“El fútbol no quiere paz”
La ONG del proyecto No más Violencia se baja del fútbol. “Me voy decepcionada por la AFA, el Estado, la Policía y la mayoría de los barras”, dice Fabiana Rubeo.
No habrá más banderas con la V tachada ni reuniones entre los jefes de todas las barras. La ONG Nuevo Horizonte para el Mundo baja su polémico plan de reconversión de ultras en “líderes positivos de la hinchada”. A tres años de haberlo puesto en marcha, la violencia no cesó y Fabiana Rubeo, gestora de la iniciativa, dice que larga todo decepcionada con la Policía, los dirigentes y la mayoría de los barras. "Hice un esquema de seguridad nuevo, con traslados controlados, la figura de guías acomodadores para que los barras se sientan útiles y nadie nos apoyó. Si no hubo más violencia, en buena parte fue por nuestro trabajo. Pero me vivieron boicoteando, así que se acabó. Scioli me iba a designar titular del Coprosede, pero la AFA me bajó. La Policía siempre puso resistencia. Todos dicen que la violencia es un negocio y quizá, si el plan funcionaba, a algunos se les terminaba. Bueno, ahora se pueden quedar tranquilos porque yo me voy", dice Rubeo.
–Está quien piensa que te vas porque no pudiste agarrar vos el negocio.
–Me enferma que digan eso. Miren mis registros bancarios y verán que estoy en problemas. No gané una moneda, al contrario.
–Quizá no ganaste porque no lograste llegar a tu objetivo.
–Con lo que invertí, ponía cualquier negocio y ganaba en serio. Hice esto para cambiar algo, para vivir en un mundo mejor. Pero el fútbol no quiere paz. Entonces salgo y lo hago en otro lado, pondré hogares escuelas para sacar chicos de la calle.
–¿Te boicotearon?
–Obvio. Presentamos un plan para que vuelva el visitante en el Ascenso y nunca lo trataron. Cuando juntamos a los referentes de todas las hinchadas, nos metieron una cámara oculta y les dijeron a los barras que habíamos sido nosotros mismos para vender la nota. Eso sembró desconfianza. Y entre la presión política y el ataque de los medios, dejamos de recibir aportes de quienes nos apoyaban. Así, los premios que la ONG les daba a los hinchas que se portaban bien, como cotillón, micros y entradas, empezaron a menguar. Y ahí decreció el compromiso de ellos.
–Qué decepción debe ser aceptar que cuando no hay guita, a los barras no les interesa la paz.
–No sé si es tan crudo, pero al final son humanos. A ver si a Cristina la votan si no reparte planes sociales. A los barras les podés hablar del reconocimiento social, del cambio moral, pero al final lo que los mueve es la plata. Y eso lo crearon los dirigentes. Yo quería darles incentivos a cambio de compromiso. Pero en Primera División, los clubes les dan plata a cambio de nada. Es muy difícil competir contra eso.
–Entonces no hay solución para la violencia.
–Mientras el Estado no intervenga, no. Debe ser un negocio grande para que a todos les convenga que siga así. A mí me miraban como un enemigo porque junté a los barras. A algunos les dijeron que si nos apoyaban, les iban a armar causas. A otros… yo no digo que los compraron, pero algunos que trabajaban con nosotros y se abrieron, progresaron económicamente. Entonces pasamos de tener mucho compromiso con las barras a una actualidad en la que salvo Tigre, Central e Independiente, el resto nos dio la espalda. Entonces, así no hay futuro. Ojalá me equivoque en el pronóstico, pero en el fútbol, salvo una ínfima parte, nadie quiere que haya paz.