar la respuesta…

Una vez dicho esto, tratemos el asunto del Fascismo. Intentar mechar las concepciones fundamentales de éste movimiento con otros diferentes (especialmente el Marxismo, y el Liberalismo), nos ayudará a comprender mejor de lo que hablamos.

Para el Marxismo la sociedad está dividida básicamente en clases antagónicas, mientras el liberalismo tomo como punto de partida al individuo, y no a la clase. El Fascismo se diferencia de ambos, acercándose a una visión religiosa, donde lo más importante es la Comunidad. Es decir, todos aquéllos con lazos históricos en común que se han organizado en un Estado determinado. Esto tiene serias implicancias.

Si vivimos en una Comunidad, está claro que el precepto Marxista de la lucha de clases queda fuera de discusión. Pero también es desechada la visión Liberal de cada uno se vale solo por si mismo. Para no dar tantas vueltas, en el Fascismo la indigencia es intolerable. Es decir, al tener una visión de una vida comunal entre semejantes, en el Fascismo se tolera la diferencia de dinero, pero quienes más tienen saben que el pobre es un miembro más de la Comunidad y por ello no tiene mayores inconvenientes en aportar dinero al Estado para que éste haga lo necesario para paliar los inconvenientes de los menos favorecidos. Advertirán que esta idea no está tan lejos de lo que se conoce como “Estado de Bienestar”, y nunca está de más recordar que Mssolini era socialista en sus años juveniles.

Porqué el Fascismo es de derecha?. A pesar de presentarse como anti-liberal, y anti marxista, el Fascismo no desafía ni se opone a una Comunidad organizada bajo el modo capitalista de producción. Por ésta razón es de derecha. Aún cuando busca atemperar las desigualdades que genera el sistema, jamás busca reemplazar al mismo, como el marxismo.

Si tenemos en cuenta las ideas de Comunidad, y e corregir los “males del sistema”, no resulta dificultoso entrever que subyace allí una idea de armonía. Repasemos; una Comunidad donde la Burguesía y la clase obrera cumplen sus funciones y en la que nadie quedará librado a la suerte de Dios, he aquí el ideario Fascista. Pero la cuestión sigue, y la idea original muta en objetivo y de ahí a necesidad.

Y si la armonía es necesaria, entonces lo que no se permitirá será el disenso, la discusión. Quien n entienda que la mejor forma de organizar una sociedad es el Fascismo, pues entonces que se vaya, o que sufra las consecuencias de ser un corruptor (del estado fascista). Para el Fascismo, las críticas o el disenso equivale a “politiquería”, maniobras inútiles que solo nos alejan del verdadero foco de la cuestión, una comunidad organizada.

Este es precisamente el aspecto que ha perdurado sobre el Fascismo, su inocultable intolerancia . Hoy en día calificar a alguien de “fascista”, es catalogarlo por sobre todas las cosas de intolerante. Que hoy sea utilizado como un adjetivo descalificativo se lo tiene bien ganado, aunque exista gente con argumentos para opinar lo contrario. Pero sabemos que la batalla por los conceptos es una constante….

Aca los mod. pecan de fachos muchas veces, pero por el sencillo modo de llevar el foro. Unos ponen las reglas, otros la hacen cumplir. Asi es el mundo lamentablemente.

8|
:question:

Fascismo = Kirchnerismo

Fascismo=Kirchnerismo=Macrismo=Pro=Men*mismo=Duhaldismo=Moralismo=Radicalismo=Peronismo…

…aca son todos garcas…

desde 1810 que empezo la joda, y nunca cambio…

Bajo este concepto, entonces:
Los K: Fachos
Chávez: Facho
Evo: Facho
Uribe: Facho
Casi todos los gobernantes latinoamericanos: Fachos
Más aún: Castro: Hiperfacho.

Hace rato que la discusión no es nueva…

[i]Esta reflexión sobre los usos de la palabra “fascista” fue publicada por Orwell el 24 de marzo de 1944 en su columna semanal del diario Tribune. Una selección de esas columnas, junto con sus recuerdos de la Guerra Civil, diarios de guerra, ensayos sobre la lengua inglesa y la unidad europea, entre otros temas, acaba de ser publicada por Fondo de Cultura Económica bajo el título Matar a un elefante y otros escritos.

