“Esta me la como yo, pero fíjense cómo salen”
El Cholo les bajó un duro mensaje a los jugadores y los intimó a ganar el Clausura en un día de reuniones y un club alterado después de la eliminación de la Copa.
Esta me la como yo. Me hago cargo y quedo como el primer cagón de lo que pasó porque soy el técnico. Pero a partir de ahora no puedo dejar pasar más algo así. Hay una sola cosa positiva: la situación en el campeonato. Estamos primeros y ahora hay que ganarlo como sea". Mirando a sus hombres, los que jugaron el jueves y los que estuvieron afuera también, Diego Simeone se descargó como sólo lo había hecho luego de su primera patinada en la Libertadores, aquella derrota ante San Martín de Porres en el debut. Tan caliente como cualquiera de los hinchas que aún no logran entender lo que pasó en el Monumental, el Cholo dejó un mensaje fuerte, buscando una reacción, y en el final de esa charla de cinco minutos le pasó la responsabilidad al plantel. “Ahora hablen entre ustedes y fíjense cómo salen de esto”, remató el técnico, lo que provocó que los futbolistas se quedaran charlando un rato más y allí se juramentaran “hacer lo imposible en las seis finales que nos quedan en el Clausura para ser campeones”.
La derrota ante San Lorenzo (de nada sirve decir que empataron) reeditó imágenes que se habían transformado en habituales durante el 2007, cuando el River de Passarella acumuló papelones y halls en continuado. Con los mismos protagonistas, excepto el cuerpo técnico, se reavivaron los malestares, las broncas, las vergüenzas, la realidad de encontrarse otra vez afuera de la Copa con el agregado de haber sido testigos y protagonistas de una de las mayores humillaciones en los 107 años de vida del club.
Así, el primer chispazo se produjo en el vestuario local minutos después del final del partido entre jugadores y dirigentes. Abreu, Ahumada y Carrizo quisieron salir a contestarles a los hinchas que los insultaban y un grupo de directivos los frenaron. “Siempre nos dejaron solos y ahora vienen al vestuario”, atacaron con calentura los futbolistas y enseguida reaccionaron los hombres cercanos a Aguilar. La discusión no pasó a mayores, pero desnudó la bronca de los dirigentes que --al igual que los hinchas-- siguen despotricando contra el plantel, al que acusan de “perdedor”, por citar el adjetivo más leve que utilizaron.
La dura noche del jueves se prolongó en la concentración, donde hubo una silenciosa cena mientras afuera se escuchaban los gritos de los hinchas que protestaban en el hall y una rápida ida a las habitaciones, adonde a varios les costó dormirse. La mañana de ayer encontró al plantel y al cuerpo técnico reunidos en el medio del campo de juego. Luego, Simeone charló un rato a solas con Abreu, el único que al final del entrenamiento a puertas cerradas en el Monumental dio la cara y enfrentó los micrófonos.
El uruguayo dijo que los jugadores eran los responsables. Las mismas palabras había usado el Cholo al final del partido para hacerse cargo él. Y Aguilar, en radio Del Plata, también asumió las culpas. Aunque todos tienen razón, sus palabras sonaron vacías, de compromiso, políticamente correctas, pero sin una autocrítica profunda. El DT otra vez optó por no dar explicaciones (de sus cambios, o de los que no hizo, entre otras cosas), los futbolistas --salvo Abreu-- callaron sus sensaciones (¿están unidos?, ¿tienen un líder?, ¿todos sienten el mismo compromiso?) y la conducción quedó apuntada nuevamente por acumulación de fracasos y por ser parte responsable de la confección de los planteles (tanto por cumplir los pedidos de los técnicos como por vender periódicamente a las figuras para intentar cerrar los balances).
Quien sí escuchó algunas explicaciones de boca de Simeone fue el presidente Aguilar. A las 12.34, el entrenador subió a la oficina del mandamás acompañado por Nelson Vivas. “Hubo 15 minutos de desconcentración que en este caso implica falta de inteligencia”, fue la opinión pública que dio el presidente, que puertas adentro, durante 50 minutos, le mostró su descontento al Cholo por lo que hizo el equipo en los últimos tres partidos (los dos ante San Lorenzo y el superclásico) y le pidió un poco de tranquilidad para revertir la eliminación e intentar mostrar una mejor versión en el Clausura.
La historia suena repetida. Una derrota de las que dejan heridas que arden, un técnico que sólo dice ser el responsable (igual a lo que hizo Passarella el 20/5/07, cuando el Estudiantes de Simeone ganó sobre la hora en Núñez), dirigentes enojados y señalados a la vez, y un plantel abatido. Las famosas patas de la mesa volvieron a desequilibrarse, todo se derrumbó y florecieron nuevamente las miserias. Habrá que ver si en 45 días logran emparejarse para festejar un título que, si se da, tendrá gusto a premio consuelo.
Fuente Bosterole