[/i]¡Fascistas!

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                                                                            E-Mail de su amigo                                                                                            Su nombre                                                                                            Su E-Mail                                                                                                                                                                                                                                

Por George Orwell

De todas las preguntas sin respuesta de nuestro tiempo, tal vez la más importante sea ésta: “¿Qué es el fascismo?”.
Una de las organizaciones de estudios sociales que hay en los Estados Unidos recientemente formuló esta pregunta a cien personas distintas, y encontró respuestas que iban desde “democracia en estado puro” a “lo diabólico en estado puro”. En Inglaterra, si se pide a una persona corriente, con capacidad de pensar, que defina el fascismo, por lo común responde señalando a los regímenes alemán e italiano. Y ésta es una respuesta insatisfactoria, porque incluso los principales Estados fascistas difieren entre sí en gran medida, tanto por estructura como por ideología.
Por ejemplo, no es fácil que Alemania y Japón encajen en un mismo marco, y es aún más difícil en el caso de algunos de los pequeños Estados que se pueden definir como fascistas. Suele darse por sentado, en efecto, que el fascismo es inherentemente belicoso, que prospera en un ambiente de histeria bélica, que sólo puede resolver sus problemas económicos mediante preparativos de guerra o mediante conquistas en el extranjero. Pero éste no es el caso, claramente, ni de Portugal ni de las diversas dictaduras sudamericanas. Asimismo, se supone que el antisemitismo es uno de los rasgos distintivos del fascismo, pero algunos movimientos fascistas no son antisemitas. Algunas polémicas eruditas, cuyo eco se escucha en las revistas norteamericanas desde hace muchísimos años, no han servido para precisar si el fascismo es o no una forma de capitalismo. Sin embargo, cuando aplicamos el término “fascismo” a Alemania, a Japón, a la Italia de Mussolini, sabemos, a grandes rasgos, a qué nos referimos. Es en la política interior donde la palabra ha perdido el último vestigio de significado que pudiera tener. Si se examina la prensa, se descubre que no hay, prácticamente, ningún conjunto de ciudadanos –ningún partido político, desde luego, y tampoco ninguna organización, de la clase que sea– que no haya sido denunciado por fascista a lo largo de los últimos diez años.
Aquí no me refiero al uso verbal del término “fascista”. Me refiero tan sólo a lo que he visto publicado. He visto las palabras “de simpatías fascistas”, o “de tendencia fascista”, o “fascista” a las claras, aplicadas con toda seriedad a los siguientes grupos:
Conservadores: todos los conservadores están sujetos a la acusación de ser subjetivamente profascistas. El gobierno británico en India y en las colonias se tiene por algo idéntico al nazismo. Las organizaciones de lo que cabría llamar tipo patriótico o tradicional se tildan de criptofascistas o de “mentalidad fascistoide”. Ejemplos de ello: los Boy Scouts, la Policía Metropolitana, el MI5, la Legión Británica. Frase clave: “Los colegios privados son caldo de cultivo del fascismo”.
Socialistas: los defensores del capitalismo a la antigua usanza defienden que el socialismo y el fascismo son una y la misma cosa. Algunos periodistas católicos sostienen que los socialistas han sido los principales colaboracionistas en los países ocupados por los nazis. La misma acusación se vierte, desde otro ángulo, por parte del Partido Comunista, en especial, durante sus fases ultraizquierdistas. Entre 1930 y 1935, el Daily Worker habitualmente se refería al Partido Laborista llamándolo Fascistas Laboristas. De ello se hacen eco otros extremistas de izquierda, como los anarquistas. Algunos nacionalistas indios consideran que los sindicatos británicos son organizaciones fascistas.
Comunistas: una escuela de pensamiento considerable se niega a reconocer que haya ninguna diferencia entre los regímenes nazi y soviético, y sostiene que todos los fascistas y todos los comunistas apuntan aproximadamente a lo mismo, y que incluso son, en cierta medida, las mismas personas. En el Times (antes de la guerra), más de un cabecilla se ha referido a la URSS como “país fascista”. Asimismo, desde otro ángulo también se hacen eco de esto los anarquistas y los trotskistas.
Trotskistas: los comunistas achacan a los trotskistas, esto es, a la propia organización de Trotsky, el ser un grupo de criptofascistas pagados por los nazis. Es algo que la izquierda, casi en bloque, creyó a pie juntillas durante el período del Frente Popular. En sus fases ultraderechistas, los comunistas tienden a aplicar esa misma acusación a todas las facciones que se hallen a la izquierda de ellos mismos.
Católicos: fuera de sus propias filas, a la Iglesia Católica se la tiene universalmente por organización protofascista, tanto objetiva como subjetivamente.
Antibelicistas: los pacifistas y otros grupos contrarios a la guerra son a menudo acusados de ponerle al Eje las cosas mucho más fáciles, e, incluso, se les adjudican sentimientos profascistas.
Partidarios de la guerra: los que se resisten a la guerra suelen fundamentar sus alegatos en que las aspiraciones del imperialismo británico son aun peores que las del nazismo, y tienden a tachar de “fascista” a todo el que sueñe con una victoria militar. Además, toda la izquierda tiende a equiparar militarismo con fascismo. Los soldados de a pie con cierta conciencia política casi siempre se refieren a sus superiores tachándolos de “fascistoides” o “fascistas por naturaleza”. Las academias, los escupitajos, el betún, el saludo a los oficiales son conductas consideradas propensas al fascismo. Antes de la guerra, sumarse a los territoriales era tenido como muestra de tendencias fascistas. El reclutamiento obligatorio y el ejército profesional son denunciados como fenómenos parafascistas.
Nacionalistas: el nacionalismo se considera de manera universal como algo inherentemente fascista, aunque esto sólo se aplica a movimientos nacionales que el orador desapruebe. El nacionalismo árabe, polaco, finlandés; el Partido del Congreso de la India, la Liga Musulmana, el sionismo y el IRA han sido descritos como movimientos fascistas, aunque no siempre por parte de ellos mismos.
Tal como se emplea, bien se ve que la palabra “fascismo” carece casi por completo de significado. En la conversación, claro está, se emplea con mayores desatinos que en letra impresa. La he oído aplicada a los agricultores, a los tenderos, al Crédito Social, al castigo físico, a la caza del zorro, a los toros, al Comité de 1922, al Comité de 1941, a Kipling, a Gandhi, a Chiang Kai-chek, a la homosexualidad, a los programas radiofónicos de Priestley, a los albergues de juventud, a la astrología, a las mujeres, a los perros y no sé a cuántas cosas más.
En todo este lío considerable subyace una suerte de significado oculto. Para empezar, está bien claro que hay diferencias grandes, algunas muy fáciles de señalar, aunque no tanto de explicar, entre los regímenes llamados fascistas y los democráticos. En segundo lugar, si “fascista” significa “en sintonía con Hitler”, algunas de las acusaciones que he enumerado antes tienen, naturalmente, mucha más justificación que otras. En tercer lugar, incluso aquellos que emplean como arma arrojadiza la palabra “fascista” sin ningún reparo, le dan un cierto sentido emocional. Al decir “fascismo” se refieren, grosso modo, a algo cruel, carente de escrúpulos, arrogante, oscurantista, antiliberal y contrario a la clase obrera.
Pero es que el fascismo también es un sistema político y económico. Así las cosas, ¿cómo es que no disponemos de una definición clara y ampliamente aceptada? Por desgracia, no la tendremos, o al menos, no de momento. Aclarar el porqué sería demasiado largo; esencialmente, se debe a que es imposible definir el fascismo satisfactoriamente sin reconocer cosas que ni los propios fascistas, ni los conservadores, ni los socialistas de ninguna adscripción están dispuestos a reconocer. Todo lo que se puede hacer es emplear la palabra con una cierta circunspección y no, como se suele hacer, rebajarla a nivel del insulto o de la palabra malsonante.